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Cosas y casos de la prensa

1. Ayer llegó al colegio el Heraldo de Aragón, con el primer suplemento del Heraldo Escolar de este curso. Tal circunstancia, me hizo recordar… Durante ocho cursos escolares consecutivos (desde 2004-2005 hasta 2011-2012, ambos inclusive) fui escribiendo una columna quincenal para el Heraldo Escolar. En total fueron 138 artículos, bajo el título genérico de “CON SENTIDO DEL HUMOR”. Para mí fue un reto muy estimulante porque, creo, aprendí a desarrollar una mirada diferente ante lo que leía, lo que veía, lo que escuchaba, lo que me pasaba, etc. En esas acciones, buscaba inspiración o excusas para dar forma a alguna propuesta que satisficiera la curiosidad de quienes se acercaban a la columna mencionada. Y también necesitaba satisfacer mi propio afán de búsqueda de nuevas estrategias para trabajar en el aula, aunque fueran sencillos ejercicios de escritura, juegos con las palabras o recomendaciones de libros para la lectura en voz alta o para la lectura silenciosa y reflexiva, para pequeños trabajos de invtesigación…

 Si repasara todo lo escrito en esos ocho cursos, necesariamente lo haría con otros ojos, es muy probable que me encontrara con algunas sorpresas (y no todas satisfactorias). Seguro que algunas propuestas las encontraría excesivamente forzadas; otras las vería realmente ingeniosas y sorprendentes; descubriría propuestas sencillas y otras un tanto enrevesadas; fáciles de explicar y de realizar o complicadas de llevar a la práctica; de respuesta muy divergente o con menos posibilidades… Buena parte de ellas, fueron escritas después de haberlas experimentado con los chicos y chicas de mis clases. En todo caso, la aventura y el desafío me han producido algunas satisfacciones y ningún mal sabor de boca. Cuando terminaba un curso, construía un librito apaisado con las 17 o 18 propuestas que había realizado a lo largo del mismo; de modo que tengo ocho libritos que me permiten consultar con facilidad un material pedagógico que no está nada mal y que utilizo frecuentemente. Algunos años, he realizado cuadernillos fotocopiados con las propuestas publicadas ese curso y se las he regalado a algunos compañeros y compañeras o las he enviado por correo a algunos amigos y amigas…

 Durante todo ese tiempo, conté con el ánimo y el apoyo de la Coordinadora del suplemento semanal de los miércoles, el denominado y ya nombrado Heraldo Escolar: Silvia Rubio. Mi agradecimiento hacia ella, por el apoyo y confianza en todo este tiempo.

 

2. Estos días de mediados de septiembre, he terminado mi colaboración temporal con Cuadernos de Pedagogía. Hace algo más de un año, me llamó Jaume Carbonell, su director, para invitarme a realizar nueve artículos en la sección titulada “Historias mínimas”. Iban a ser nueve entregas –artículos de opinión- que saldrían bajo un título genérico, que yo llamé “La senda de las palabras” y que iban a referirse –sobre todo- a los libros, la biblioteca escolar, la lectura y la escritura… “Cuadernos” publica once número anuales y esa sección iba a aparecer en nueve de ellos; el primero en enero de 2012 y el último en noviembre de este mismo años.

En la anterior aventura del Heraldo Escolar podía escribir mi columnita quincenal –en último caso- tres o cuatro días antes de ser publicada; en cambio aquí debía mandar cada columna con dos meses de antelación. Eso suponía que antes de publicarse la primera ya había mandado dos y en estos momentos, todavía quedan dos números de la revista (los de octubre y noviembre) que acogerán las dos últimas colaboraciones que, por supuesto ya están enviadas a la redacción.

Ha sido un placer escribir esas “Historias mínimas” en una revista como Cuadernos de Pedagogía, de tan larga e importante trayectoria. Se publica ininterrumpidamente desde enero de 1975. El número de septiembre es el 426… Estamos ante una enciclopedia de muchos autores y autoras, sobre la educación, la enseñanza, la innovación educativa…

 

3. Y ahora viene dos referencias que nada tienen que ver con lo anterior, pero que tienen a la prensa diaria como soporte y de las que me apetece hablar, para cerrar este post.

Me refiero a dos artículos que combinan las referencias literarias con sucesos de actualidad y que dotan al texto de un doble interés. Podemos fotocopiarlos (o disponer de ellos en la versión digital del diario) para leerlos con los chicos, mientras, encima de la mesa, descansa el libro que presentaremos a continuación, relacionado con la noticia.

 .. El pasado 27 de agosto se publicaba en El País, en la sección de Cultura, un artículo titulado “A la caza del tesoro pirata” y se subtitulaba así: “Una expedición explorará la isla costarricense de Coco a la búsqueda de 24 baúles ´enterrados´ en 1820 con joyas”. ¡Vaya datos más esperanzadores para leerlo con atención! Y más si sabes que esa isla inspiró a Michael Crichton para escribir Parque Jurásico o si crees lo que piensa la bióloga alemana Ina Knobloch (inspiradora de esa expedición) que considera probado que La isla del tesoro de Robert Louis Stevenson, era, precisamente, Coco. Y este último es el libro que presentamos y del que podemos leer el primer capítulo, tras la lectura de la noticia y ofrecerlo posteriormente, por si alguno o alguna se atreve a leerlo.

 .. El domingo, 2 de septiembre, también en El País, en la sección Sociedad, se publicaba otro artículo con referencias literarias, titulado “El glaciar de Verne se derrite”, con el subtítulo siguiente: “La gruesa capa de hielo que cubre el volcán islandés Snaefells, donde el escritor situó la entrada al centro de la Tierra, avanza en su inexorable deshielo”. Nos enteramos, con su lectura que Julio Verne publicó en 1864, a sus 35 años de edad, su segunda novela: Viaje al centro de la Tierra. En ella, Verne decide que los personajes de la misma, encabezados por el alemán Otto Lindenbrock, penetren por el volcán Snaefells (Islandia) y salgan finalmente por el Stromboli (Italia). Verne no estuvo nunca en Islandia y desconocía que ese volcán estaba cubierta por una gruesa capoa de hielo que, como el calentamiento global siga adelante, los lectores de Viaje al centro de la Tierra del año 2075 que tengan la oportunidad de ver en directo o en imágenes el citado volcán, lo verán tal como lo imaginó Julio Verne: sin hielo y nadie pensará entonces en el posible “error” cometido por el escritor.

 En los dos casos anteriores, nuestra entrenada mirada ha descubierto esa conexión entre lo literario y la actualidad y nos ha proporcionado dos excusas muy sugerentes para hablar de dos libros que, aunque no los vayan a leer todos los chavales de la clase, sí podemos sembrar –en ellos y ellas- alguna semilla de curiosidad y deseo de hacerlo.

2 comentarios

Mariano -

Haces bien, Silvia, en pasear y detenerte de vez en cuando para dedicarte a tus bolsos… Generalmente todos admiramos lo que hacen los demás, si nosotros no lo hacemos… Yo mismo, no me explico cómo eres capaz de hacer tantos bolsos y todos diferentes; de dónde sacas la motivación y la inspiración… Yo no sabría hacer ninguno. Pero en esa variedad de aficiones está la gracia del asunto. Tú siempre podrás decir que tienes un amigo español que escribe muchas de las cosas que vive o le pasan y yo diré que tengo una amiga argentina –patagónica, con perdón de la segunda parte de la palabra, para más señas- que hace bolsos como churros y además se los rifa el personal de bonitos que son. Mercè está perfectamente, aunque todavía le queda la radioterapia. Por ese motivo sigue todavía de baja. Yo creo que estamos ya al final del túnel; al menos hemos pasado los tramos más oscuros.
Un abrazo fuerte.

Silvia Luz -

Hola Mariano! no sé cómo haces para estirar el tiempo y que te alcance para tanta cosa. Debés tener (y no lo dudo) un don especial para escribir sin demora todo lo que te pasa por esa mente prolífera, yo tardo horas, releo, borro, vuelvo a escribir y así y todo no sale bien. Admiro tu constancia para no echar todo al traste.
Últimamente estoy muy "paseandera" y no me dedico a tanta lectura, aunque mi libro mensual lo mantengo, a veces uno y medio o dos, me refiero a internet y post o artículos, me cansa mucho leer desde la computadora, me he perdido notas muy buenas por eso. Además estoy trabajando mucho con mis bolsos, tienen bastante salida y me obligo a innovar constantemente, ya que no hago dos iguales.
Espero que Isa siga mejorando y recuperándose, ¿está trabajando? me refiero a fuera de la casa porque adentro nunca se deja de hacerlo, ¿o me equivoco? Un abrazo grande para los dos y hasta otro post.