JORNADAS DE BIBLIOTECAS ESCOLARES DE GALICIA
Se han celebrado en la ciudad de Santiago de Compostela, durante los días 7 y 8 de octubre y han reunido a más de 300 personas en cada una de las conferencias. Teniendo en cuenta que el día 8 de octubre era sábado y que los parques de Santiago estaban en un punto muy atractivo, pues comenzaba el llanto otoñal de hojas desprendidas, tuvo mérito que a las ocho de la tarde siguiesen allí encerradas todas aquellas personas escuchando propuestas y reflexiones sobre la biblioteca escolar.
Comencé el viaje en Fraga, a las 16 horas del día 7 de octubre y lo continué con incertidumbre, pues al llegar a Lérida, el tren que debía llevarme a Barcelona o la vía por la que debía circular habían tenido un contratiempo, así que otro pasajero y yo fuimos desplazados hasta Tarragona en un taxi, para allí coger el tren hasta la ciudad condal. Nada más llegar a la estación también había problemas con el tren que debía llevarme al aeropuerto, así que Luego, el avión salió a la hora anunciada y ya el viaje se realizó sin más contratiempos. Llegué al hotel en el que me hospedaba en Santiago a las 00:30 del día 8 de octubre. Me encontré con Cristina Novoa (organizadora de las Jornadas), con Juan Mata y Andrea (que venían de Granada), con Antonio Tejero (de Extremadura), con José Antonio Camacho (de Castilla-La Mancha) y con Laura Andreu (de Madrid). Con estos dos últimos nos fuimos a pasear por la parte vieja de Santiago para charlar y tomar una cerveza. La Plaza del Obradoiro estaba sola y en penumbra (la última vez que había estado en aquel lugar era un 24 de julio por la noche de hace tres años y no se podía ni dar un paso por la ciudad).
La jornada del día 8 comenzó a las diez de la mañana y terminó pasadas las 20 horas, con la consiguiente parada para comer. A lo largo del día, diferentes ponentes: hombres y mujeres, contaron sus experiencias personales; pusieron en común sus reflexiones y puntos de vista y trataron de orientar a quienes habían acudido hasta aquel foro bibliotecario buscando ideas, buscando ánimos, buscando palabras cálidas que activaran esfuerzos, voluntades, proyectos Admirable su actitud, su comportamiento y su presencia. No sé si en algún sitio los responsables políticos se percatan de esa fuerza que la voluntad personal pone a disposición de las ideas y del trabajo: maestras y maestros que desean mejorar sus conocimientos y su práctica educativa y que ponen a disposición de esa causa parte de su tiempo. Personalmente, la asistencia a esas Jornadas (después de la imposibilidad de estar en otras dos, celebradas en otros puntos a finales del pasado curso, debido a un problemilla cardiaco) supuso el reencuentro con la tensión de las exposiciones orales ante un público que merece que quienes tenemos el privilegio de acudir de ponentes ofrezcamos un discurso honesto, sorprendente e ingenioso, expresión de la inteligencia.
Compartir esa tarea con Juan Mata, con Antonio Tejero, con José A. Camacho, con Laura Andreu fue un lujo para mí. Me vine con la sensación de haber aprendido mucho de todos ellos; no sólo de lo que dijeron sino también de lo que uno intuye o de lo que el otro transmite aún sin proponérselo. Cristina Novoa y todo su equipo de colaboradoras y colaboradores hicieron un excelente trabajo y también todas las personas que expusieron sus experiencias y que mostraron algo del mucho trabajo que hay detrás de la fundación y el sostenimiento de una biblioteca escolar en cualquier parte de este desmembrado país: Fernando Méndez, Agripina Aalfeirán, Dolores Mantiñán, Mercedes Rey, Concha Costas, Mario Pereira, Dolores Barreiro, Juana Vázquez, Carmen Loriga, Puerto Menéndez, Rosario Sánchez, Gabriel Sánchez, Margarida Sampaio hablaron de todo ello en sus intervenciones.
Muy grato fue encontrarme y escuchar a Xavier P. Docampo y poder hablar con él y darnos un abrazo.
El sábado cenamos juntos unos cuantos de los nombrados y celebramos esa red que vamos tejiendo en estos encuentros. En mi caso, curiosamente, hace algo más de nueve años (primavera de 1996) que hice el primer viaje fuera de Aragón con este cometido. Fue precisamente a Galicia, a participar en las Segundas Jornadas de Bibliotecas Escolares que organizaba el Ayuntamiento de A Coruña. El tiempo pasa, sigue habiendo esfuerzos individuales y continúan la indiferencia y en algunas ocasiones la hostilidad hacia quienes quieren dedicar parte de su tiempo a abrir caminos al conocimiento, a familiarizar a chicos y chicas con la información, a fomentar la lectura, a acercar a las criaturas a las manifestaciones culturales Esperemos que Jornadas como éstas modifiquen algunas conductas y algunas viejas tendencias. Yo, mientras tanto, continuaré instalado en ese pesimismo activo, que me permite ir tirando y celebraré cada encuentro y cada reencuentro, como debe ser, claro.
Comencé el viaje en Fraga, a las 16 horas del día 7 de octubre y lo continué con incertidumbre, pues al llegar a Lérida, el tren que debía llevarme a Barcelona o la vía por la que debía circular habían tenido un contratiempo, así que otro pasajero y yo fuimos desplazados hasta Tarragona en un taxi, para allí coger el tren hasta la ciudad condal. Nada más llegar a la estación también había problemas con el tren que debía llevarme al aeropuerto, así que Luego, el avión salió a la hora anunciada y ya el viaje se realizó sin más contratiempos. Llegué al hotel en el que me hospedaba en Santiago a las 00:30 del día 8 de octubre. Me encontré con Cristina Novoa (organizadora de las Jornadas), con Juan Mata y Andrea (que venían de Granada), con Antonio Tejero (de Extremadura), con José Antonio Camacho (de Castilla-La Mancha) y con Laura Andreu (de Madrid). Con estos dos últimos nos fuimos a pasear por la parte vieja de Santiago para charlar y tomar una cerveza. La Plaza del Obradoiro estaba sola y en penumbra (la última vez que había estado en aquel lugar era un 24 de julio por la noche de hace tres años y no se podía ni dar un paso por la ciudad).
La jornada del día 8 comenzó a las diez de la mañana y terminó pasadas las 20 horas, con la consiguiente parada para comer. A lo largo del día, diferentes ponentes: hombres y mujeres, contaron sus experiencias personales; pusieron en común sus reflexiones y puntos de vista y trataron de orientar a quienes habían acudido hasta aquel foro bibliotecario buscando ideas, buscando ánimos, buscando palabras cálidas que activaran esfuerzos, voluntades, proyectos Admirable su actitud, su comportamiento y su presencia. No sé si en algún sitio los responsables políticos se percatan de esa fuerza que la voluntad personal pone a disposición de las ideas y del trabajo: maestras y maestros que desean mejorar sus conocimientos y su práctica educativa y que ponen a disposición de esa causa parte de su tiempo. Personalmente, la asistencia a esas Jornadas (después de la imposibilidad de estar en otras dos, celebradas en otros puntos a finales del pasado curso, debido a un problemilla cardiaco) supuso el reencuentro con la tensión de las exposiciones orales ante un público que merece que quienes tenemos el privilegio de acudir de ponentes ofrezcamos un discurso honesto, sorprendente e ingenioso, expresión de la inteligencia.
Compartir esa tarea con Juan Mata, con Antonio Tejero, con José A. Camacho, con Laura Andreu fue un lujo para mí. Me vine con la sensación de haber aprendido mucho de todos ellos; no sólo de lo que dijeron sino también de lo que uno intuye o de lo que el otro transmite aún sin proponérselo. Cristina Novoa y todo su equipo de colaboradoras y colaboradores hicieron un excelente trabajo y también todas las personas que expusieron sus experiencias y que mostraron algo del mucho trabajo que hay detrás de la fundación y el sostenimiento de una biblioteca escolar en cualquier parte de este desmembrado país: Fernando Méndez, Agripina Aalfeirán, Dolores Mantiñán, Mercedes Rey, Concha Costas, Mario Pereira, Dolores Barreiro, Juana Vázquez, Carmen Loriga, Puerto Menéndez, Rosario Sánchez, Gabriel Sánchez, Margarida Sampaio hablaron de todo ello en sus intervenciones.
Muy grato fue encontrarme y escuchar a Xavier P. Docampo y poder hablar con él y darnos un abrazo.
El sábado cenamos juntos unos cuantos de los nombrados y celebramos esa red que vamos tejiendo en estos encuentros. En mi caso, curiosamente, hace algo más de nueve años (primavera de 1996) que hice el primer viaje fuera de Aragón con este cometido. Fue precisamente a Galicia, a participar en las Segundas Jornadas de Bibliotecas Escolares que organizaba el Ayuntamiento de A Coruña. El tiempo pasa, sigue habiendo esfuerzos individuales y continúan la indiferencia y en algunas ocasiones la hostilidad hacia quienes quieren dedicar parte de su tiempo a abrir caminos al conocimiento, a familiarizar a chicos y chicas con la información, a fomentar la lectura, a acercar a las criaturas a las manifestaciones culturales Esperemos que Jornadas como éstas modifiquen algunas conductas y algunas viejas tendencias. Yo, mientras tanto, continuaré instalado en ese pesimismo activo, que me permite ir tirando y celebraré cada encuentro y cada reencuentro, como debe ser, claro.
1 comentario
José Luis -
Soy un maestro aragonés con una antigüedad de 2 meses. Ando aúnun poco desorientado, pero con muchas ganas de hacer las cosas lo mejor que pueda. Estaría encantado de poder intercambiar alguna impresión contigo sobre tu trabajo en la escuela y así aprender de ello.
Yo soy tutor de una clase con niños de 3º, 4º, y 5º.
Saludos y gracias por la atención.