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Encuentro en la Biblioteca escolar Mariano Coronas Cabrero

Encuentro en la Biblioteca escolar...

Tenía un compromiso ineludible: presentarme en carne mortal ante una parte de los chicos y chicas de “mi colegio” para que conocieran a la persona que da nombre a la Biblioteca escolar. Y esta es la breve crónica de dos mañanas de marzo.

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He compartido unas horas con el alumnado de Segundo y Tercer Ciclo del Colegio Público Miguel Servet de Fraga, los días 7 y 8 de marzo, de 9 a 11 de la mañana. Cumplía así con un compromiso adquirido el pasado 24 de noviembre de 2023, día en el que se reinauguró la biblioteca escolar que, desde aquella fecha, lleva mi nombre. Hacía mucho tiempo que no estaba con chicos y chicas de esas edades compartiendo una actividad escolar. En este caso, el motivo fundamental era que conocieran a la persona que daba nombre a su biblioteca. Por lo tanto, hemos comenzado cada sesión dando respuestas por mi parte, a algunas preguntas que habían preparado en sus respectivas clases:

¿Cómo empezaste a hacer la biblioteca? ¿De dónde sacabas el dinero para comprar libros? ¿Cuál es el libro que más te ha gustado? ¿Te gusta leer? ¿Qué premios te han dado por tu trabajo? ¿Te gusta escribir? ¿Cuál es el último libro que has escrito? ¿Has salido en el periódico? ¿Por qué elegiste ser maestro? ¿Qué trabajo hubieras hecho de no haber estudiado para maestro? ¿Cuál fue el primer libro que entró en la biblioteca? ¿Cómo conseguíais los libros? ¿Cuál es tu mejor recuerdo como maestro? ¿Tienes biblioteca en tu casa? ¿Cuántos años estuviste en este colegio? ¿Te gustaba tu trabajo? ¿Qué aprendiste siendo maestro? ¿Cuántos libros has escrito? ¿Te gusta ser escritor? etc., etc.

Éstas y otras muchas fueron las cuestiones que fui respondiendo y que ocuparon buena parte del tiempo de que disponíamos. Les hablé de que la carencia de libros en la infancia estimuló mi deseo de leer y de ir formando mi propia y modesta biblioteca; de los libros en blanco y negro de la escuela y de la felicidad de abrir una tableta de chocolate y encontrar dentro un cromo en color (los primeros libros en color, fueron los álbumes de cromos, je, je); de que hubo un maestro y, posteriormente, una maestra que inclinaron mi deseo de dedicarme a la enseñanza. Les hablé del tiempo sin televisión o de la tele en blanco y negro; de mi primer año trabajando en Boltaña; de mi estancia en Cataluña y de mi llegada a Fraga... Y de las actividades que fuimos haciendo desde la Biblioteca escolar, de la implicación de grupos de madres y padres, de lo importante que es fijarse unos objetivos, unas metas y trabajar para conseguir llegar hasta allí, venciendo todas las dificultades que encontraremos por el camino... Una pregunta nos llevaba a otra y una respuesta a una nueva pregunta y así transcurrió, de manera ágil y amable ese tiempo, con cada grupo de niños y niñas de 6º, 5º, 4º y 3º de Primaria. 

Me preguntaron por los premios que me habían dado. Les hablé de los premios colectivos que habíamos recibido y que en la misma biblioteca había dos diplomas que los acreditaban. Premios con dinero para comprar muebles o fondos para la BE. El Primer Premio Nacional de Bibliotecas Escolares en 2006 y el Primer Premio Félix de Azara para centros escolares, en 2012, al margen de otros... Individualmente y relacionado con el lugar donde estábamos, mi mejor premio era precisamente el nombre que le habían puesto a la Biblioteca escolar.

 Les enseñé algunos materiales elaborados en el pasado, como consecuencia de actividades de fomento de la lectura y dinamización cultural del colegio, desde la biblioteca escolar: álbumes de cromos, libritos de diferentes formatos y variado contenido, marcapáginas conmemorativos, “leocas”, boletines periódicos, crónicas periodísticas, etc. leyendo en voz alta algunos contenidos de los mismos. Y lecturas de algunos poemas y/o retahílas contenidas en antologías seleccionadas por Ana Pelegrín o historias rimadas de Roald Dalh, muestra de libros maravillosos que al abrirlos muestran sorpresas fascinantes... Finalmente, entregué a sus tutoras o tutores marcapáginas de actividades realizadas en la BE años atrás para que se los entregaran en clase, como recuerdo, y una fotocopia ampliada de un poema ilustrado sobre la biblioteca escolar para que lo colgaran en el tablón de clase, lo leyeran y -si querían- lo aprendieran de memoria.

Y ésta es una pequeña muestra de algunas opiniones que escribieron chicos y chicas en su aula, después de la charla-conversación que tuvimos en la biblioteca, je, je. No tienen desperdicio:

-          “Vino Mariano Coronas a la biblioteca. Me lo pasé muy bien. Sabe muy bien leer; también vocaliza muy bien y no se traba en la lectura. Era muy majo con nosotros”.

-          “Mariano Coronas es un señor muy importante, por lo menos para mi opinión. Es un profesor que estuvo hace años aquí en el Miguel Servet. Es el que le dio vida a la biblioteca. Lee muy bien. Leyó unos trabalenguas muy difíciles que cualquiera no sabría decirlos. La charla me enseñó que tenía que leer más a menudo”.

-          “Vino Mariano Coronas, un hombre muy majo y muy listo. Era muy amigo de mi tutora. Se llevan genial. Él era muy gracioso y lo que más me ha gustado han sido los trabalenguas”.

-          “Ayer vino M.C. Se expresa genial. No sé cómo lee los trabalenguas tan rápido. Yo creo que ha sido un buen profesor y seguramente es buena persona”.

-          M.C. nos dio una charla y contó un cuento muy divertido. Leyó unos trabalenguas muy difíciles de pronunciar y los íbamos repitiendo. Me gustó mucho porque, además de ser gracioso era generoso”.

-          “A mí me ha gustado cómo leía, rápido y sin equivocarse. Es alto y es tranquilo. No es serio, tiene muchas historias para contar”.

-          “Mi opinión sobre M.C., su carácter, su forma de hablar, los cuentos y los trabalenguas que leyó y su pelo...”

-          “Ha sido muy agradable estar con Mariano Coronas. Firma sus libros como Macoca. Me ha encantado su forma de hablar. Nunca se le traba la lengua, además lee cuentos. Era increíble cómo leía...”

-          “Me pareció muy interesante cómo hablaba. Me gustó que nos contara trabalenguas. La poesía que más me gustó fue la del cerdo y el granjero. Me gustó mucho cómo pensaba y cuando nos contaba cosas”.

-          M.C. vino el 7/3/2024 al colegio Miguel Servet y me gustó mucho. Hablaba muy..., no sé cómo explicarlo..., que hablaba muy bien. Leía muy bien los trabalenguas y muy rápido también. Fue genial.

-          Mariano Coronas nos dio una charla. Era muy bueno, amable y generoso y era mayor.

-          El día 7/3/2024 vino Mariano Coronas, un antiguo profesor del colegio, amigo de mi profesora y escritor. Mariano escribe revistas y poemas. A él le gusta más leer. Lo que me gustó es que escribe poemas. Mariano Coronas firma sus obras como “Macoca”. Me gustó mucho cuando leía los trabalenguas; lo hacía rápido y sin equivocarse. También respondía a todas las preguntas.

-          Fuimos a la charla y le empezamos a hacer preguntas. La primera pregunta fue ¿por qué decidió ser maestro y no otra cosa? Después le hicieron más preguntas. Leyó en algunos libros en voz alta. Era muy majo y se explicaba muy bien...

-          Es buen señor. Habla muy bien. Nos contaba poesías. Le hicimos muchas preguntas. Yo le pregunté si conocía a mi padre y si se portaba bien, pero me dijo que eso era un secreto. Era de pelo gris y llevaba una camisa de cuadros. Era amable y se explicaba como un libro abierto.

-          Mariano es alto, tiene el pelo gris y los ojos oscuros. Llevaba un pantalón azul, una camisa de cuadros y zapatos negros. Mariano es majo y es serio. Me gustó y sabe hablar bien y sabe leer muy rápido. Fue bueno y paciente con nosotros.

Y hasta aquí esta sugerente, espontánea y divertida descripción de un rato compartido. Ahora, estos chicos y chicas de Segundo y Tercer Ciclo, ya conocen la voz, la cara y algunas ideas del maestro que da nombre a su Biblioteca escolar. De eso se trataba.

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