La verdad es que este verano he descuidado mucho más de lo habitual el hecho de escribir en el blog. Es normal que uno, cuando está de vacaciones, abra un paréntesis en las actividades cotidianas que suele ir haciendo y las deje en suspensión, pero yo me venía resistiendo como un cosaco a abandonar esta práctica de escribir cuatro o cinco textos mensuales para dejarlos expuestos a las miradas curiosas.
“¡Este verano, este hombre ha sucumbido a la pereza!”, diréis… Y no es del todo cierto. Uno de los elementos desanimadores más potentes lo constituye el deterioro de la señal con la que se recibe Internet por estas tierras. Hasta hace unos meses, conectándome a la línea telefónica desde casa, podía leer y usar el correo electrónico, pero desde las pasadas navidades no se cargan las páginas y me resulta imposible. La alternativa es acudir a la biblioteca a usar el “Internet rural” que ha ido perdiendo potencia y ya no permite publicar un texto en el blog, ni subir unas fotos al facebook, ni mantener actualizada la página web… Tantas dificultades obran como un lastre y uno se deja llevar y piensa que después de casi seis años de blog muy activo, bien estará descansar un poco este verano…Y ahí están las razones de este parón momentáneo. Aunque ahora tengo dos bocas electrónicas que alimentar: el blog (http://gurrion.blogia.com) y la web: (http://macoca.org), espero que cuando llegue septiembre vaya cogiendo la forma (tras una rápida pretemporada) y “les vaya dando de comer” sin más problemas, je, je.
Como ya el azar dejó instituido en 2008, hoy es un día especial para nosotros: de alegría porque nuestro hijo Daniel cumple años y de añoranza y tristeza porque también se cumplen dos años del fallecimiento de mi padre. El 20 de agosto, por obra del azar, se ha convertido para mí en una de las fechas más significativas del año. Ahora mismo, a las nueve de la mañana, tras las tormentillas de la tarde-noche de ayer, el día ha comenzado soleado y fresco de temperatura. Imagino que por la tarde, acompañaremos a mi madre al cementerio, a depositar un ramo de flores, mientras se aviva el pensamiento y el recuerdo hacia él. Ayer tarde, mientras dábamos un paseo por los caminos de la huerta con Mercé, lo recordaba una vez más, viendo los huertos que trabajaba en vida (muchos de ellos yermos ahora), evocando los trabajos que hacíamos en ellos o su ligero caminar con la azada al hombro yendo a comprobar el caudal de agua en la derivación de la acequia, recorriendo la distancia entre un huerto y otro cuando habíamos acabado la faena en el primero o regresando a casa por la tarde para empezar las faenas con las vacas… Daniel, por su parte, anda inmerso en los entrenamientos de pretemporada, de modo que tendremos que felicitarlo a distancia y posponer la celebración para más adelante.
Ya hace días que se editó y distribuyó el número 120 de la revista El Gurrión. El mes de agosto es siempre “mes de nacimiento” de un “gurrión”, junto con febrero, mayo y noviembre. Precisamente, cuando lleguemos a noviembre y salga a la luz un nuevo capicúa, el 121, se cumplirán 30 AÑOS desde que el número 0 comenzó, en noviembre de 1980, esta singular aventura. Si alguien necesita ejemplos de constancia, aquí tiene uno bien evidente, sobre todo si lo que necesita es un ejemplo de “trabajo constante no remunerado”. Como otras aventuras en las que uno participa, “El Gurrión” es una fuente incesante de buenas noticias y aunque hay cenutrios identificados, que sin comprarlo ni leerlo, lo critican o quieren descalificarlo (la envidia, la impotencia y la mediocridad suelen ser letales para mantener el equilibrio psíquico de algunas personas), aquí “en la fábrica”, tenemos la moral muy alta, la autoestima perfectamente alimentada y no pensamos reblar ni de broma. Creemos en lo que hacemos y además, creemos que lo hacemos bastante bien, je,je. Aquí os dejo con el texto de presentación del último número:
PRESENTACIÓN – EL GURRIÓN 120
¡Que lleguen las fiestas!
La vida de los seres humanos resulta complicada, puesto que las interacciones que uno se ve obligado a establecer no siempre son favorables. Entonces no queda más remedio que apechugar con lo que nos toca y tratar de minimizar los efectos negativos que tales cuestiones pudieran tener. Es muy probable que, a la hora de la verdad, tengamos menos poder de elección del que nos parece y sea el azar quien coloque a nuestro lado o frente a nosotros, personas, circunstancias, encuentros, olvidos, lugares, alegrías, sinsabores, etc. elementos, en definitiva, que ayudarán a levantar nuestro ánimo o que contribuirán a mantenerlo en niveles deplorables… Como estamos de vacaciones y tendrán tiempo, no dejen pasar la ocasión de reflexionar sobre todo esto, para encarar con alguna estrategia nueva el otoño y el invierno que acechan en el horizonte.
El caso es que últimamente (aunque ya hace tiempo que viene siendo habitual) si miramos los informativos o la prensa diaria, encontramos pocos motivos para alegrarnos: pinchazo de la burbuja inmobiliaria, aumento del paro laboral, abaratamiento de los despidos, crisis económica, dinero para los bancos que presumen de magros beneficios, pérdida de conquistas laborales del pasado, justicia envuelta en constantes injusticias, sinvergüenzas enriquecidos sin dar palo al agua, especuladores ladrones, magos de las finanzas que se han quedado sin magia (pero con la pasta),visionarios que han resultado cortos de vista, enfrentamientos bélicos reiterados, guerras inútilmente alargadas, deplorables y continuos conflictos religiosos, hambrunas, desastres naturales en todas las latitudes y una lista aún más larga que a nadie se le escapa. Y también es cierto que, por estos pagos nacionales tan maltratados, es el deporte el que, de unos años a esta parte, proporciona de cuando en vez alegrías para compartir, noticias para celebrar: Nadal, Alonso, Gasol, Lorenzo, Pedrosa, Elías, Casado, Domínguez, Jiménez, Contador, la selección nacional de Baloncesto, la selección nacional de Fútbol…, por poner solo unos ejemplos, agitan el orgullo y permiten sacar pecho a quien quiera hacerlo…
De modo que, uniendo lo anterior con lo que sigue, recibamos las fiestas veraniegas (y mantengamos la misma disposición para las que celebremos el resto del año) como expresión máxima de la alegría necesaria, del optimismo recomendable, de la vida misma. Este tiempo de vacaciones que nos permite romper rutinas, olvidarnos de relojes y horarios, que nos proporciona otras compañías y nos ofrece nuevos paisajes, que nos dibuja itinerarios diferentes y nos propone actividades nuevas, vivámoslo con la suficiente intensidad interior para que nos fortalezca y cargue nuestras baterías de energía y con la suficiente complicidad exterior para que nos sintamos relacionados y reconocidos y eso también se transforme en energía vital. En este tiempo veraniego, las fiestas están por todas partes y pueden ser el mejor antídoto contra la oscuridad del actual horizonte laboral, del otoño político que viene, del próximo curso escolar… Ahí tenemos una oportunidad de cultivar algo el optimismo, celebrar la cultura, intensificar las relaciones y mejorar nuestros estados de ánimo de cara a vivir con renovadas ilusiones, con serenidad y sentido común y para mantener la esperanza de que saldremos de esta situación, simplemente, porque ya hemos salido de situaciones peores. Que las Fiestas Mayores de Labuerda y todas las que vivas este verano, te ayuden a ser más optimista y un poco más feliz.
Y aunque el anterior texto se titula “¡Que lleguen las fiestas!”, debo decir que cuando escribo esto ya hace unos días que han acabado. Creo que han sido unas fiestas inolvidables (y también parecían interminables). Cinco días de actos, músicas y bailes (del 12 al 16, ambos inclusive). Muchas felicitaciones para Ana, Sonia y Sandra, las tres mujeres que hace cinco años cogieron las riendas de la organización y que han dejado un perfil nuevo: dando entrada a la participación directa de personas casadas (madres y padres que organizan los juegos infantiles; casados que se ocupan directamente de organizar la Ronda de la Bandeja o la cena popular)… incorporando cada año novedades (la “batucada” de este año fue un puntazo y todo un acontecimiento y la celebración de la II Muestra de Coleccionismo confirmó que es posible mantener esta línea complementaria de actos). Por supuesto, la cena popular del último día (este año se ha celebrado su cuarta edición) ha sido un gran invento y no sólo está consolidada, sino que es esperada especialmente. De hecho, hay personas que acuden exclusivamente a ese acto de las fiestas, desplazándose desde su lugar de residencia.
Aunque este no sea el lugar para desgranar con detalle lo que dieron de sí las pasadas fiestas, sí es obligado mencionarlas en este texto “agosteño”; sobre todo, porque quienes las organizan dan muestras de una profunda responsabilidad en todo momento lo que, desde luego, contradice muy claramente la imagen que se da de la juventud. En Labuerda, las fiestas mayores nunca las organizó el ayuntamiento; siempre se ocuparon de ello los jóvenes y, aunque en cada época han primado unos actos u otros, han tenido un perfil u otro, en líneas generales ha habido una importante dosis de responsabilidad organizativa. En estos últimos años, Ana, Sonia y Sandra han subido el listón probablemente y han dejado un gran ejemplo para quienes tomen el relevo.
Y por lo que a mí me toca (la II Muestra de Coleccionismo, que realizamos la mañana y la tarde del día 16) estoy satisfecho, aunque reconozco que podría haber hecho bastante mejor la labor de coordinador voluntario del evento. Espero mejorar notablemente el próximo año. Nos juntamos nueve expositores y pudimos ofrecer lo siguiente: Luis Vidaller, sus relojes; Encarna García su colección de minerales y fósiles; José Luis Mur, la de programas de mano de películas españolas y algunas cámaras relacionadas con la fotografía o con el cine; Daniel Coronas, la de banderines de equipos de fútbol y la de chapas de bebidas de algunos países del mundo; Antonio Blan, la de sellos y monedas; Ricardo Coronas, la de latas viejas de productos farmacéuticos y alimentarios; Esther y Prudencio subieron desde Fraga y nos dejaron cuatro álbumes de calendarios; Anny y Luc llegaron desde Gante con tres pósteres gigantes con más de cien señales de tráfico “de escolares cruzando la calle” de distintos países ordenados alfabéticamente y yo dejé por allí una colección de posavasos, una muestra de periódicos de distintas comunidades y diferentes países y una treintena de viñetas relacionadas con el libro y al lectura (ampliadas a DINA-3 y plastificadas). Acudió gente a verla, aunque nos hubiera gustado que hubieran venido más, claro y salió una reseña de la misma en el Diario del Altoaragón el día 17. Ya hemos anotado algunos nombres nuevos para la próxima edición y comentado con los de todos los años algunas ideas; de modo que, si nadie lo remedia, en las fiestas de 2011 estaremos montando la III Muestra.
Y ya voy acabando porque este texto se ha alargado más de la cuenta. Que terminen bien este mes vacacional por excelencia. Septiembre se asoma en el horizonte y abre los brazos para acogernos en la vuelta al trabajo, ¡qué cabrón!
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Autor: Marina Escándil
Fecha: 22/08/2010 00:45.
Autor: Silvialuz
Fecha: 22/08/2010 04:27.
Autor: Mariano
Fecha: 24/08/2010 17:39.
Autor: Mariano
Fecha: 24/08/2010 17:43.
Autor: Ana Nebreda
Fecha: 25/08/2010 20:28.
Autor: Mariano
Fecha: 26/08/2010 10:42.
Autor: ana
Fecha: 31/08/2010 14:20.
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