UN GURRIÓN AQUÍ, UN BIBLIOTELANDIA ALLÁ
Se acaba marzo, un mes escolarmente largo, desembocando –una vez más- en las vacaciones de Semana Santa. Siguiendo con la dificultades para escribir con regularidad en este blog (acrecentadas en los últimos tiempos por asuntos de salud familiar) trato, antes de que venza marzo, de entregar un segundo post que no desaliente a algún esporádico lector o lectora de este territorio y a mí me convenza de que todavía soy capaz de hacerlo y que debo remontar, je, je. En este tercer mes del año han visto la luz las dos revistas que, en estos momentos, mantengo abiertas y quería hacer algunas reflexiones al respecto.
La primera que salió fue El Gurrión, durante la primera semana de marzo. Una vez más debí guardar artículos para el número siguiente, debido a la alta participación de colaboradoras y colaboradores. Algo un tanto insólito porque ninguno de los que “gurrioneamos” (y aunque la palabra se parezca) percibimos un euro por nuestro trabajo sumativo que posibilita que llevemos ya 126 números y varios miles de páginas escritas e impresas. Trabajamos por amor al arte o por imperativo ético voluntario. Nos gusta escribir y divulgar y perdimos la vergüenza inicial a contar lo que vivimos o pensamos. Con estos materiales sensibles e interiores (buena pasta, sin duda) se fabrica cada número de El Gurrión. Y, en este enlace adjunto, puedes leer el último número, en formato digital:
http://www.elgurrion.com/numeros/126.pdf
A estas alturas, ya está en mi poder el 75% del número de mayo, porque la mayoría de quienes colaboran de manera habitual, la misma semana que reciben un número, ya envían la colaboración del número siguiente. Para mí, es un lujo y un orgullo poder coordinar (de manera tan fácil) esa espontánea generosidad, esa creatividad que se muestra con los artículos de opinión, los pequeños reportajes, las noticias comentadas, los dibujos artísticos, las narraciones de visitas, viajes o excursiones…
Para terminar este comentario, dejo la presentación del número 126, con un título poco esperanzador, pero era lo que pedía el cuerpo en ese momento (y hoy aún podría ser algo más sombrío…):
“Pocos motivos para la alegría…
Poco que decir, con la que está cayendo. De hecho, con la cascada de recortes que estamos sufriendo, que se mantenga y salga periódicamente, una revista como El Gurrión, es un auténtico milagro, pero lo seguiremos intentando con ahínco.
Estamos hartos de escuchar desastres a nuestro alrededor, de ver y comprobar con qué facilidad mienten algunas personas que nos gobiernan, con qué chulería nos tratan y con qué seguridad nos dicen lo que será bueno para nosotros, mientras nos partimos de risa (porque se piensan que somos tontos). ¡Vaya pandilla! A este paso, ¡siempre hacia atrás, por cierto!, vamos directos a las cavernas. ¡Qué vergüenza y qué rabia se siente viendo que se juzga antes al juez que al delincuente; que se desmantelan algunos derechos laborales conquistados a lo largo de casi un siglo; que se congelan o rebajan los sueldos de los de siempre; que se dice una cosa y se hace justo la contraria; que siguen contándonos cuentos y ya nos los sabemos todos; que hay “chorizos” para dar y vender y que andan sueltos por las calles en lugar de estar en la cárcel; que el franquismo parece menos residual de lo que imaginábamos; que los ricos siguen teniendo favores y paraísos fiscales para seguir siéndolo; que la iglesia sigue cobrando del estado en un país supuestamente aconfesional; que se desmantelan la sanidad y la escuela pública; que se arrincona la investigación científica; que los bancos son objetivo de salvación en lugar de serlo las personas… Y lo que vendrá con la “primavera andaluza”.
Un par de semanas después, conseguía “dar a luz” un nuevo número de Bibliotelandia. Lejos queda aquel folio doblado en tamaño cuartilla, aparecido en noviembre de 1989 (realizado con una multicopista, del mismo modo que había nacido nueve años antes El Gurrión. Es natural que con el tiempo que llevan ya, compartan algún detalle en origen, je, je).
Ya hace unos cuantos números (últimamente, sacamos dos por curso escolar) este boletín (uno de los pocos que se publican desde una biblioteca escolar) sale con doce páginas y se imprime íntegramente en la misma imprenta que El Gurrión (otra cosa que comparten). Por si no lo había explicado antes, tiene como misión el registro, la información y la divulgación de las actividades que se generan en la biblioteca escolar del Colegio Público Miguel Servet de Fraga. Hace pocos días, comentaba una persona en un pequeño foro (a raíz de haber recibido el último número de Bibliotelandia), que daba mucho gusto verlos todos juntos y comprobar que allí estaban descritas las actividades que se iban haciendo, año a año.
Y no nos limitamos a contar lo que hacemos, también dejamos en sus páginas testimonios de las relaciones que “por culpa” de la biblioteca del colegio, hemos establecido con personas de otras geografías que nos piden materiales, nos felicitan por ello o solicitan algún tipo de colaboración. Siempre hay espacio para algunas citas literarias, extraídas de los libros que leemos. Recordamos a algunos de los creadores que nos van dejando y nos alegramos de los premios que otros van recibiendo. No dejamos pasar algunas efemérides que consideramos interesante nombrar o recordar… Todo ese caudal informativo llega a todos los domicilios del alumnado del centro. Desconocemos cuánto se lee, cuánto se guarda…, pero nos gustaría que se hiciesen ambas cosas. También es un buen material de intercambio y salutación de las amistades que comparten anhelos en otros puntos del país, que llevan muchos años alumbrando proyectos de lectura y escritura, fomentando lo mismo que por aquí estamos empeñados en fomentar y tratando de generar en niños y niñas curiosidad cultural, deseos de conocer y saber algo más cada día. Aquí puedes leer este ejemplar del que estoy hablando:
http://macoca.org/IMG/pdf/a-BIBLIOTELANDIA_65.pdf
El Gurrión y Bibliotelandia son dos espacios donde viven las palabras: las que nos gustan, las que nos recuerdan, las que nos acompañan, las que nos motivan, las que nos definen, las que nos enlazan, las que nos sorprenden, las que nos desafían, las que nos cultivan, las que nos curan y nos animan… Son dos ventanas abiertas por las que poder mirar, intercambiar miradas o contraponerlas. Son, en definitiva, dos registros que guardan lo que escribimos para que se comparta y para que no se pierda.
2 comentarios
Mariano -
Silvialuz -
Es verdad lo que dices, es bueno dejar registrado todo lo que escribimos, y no me refiero a cualquier medio, sino al impreso en papel, nuestro viejo amigo. Me encanta leerte y siempre te sigo, aunque a veces no lo comente. Y hablando de impresiones, te cuento que en el año 2004 escribí un libro para docentes sobre Educación Vial, motivada por la poca importancia que mis colegas le daban al asunto y por los numerosos accidentes que veía a diario. Este libro fue declarado de interés municipal por el Consejo Deliberante de Allen. Lo presenté en un Congreso de Seguridad Vial en Buenos Aires y tuve varias ofertas de publicación que no llegaron a concretarse. Para mi sorpresa, hace unos días, la Editorial Académica Española, radicada en Alemania, me ofreció publicarlo gratuitamente. En definitiva, tras las correcciones que se imponen para imprimir, hoy envié todo el material, esperemos que pronto salga a la venta, será también en forma digital. Cuando eso ocurra te lo contaré. Es bastante gratificante que valoren tu trabajo, y no me refiero al dinero, es que me llevó un buen tiempo hacerlo. Si te interesa puedo enviarte por adjunto el pdf para que lo leas y me des tu opinión.
Un beso grande desde esta otoñal Patagonia.