Se muestran los artículos pertenecientes a Marzo de 2012.
Ya tocaba un post escrito, sobre todo, por los chicos y chicas del aula. Como ya había hecho otros años, les leí el libro de Samuel Alonso “El grito de la grulla”. Dispusimos en la biblioteca escolar de una maleta con cuarenta libros relacionados directa o indirectamente con la paz y la guerra, con las relaciones y los conflictos… Uno de los títulos que guardaba la maleta era este libro, cuya historia se sitúa a finales de la Segunda Guerra Mundial, con el enfrentamiento entre Japón y los Estados Unidos, en la zona del Pacífico.
La lectura en voz alta, además de fomentar la atención, ofrece a todos los chicos y chicas de la clase la posibilidad de participar en un debate, en una ronda de opiniones, en un pequeño foro de reflexión, sobre el libro, una vez leído. Y eso fue lo que hicimos. Luego, expresaron por escrito algunas sensaciones que tuvieron o vivieron durante la lectura y cada cual intentó explicarlo a su manera. Les ofrecí el título y ese fue uno de los textos que escriben cada fin de semana. Un poco más tarde de lo habitual, pero aquí están algunos de esos escritos.
SENTIMIENTOS PERSONALES TRAS ESCUCHAS LA LECTURA DE “EL GRITO DE LA GRULLA”
1. El grito de la grulla nos cuenta una historia que pasa en Nagasaki (Japón), durante la segunda guerra mundial.
En el colegio les enseñan a hacer grullas de papel, porque en Japón dicen que una grulla te alarga la vida. Noriaki es un amigo de Junichiro (el protagonista). El padre de Junichiro va a la guerra y, además, es un kamikace. El padre de Junichiro muere en la guerra.
Un día estalla una bomba atómica, Junichiro se despierta en el hospital, herido, donde hay cientos de grullas de papel en el techo.
Me ha gustado el libro. Que lean en voz alta un libro me gusta mucho. El libro me ha producido tristeza, porque no me gustan las guerras, no las entiendo y nos sé qué haría si ahora tuviéramos una guerra aquí.
Me han gustado las grullas de papel, y lo que significan. También me han gustado las leyendas. (Ana Begué Ibarz)
2. El libro “El grito de la grulla” es un libro bastante interesante y con muchos sentimientos. Te aporta muchas cosas y también te las hace sentir. Creo, que estos son los libros mas apreciados por la gente, porque no es lo mismo un libro que no te aporta nada, que uno que te diga muchas cosas.
A mí, por ejemplo, me ha enseñado unas cuantas cosas. Yo siento los sentimientos enseguida; por eso este libro me ha aportado sentimientos de tristeza, cuando matan al padre de Junichiro..., de emoción, por ejemplo, cuando se separan los dos amigos… Cuando matan a su padre me pongo en en su lugar y pienso qué haría yo. Pero sobre todo me hace pensar en que toda la historia ha pasado y está pasando ahora también, y hay muchos niños que no tienen padres, y que han sido afectados por las bombas…
También me han gustado las leyendas. Es muy bonita la leyenda de “El cogote rojo de la grulla”. Nunca había leído una historia así, porque es difícil encontrarla. Tampoco es un libro muy corto, sino normalito; aunque si fuera largo, igual merecería la pena leerlo. (Alba Doya Riera)
3. “El grito de la grulla” es uno de los libros que había en la maleta de la paz. Es un libro triste, pero a mí me ha gustado. Es una historia real (bueno, con los libros, nunca se sabe) y yo pienso, ¿cómo habría reaccionado yo, en esa situación? Y me contesto, a mi misma, yo no hubiera vivido, ni siquiera hubiera luchado. El libro se va mezclando. Entran leyendas. Es un libro diferente a los demás. Las leyendas, aunque se vayan del cuento, tienen algo que ver. Además, son leyendas muy bonitas, que me he alegrado de conocer. He conocido la palabra kamikaze. Es la persona que pone en peligro su vida y la de los demás. El final de la historia, no me ha gustado mucho, porque el protagonista, por lo que más o menos se cuenta el libro, podríamos pensar que, al final, muere... Yo le pondría un final feliz, porque la persona que lo lee o lo escucha se pone triste, como yo.
Un final feliz, como por ejemplo: él lucha por no morir. Está en el hospital pero se cura. Después de un año, se encuentra con su madre, que también estaba en el hospital, y cuando salió se fue. Y la guerra, se acaba. Los dos viven felices, recordando a su padre.
A mí, pues este final, me gusta más. Porque ya sabes que son felices, los dos. (Mónica Satorres Álvarez)
4. Este libro se sitúa en los últimos días de la guerra entre Japón y Estados Unidos. Cuenta esos días desde el punto de vista de un niño llamado Junichiro. El libro me ha gustado y me ha interesado mucho. Dos de las partes que me ha impactado bastante han sido: cuando cae la bomba atómica y cuando cuentan que el padre del niño se ha presentado a “kamikaze” y muere. Las tres leyendas que encierra el libro me han parecido bonitas e interesantes. Después de escuchar la lectura, he sentido tristeza por lo que ocurrió y me ha hecho pensar en ello. En la parte de la bomba atómica he sentido tensión y temor. El final del libro me ha hecho pasarlo un poco mal y he tenido pena al ver que caía la bomba y que la madre de Junichiro seguramente estaría muerta. Lo que ha contado el libro me ha parecido fatal porque en esa guerra lanzaron dos bombas atómicas que mataron a miles de personas que no tenían nada que ver con la guerra entre los países. (Marc Serveto Castañ)
5. Este libro me ha hecho pensar mucho en si mi padre fuera piloto de un Cero (un avión de guerra japonés) y tuviera que ser un soldado. Eso me ha puesto en la piel de Junichiro .
Cuando la madre va recibiendo los telegramas de su padre y cada vez esta peor… El telegrama que no le enseño a Junichiro empieza a hacerlo sospechar de la muerte de su padre. Me ha gustado pero el pobre Junichiro y su madre me dan mucha pena. Después del bombardeo, toda la ciudad quedó destrozada y casi nula de vida humana. A continuación de la catástrofe todas las ilusiones de la familia de Junichiro quedaron quemadas por el bombardeo. (Iván Sampietro Soplón)
6. El Grito de la grulla me ha producido:
Rabia: porque es injusto que los de Estados Unidos vayan destruyendo Japón.
Tristeza: porque el padre de Junichiro haya muerto.
Alegría: la parte del libro en la que el maestro les enseña a hacer grullas de papel.
Ternura: porque había una parte que hablaba muy bien de la madre de Junichiro.
Rabia otra vez, porque el padre de Junichiro, que era un kamikace, se mata estrellándose contra un barco y a mí me parece mal porque nadie se tendría que matar. (Paula Campillo Godia).
7. Mis sentimientos sobre el libro han sido muy tristes por todo lo que ha pasado.
Me ha dado mucha pena cuando el padre de Junichiro se apunta a ser kamikaze para destruir un barco. No me ha gustado que la madre de Junichiro no le quisiera enseñar el telegrama, si al final siempre lo sabrá. Por otra parte me ha alegrado cuando Junichiro y su amigo Noriaki miraban tumbados en el descapado cómo volaban las grullas y cómo se movían las nubes. También me gustó cuando Junichiro curó a la grulla herida que se coló por la boca de la cometa en forma de pez. (Gerard Gine Buisán)
Y aquí quedan estos testimonios escritos de las palabras que llegaron a sus oídos y cómo las ha interpretado cada cual. Los enlaces para conocer los contenidos de “la maleta de la paz” están a continuación. Son dos post publicados en el blog de la biblioteca escolar:
http://servetbiblio.blogspot.com.es/2012/01/una-maleta-en-la-biblioteca.html
http://servetbiblio.blogspot.com.es/2012/01/dies-libropaz-mas.html
Se acaba marzo, un mes escolarmente largo, desembocando –una vez más- en las vacaciones de Semana Santa. Siguiendo con la dificultades para escribir con regularidad en este blog (acrecentadas en los últimos tiempos por asuntos de salud familiar) trato, antes de que venza marzo, de entregar un segundo post que no desaliente a algún esporádico lector o lectora de este territorio y a mí me convenza de que todavía soy capaz de hacerlo y que debo remontar, je, je. En este tercer mes del año han visto la luz las dos revistas que, en estos momentos, mantengo abiertas y quería hacer algunas reflexiones al respecto.
La primera que salió fue El Gurrión, durante la primera semana de marzo. Una vez más debí guardar artículos para el número siguiente, debido a la alta participación de colaboradoras y colaboradores. Algo un tanto insólito porque ninguno de los que “gurrioneamos” (y aunque la palabra se parezca) percibimos un euro por nuestro trabajo sumativo que posibilita que llevemos ya 126 números y varios miles de páginas escritas e impresas. Trabajamos por amor al arte o por imperativo ético voluntario. Nos gusta escribir y divulgar y perdimos la vergüenza inicial a contar lo que vivimos o pensamos. Con estos materiales sensibles e interiores (buena pasta, sin duda) se fabrica cada número de El Gurrión. Y, en este enlace adjunto, puedes leer el último número, en formato digital:
http://www.elgurrion.com/numeros/126.pdf
A estas alturas, ya está en mi poder el 75% del número de mayo, porque la mayoría de quienes colaboran de manera habitual, la misma semana que reciben un número, ya envían la colaboración del número siguiente. Para mí, es un lujo y un orgullo poder coordinar (de manera tan fácil) esa espontánea generosidad, esa creatividad que se muestra con los artículos de opinión, los pequeños reportajes, las noticias comentadas, los dibujos artísticos, las narraciones de visitas, viajes o excursiones…
Para terminar este comentario, dejo la presentación del número 126, con un título poco esperanzador, pero era lo que pedía el cuerpo en ese momento (y hoy aún podría ser algo más sombrío…):
“Pocos motivos para la alegría…
Poco que decir, con la que está cayendo. De hecho, con la cascada de recortes que estamos sufriendo, que se mantenga y salga periódicamente, una revista como El Gurrión, es un auténtico milagro, pero lo seguiremos intentando con ahínco.
Estamos hartos de escuchar desastres a nuestro alrededor, de ver y comprobar con qué facilidad mienten algunas personas que nos gobiernan, con qué chulería nos tratan y con qué seguridad nos dicen lo que será bueno para nosotros, mientras nos partimos de risa (porque se piensan que somos tontos). ¡Vaya pandilla! A este paso, ¡siempre hacia atrás, por cierto!, vamos directos a las cavernas. ¡Qué vergüenza y qué rabia se siente viendo que se juzga antes al juez que al delincuente; que se desmantelan algunos derechos laborales conquistados a lo largo de casi un siglo; que se congelan o rebajan los sueldos de los de siempre; que se dice una cosa y se hace justo la contraria; que siguen contándonos cuentos y ya nos los sabemos todos; que hay “chorizos” para dar y vender y que andan sueltos por las calles en lugar de estar en la cárcel; que el franquismo parece menos residual de lo que imaginábamos; que los ricos siguen teniendo favores y paraísos fiscales para seguir siéndolo; que la iglesia sigue cobrando del estado en un país supuestamente aconfesional; que se desmantelan la sanidad y la escuela pública; que se arrincona la investigación científica; que los bancos son objetivo de salvación en lugar de serlo las personas… Y lo que vendrá con la “primavera andaluza”.
Un par de semanas después, conseguía “dar a luz” un nuevo número de Bibliotelandia. Lejos queda aquel folio doblado en tamaño cuartilla, aparecido en noviembre de 1989 (realizado con una multicopista, del mismo modo que había nacido nueve años antes El Gurrión. Es natural que con el tiempo que llevan ya, compartan algún detalle en origen, je, je).
Ya hace unos cuantos números (últimamente, sacamos dos por curso escolar) este boletín (uno de los pocos que se publican desde una biblioteca escolar) sale con doce páginas y se imprime íntegramente en la misma imprenta que El Gurrión (otra cosa que comparten). Por si no lo había explicado antes, tiene como misión el registro, la información y la divulgación de las actividades que se generan en la biblioteca escolar del Colegio Público Miguel Servet de Fraga. Hace pocos días, comentaba una persona en un pequeño foro (a raíz de haber recibido el último número de Bibliotelandia), que daba mucho gusto verlos todos juntos y comprobar que allí estaban descritas las actividades que se iban haciendo, año a año.
Y no nos limitamos a contar lo que hacemos, también dejamos en sus páginas testimonios de las relaciones que “por culpa” de la biblioteca del colegio, hemos establecido con personas de otras geografías que nos piden materiales, nos felicitan por ello o solicitan algún tipo de colaboración. Siempre hay espacio para algunas citas literarias, extraídas de los libros que leemos. Recordamos a algunos de los creadores que nos van dejando y nos alegramos de los premios que otros van recibiendo. No dejamos pasar algunas efemérides que consideramos interesante nombrar o recordar… Todo ese caudal informativo llega a todos los domicilios del alumnado del centro. Desconocemos cuánto se lee, cuánto se guarda…, pero nos gustaría que se hiciesen ambas cosas. También es un buen material de intercambio y salutación de las amistades que comparten anhelos en otros puntos del país, que llevan muchos años alumbrando proyectos de lectura y escritura, fomentando lo mismo que por aquí estamos empeñados en fomentar y tratando de generar en niños y niñas curiosidad cultural, deseos de conocer y saber algo más cada día. Aquí puedes leer este ejemplar del que estoy hablando:
http://macoca.org/IMG/pdf/a-BIBLIOTELANDIA_65.pdf
El Gurrión y Bibliotelandia son dos espacios donde viven las palabras: las que nos gustan, las que nos recuerdan, las que nos acompañan, las que nos motivan, las que nos definen, las que nos enlazan, las que nos sorprenden, las que nos desafían, las que nos cultivan, las que nos curan y nos animan… Son dos ventanas abiertas por las que poder mirar, intercambiar miradas o contraponerlas. Son, en definitiva, dos registros que guardan lo que escribimos para que se comparta y para que no se pierda.
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