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Los libros y nosotros

Para terminar abril (el mes de los libros) pueden ir bien estas breves reflexiones de unos cuantos chicos y chicas de sexto de primaria. Me junto con ellos y ellas una hora a la semana en la biblioteca, no tengo más contacto. Allí trato de que se acerquen a una dimensión diferente, relacionada con lo que supone disponer de una biblioteca central en el colegio. Tenemos el Cuaderno de Aventuras Bibliotecarias, donde dejamos constancia de lo que vamos haciendo (no de todo, pero si de algunas lecturas, de algunos documentos compartidos, de algunas reflexiones personales…)

 Resulta complicada esta tarea del fomento y animación a la lectura. En mi caso, les regalo lecturas en voz alta, cada día que acudimos a la biblioteca, pero hasta cuando regalas, hay gente que “pasa del regalo en cuestión” y debes intentar que haya un mínimo de sintonía con lo que vamos a hacer. Hay que recordar, demasiadas veces, a qué hemos venido a este lugar y cuál debería ser la actitud más favorecedora posible para que, tal vez, alguno o alguna encuentren algo inesperado, emanado directamente de la magia que puede desplegar un libro.

En todo caso, en esta empresa, para compensar el empeño y el esfuerzo empleado, no queda más remedio que alimentarte del interés de algunos, para llevar mejor el desinterés de otros. Algunas de las reflexiones que podemos leer a continuación están llenas de sentido y las han escrito niños y niñas con enorme sentimiento; tanto las que muestran cierto compromiso con los libros y la lectura, como aquellas que no los tienen en cuenta o que muestran poca consideración. Me parece útil dejarlas aquí copiadas para tener siempre en cuenta una porción de la realidad a la hora de hablar del tema o de diseñar acciones concretas. En todo caso, tarea complicada, como decía algo más arriba, esto de animar a leer en estos tiempos revueltos…

 .. “El libro para mí es una fuente de alimentación para el cerebro. Cuando era pequeña no leía, pero gracias a los tutores y tutoras aprendí a leer y comprender. Hasta hace seis años, mi madre me contaba cuentos tradicionales. Cuando no tengo nada que hacer, los libros y las redacciones son mi compañía. En casa, en una estantería, tengo unos treinta libros. De vez en cuando los cojo, los releo y me acuerdo de la última vez que leí. Me acuerdo del primer libro que leí; era de una luna y un ratón. He aprendido algunas moralejas; también he leído libros de biografías. He leído libros y he visto sus películas. Me gusta más el libro porque te imaginas a los personajes, los lugares, lo que va pasando…

Me gustan los libros serios porque imaginarlos es más fácil. Puedes registrar en los muebles de tu memoria y recordar todos los libros que has leído. A veces, cambio de capítulo porque no me interesa. Luego, ves los libros que has leído, piensas y recuerdas y si merece la pena, lo relees y lo relees… Las biografías son interesantes; no sabes nada de una persona importante y después lo sabes todo”. (Matilde F)

.. “Los libros para mí significan mucho. Cuando leo, entro en el libro como si fuera la protagonista del evento. Me hacen sentir bien y contenta.

Cuando era pequeña, me acuerdo que mis padres me leían un cuento cada noche. El libro que les pedía era el de Cenicienta. También veía a mi abuelo leer libros, me hacía sentir muy bien.

A veces pienso que algunas personas que están a mi alrededor rompen y rayan los libros, diccionarios, enciclopedias… porque no les gustan. No es razón para hacerlo porque hay mucha gente en el mundo que lo daría todo por ellos. Yo protejo a los libros porque nos enseñan”. (Alba de D)

 .. ”La relación con los libros es un poco escasa, pero de pequeño leía mucho y mi madre me leía cuentos antes de ir a dormir. Con seis años ya sabía leer y me gustaba, pero a lo largo de los años, se ha ido perdiendo. No es que no lea, que leo, pero no tanto como antes. Ahora estamos leyendo un libro en clase; se titula “Las aventuras de Enyd Blyton”, es muy interesante”. (José Manuel S)

 .. “De pequeño, cuando me iba a dormir, mi padre o mi madre me leían un cuento hasta que me dormía. Me parecían muy divertidos, pero al año ya no quería que me los leyesen. A los cuatro empecé a leer solo, pero me cansaba aunque me gustase. Mi madre, cuando yo me cansaba, me ayudaba y después, cuando ya no estaba cansado, volvía a leer yo.

Ahora que tengo 11 años, no me gusta leer, porque los libros me parecen aburridos, pero sé que en el instituto tendré que leer libros porque tendré que hacer resúmenes y serán de muchas páginas…” (Nicolás C)

 .. “Los libros me encantan; me gustan porque me cambiaron la vida. Empecé a los cinco años y hasta ahora. Con ellos aprendí a hablar catalán. Los libros son lo mejor que hay. A mí me cambiaron el humor y lo que me gustaría es tener un libro interminable de Roald Dahl, mi autor favorito. Mi objetivo es leer todos los libros que encuentre de ese autor. Durante toda mi vida me han estado regalando libros. Empecé leyendo libros cortos, pero ahora me gustan los que son muy largos. En mi cumpleaños quiero un libro digital” (Ousmane C)

.. “Mi infancia ha estado envuelta en libros de la editorial La Galera, debido a una enfermedad ósea. Mi tutora venía a casa a verme y me traía libros de esa editorial, ya que ella sabía que me gustaba mucho su presentación.

Entre semana, mis días normales eran en la camilla de un hospital, viendo las imágenes de esos libros, ya que a esa edad no sabía leer. Mi madre, por las noches, me solía leer el cuento que había visto yo, a mí y a la chica de al lado.

Cuando por fin pude aprender a leer, despacio, eso sí, iba con mi hermano a la biblioteca del colegio y me ayudaba a elegir un libro de mi estilo. Más adelante me comenzaron a interesar los libros de misterio.

Hoy día, tengo dos estanterías llenas de libros de La Galera; todavía sigo leyendo El patito feo, era mi preferido. Ahora cojo libros de la biblioteca de mi colegio, ya que soy bibliotecaria y voy todos los días, a las 12 del mediodía, después de salir de clase”. (Inés F)

 .. “Desde pequeño, cuando leí mi primer libro, me sentí especial porque ninguno de mi clase de Lituania había leído uno… Y aún iba a la clase de los pequeñitos, aunque mi madre me ayudó a leerlo. El libro se llamaba “Los pitufitos”.

Estuve practicando con ese libro hasta leerlo bastante bien y mi edad era de uno 3 o 4 años. Después fui a la estantería llena de libros de mi abuela, pero el texto era para mí demasiado difícil y le pregunté a mi madre por qué no los entendía. Me respondió: cuando seas mayor lo sabrás”. (Karolis J)

.. “Cuando era pequeña, mi madre me leía libros. No los entendía muy bien, pero cada vez –mientras la escuchaba- me gustaban más y quería que me los leyese otra vez. Los libros expresan cosas bonitas. Mientras iba creciendo, quería que me compraran libros. Aunque no sabía leer, viendo las imágenes los entendía. Ahora me gusta mucho leer. Tengo guardados los libros de cuando era pequeña, y también los que voy comprando, en una estantería. Me gustan los libros de misterio porque me gusta resolver lo que les ocurre a los protagonistas; también me gustan los libros de humor”. (Nuria L)

 .. “Cuando era pequeño, mi padre o mi madre me leían cuantos que me encantaban, como “la gallina Mina y los canguros”. Tengo una estantería llena de libros y leo cada noche hasta que me quedo dormido. A mi hermano le leo cuentos por la noche y a veces se duerme. Ahora estoy leyendo la colección de Harry Potter; para mí es divertido, es un gran pasarratos que, sin darte cuenta, te engancha y no puedes parar hasta que te duermes o tienes que hacer otra cosa… Pero lo mejor es leer con moderación, cada día un rato” (Jorge P)

 .. “Yo recuerdo que en mi infancia, mi madre solía leerme libros sobre princesas, Hansel y Gretel…Y también solía contarme historias. Después, cuando aprendí a leer, iba a la biblioteca que había en la plaza y cogía libros prestados. Solía cogerme libros infantiles, pero a los ocho años leía literatura juvenil y ahora leo literatura juvenil y novelas. Me gusta leer porque suelo sentir emociones…” (Darolin E. S)

 Y para terminar, este refrán remodelado a nuestro gusto, que dice:

 En abril, libros mil y en mayo más que en el resto del año

2 comentarios

Mariano -

Hola, Silvia:
Desde luego, habito en una geografía donde la pasión lectora no es la pasión primera. Hago y hacemos lo que podemos: crear las mejores condiciones posibles para que se produzca el encuentro entre niñas y niños y la literatura. En ocasiones, hay circunstancias y hechos que animan mucho y te devuelven la esperanza y otros en los que se ven pocos avances. Un niño o una niña está sometido, desde que nace (ya es “incordiado” antes de nacer, incluso) a la influencia de muchas personas distintas y de diversos entornos: el natural, el familiar, el tecnológico, el escolar, el callejero… Y nadie pone orden en todo ello, por tanto la tarea es realmente compleja. Un abrazo

Silvialuz -

Hola Mariano!
Qué bueno que logras atraer a algunos niños a la lectura, aunque no sea a todos. Me llama la atención que a casi todos, sus padres les leían cuentos para dormir cuando eran pequeños y me pregunto si ahora también será así.Me parece ver a mi papá leyéndonos a mi hermano y a mí, uno a cada lado en el sillón, libros y revistas que nos compraba. A mi nieta le encantan los cuentos y no se duerme si no le leen, espero que no le ocurra como a Nicolás.
Un abrazo Mariano.