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COSAS DE LA VIDA (La selectividad y la regla de tres)

 

1.- Anteayer finalizaron los exámenes de selectividad para unos cuantos miles de jóvenes de este país. Ahora esperarán unos días las correspondientes correcciones, hasta recibir la nota y luego empezarán a matricularse en la Universidad o se tomarán un año sabático o harán algún módulo profesional… Anteayer veía la información del telenoticias del mediodía y las imágenes sobre las que iba montada dicha información, me parecieron infames: grupos de jóvenes celebraban con alcohol y con gritos histéricos el final de estos días de exámenes, mientras otro grupo se dedicaba a quemar apuntes, en el suelo, como celebrando por anticipado las hogueras de San Juan, ¡vaya! Cualquier espectador, a la vista de tan “constructivas” imágenes, podría pensar que en este país, finalizar el bachillerato es sinónimo de depravación, quema pública, borrachera colectiva,… Ayer, muchos jóvenes, al terminar los exámenes, se fueron a sus casas, algunos se acostarían a dormir una larga siesta (cansados de la tensión de dos días y medio) o se juntarían en un bar para ver el correspondiente partido de la eurocopa o saldrían de marcha civilizada por la noche… Pero parece que la TV no puede ofrecer imágenes de normalización, de gente sensata (el país funciona porque hay más gente sensata que insensata, no sé si se han dado cuenta); vende más el morbo, el follón,… Siempre lo mismo, carnaza para los buitres. Una auténtica pena… La verdad es que en fútbol no pasamos de los famosos “cuartos”, pero es que en otras cosas, estamos siempre en dieciseisavos de final (por no decir que nos quedamos siempre en la fase previa). Recuerdo ahora que en los principios de curso, suelen ofrecerse con profusión imágenes de niñas y niños llorando cuando llegan a la escuela. Es evidente que hay otras imágenes… En muchas ocasiones, no entiendo qué códigos rigen en las televisiones para que se ilustre la noticia con algunas imágenes que muestran perfiles innecesarios o momentos no relevantes que no aumentan la información, sino que la sesgan (no sé si existe este verbo) de una manera lamentable.

 

 

2.- “Pues por esa regla de tres, si mi abuela fuera mi abuelo, ya no sería mi abuela...”  Echamos mano, frecuentemente, de la regla de tres en nuestras conversaciones, porque la expresión se ha incorporado al habla popular. Aprendimos en la escuela que con la regla de tres podíamos resolver muchos problemas de aritmética, aunque también pudimos comprobar que, algunos problemas que nos presentaba la vida, no podían resolverse con esa estrategia matemática…

Ahora de mayor, en pocos días, he comprobado la “inutilidad” de la vieja regla de tres: Pedí hace poco, a la Administración (ejerciendo un derecho que nunca había utilizado) cinco días por asuntos propios sin sueldo y me fueron concedidos. La primera sorpresa que recibí, tras la petición y la concesión del permiso, fue saber que no sólo me descontarían las jornadas no trabajadas (cosa totalmente lógica y justa), sino que el descuento se ampliaría a los dos días del fin de semana; es decir, me iban a descontar también el sábado y el domingo. A mí eso ya me pareció alucinante. Imagino que es a eso a lo que se le llama laguna legal o agujero negro administrativo… En todo caso si esa es la norma, creo que es totalmente injusta. Las normas están para cumplirlas, pero cuando son injustas, están para cambiarlas.  El caso es que al llegar al final del mes correspondiente, comprobé que me habían descontado una cantidad importante. Entonces se me ocurrió aplicar la vieja regla de tres: si en siete días me han descontado “y” euros, en un día me hubieran descontado “x” euros. Bien, correcto. Entonces, vuelvo a aplicar la regla de tres: si me han descontado  por un día “x” euros, en un mes de treinta días deberían de pagarme: “z” euros. Resultado, negativo. Según esa regla de tres, estoy cobrando más de 200 euros menos al mes. O la regla de tres miente, y debería de olvidarse su enseñanza por haber quedado obsoleta, o la perversión salarial de la administración es tan grande que nos engañan legalmente como quieren.

 

 

3.- Declaración de renta. Dos declaraciones: la misma situación familiar, los mismos “ingresos bancarios”, el mismo sueldo salvo, en mi caso, unos dineros extras fruto de algunas sesiones de formación, colaboraciones en medios escritos… Realizadas las declaraciones, éste es el resultado: El declarante número 1, debe pagar poco más de 100 euros. Aplico la regla de tres. Si el declarante número 1, con los ingresos declarados debe pagar, pongamos 114 euros; un servidor, con los ingresos declarados, pagaré “x” euros. Realizada la operación, me sale que debo pagar 144 euros. Me parece razonable. Hago mi declaración y el resultado es ¡que tengo que pagar 2000 euros! Automáticamente no puedo evitar acordarme del ministro del ramo, del secretario general adjunto, y de todos los listos de “Silicon Valley”  o del “Valle del Jarama” que dedican ímprobos esfuerzos y parte de su vida a inventar programas informáticos que llevan a resultados tan diferentes partiendo de comienzos tan parecidos. De tal manera que, concluyo pensando que la regla de tres, debería empezar a llamarse la regla de dos, pero jodidos, cuando el tercero es Hacienda.

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P.D. En estos tiempos, conviene recordar que se está celebrando la Eurocopa de fútbol en una sede bicéfala: Suiza y Austria. Después de las dos primeras jornadas de enfrentamientos, hemos visto algunas sorpresas agradables: Portugal y, sobre todo, Holanda (que les ha dado un repaso de cuidado a los dos equipos que jugaron la última final del campeonato del mundo). España también hizo un buen primer partido y, poco más: Italia, Francia y Alemania andan con muchas dudas y con dificultades… El negocio, no obstante es redondo. Un evento como éste mueve cifras multimillonarias y los popes de la UEFA se están pegando unos días viviendo “de cine”, como se suele decir. A propósito de las “identidades nacionales”, tan exaltadas con estas celebraciones, no estará de más saber que, por ejemplo, el goleador de Alemania (Podolski) nació en Polonía; el jugador más fantasioso de Polonia (Guerreiro) es brasileño; que el capitán de Austria (Vastic) es croata; que el centrocampista titular de España (Senna) es brasileño, como también lo son Pepe y Deco que juegan con Portugal ... En Suiza juega Fernandes (natural de Cabo Verde), Jakupovic (nacido en Bosnia) y Djourou (en Costa de Marfil); en Turquía está Aurélio (Brasil) y Altintop (nacido en Alemania)...y así podríamos continuar con ejemplos de jugadores nacionalizados. Ojalá este mestizaje deportivo sirva para disminuir los exacerbados sentimientos nacionalistas que tiene algunos, "por esos campos de dios".

2 comentarios

Mariano -

Hola, Mari Carmen:
Bienvenidos tus comentarios. En realidad, a mí personalmente, hay muchas cosas que no me gustan en los telenoticias. Especialemte me disguta la publicidad gratuita que dan, en muchas ocasiones, a grupos de indeseables, a "bárbaros sin fronteras" que son nombrados con reiteración y aparecen en pantalla. A los "malos" no hay que nombrarlos y menos darles cancha para que, encima, nos restreguen su insolencia desde la pantalla. En ocasiones, parece que nos hemos vuelto locos y hemos perdido el norte.

Mari Carmen -

El ejemplo televisivo concreto que comentas sobre las celebraciones post-selectividad no lo he visto (no malgasto demasiado tiempo en ver TV), pero me lo puedo imaginar: resulta aberrante la manera cómo nos "venden" las noticias y el tipo de informativos que nos ofrecen hoy en día. Es lamentable el espectáculo que ofrecen las programaciones televisivas, creo que nos merecemos otra cosa como ciudadanos. Estoy de acuerdo en que hay gustos para todo y el abanico debe ser amplio y diverso: y precisamente por esto encuentro a faltar una oferta televisiva culturalmente de calidad.
Como comentario personal, decir que mi último ya lejano día de las pruebas de selectividad lo recuerdo como muy espantoso: tenía una migraña horrible, así que no estaba ni para hogueras ni para borracheras. Y, aunque no me hubiese encontrado tan mal, no me habría tampoco dedicado a "celebrarlo" así ni recuerdo a mi alrededor ningún espectáculo de ese tipo.
¡Ojo con los borradores que envía Hacienda! Tengo un par de experiencias muy negativas al respecto. Siempre se equivocan a su favor y las diferencias son dispares: a nosotros el año pasado, según el borrador, teníamos que pagar unos 2000 € (con hipoteca y dos hijos, y para de contar) y finalmente nos devolvieron 1000 €. En fin...