HA NEVADO EN LOS ALMENDROS
Ayer viajamos hasta Figols de Tremp (prepirineo leridano). Hacía un día indefinible: a ratos nublado, a ratos rayos de sol pugnando por abrirse paso; a ratos, ráfagas de viento nada caliente; a ratos, calma cálida... Todo bien empleado para disfrutar de las islas blancas y perfumadas de los almendros.
La semana pasada estuve en Asturias y regresé con el mar en mi retina. Era inevitable. Para un “chico” del interior que sueña con el mar, que siempre soñó con el mar, poder contemplar algunas playas del Cantábrico siempre resulta impresionante y además es una visión inhabitual. Ayer me sobrepuse a aquella impresión con otra nueva, esta vez de color blanco: ¡había nevado en los almendros!
Mirases donde mirases, la Conca de Tremp ofrecía una hermosa estampa, un puzzle de naturaleza revivida, en la que convivían sembrados, verdeando con pujanza, con alineaciones de almendros blancos, tupidos, “nevados”; o grupos de éstos rodeados en la lejanía por setos naturales o pequeños bosquetes de encinas, robles arces... o antorchas blancas y aisladas allí donde sólo se alzaba un viejo almendro, de tronco oscuro y retorcido, pero ahora esplendoroso y enhiesto, enarbolando sus canas. A falta de nieve en las montañas, en esta anticipada primavera que no descarta ramalazos tardíos del invierno, las flores blancas del almendro han puesto una nota de esperanza en el paisaje. Si hay flores es posible que haya frutos. De momento, esas flores han generado este texto y dos docenas de fotos para trabajar en el aula. Y en el interior quedan las bellas sensaciones que ayer nacieron tras la contemplación de ese espectáculo natural.
Y para terminar, quiero copiar un fragmento del blog “A Nosa Biblioteca”, que me parece muy hermoso y que también habla de árboles: En su último libro, Las pequeñas memorias, José Saramago recuerda a su abuelo materno, Jerónimo. Cuando este pastor analfabeto tuvo el presentimiento de que iba a morir, fue «de árbol en árbol de su huerto, abrazando los troncos, despidiéndose de ellos, de las sombras amigas, de los frutos que no volvería a comer». Por eso, dice el Nobel portugués, «si has tenido un abuelo así has de agradecérselo a la vida». No hace mucho, estuvo en Puerto Rico apoyando una manifestación contra la tala ilegal de árboles en un parque natural. El lema Todos somos el abuelo de Saramago surtió efecto y, por ahora, el parque sigue intacto. A finales del año pasado, Greenpeace se puso en contacto con él. Tras el encuentro, adoptó un compromiso: sus próximos libros, empezando por Las intermitencias de la muerte, así como las futuras reediciones de su obra en cualquier país, se imprimirían en papel amigo de los bosques. Este distintivo garantiza que no proviene del saqueo de un bosque primario (no alterado por la actividad industrial del hombre) ni ha originado contaminación durante su producción.
Según Greenpeace, cada dos segundos desaparece una extensión de bosque primario del tamaño de un campo de fútbol. «Me gustaría que este proyecto fuera como una bola de nieve», explica el escritor. Destino (Grupo Planeta), Areté y Montena (Random House Mondadori) ya están colaborando. Álvaro Pombo, Espido Freire o Javier Reverte también respaldan la idea. Greenpeace asegura que, hasta ahora, los libros editados en papel reciclado han logrado un ahorro de 1.900 árboles, superficie equivalente a más de cuatro estadios de fútbol.
Y una P.D: Llegados a este punto, es recomendable leer o releer una pequeña obrita del autor Jean Giono, titulada "El hombre que plantaba árboles". Si no dispones de ella, si no la tienes a mano, puedes leerla en esta dirección de Internet: http://www.pinetum.org/GionoES.htm
19 comentarios
Alumnas y alumnos del C.P. -
Hoy voy a hacer de portavoz por orden de mis chavales. Hemos estado en la biblioteca viendo de nuevo las fotos de los almendros que nos mandaste, porque el tiempo invernal que nos ha sorprendido anima a buscar paisajes cómplices.
Hemos estado jugando con las palabras para hacer un poema, buscando "imágenes metafóricas" que evocasen la blancura de los almendros, y esto es lo que nos ha salido.
ALMENDROS DE PLATA,
ALMENDROS DE NATA.
ALMENDROS DE AZÚCAR,
ALMENDROS DE LUNA.
ALMENDROS DE ESCARCHA,
ALMENDROS DE SÁBANA.
ALMENDROS DE ESTRELLAS,
ALMENDROS DE SEDA.
ALMENDROS DE NIEVE
QUE ADORNAN
LOS PRADOS VERDES.
ALMENDROS DE ALGODÓN
QUE NOS RECORDARÁN
TU CORAZÓN.
Un beso familiar.
Leticia y compañía.
Kamile -
anónimo -
Sheila -
Estaba el señor don libro,
tiritando de frio en su sillon,
vino un niño, lo cogio en sus manos
y el libro entro en calor.
MUCHOS BESOS
Claudia -
Ayudo a los amigos
siendo cariñoso
por eso te doy
besos amorosos.
Adios Tiffani y Mariano y kamile.
Claudia
Ana J. -
Leticia -
Dándole la vuelta un poco a este juego del lenguaje podríamos decir que nosotros también necesitamos ser abonados, cosechados, fertilizados, germinados, injertados, plantados, regados, sembrados, talados...
Besos florecidos.
Leticia
Younes -
Fran -
Yo he pillado frutos de los árboles, y abrazo a los árboles de una forma extraña,
Cojo y le doy un abrazo estoy mirando si el tronco es más grande que mis dos brazos juntos. Yo en Barcelona he plantado árboles; por ejemplo: dos cerezos, dos pinos, un almendro, Y un Membrillero.
Yo nunca le saco la corteza a un árbol y me gusta plantar árboles.
Santi -
Yo he cogido dos palabras, observarlos y leerlos, serían dos significados parecidos para mí. Es ver el grosor de su tronco para saber su edad, ver con delicadeza sus hojas si son de un color verde muy vivo, para saber si tiene una gran felicidad. Saber sus nombres para llamarlos. Ver su crecimiento y mimarlos y preguntarles si están bien cada día de su vida. Preguntarles sobre lo que han visto
Iván -
Sobre el comentario de Mariano escogería estas dos: ESTUDIARLOS Y PROTEGERLOS.
ESTUDIARLOS: porque los estudiaríamos para el día de mañana poder responder y saber muchas cosas sobre ellos.
PROTEGERLOS: porque así el mundo sería mucho mejor y los paisajes quedarían muchísimo mejor y los bosques estarían más repletos. Por último, si cortamos árboles debemos plantar diez por cada uno que desaparece.
Maika -
Abrazarlos: cuando vas por un bosque y ves un árbol viejo y grande y lo abrazas para mirar si te tocas las manos para mirar si llega a tus manos.
Y así sabes que es más grande o más pequeño que tus abrazos.
Yo hubiera puesto en la letra A, Amarlos. Cuando sientes amor por un árbol, lo cuidas, lo miras, lo riegas, lo proteges, y dejas que pequeños animales como ardillas y pájaros creen nuevas vidas.
Estudiarlo: mirarlo para saber qué especies son; si se había encontrado o ya solo queda esa por culpa de los seres humanos que no han sabido respetarlos y no lo estamos haciendo.
Mirar los colores de las hojas de lo árboles su tronco viejo y arrugado o un tronco joven y muy fino.
Anónimo -
Del ABCdario que ha hecho Mariano, en un comentario de este texto las palabras que me han parecido sugerentes han sido:
FRECUENTARLOS Y LEERLOS.
Para mi frecuentarlos significa ir cada tarde, cada mañana. . . a verlos, a asistirlos, a apreciar su sombra. . .
Para mi leerlos significa ver cada una de sus grietas, cada una de sus hojas, ver su savia corriendo por su tronco. . .
Noelia -
En un comentario de Mariano aparece un abecedario y de ese abecedario he cogido dos palabras: abrazarlos y recordarlos.
Yo abrazaría a los árboles en forma de cuidarlos y apreciarlos mucho más.
Y la de recordarlos lo haría en forma no de recordar sus nombres solamente sino de recordar su color, su textura,
Guillem -
Yo los abrazaría porque mis familiares los han cuidado, los han plantado y lo más importante, los han tocado y para mi eso ese árbol es como un familiar mío.
Deshierbarlos para cuidarlos, como han hecho durante siglos mis familiares de parte de mi madre y por último añadiría yo preguntarles porque ellos han conocido mis familiares.
Y por cada árbol cortado plantar diez.
Álex -
Para evitar que el planeta se quedara sin árboles tendríamos que procurar talar menos, y utilizar un poco más cada vez el papel reciclado.
Todas las personas tendríamos que querer mucho a los árboles porque a veces son muy útiles. Como por ejemplo, para secar la ropa, para montar una caseta, para merendar con la familia a la sombra tranquilamente o para leer un libro debajo de copa
Mariano -
Ana Jesús se pregunta "Y nosotros, ¿qué podemos hacer?", por los árboles. Tu pregunta me ha servido de estímulo para pasar un rato concentrado con el diccionario cerca, buscando una respuesta alfabética. Podríamos:
Abrazarlos - Bambolearlos (cariñosamente) - Cultivarlos - Deshierbarlos - Estudiarlos - Frecuentarlos - Guiarlos - Halagarlos - Indultarlos - Jugarlos - Leerlos - Memorizarlos - Nombrarlos - Observarlos - Protegerlos - Quererlos - Renovarlos - Sembrarlos - Tocarlos - Universalizarlos - Vitalizarlos - Xilografiarlos (con mesura) - Yuxtaponerlos (no sé cómo se puede hacer tal cosa) y Zarandearlos (con mucho mimo y conocimiento).
Ana J. -
Fina -