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CASABLANCA

Casablanca es una película estadounidense de 1942, dirigida por Michael Curtiz. Protagonizada, entre otros, por Humphrey Bogart e Ingrid Bergman en los papeles principales. Narra una historia romántica durante la Segunda Guerra Mundial, en la ciudad marroquí de Casablanca, bajo el control del gobierno de Vichy… La película se rodó completamente en estudios y no en la ciudad marroquí, como podría parecer… Pero no voy a hablar de la citada película, a pesar de que el título pudiera darlo a entender. Simplemente me ha parecido sugerente alimentar ese equívoco, para empezar.

Objetivo: Instituto Cervantes de Casablanca. Invitación a dar una charla-conferencia con el título: “Cómo hacer al niño lector”, en la biblioteca de dicho centro.

El viaje, una aventura en solitario hacia un país desconocido, con una cultura diferente y también con una organización de la vida distinta a lo que uno está acostumbrado. Los viajes en avión, con la RAM (que, en contra de lo que pudiera parecer, no es una marca de leche, sino la compañía aérea Royal Air Maroc). Tras la llegada al aeropuerto de la ciudad, paso los controles de pasaportes y busco al taxista que debe llevar una hoja de papel con mi nombre, pero al que no encuentro, en medio de una muchedumbre de gente que espera la salida de los pasajeros. Deambulo por entre los que esperan hasta que encuentro a un hombre alto y moreno con la hoja en la que está escrito mi nombre a la altura del muslo (y no levantada como estaban otras). Salimos de la sala y otra muchedumbre mayor se aglomera, formando dos extensas filas de personas, en la salida a la calle (son familiares de los peregrinos que están regresando de La Meca, me entero). Subimos a un viejo mercedes de gran tamaño y enfilamos la carretera y ¿autopista?, que desembocará en la ciudad. Las imágenes que voy viendo me hacen sonreír, en algunos casos y preocuparme en otros: rebaños de ovejas pastan en las cunetas de la citada autopista, pudiendo entrar en ella en cualquier momento… La entrada a la ciudad se ralentiza por el tráfico intenso y bastante caótico… Después de una hora llegamos al hotel…Y así será el regreso.

Javier C. también ha llegado desde Valencia para dar una conferencia sobre el músico  Ruperto Chapí. Nos presentamos y decidimos formar una “sociedad limitada” mientras dure la estancia. Él ha llegado por la mañana y ha encontrado un “italiano” para comer que está muy bien. Cenamos el primer día y comemos el segundo en el mismo restaurante. Damos un largo paseo que nos lleva hasta “La Grande Mosquée Hassan II” (La Gran Mezquita Hassan II), construida al lado del mar. Las aguas violentas del Océano Atlántico golpean los muros de la misma. Impresiona el monumento, con capacidad para 25.000 personas y la tercera más grande del islam. Su minarete tiene una altura de 200 metros y el recinto es tremendamente grande y maravilloso en los detalles: filigranas, arcos, columnas, azulejos y mosaicos… Todo es esplendoroso, una demostración tremenda de poder y de obra bien hecha… Contrasta que nada más bajar del nivel de la plaza, a un supuesto paseo marítimo, éste se halle sin asfaltar, con charcos y basura. La línea que separa la pobreza de la opulencia, como en tantos otros sitios es extremadamente delgada y poco racional.

Por otro lado, llaman la atención: terrazas llenas de antenas parabólicas; muchos mercedes viejos utilizados como taxis; los “petit taxi” más populares, son la mayoría de la marca peugeot, modelo 205, de color rojo; talleres mecánicos y de chapistería muy frecuentes; tráfico intenso y un punto caótico; peligrosos pasos cebra; convivencia de gentes de muy distinto nivel económico (al menos, en apariencia); los boulevares o calles importante contrastan enormemente con las estrechas calles que unen unos con otros; mucha gente por la calle; ningún problema; gente mostrándose con mucha amabilidad; el francés se escucha constantemente, (lo mismo que el árabe, claro); hay que pagar en dirham (DH), no aceptan euros. Y me enteré de lo que gasta un móvil...

En el Instituto Cervantes, me reciben Lucía, Laura y Rosa (la directora) y la charla transcurre de manera muy agradable, con mucho interés y muchas preguntas en francés (necesito traducción en algún caso) o en castellano, de modo que alargamos media hora más, pero no da tiempo a repasar todo lo escrito y preparado… Al poco de finalizar, comienza la otra en un salón de actos, sobre Chapí, alternando las palabras de Javier, con la actuación de un trío lírico, formado por María, Abel y Pablo. Una delicia escucharlos a los cuatro. Al finalizar, la cena, las risas, las anécdotas y el “after” posterior en una casa próxima… No desvelo más secretos de esta aventura marroquí. Este post lo termino con la inclusión de una parte de la introducción y otra del colofón de la conferencia que escribí:

A modo de introducción:

 “A los padres y a las madres, a las maestras y los maestros y a los representantes de otros grupos sociales relacionados con la infancia, nos gustaría que los niños y las niñas se hicieran lectores y lectoras sin ningún esfuerzo ni dedicación especial y con mucho contento; tal como, la mayoría de ellos y ellas, se hacen amantes de las golosinas, del chocolate en tableta, de los juegos callejeros, de los dibujos animados, incluso del desorden en su habitación… sin mediar recomendación alguna y sin dedicar un “día” al año a recordar la actividad… Pero sabemos que nuestro íntimo deseo está muy lejos de la realidad. Por eso, lamento decir, ya desde el comienzo, que este esperanzador título no tiene un final muy feliz.

 

La lectura, como el amor, no puede imponerse. Sobre por qué leemos o cómo nos enamoramos no sé si se ha escrito mucho, pero se sabe poco… Sobre ambas cuestiones tenemos poco control. Desconocemos qué se activa en nuestro interior pero un día nos enamoramos irremediablemente y desconocemos qué tecla y qué o quién la debe tocar para que nos hagamos lectores de por vida.

 

No es necesario gastar mucha saliva o dedicar mucho tiempo a predicar las virtudes de esta práctica. Los adultos, si estamos íntimamente comprometidos con la causa, debemos ejercer de modelos lectores, leerles en voz alta, sugerirles libros, ofrecerles espacios y tiempos para comentarlos… comportarnos con naturalidad ante un fenómeno, la adquisición de hábitos lectores, que nunca fue ni será multitudinario. Y no perder de vista la educación de la sensibilidad, habituándoles, desde pequeños, a otras lecturas, que no requieren libros, pero que preparan para la curiosidad, el respeto y la interpretación: “Leer una amplia sonrisa, leer una mirada, leer las arrugas de las manos, leer una caricia, leer un abrazo, leer una puesta de sol o la acogedora sombra de un árbol, leer el canto de los pájaros, leer una noche estrellada, leer la fuerza del río, leer la rebeldía, leer la alfombra amarillenta del otoño, leer un trabajo solidario, leer los sueños nocturnos, leer la salida del sol, leer la brisa fresca de la mañana, leer un apretón de manos, leer el fruto del árbol, leer la fertilidad de la hojarasca, leer la esperanza de la lluvia, leer la suavidad de una caricia, leer unas manos que han trabajado … 

 

A propósito de todo ello, como feliz coincidencia, encontré no hace mucho una cita del escritor recientemente fallecido, Francisco Ayala que me gustaría compartir, porque enlaza perfectamente con lo anterior:

 - “Nunca sentí yo esa contraposición de lo vital y lo libresco que parecen encontrar otros. Una lectura ha sido en todo instante para mi experiencia, de calidad análoga a la de un paseo por el campo, la visita de un museo, el viaje a la ciudad desconocida, una comida en compañía o en soledad, quizá alguna enfermedad y su consiguiente convalecencia, un concierto, una conversación amistosa… cosas todas que pueden ser tan memorables o tan triviales como la lectura de tal o cual libro…”

 

(…) (un paréntesis de 19 folios...)

 

 

Y ya, como colofón

 

Soy hijo de agricultores y quiero terminar tocando con los pies en la tierra. Aprendí de mis padres muchas cosas que no quisieron conscientemente enseñarme. No estuvieron repitiendo todo el día: deberías aprender esto o lo otro, fíjate aquí o allá… Acompañé, desde niño, algunos de sus trabajos, viendo lo que hacían y colaborando en algunas faenas, sintiendo el frío o el viento en el rostro y en las manos, el calor en todo el cuerpo; soportando el cansancio de una larga caminata hasta el monte; comprendí el significado del esfuerzo y del sudor, compartí las ilusiones de la siembra o de la plantación y la alegría o la decepción de las cosechas; supe que las cosas había que hacerlas siempre bien, porque ya había factores o personas que se ocupaban de enredarlas… A pesar del cuidado y el esmero, de la dedicación y del compromiso con la tierra; a pesar de enterrar las mejores semillas en una tierra acariciada y bien abonada, algunos años, la cosecha era desoladora, mientras que otros años, con el mismo tratamiento, invitaba a la fiesta y a la alegría. Pero nunca hubo un desmayo; cada nuevo año agrícola se trabajaba con el mismo interés, con igual ímpetu, con parecida esperanza de obtener, al final, la recompensa justa de una buena cosecha. Esa fue una buena lección que no he olvidado: el tesón, la constancia, el esfuerzo necesario…

 

No nos queda otra con el tema de la lectura. Sabemos ya que no es bueno obsesionarse; que hay que predicar menos y dar más ejemplo; que no hay que contraponer el ejercicio de la lectura con el cultivo de otras aficiones; que no es una actividad siempre divertida; que desde que los niños y las niñas son pequeños debemos estimular su práctica; que debemos regalarles lecturas en voz alta en casa y en la escuela; que debemos atender a las nuevas tecnologías y al futuro, que el libro puede ser un alargamiento de nuestra mano que lo deposita amablemente en otra mano; que es mejor tomar el asunto con naturalidad… Sabemos que podemos hacer algunas cosas que nadie juzgaría como contraproducentes, pero también sabemos –como el agricultor- que antes de recoger la cosecha puede cruzarse un elemento desestabilizador que la arruine y haya que volver a empezar. Nuestro papel como mediadores: padres, madres, maestros y maestras, bibliotecarios y bibliotecarias y demás personas en contacto con la población infantil es importante, pero no debemos nunca perder de vista que, al final, la decisión de engrosar la nómina de personas lectoras o no, está exclusivamente en manos de cada niño, de cada niña, de cada adolescente, de cada persona. Y que así será, nos traiga el futuro lo que nos traiga.”

 

14 comentarios

Mariano -

Gracias, José Luis:
Desde Labuerda, te mando un abrazo grande, los mejores deseos para 2010 y el agradecimiento por tus, siempre, generosas y certeras palabras.

José Luis -

Maravilloso escrito, Mariano.

Un privilegio poder leerlo, como todos los demás.

Humildemente, he creído desde el principio de mi corto camino en la escuela que he de creer firmemente en lo que digo a los chicos, emocionarme y apasionarme con ello. ¿Qué coherencia queda en caso contrario?

Un gran abrazo.

Mariano -

Querida Ana:

Debes saber que esas “supuestas aventuras lectoras” (que tampoco lo son tanto) llevan aparejadas siempre otras aventuras que, en ocasiones, resultan excitantes, sorprendentes e inesperadas… Sabes que me gusta la fotografía y procuro traerme ese recuerdo gráfico de los lugares donde voy (“monsieur” facebook me sirve de plataforma donde publicar pequeños álbumes con una pequeña selección de las que más me gustan) y también pude fotografiar algunas cosas interesantes de Casablanca.
Bueno, Ana, sigue con la web (ayer estuve un rato curioseando por esos materiales electrónicos tan interesantes y sentí el calor del biblioabrazo). ¡Vaya trabajo! Ese premio que has/habéis recibido viene a certificarlo.
Que tengas un 2010 amable y saludable y que vaya todo bien.

Ana nebreda -

Hola, Mariano:
Tus aventuras lectoras van en aumento y te están convirtiendo en gran viajero. Imagino que esa supercámara no habrá dejado de fotografiar ese maravilloso país ;)
Un abrazo y felices polvorones!!
Ana Nebreda

Mariano -

Hola, Fina:

Bueno, el viaje estuvo bien; lleno de anécdotas, eso sí, pero como todo viaje a un país desconocido, con algunas incertidumbres.
Morenito no sé, pero en todo caso sería el resultado de la caminata de dos horas desde el centro de la ciudad hasta la Gran Mezquita de Hassán. Ese día hacía un sol espléndido.
Y lo mismo digo: buenas fiestas y un año 2010 lleno de agradables sorpresas.

Fina -

..."siempre nos quedará París"... si no recuerdo mal frase mítica de la película Casablanca (buenísima). Que envidia me dió tu viaje :) y hasta viniste morenito.

Felices días y felices vacaciones de Navidad

Mariano -

Hola, Anny:

¡Qué bien escribes! Me gustan mucho tus reflexiones; son muy atinadas y siempre ayudan a mejorar el texto inicial (el post).
Es cierto que mi viaje fue muy rápido y que no pude ver otros posibles rincones interesantes de la ciudad, aunque uno de los taxistas con quien pude hablar más (que había estado en Madrid viviendo y se manejaba muy bien en español), señaló sólo tres o cuatro zonas de la ciudad donde podían verse algunos elementos de interés (muy poco, creo, para una ciudad tan grande).
Es posible que buena parte de los cascos antiguos y de las zonas con más sabor tradicional se estén perdiendo, en aras de un supuesto desarrollo que no está, ni mucho menos, llegando a una mayoría de la población… Dicen que Casablanca (según la wikipedia, con cerca de 5 millones de habitantes) es la ciudad marroquí más europea de todas…

Tus reflexiones sobre la lectura son también acertadas; en muchos casos, corren paralelas, como dices, a las pulsiones que hacen que una persona mire, valore y quiera proteger la naturaleza… Animar a leer a la gente, o convencerla de la necesidad de respetar el mundo natural son dos tareas titánicas que dan frutos muy poco a poco. Seguiremos empujando ambas posibilidades con nuestro trabajo y con nuestro ejemplo.
Un abrazo y buen final de año.

Anny -

Tus emociones y observaciones durante la llegada y estancia en una ciudad como Casablanca son muy reconocibles para mi. La muchedumbre de gente en el aeropuerto, viejos taxis y coches, una autopista que ‘desemboca’ casi sin transición del medio rural en la ciudad, el ambiente ruidoso y caótico, bloques de viviendas sin estilo ninguno, cables por todos lados, sistemas de abastecimiento de agua que no funcionan,..eso parece ser el destino de muchísimos de estas grandes ciudades, crecidas demasiado rápidas y de manera caótica durante las últimas decadas. Urbanizaciónes horribles lejos de ser agradables y saludables para sus habitantes. Además resultan en que en general es muy difícil encontrar el verdadero patrominió histórico -a menudo destruido o escondido (la mezquita de Casablanca es una exepción) entre el reinado de la construcción rápido -, de estas ciudades, de estas culturas que en tiempos pasados jugaban un papel tan importante como fuentes o centros de intercambio de nuevas ideas y conocimientos que han tenida una importancia substancial para la sociedad europea.

La introducción y el colófon de la conferencia me han gustado mucho. Tienes razón que una vez que hay que dedicar “un día” especial al año a recordar una actividad, es malo signo: es que como dices, no se accepta que es algo que debería ser natural. Vale mejor no pensar, en mi caso, en que en 2010 vayan a dedicar no solamente un día pero todo un año a la biodiversidad.... Es verdad que leer no es solamente “leer en si” pero que uno aprenda a observar y interpretar mucho más cosas en la vida. No soy bibliotecaria, ni maestra, ni educadora pero cuando miro alrededor de mi en nuestra sociedad moderna tan apresurada, pienso que hoy día hay bastantes “elementos desestabilizadores” La lectura siempre necisitará una cierta cantidad de concentración, de tiempo, y sobre todo de tranquilidad, cosas que se están un poco perdiendo en la vida actual de bastantes niños y jóvenes (y de adultos también) que quieren hacer diez cosas al la vez, toda tiene que ir muy rápido, muy superfical, no sé, no me parece un ambiente que incita mucho a la lectura? Debe ser como dices que la decisión es en manos de cada persona, pero cada nuevo/a lector(a), cada persona que comienza a interesarse por la lectura, es una pequeña victoria y debería ser un estímulo para continuar, para perserverar. Es lo mismo en la conservación de la naturaleza, aprender la gente a cuidar por el medio ambiente..va también muy muy lento y no siempre sin “elementos desestabilizidores”. Pero quizas un día –como desde tiempos históricos- después de una acción siempre hay una reacción- esta evolución cambiará a lo mejor.

Mariano -

Hola, Candelas:

Bueno, estoy totalmente de acuerdo con lo que dices en tu comentario y considero un testimonio muy sugerente y valioso lo que cuentas sobre “la maleta familiar”.
Yo siempre he sido más partidario de actuar con naturalidad y frecuencia y prestar menos interés a lo extraordinario. Creo que todas las acciones que se mantienen en el tiempo y que se repiten frecuentemente tienden a dar mejores resultados que algunas otras, probablemente más espectaculares, pero imposibles de sostener.
Por otra parte, no sé si la realización de tanta reflexión y tanta jornada y tanto curso sobre la lectura –cuando ya hace bastantes años que se escribieron las ideas básicas y se definieron las actuaciones fundamentales-, siguen siendo útiles y hasta dónde llega –en algunos casos- el interés desmedido por mantener algunos cargos relacionados con el tema o prolongar estos foros, dado que no hay una exigencia (ni la va a haber, salvo la que surja inducida o espontáneamente en cada cual) de llevar las cosas a la práctica o modificar metodologías de trabajo. Albergo serias dudas de que todo esto sirva para algo.
Y en cuanto a la petición final que me haces. No hay ningún problema en que utilices lo que quieras del texto (y encuentro razonable que señales su procedencia, claro). Que tengas un buen final de año y que el 2010 te reciba con rostro amable y te resulte muy saludable. Un abrazo.

Mariano -

Hola, Mamen:

Un viaje siempre suele deparar momentos sorprendentes y de interés. No había estado nunca en África; y Marruecos y específicamente Casablanca ofrecen imágenes y situaciones que contrastan curiosamente con aquello a lo que uno está acostumbrado. De todos modos, como han sido pocos días, tampoco me ha dado tiempo de ver muchas cosas, aunque sí a intuirlas… Con la lectura en las aulas, yo creo que lo más sensato, una vez que los chicos ya leen, es incorporarla con naturalidad y practicarla a diario y darle menos vueltas, ya sabes…
Bueno, Mamen, que 2010 sea un año saludable para ti y que mantengamos estos nexos de comunicación, a través precisamente de la LECTURA de nuestros blogs, entre otras posibilidades. Un abrazo

Candelas -

Hola, Mariano
Siempre es un gusto leer tus artículos y los comentarios que los completan.
Es verdad que es un misterio el como nos enganchamos a la lectura. Casi siempre hay un momento en el que se produce la magia y casi siempre ese momento está ligado a la pausa,a las interminables tardes de verano o de lluvia o de un aburrimiento que acaba siendo fértil. Pero hay muchos y variados caminos para acercarse a la lectura, cualquiera de ellos es válido. Recuerdo el año pasado, cuando una familia de mi clase llevo a su casa la maleta viajera con libros para toda la familia. Cuando la mamá vino a devolverme la maleta me dijo que ella no leía nunca, que no le gustaba pero que por leer al lado de su hija había cogido el libro de Palabras de Caramelo de Moure y que se lo leyó enterito, me contó que lloró porque se emocionó y que iba a seguir leyendo. Ahora la suelo ver, por las tardes, en la Biblioteca del cole y me presta por la vida.
Bueno, yo te quería pedir permiso para incluir la introducción de tu conferencia, citándote convenientemente, en un blog que he comenzado hace un mes...más o menos. Ya me dirás.
Un saludo

Mamen -

Hola Mariano.
Interesante viaje a tierras para mí extrañas.
Que nos desubiquemos al principio un poquico, que agudicemos el oído, recordemos los consejos de nuestros padres para cuando viajábamos solos jaja y, que abramos los ojos de par en par, nos pone en forma ¿no?
Qué bueno relacionarse con los otros ponentes y con la gente.Observar y aprender de los demás. Bien.
Tu introducción, emocionante, en la que encuentro conexiones con la película de Casablanca.
¿Sabes? A veces, sólo a veces, tengo la sensación que entro en la clase de los mayores con mi cuento, y ha cambiado casi todo. Es una sensación que ultimamente me pasa. Quizás me deba reciclar. Seguramente.
En fin.
Disfruta de las vacaciones, tus lecturas y de la familia en estos días.
Un abrazo

Mariano -

Hola, puntual Silvia Luz:
Bueno, hay días que cuesta un poco más escribir. Personalmente, necesito un poco de aislamiento y algo de sosiego… La temática pretendo que tenga que ver con mi vida, con las relaciones o las actividades que voy haciendo (o que hice en el pasado). “Me gusta que me digas que te gusta como escribo” (¡qué buen título para una canción o qué buen primer verso para un poema!, ¿no crees?, je, je).
En cuanto a lo de ser ejemplo, ejercer de ejemplo, tener una conducta ejemplar… Maestros y maestras, en la escuela, (y el resto de las personas, en otros ámbitos, claro) deberíamos tener siempre “in mente” esos pensamientos y actuar con coherencia y responsabilidad. No podemos recomendar una cosa y hacer otra. Y no podremos sembrar la semilla lectora si no somos fervientes practicantes de la misma; y no podremos cultivar la escritura, si no escribimos nunca una línea… Nos irá mejor si nos tomamos en serio estas cosas y aumentamos nuestros niveles de coherencia personal y de implicación profesional.
Estos días de frío intenso, apetece más la lectura, al calor del hogar o del radiador y también la escritura: cartas a las amistades (muy recomendable que sean manuscritas, por la alegría que experimenta quien las recibe en esos buzones desprovistos de todo afecto) o bien anotaciones en diarios, blogs,…

Silvia Luz -

Hola Mariano! estuve esperando el post, me extrañaba que no escribieras. el anterior lo leí un poco tarde y pensé comentarlo con éste. Me encanta la forma poética de escribir que tienes, tal vez necesite yo un poco de entrenamiento tuyo.En cuanto a Casablanca, te cuento que me dio un poco de miedo pensarme en la misma situación, con todo lo que se cuenta y las pelis que uno vio, llenas de intriga, misterio y desprotección, pero veo que no es tan así, como todo.
Recordaba una encuesta que hice hace un tiempo entre los maestros de mi escuela y entre los padres sobre sus lecturas personales: nadie leía literatura, sólo aquello que necesitaban para el trabajo, algunos durante las vacaciones se daban ese "lujo", al decir de unos, y me di cuenta que sin el ejemplo todo es inútil, puede que aparezca una mosca blanca por ahí, pero en general no se puede pretender que los niños amen la lectura si no la amamos nosotros.
Un abrazo