Con frecuencia, uno tiene pensamientos, se encuentra con personas, escucha noticias, le hacen comentarios, lee escritos, etc. que tienen una curiosa relación con su propia vida: se produce un encuentro con aquella persona en la que pensaste fugazmente justo un día antes; cae en tus manos, de manera casual, un libro que trata ese tema que últimamente te ronda la cabeza; escuchas en las noticias algo de lo que has estado hablando, precisamente, hace poco rato con unos amigos; abres distraídamente un periódico viejo que ibas a tirar y encuentras un artículo extenso con un tema de mucho interés personal que no viste ni leíste cuando compraste el diario; viajas a otra ciudad y te encuentras con uno de tu pueblo al que no ves nunca ni cuando los dos estáis en el pueblo... A veces, se habla de telepatía, de premonición, “vamos a llamarles casualidades”, para no entrar en “honduras”.
El caso es que el pasado 6 de agosto compré dos periódicos: El País y Público y, en sus páginas, descubrí algunas de esas sorprendentes casualidades o coincidencias, que motivaron este texto:
1.. El País, jueves 6 de agosto de 2009. Contraportada. Dice Silvia Sesé (editora española de Millennium) que a Stieg Larsson lo descubrió en Internet.
Hoy, 6 de agosto hemos viajado desde Labuerda (mi pueblo de nacimiento) hasta Figols de Tremp (donde vivió su infancia Mercè, aunque nació en Tremp, porque había hospital). Al pasar por L´Aínsa, hemos parado un momento a comprar la prensa diaria: un ejemplar de El País, edición Cataluña y otro del diario Público, edición nacional. Al llegar a Figols y una vez descargado el coche y colocado las cosas en su sitio, empiezo a leer El País, como suelo hacer, por la última página y me encuentro ese titular: “A Larsson lo descubrí en Internet”.
En julio leí el segundo y el tercer libro de la trilogía de Millennium (había leído anteriormente el primero). Ya expliqué en el blog http://www.nosotrasleemos.bitacoras.com que, globalmente, me han gustado los tres libros, aunque el segundo algo menos; de cualquier modo, me interesa todo lo que salga escrito sobre este periodista y escritor (que nació el mismo año que yo) y que murió sin poder saborear el éxito de sus novelas.
Bueno, pues la casualidad global es que en la contraportada de El País, hablan de Stieg Larsson y de sus novelas; que quien habla de ello es Silvia Sesé (¡qué apellido tan sobrarbés!, he pensado nada más leer el titular), que resulta que Silvia nació en 1965 en Tremp “porque había hospital”, “pero que se siente de Lafortunada, el pueblo de su familia, en Huesca”. Y, justo hoy, nosotros estamos en Figols (a unos 10 kilómetros de Tremp, donde nació Mercè) y venimos de Labuerda (donde nací yo y que está a poco más de 10 kilómetros de Lafortunada). Total que he guardado el recorte en la carpeta de “vamos a llamarles casualidades, aunque también podríamos llamarles coincidencias”
2.. Mercedes Cebrián escribe su columna en Público, edición del 6 de agosto de 2009, titulada “El mejor de los búnkeres”. Copio algunos párrafos de la misma:
“En esta ocasión elevaré un canto a las bibliotecas, un rosario de elogios a un lugar en el que, en esta época, se está mejor que en ningún sitio. (…) Si en verano permanecemos en la ciudad, no puedo visualizar muchos sitios mejores para un momento de ocio solitario diurno en el marco del paisaje urbano.
Pero mi filia hacia las bibliotecas no viene únicamente a través de la fascinación borgiana que supone tener al alcance cientos de libros y revistas, sino sobre todo gracias al elemento más destacable en esta clase de recintos: el silencio, un bien que, no dentro de mucho, se venderá envasado y a precios demenciales. (…)”
Termina la columna afirmando: “En muy pocos lugares es posible permanecer hoy en cierta armonía junto a otros seres humanos sin la urgente necesidad de hablar. Y además, se está fresquito”.
La columna la ha leído Mercè y me ha recomendado que la leyera. Los dos hemos hablado muchas veces del valor del silencio; algo que, como dice la autora (casualidad que se llame Mercedes también) es un bien cada día más difícil de disfrutar. En nuestro caso, lo buscamos conscientemente y lo encontramos, en su estado más puro, en dos sitios con frecuencia: en las excursiones que hacemos por el monte, donde sólo lo quiebran lejanos ruidos sin identificar o sonidos más próximos y agradables: cantos y gritos de pájaros o el sonido del viento azotando las copas de los árboles; y en la casa familiar de Figols de Tremp, alejada del resto de la pequeña aldea y donde es posible distinguir con nitidez el ruido del aleteo de las aves que sobrevuelan la terraza, el canto de las cigarras o de los grillos… Pero hay otra cosa que me gustaría incorporar a este comentario: es importante que en una pareja o en una familia, el silencio se integre como un estado natural positivo; es decir, que podamos estar callados y juntos: leyendo, pensado, escribiendo, sin que eso suponga contrariedad alguna.
Desde luego, estoy totalmente de acuerdo con Mercedes (y también con Mercè, en casi todo): me encanta el silencio de las bibliotecas y además, en su interior, siento siempre esa “fascinación borgiana” de estar acompañado de tantas posibilidades. Mis experiencias más repetidas, en ese sentido, se han producido en la biblioteca escolar del colegio público donde trabajo y en la biblioteca pública de mi pueblo; dos bibliotecas de las que soy orgulloso co-fundador, mantenedor y dinamizador voluntario.
3.. En la misma edición del periódico Público, leo que la escritora y ensayista marroquí Fátima Mernissi, ha estado en la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo (UIMP), en la sede de Santander, participando en un curso titulado “¿Por qué nos fascina la palabra amor? Las emociones como reflejo de los sueños infantiles”. Mernissi recibió en 2003 el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, junto con la escritora norteamericana (recientemente fallecida) Susan Sontag. Las pequeñas casualidades tienen que ver con que, en el Grupo de Lectura “NOSOTRASLEEMOS” elegimos a esas dos autoras para leer algunos de sus libros en los primeros meses de 2005 y que algunos comentarios pueden leerse en el blog del grupo. La segunda, llamémosle también casualidad, es que, en dos ocasiones, he participado como ponente en sendos cursos impartidos en esa maravillosa sede de la UIMP, el Palacio de la Magdalena de Santander (reconozco en la foto el precioso parquet sobre el que se sienta Fátima y algunas alumnas). La primera vez, en junio de 2002, en el curso “La literatura infantil y juvenil, un recurso para el fomento de la lectura” y la segunda, en julio de 2007, en el curso “La Biblioteca Escolar como espacio de aprendizaje”. En este segundo me acompañó también Mercé. Las dos estancias en el Palacio, las recuerdo con satisfacción y, de la segunda, guardo una foto que hice desde la ventana de la habitación, en el momento del amanecer, con el sol reflejado en el mar, llenando de magia mis ojos y mis sentimientos.
4.. Sin salir del ejemplar del diario “Público”, me encuentro con un artículo de más de una página, titulado “El despegue español del libro electrónico”, escrito por Blanca Salvatierra. Leo, entre otras cosas, que “El Corte Inglés es la primera gran distribuidora que comercializa un e-book bajo una marca propia” y que “las tiendas que ya venden dispositivos de otros fabricantes aplauden la iniciativa como el impulso que necesitaba este nuevo formato”. “El Corte Inglés, que ha comenzado a vender esta semana su propio lector de e-books, es el protagonista de lo que algunos consideran la apuesta definitiva por el libro electrónico en España. El inves-book 600, que ha empezado a comercializarse tanto en tiendas como por Internet a un precio de 299 euros y que, según fuentes de la compañía, puede almacenar 3000 libros supone el primer paso de una gran cadena de distribución que, bajo una marca propia, se adentra en ese mercado”.
El problema más evidente en nuestro país es la inexistencia de un catálogo de obras digitalizadas actualizado; podríamos leer clásicos con más de 70 años de publicación, pero no es posible acceder a títulos actuales. Por ejemplo el dispositivo “kindle”, de Amazon, puede conectarse mediante Wifi a la tienda on-line de la compañía, dando acceso a un catálogo de más de 230.000 obras, además de periódicos y revistas… La primera parte de la casualidad es que ese artículo salga justamente en la edición de hoy de Público (si hubiera salido ayer, ni me habría enterado), un diario que yo compro muy de vez en cuando. Y la segunda parte de la casualidad está en que en el último número de Bibliotelandia (el Boletín de la Biblioteca Escolar del C.P. Miguel Servet de Fraga), el número 60, escribí un sencillo artículo titulado precisamente “El e-book o libro electrónico”, con la intención de ir tocando ya un tema que se me antoja será crucial en los próximos años, en el tema de la edición.
P.D. Y si de casualidades se trata, cuando estoy terminando este texto, puedo contemplar desde la terraza de la casa de Figols una luna llena espléndida, impregnada de tonalidades rojizas y amarillas, con minúsculas nubecillas interpuestas que enriquecen aún más esas coloraciones. Es el momento del crepúsculo que hoy, como digo, es realmente especial y además no se oye un ruido. Estamos en SILENCIO contemplando cómo se va el día y disfrutando de ese regalo lunar (para mí, que soy cáncer, aún más especial).
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Autor: Fina
Fecha: 09/08/2009 20:32.
Autor: Silvia Luz
Fecha: 12/08/2009 04:26.
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Fecha: 12/08/2009 18:48.
Autor: Judit Ainoza Codina
Fecha: 13/08/2009 09:34.
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