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Postales de agosto IV

Una nueva entrega, probablemente la última, de estas breves postales agosteñas.

Postales de agosto. 14. El armario de la memoria

Hemos viajado hoy a Fraga –en viaje de ida y vuelta-. En un momento determinado, me ha venido al pensamiento hablar un poco del armario de la memoria. Así denominé desde el principio a un viejo armario blanco (como los que había en algunas consultas médicas o botiquines), con puertas acristaladas, cuando me fue regalado con motivo de mi jubilación. Lo había rescatado hace al menos 15 años de un pasillo del colegio, cuando lo habían dejado allí para llevarlo al almacén de los muebles muertos: mesas, sillas, sillones, armarios… Y desde entonces estuvo en mi clase sirviendo de eficaz soporte de trabajos, libros, carpetas, vídeos, y demás materiales escolares.

Ahora, en casa, guarda una gran diversidad de documentos, relacionados con el colegio: todos los libros que recogen colaboraciones expuestas en jornadas pedagógicas, encuentros de formación o textos pedidos explícitamente para ser publicados…; colecciones completas de Bibliotelandia (70 números) y de Aguas Limpias (20 números): boletines de la biblioteca y de Medio Ambiente que he coordinado y escrito; agendas-diarios, donde escribo y pego recortes diversos; materiales editados desde la Biblioteca escolar (además de los boletines, guías de lectura, marcapáginas, libritos diversos, álbumes de cromos, “leocas”, dípticos en color, políptico conmemorativo del XXV aniversario…); colección de todos los suplementos escolares del Heraldo en los que apareció la sección “Con sentido del humor” (ocho cursos completos); la maleta con la que me presento en algunos eventos formativos para mostrar su variado y abundante contenido; una colección de pósteres relacionados con las bibliotecas escolares, los libros y la lectura; álbumes de fotos; dossiers de prensa; cuadernillos de escritura; desplegables colectivos o individuales; diversas figuritas y recuerdos… Es mi armario de la memoria, pero también es parte de la memoria del colegio (al menos de los últimos 34 años) y hoy lo presento en sociedad.

 

Postales de agosto. 15. Vietnam

Recibo el número 3 del volumen 37 de la revista National Geographic, correspondiente ya a septiembre de 2015 (hay revistas que salen cuando toca, otras lo hacen con sensible retraso y ésta que nombro, con inusitado adelanto). Hay un amplio informe sobre Laos (34 páginas de texto y fotografías). Me impacta una de ellas, a doble página, con extensos arrozales y varios cráteres dejados por las bombas estadounidenses, a menudo usados como estanques de piscicultura o de almacenamiento de agua para riego (sin duda, el colmo de la reutilización). Leo en la misma revista que entre 1964 y 1973, EEUU lanzó sobre Laos más de dos millones de toneladas de bombas (una bomba  cada 8 minutos durante nueve años); muchas de las cuales no explotaron y todavía siguen produciendo víctimas… Veinte años de guerra de Vietnam (1955-1975); veinte años de destrucción brutal de países de oriente: Vietnam, Camboya, Laos que, poco a poco, se han sobrepuesto a esa barbarie y han ido recuperando la vida y la normalidad.

Crecí con la guerra de Vietnam, mostrada a diario por los medios de comunicación. Alguna vez imaginé que era imposible que quedara nada en pie, pues casi todos los días se anunciaban bombardeos indiscriminados y la utilización de productos altamente destructivos: como el agente naranja para deforestar la jungla o el napalm para arrasarlo todo, incluida la vida de las personas… Lo datos de muerte, destrucción y castigo diario de aquella guerra eran aterradores… Saigón (hoy Ciudad de Ho Chi Minh), Hanoi, Hue, Hoi An, Danang, Haiphong, Bahía de Halong, Delta del Mekong fueron lugares nombrados casi a diario y, seguro que os sonarán a más de uno… Las imágenes de los helicópteros estadounidenses ametrallando aldeas vietnamitas, con música de fondo, de la película Apocalypsis Now no las puedo olvidar cada vez que pienso en Vietnam y pienso que, la realidad fue mucho más salvaje, porque fue de verdad, claro… Me viene a la memoria Vietnam, también, porque hace un rato, ha llegado a tierra vietnamita mi hija Ana con su amigo Álex.  Esperamos que les vaya muy bien y a ver que nos cuentan al regreso…

 

Postales de agosto. 16. Somontano


Tierra hermana de Sobrarbe:

Somontano de Barbastro.

Hasta allí viajamos ayer;

allí fuimos convocados…

José Mari Salas hizo

de eficiente anfitrión;

generoso en la comida,

no faltó conversación…

Ayer domingo, viajamos a media mañana hasta el Somontano barbastrense, tierra de almendras, aceite y –sobre todo- vino. El motivo era responder a la invitación de un amigo desde los tiempos de estudiantes de magisterio. Bajamos desde Sobrarbe José Manuel e Irene de Banastón, y Mercè y yo de Labuerda y paramos en Salas Bajas para encontrarnos con Fernando y Carmen. Estuvimos un rato en casa Silverio (la de Fernando y familia) saludando a su madre y finalmente nos dirigimos a Salas Altas, a casa de José Mari, Rosa, Ana, Juan Carlos y la madre de los anfitriones: Consolación.

Al pasar por Salas Bajas rodeamos las instalaciones imponentes de la bodega Enate, que tendremos que visitar algún día con detenimiento, y Fernando nos paseó por algunas calles del pueblo para constatar dos realidades: los arreglos, recuperaciones y nuevas construcciones y la situación de muchas casas, cerradas, que han hecho disminuir la población drásticamente (fenómeno bien conocido por quienes habitamos, aunque sea temporalmente, en la comarca de Sobrarbe). En Salas Altas, la comida y la conversación se alargó tanto que, cuando nos dimos cuenta, la tarde empezar a perder su nombre y recordamos que debíamos volver cada cual a su sitio. Desde luego, hicimos honor al viejo refrán de “ande se está bien, buen rato”. El 80% de los y las comensales, éramos docentes (unos pocos en activo y la mayoría en pasivo), por lo que, entre otras cosas, le dimos un repaso a base de bien a la educación y sus entornos. José Mari y Ana, los hermanos anfitriones, junto con su respectiva y su respectivo, nos trataron a cuerpo de… (iba a decir rey, pero no recuerdo que hubiera nadie monárquico en la reunión) “señores de Lazán” (un noble de la zona que ha dado nombre a un afamado tinto). Pasamos una tarde inolvidable y quedamos citados para el año siguiente en Labuerda. Ayer vivimos una jornada de exaltación de la amistad, de la que se fundamenta en el afecto, el desprendimiento, los momentos ya vividos y compartidos en el pasado y los que quedan por vivir.

 

Postales de agosto. 17. Barrancos

 Hay lugares misteriosos, envueltos en el silencio y la soledad, raramente transitados por personas y frecuentados por algunas especies animales que dejan allí las huellas necesarias para certificar que anduvieron de caza o de huida o simplemente bajaron a beber y a revolcarse en el agua y el barro. Estoy hablando de barrancos, pero nada que ver con el barranquismo, sino con el paseo tranquilo y llano por estos accidentes geográficos tan abundantes en Sobrarbe.

Un barranco es un desagüe natural de un conjunto de pequeñas elevaciones de terreno, cubiertas total o parcialmente de formaciones vegetales y que le suministran agua cuando llueve; grava y arena con las distintas avenidas que suceden a cada tormenta; fragmentos de madera que son arrastrados por esas mismas avenidas; piñas, bellotas, hojas y pequeñas ramas que van cayendo al cauce desde los árboles y arbustos que lo jalonan o que son arrastrados desde los bosquecillos de la cabecera del mismo.

Armado de la máquina fotográfica, solo es necesario observar y poner atención para descubrir vestigios que nos llamarán la atención y que podremos retratar para dejar constancia de su curiosa existencia.
Hay una naturaleza imponente, descomunal que nos cautiva por su presencia o por su grandiosidad; pero hay otra naturaleza pequeña, casi diminuta, que nos puede cautivar por otras razones bien diferentes: una piedra con huellas fósiles; un fragmento de madera que nos recuerda a un animal; un tronco de árbol que posee una deformación sorprendente; un liquen que ha adoptado una coloración y una forma inesperada; una acumulación caótica de elementos vegetales… Ambas naturalezas son atractivas si sabemos diversificar la mirada y ver en cada una lo singular, lo sorprendente.

2 comentarios

Mariano -

Me produce una natural alegría ver tus escritos en el blog. Yo sigo publicando cosillas de vez en cuando, aún sabiendo que tiene menos recorrido que en tiempos pasados. En 2004, cuando empecé con este asunto había muchos menos blogs y el fenómeno estaba empezando (por decirlo de alguna manera). De todos modos, me resisto a cerrarlo, a pesar de que Facebook me ofrece (y aprovecho) la posibilidad de escribir también.
Comentas esa variación de interés –debido, tal vez a la edad, dices- por los materiales que atesoraste en tu tiempo de trabajo en la escuela y la biblioteca y lo mismo comentas con la fotografía. No tengo ninguna duda de que llevas razón, si así lo manifiestas y esa pérdida de interés lleva unido el deseo de deshacerse de ellos, aunque resulte un proceso “doloroso”. No sé cómo evolucionaré yo en ese tema, suponiendo que la vida me tenga reservado un tiempo de evolución, pero conozco otros casos (además del mío) en los que despojarse de documentos y materiales que uno mismo elaboró o participó directamente en su elaboración, duele…
Bueno, espero que recuperes las ganas de leer, escribir y revisar cuidadosamente tus archivos para tirar solamente lo innecesario. Un abrazo fuerte, patagónica amiga, enamorada de su tierra, como hay que estar…

Silvia Luz -

Hola Mariano! hace tanto que no te escribo! no sé bien porqué, en general no ando mucho con la computadora, sólo chequeo de vez en cuando, es que me tienen harta los post a favor o en contra de los políticos, se fanatizan para uno u otro lado y no les creo a ninguno.
Leía lo de tu armario de la memoria y me acuerdo que tengo que tirar una cantidad de papeles, papelitos y papeluchos, apuntes de cursos, fotocopias y demás yerbas y nunca me hago el ánimo de hacerlo, mientras tanto acumulan polvo y ocupan lugar. Eso ya no le sirve a nadie, sólo a mí, si se me da por recordar.
Con las fotos tampoco estoy muy entusiasmada, será la edad, supongo.
Mi marido no anda bien de su artrosis y le cuesta andar, así y todo nos fuimos con unos amigos a Río de Janeiro unos 10 días. Un paisaje de ensueño y un clima suave, pero no viviría allí, uno se acostumbra a la vida que llevamos, a la Patagonia árida, fría en invierno y calurosa en verano, ventosa, lejos de las grandes ciudades, pero es nuestra casa.
Mariano, no te aburro más, siempre tengo presente tu lugar y aprovecho la Vuelta a España para regodearme con sus paisajes.
Un abrazo enorme, nos estamos leyendo.