Hoy he regresado de Orihuela, ciudad de la provincia de Alicante, conocida por ser el lugar de nacimiento del poeta Miguel Hernández Gilabert (el 30 de octubre de 1910). Tanto el viaje de ida como el de vuelta han sido largos, a pesar de que he viajado en trenes cómodos y relativamente rápidos. Me llevaron hasta allí para hablar de cómo animar a leer, cómo trabajar en la biblioteca escolar y cómo ser un maestro creativo en el trabajo cotidiano… Lo cierto es que no tengo respuesta para ninguna de las tres cuestiones, aunque sí puedo ofrecer mi experiencia, algunas ideas y muchos materiales (suelo guardarlo todo desde hace muchos, muchos años y eso suelen agradecerlo mucho los maestros y las maestras que acuden a estos eventos). Desde el CEFIRE de Orihuela me convenció su directora Mª Carmen para acudir al encuentro y una vez allí me reencontré con Félix Benito Morales y José Antonio Gómez (viejos conocidos en publicaciones y encuentros relacionados con las bibliotecas escolares y la educación documental), quienes junto con su esposas me acompañaron en la comida del día de mi llegada.
Yo quiero ser llorando el hortelano
Y que termina con estos cuatro versos:
“A las aladas almas de las rosas
La casa de Miguel Hernández es una casa sencilla, con su huerto y con su higuera, adornadas las pobres estancias con fotografías del poeta: en su niñez, en sus viajes, en el frente de guerra leyendo o recitando sus poemas, como hombre comprometido socialmente que fue… Un hombre al que los sublevados y a la postre triunfadores de la guerra civil deben contabilizar entre las bajas del enemigo, porque permitieron que Miguel enfermase y fuera pudriéndose por distintas cárceles (Palencia, Yeserías, Ocaña, el reformatorio de Adultos de Alicante) hasta morir, enfermo de tuberculosis el 28 de marzo de 1942.
Vientos del pueblo me llevan,
Un hombre que en 1935 participó en las Misiones Pedagógicas, lo que le permitió viajar por muchos pueblos divulgando la cultura.
Si la elegía a Ramón Sijé resultó una composición profunda y emocionada, la “Canción del esposo soldado” también nos toca bien adentro:
“He poblado tu vientre de amor y sementera,
“Escríbeme a la lucha, siénteme en la trinchera:
Todos estos versos, y algunos más, los leí en el viaje de ida y los volví a leer en el de vuelta. Sentí la necesidad de hacerlo, de acercarme a la tierra de Miguel evocando su figura, reconociendo su valor literario y humano y lamentando (como cuando estuve en la Huerta de San Vicente visitando la casa de Lorca) que la irracionalidad de una gente y de un tiempo privaran a nuestro país de dos personas con tanta sensibilidad y tanta inteligencia. Miguel, a pesar de una formación religiosa en la infancia (en Orihuela hay más de treinta iglesias, mucho más ostentosa que la casa de Miguel desde luego y más colegios religiosos entonces y ahora concertados que públicos), fue un republicano activo y militante que no renunció a serlo ni cuando sus verdugos le imponían esa condición para eludir la cárcel.
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Autor: Alex
Fecha: 08/11/2005 19:25.
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Fecha: 08/11/2005 23:14.
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Fecha: 10/11/2005 13:24.
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Fecha: 10/11/2005 19:30.
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Fecha: 10/11/2005 23:36.
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Fecha: 11/11/2005 22:48.
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Fecha: 13/01/2008 05:49.
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