De un tiempo a esta parte, cuando salgo de viaje para encontrarme con un grupo de maestras y maestros, a los que se supone debo animar (a leer, a escribir, a dinamizar la biblioteca escolar…) voy acompañado de una maleta de madera, rígida, de un suave tono amarillo, en la que hay dibujados cuatro “Transatlantic” y tiene escrita una leyenda que dice: “Grand Star Line” (repetida también cuatro veces). Tiene un asa de color marrón, de plástico duro (el único error de construcción quizá de la maleta, pues debería ser metálica) y tres cerraduras. Es ligera de peso, pero desde que me la compré, hará ya unos tres años, siempre está llena y su peso no es ninguna tontería, sobre todo si la distancia que debo recorrer con ella colgada de una mano es considerable. De momento ha viajado en coche, taxi, autobús y tren… Me resisto a llevarla en el avión y no ha habido oportunidad de subirla a un barco.
Dentro de la maleta llevo muestras de todo lo que quiero hablar y mostrar a mi auditorio: cuadernillos para escribir o completar: de noticias, valoraciones personales, fichas biográficas, fichas de muestras naturales, brevísimas reseñas de libros leídos,…; ejemplares de libritos que he realizado en mi clase, que hemos realizado con las compañeras de nivel, que ha realizado Mercè en la suya o con su compañera (algunos de ellos, fruto del estiramiento de actividades impulsadas desde la biblioteca escolar, otros como proyectos de trabajo para fomentar la escritura); libritos de tamaño cuartilla grapados por el lomo, libritos desplegables y plegables que pasan del DINA-3 a la octavilla; libritos apaisados, libritos en acordeón, libritos de pliegue vertical… Uno dedicado a Alberti, otro a la luna, a las brujas y sus conjuros, a los dragones, a Ana Pelegrín, a las golondrinas, a los cuentos cortos de cerdos, a las abuelas y los abuelos, a la paz, a los ABCdarios, a los poemas vegetales, a los monosílabos, a la geografía de Aragón, a los nombres de cada uno, a los animales de carga y tiro, a lo que cada cual quiere ser en la vida, al embarazo y primer año de nuestras vidas, a los juegos y trabajos de nuestros abuelos y abuelas…
Llevo también la colección completa de marcapáginas elaborados en el colegio y un puñado más que he ido haciendo por mi cuenta: con una frase reflexiva de Matilda o un abcdario de insultos del libro de Konrad; con hojas otoñales de distintos árboles y propuestas para escribir y buscar información, con columnas de prensa, con juegos creativos resueltos, con rompecabezas de fotos de líquenes… Llevo un pasaporte para “Un libro, un viaje”, una entrada de cine para “El cine y los libros”, pegatina y tazo de la biblioteca escolar… Llevo tres álbumes de cromos que marcan una evolución: el primero sobre las brujas, con formato cuartilla y doce espacios para otras tantas ilustraciones; tanto el álbum como los “cromos” están hechos en el colegio. El segundo se refería al mar: “Un océano de palabras en un mar de libros”: el álbum está hecho en la imprenta. Las palabras están ordenadas alfabéticamente y cada una aparece en un fragmento de un libro. El cromo es en blanco y negro. El tercero se titula “Vivir, sentir, convivir”. Son treinta ilustraciones sacadas de libros, en color, para ilustrar unos fragmentos sacados de esos libros infantiles…
Llevo ocho publicaciones que se repartieron en su día a todas las familias del colegio. Las cuatro primeras se refieren a la recopilación de folklore oral, se propusieron desde la biblioteca y desde allí se confeccionaron y repartieron: Una bolita de algodón, El patio de mi casa, De ayer a hoy y Así nos lo han contado… Las otras cuatro, se hicieron desde el tercer ciclo. Son actividades de búsqueda documental y están relacionadas con el eje de trabajo del colegio: “S de Servet”, “N de Nicaragua”, “A de agua y Aragón” y “C de convivencia”…
Llevo varios ejemplares del boletín Bibliotelandia que, desde 1989 ha editado ya 59 números y que guarda memoria de lo que hemos ido haciendo… Llevo algunos cuadernos sacados de la maleta familiar, en el que madres o padres escriben sus apreciaciones, sus sugerencias sobre el uso que han hecho y el contenido de la misma. Llevo algún dossier de prensa, recogiendo artículos que hablan de libros, lecturas y bibliotecas y que durante años fui depositando cada poco tiempo en el expositor de la sala del profesorado. Llevo algún dossier de viñetas de prensa, en las que se da un repaso especial ala actualidad, como un ejemplo de un material barato que podemos confeccionar y acercar a las familias….
Llevo algunas bases de trabajo que permitieron a los chicos recortar, decorar y montar dragones o vestir de manera original un dibujo de niño o niña… Llevo un par de libritos impresos que regalamos al finalizar alguna de las actividades propuestas; por ejemplo, el de leyendas del mundo ilustrado por madres y criaturas o el que se titula “Los libros no se comen, pero alimentan” que recoge un resumen de lo que se hizo en el colegio… llevo los seis cuadernillos que confeccioné en los años 2000 y 2001 para el Gobierno de Aragón y que intentaban ser materiales útiles para el fomento de la lectura. Llevo un ejemplar de “Con H de humor”, en el que tengo varios recursos de lectura y escritura. También encuentran acomodo dentro de esta particular maleta viajera los ABCdarios de pequeño tamaña: el “de los efectos fantásticos que puede producir la biblioteca escolar”; el “de lo que debería ofrecernos un buen libro”; el de “una escuela por orden alfabético” y el que contiene la “carta a maestras y maestros que empiezan”…
Llevo algunos “libritos” confeccionados con las “conversaciones escritas” que hemos mantenido con algún autor del que hemos leído un libro: le hemos mandado nuestra opinión y nuestras preguntas y él nos ha contestado una por una. También fotocopias de artículos que deseo repartir entre los asistentes o cuadernos de escritura para hacer in situ…
Llevo también algunos CDs con materiales para proyectar y un pen-drive con lo mismo. Mi amiga Ana G. de Jaén “se apiadó” de mí el año pasado y cuando vio lo que trajinaba, se ofreció a escanear libritos y cuadernillos y convertir cada uno en un archivo pdf, con la finalidad de no tener que acarrear con la maleta. Hizo un gran trabajo y me hizo un buen regalo, pero me siento más seguro con la maleta a cuestas, aunque algún rato maldigo de ella porque he puesto más cosas de las que necesitaba y su peso llega a incomodarme.
Este curso ha ido conmigo a todos los sitios en los que he estado. Sin ir más lejos, ha compartido conmigo la última gira andaluza: Huelva, Sevilla, Alcalá de Guadaira y Córdoba. Cada día, he ido sacando, más o menos ordenadamente, su contenido para mostrarlo y pasarlo a las manos de los asistentes y cada día he recogido todo con apresuramiento y sin ningún orden. Esa circunstancia ha supuesto que, también cada día, al regreso al hotel, debía dedicar un buen rato a reordenar los materiales para el día siguiente. En todos los sitios, la maleta es mirada con curiosidad y cuando de su panza empiezan a salir “criaturas”, la curiosidad da paso a la sorpresa.
“Mi maleta viajera” está siempre dispuesta; descansa aquí a mi lado y guarda en su interior una muestra nutrida y nutritiva de trabajos individuales y colectivos: palabras envasadas, versos sorprendentes, ilustraciones llenas de naturalidad, algunos ejercicios de la imaginación y otros productos derivados de la fantasía… Mi maleta viajera está siempre a lo que le mande. Que hay que salir zumbando, pues me acompaña; que ahora toca descansar, pues no dice nada y espera su momento.
Ahora mismo, está velando armas, descansando de un largo viaje y, precisamente, eso es lo que voy a hacer yo, llegados a este punto, irme a descansar porque ya les he contado aquello que quería contar… Aunque me faltaría añadir una cosa más. A veces, la maleta guarda también hojas y libretillas con mis desvaríos. Éste es reciente:
El día 20 de febrero, cuando regresaba desde Madrid, cogí la prensa que ofrecían en el AVE. En el ejemplar de La Vanguardia, encontré que aparecían los nombres de todos los santos del día y me puse a hacer rimas:
.. Santa Jacinta, ¡joder qué pinta!
.. San Tiranión, ¡toma un bombón!
.. San Nemesio; este nombre no tiene precio.
.. San Eleuterio, ¡acláranos el misterio!
.. San Nilo, vete por donde has venido.
.. San Peleo, como no tengo libros, no leo.
.. Santa Amada, sé buena y súbete la falda.
.. San Sadot, ¿es nombre de señora o de señor?
.. San León: santo con melena y depredador.
.. San Zenobio, haz un milagro y encuéntrame novio.
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Autor: Silvialuz
Fecha: 24/02/2009 02:07.
Autor: Mariano
Fecha: 25/02/2009 16:37.
Autor: Alba Buisán Navas
Fecha: 26/02/2009 10:21.
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Fecha: 26/02/2009 10:32.
Autor: AINOA RIVAS
Fecha: 26/02/2009 10:35.
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Fecha: 26/02/2009 10:41.
Autor: Alba Buisán Navas
Fecha: 27/02/2009 19:58.
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Fecha: 01/03/2009 17:04.
Autor: Lutgardo Jiménez Martínez
Fecha: 03/03/2009 20:24.
Autor: Anita dinamita
Fecha: 05/03/2009 23:23.
Autor: Mariano Coronas
Fecha: 06/03/2009 22:28.
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