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ME ACUERDO - I REMEMBER

En 1970, Joe Brainard (EE.UU.) escribió un curioso libro, titulado “I remember” que causó sensación, porque constaba de más de mil evocaciones, recuerdos, escritos con frases breves. Todas empezaban con las palabras “Me acuerdo”. Algunos de sus colegas, al ver el éxito del libro se lamentaban, diciendo: “¿Por qué no se nos habrá ocurrido a nosotros una idea tan elemental?”

 

En 1978, en Francia, Georges Perec (hijo de una familia obrera de judíos polacos) escribió otro libro, parecido, titulado “Je me souviens”, con gran éxito  y recogiendo 480 anotaciones breves.

 

También en España ha habido imitadores: Elías Moro y Daniel Casado, escribieron en 1999 el libro titulado, como los anteriores, “Me acuerdo”. Una fórmula sencilla de activar los recuerdos y construir una obra que, a su vez, sirve de activador mental para lectoras y lectores, al compartir algunos o muchos de los “meacuerdos” de los autores.

 

UN “LIBRO LIBRE” en la clase.

 

Yo mismo podría hacer una larga lista de “meacuerdos” que contendría, entre otros, éstos: “Me acuerdo de las tajadas de pan con vino y azúcar de la merienda. Me acuerdo de que mi padre me compró la primera cartilla para aprender a leer en la tienda de mi pueblo. Me acuerdo de la estufa de leña y de los vasos de leche en polvo. Me acuerdo del médico Don Paco que cosió la brecha de mi frente con cuatro puntos a lo vivo. Me acuerdo de cómo nos remojábamos en el barranco. Me acuerdo del día que España le ganó la Eurocopa a Rusia con un gol imposible de Marcelino…”

 

ME ACUERDO…” Así comienza cada uno de los recuerdos de esta colección que presentamos. Ha sido un ejercicio de escritura fugaz. El desafío era bucear en el pozo personal de la memoria y extraer cuatro o cinco recuerdos escolares. Con todos aquellos que estuviesen bien escritos, confeccionaríamos un “libro libre” colectivo, como “recuerdo”. Esto es, precisamente, lo que tienes a continuación.

(Seguidamente y, tras hacer las copias del librito, leerlo y valorarlo, nos hemos propuesto que cada cual estire esa lista de una manera notable. De tal modo que los textos resultantes formarán una especie de cuaderno de recuerdos que abarcarán toda la vida escolar y extraescolar de un grupo de niñas y niños que el próximo curso, estarán ya en el instituto. Dejarán así, por escrito, algunas pinceladas de su periplo escolar.

 

…………………………………………………………..

 

“Me acuerdo que, cuando iba a cuarto, la mitad de la pizarra era cuadriculada. Me acuerdo que, cuando era pequeña, mi hermana me leía cuentos en la biblioteca escolar. Me acuerdo cuando vine con cuatro años a este colegio y todos los niños me ayudaban. Me acuerdo que, cuando era muy pequeño lloraba cada mañana. Me acuerdo que cuando vine al colegio Miguel Servet, no sabía jugar al fútbol. Me acuerdo que en sexto hicimos una excursión a Huesca; nos lo pasamos muy bien y fue gratis.

 

Me acuerdo que en tercero nos dijeron que nos mezclarían y todos teníamos ganas de ver con quién nos iba a tocar. Me acuerdo, en sexto, cuando la sustituta Teresa se fue y lloramos todas mucho. Me acuerdo que cuando mi madre me dejaba en el colegio, me ponía a llorar. Me acuerdo cuando en primero la señorita Cristina nos tocaba la guitarra. Me acuerdo que Pilar nos contaba cuentos con unos calcetines muy bien decorados.

 

Me acuerdo que en 5º y en 6º a Mariano nunca le gustaron las tizas de colores. Me acuerdo que en 2º un chico me puso la “trabeta”, me caí, me rompí la nariz y me tuvieron que operar. Me acuerdo que en 1º de primaria íbamos de excursión por el puente; yo iba hablando con un amigo, no vi una farola y me la “comí”.

 

Me acuerdo que una vez salí con Natalia. Me acuerdo que cuando iba a parvulitos, me comía los lápices y las gomas. Me acuerdo cuando yo iba a cuarto y se fue mi mejor amigo a Sariñena. Me acuerdo que, a principio de curso, fui bibliotecaria: una experiencia que recordaré siempre. Me acuerdo cuando fuimos al Delta del Ebro y nos subimos a una lancha. Me acuerdo cuando en quinto empezamos la poesía con Mariano.

 

Me acuerdo que a los cuatro años me pillé el dedo con la puerta. Me acuerdo que cuando fuimos a visitar a los bomberos, casi me caí del camión. Me acuerdo de los libros que leí con Mariano. Me acuerdo cuando repetí curso. Me acuerdo que en p-3, cuando empecé el colegio, me enfadé porque mis amigas iban a la otra clase y a los de mi clase no los conocía. Me acuerdo cuando jugábamos en tercero al pilla-pilla, chicos contra chicas. ¡Era divertido!

 

Me acuerdo que cuando iba a parvulitos hicimos un teatro.  Me acuerdo cuando Balcázar llegó a este colegio. Me acuerdo cuando en quinto de primaria conocí a Mariano. Me acuerdo que cuando teníamos cinco años, todas las niñas íbamos detrás de los niños.

 

Me acuerdo que, cuando iba a infantil, me comía los juguetes. Me acuerdo cuando vino Yanina Pamela, mi amiga. Me acuerdo que, de todos los chicos de mi clase, fui el único que no había tenido novia. Me acuerdo que en una excursión a Vallcalent nos nevó. ¡Qué contentos estábamos todos!

 

Me acuerdo de cuando llegué a este colegio. Me acuerdo de cuando aprendí español. Me acuerdo que tengo que devolver un libro de la biblioteca. Me acuerdo que en tercero no quería aprenderme las tablas.

 

Me acuerdo que en infantil falté días a clase porque se me salió el codo de sitio. Me acuerdo cuando iba mi hermana mayor al colegio. Me acuerdo que cuando aprendí a leer, todas las noches quería leer.

 

Me acuerdo que en la excursión al Delta del Ebro nos tocó en la habitación de ocho personas y tenía baño. Me acuerdo cuando el primer día de colegio llorábamos todos. Me acuerdo cuando Elena, en cuarto, se puso a llorar por un vídeo y un álbum que le regalamos. Me acuerdo que en segundo se fue una de las que eran mis mejores amigas; se llamaba Irene y nos escribíamos cartas desde el colegio.

 

Me acuerdo que cuando íbamos a cuarto, leímos el libro: “Días de clase”. Me acuerdo que cuando nos fuimos de excursión (no sé en qué curso) nos atacó un oso. Me acuerdo cuando Ansumana decía que le habían dicho que si se comía las tizas blancas de volvería blanco y se las comía. Me acuerdo cuando conocimos a “nuestra nueva tutora con barba, Mariano”. Me acuerdo que cuando venía José María era el mejor haciendo bromas. Me acuerdo que mi madre, todas las noches desde infantil, me leía un cuento. Me acuerdo cuando en sexto vino Teresa, porque habían operado a Mariano y tenía que venir una sustituta...

 

  

11 comentarios

Elías Moro -

Estimado Mariano:

Soy Elías Moro y estas líneas son para informarte que acabo de publicar en la Ed. Calambur el libro titulado Me acuerdo,
edición corregida y muy aumentada de aquel otro que publiqué con Daniel Casado y del que informas en una entrada de tu blog. (Gracias).

Por cierto, que en uno de tus comentarios del 5/6/09 publicas uno (el del cura-profesor) prácticamente idéntico a uno mío.
Compartir la memoria, de eso se trata.

Te adjunto algunos "Me acuerdo" de los nuevos y, en archivo adjunto, la portada del libro:

Me acuerdo de cómo salivaba cuando la tiza chirriaba en la superficie de la pizarra.
Me acuerdo de la pequeña sierra metálica que venía con las ampollas bebibles o inyectables.
Me acuerdo de las boinas con rabillo. Y de que el pañuelo que los maños se anudan sobre la frente se llama cachirulo.
Me acuerdo de cuando el vino se alegraba en los porrones; había verdaderos virtuosos en su manejo, en dejarlo seco
sin verter ni una gota ante el pasmo de la concurrencia.
Me acuerdo de El Caso, semanario de información delictiva.
Me acuerdo de los que vareaban la lana de los colchones.

Mariano -

Amigo José Luis:

Bueno, ya sabes, que uno anda siempre buscando salidas honrosas a tanto desconcierto. Las propuestas de lectura y de escritura son también intentos de ofrecer lo mejor, lo más imaginativo o lo más práctico…Siempre sumidos en la incertidumbre de si funcionarán o no, de si merece la pena ese esfuerzo.
Es necesario rebelarse contra esa rutina arcaica que desmotiva, que nos rodea y que se fomenta con los libros de texto, con las políticas que los compran y los introducen obligatoriamente en las aulas, con la dejadez que uno percibe alrededor, con la insensibilidad ante la innovación cotidiana e irreductible (no con la fomentada por los planes de innovación, de caducidad previa…)
No sé si estaré esos días que comentas por Labuerda. A ver si una de las veces que acudes por Sobrarbe, tenemos suerte y podemos vernos.
En cuanto a mis correos, el que aparece en la página 2 de El Gurrión lo utilizo todos los días y también puedes escribirme al siguiente: mariano.coronas@gmail.com Estos dos son los que utilizo.
Un abrazo y ánimo. Por fin se ven ya pintadas en el horizonte las primeras letras de la palabra “Vacaciones”.

José Luis -

Hola Mariano y chicos de su clase.

Os escribo para daros las gracias porque he recibido un par de vuestros libros libres y algunos otros materiales que ha surgido de vuestra biblioteca. Ya lo he mostrado a mis compañeros de la escuela para seguir de alguna manera la senda que marcáis.

Mariano, dime qué correo es el bueno, pues tengo varios tuyos y creo que siempre acabo escribiendo al equivocado. Pensaba darte las gracias a través del mismo.

El fin de semana del 21 creo que iré al Sobrarbe para encontrarme con unos amigos y pajarear, en sentido literal, con ellos. Siempre que voy por allí cerca me acuerdo de Labuerda.

Un abrazo y hasta la próxima.

Mariano -

Hola, Julen:

Me alegro que te haya gustado la idea. Antes que a ti o a mí, esa idea fue realmente sorprendente y gustó a mucha gente que vio un procedimiento muy sencillo para escribir una gran cantidad de información personal. Podríamos agrupar los recuerdos por etapas de la vida o por perfiles (humorístico, escolar, social…) y, en todos los casos estaríamos ante una idea genial de quienes la concibieron por primera vez. A mí, como ya sabes, me gustan las técnicas de escritura que son originales y rentables; rentables en el sentido de que son fáciles de desarrollar, especialmente para vosotros.
Bueno, “me acuerdo de un tipo pequeño e inquieto que tiene salidas sorprendentes cuando habla”, ¿te suena?
Que te vaya bien el viaje. Nos vemos a la vuelta. Un abrazo

Julen Martinez Arroyo -

Mariano, el librito libre me gusto. Al principio no sabiá para que eran esos me acuerdos, y al final ,cuando nos presentaste la idea, y nos la explicaste,a la clase le gusto. ALgunos te reias poniendolos, pero los que eran de alguna caida o daño fisico ya no te hacen tanta gracia.Pero esos son los tipos de recuerdos que recoge este ``librito libre desplegable´´. A mi el libro me gusto,era una idea que no había oido ni pensado,pero que se hablaba,por ejemplo:``me acuerdo cuando pepe se cayo y todos nos reimos ´´.
Bueno el libro,será un recuerdo,del que me acordare siempre.

Mariano -

Hola, Ana:

Regresé el lunes pasado al colegio (el 1 de junio). Me encuentro bien y, aunque un colegio, actúe como un microondas (estás un tiempo fuera, relajado y despreocupado y sólo atravesar el umbral, la cosa se pone bonita ¡ya!), el hecho de tener jornada continua (inexplicable la cerrilidad del Departamento que no deja ni hablar de ella, cuando en todas las latitudes peninsulares se ha normalizado) dulcifica la vuelta porque permite recuperar fuerzas por la tarde.
Suelo hablar siempre con cierta pasión (tampoco vamos a pasarnos) de la biblioteca escolar, del trabajo escolar, porque es lo que me gusta y porque para eso me hice maestro: para estar en contacto directo con chicos y chicas y ayudarles a andar el camino; acompañarles en esa andadura. Y a la vez que hablo con pasíón, vivo con decepción los escasos avances y la débil consolidación de nada, porque al personal no se le forma “en origen” y luego nos conformamos con muy poco: “fue una bonita experiencia”, “es que ya se ha acabado el proyecto”, “es que no nos han dado la subvención”… ¡Tonterias! Yo vengo de otra época, con un concepto del trabajo y del compromiso diferentes. Tantos años metido, involuntariamente, en estas historias han hecho crecer el escepticismo o dicho de otro modo, se mantiene en mí el “pesimismo activo” de siempre. Un abrazo

Ana -

Hola Mariano:
Entiendo por los comentarios que has vuelto al trabajo y espero que eso signifique que ya estás bien del todo. Porque a veces los maestros hacemos unas cosas inexplicables (¡y lo digo por propia experiencia!).
Y hablando de "me acuerdos". Yo me acuerdo del primer día que te oí hablar en unas jornadas por aquí,´creo que el 2001,con tantas ganas, tanta pasión de la biblioteca y ¡sin azucar!
Un abrazo

Mariano -

Hola, Judit:

Bueno, como bien dices (y como ya has podido ver), me encuentro bien de forma, “con energía”. El texto es básicamente el que hemos convertido en el último “libro libre” del curso.
Bueno, que vaya bien el viaje de la semana que viene. Ya hablaremos. Un abrazo

Mariano -

Hola, Fina:

Ayer compré el libro que cito en primer lugar “Me acuerdo” de Joe Brainard (te lo puedo prestar, si te apetece). Realmente fue una genialidad; ¡es tan fácil copiar la idea!, ¡y tan fácil de poner en práctica, tanto de manera individual como colectiva…! Ya hace años que pensé en la posibilidad de hacer un repaso de mis recuerdos, usando esta estrategia, pero ahí quedó la cosa. Cualquier día me pongo a ello. Ahora, con motivo de la inminencia del final de curso y con la posibilidad de que los chicos y chicas de la clase escribieran algo sobre los recuerdos que les han quedado adheridos a la piel, recordé esta propuesta de escritura y en ello estamos.
Me he reído con tus recuerdos y te animo as que estires la lista, que tú tienes sentido del humor y podrías hacerla más larga… Para animarte, añado yo media docena más:

“Me acuerdo que la primera huelga que hicimos en el instituto porque no nos permitieron reanudar un partido de fútbol suspendido por la nieve, terminó con todos los huelguistas dando vueltas al campo de fútbol hasta caer extenuados. Me acuerdo de un cura-profesor que repartía más hostias en clase que en misa. Me acuerdo de la agenda donde guardaba los autógrafos de las chicas. Me acuerdo de la interminable melena de Mari Flor. Me acuerdo de cuando plantaba cepos y “losetas” para capturar pájaros. Me acuerdo de los cigarros imposibles de la petiquera…”

Judit Ainoza Codina -

Hola, Marino:

En clase has dicho que habías escrito un texto y aquí estoy.
Me he leído el texto.
Este texto es un poco parecido al “libro, libre” que nos diste.
Ahora ya no te puedo decir que si te estás recuperando, porque ya estas bien.
Me han gustado todos los recuerdos.
Un abrazo y espero que sigas escribiendo textos con tanta energía.

Fina -

Que bonita idea...me acuerdo...

Yo tambien me acuerdo de aquellos bocadillos para merendar de pan con vino y azucar, y de la yema de huevo con coñac, y del vasito de Quina San Clemente para darnos vitalidad...¿pero como no terminamos alcohólicos todos los niños de mi generación?...

Me acuerdo de ir 6 personas en el Seat 600 de mi padre y hacer largos viajes con paradas para echar agua porque el coche parecía que iba a explotar, salía humo por todas partes.

Me acuerdo de mi profesor de 2º que siempre nos daba un beso en la nariz mientras con la vara de su sillón nos acariciaba la mano para darnos con toda su mala ostia si no decíamos bien las tablas de multiplicar.

Me acuerdo de contestar a los chicos cuando se burlaban porque se nos veían las bragas diciendo: "El que enseña es un cristiano, el que mira es un marrano".

Me acuerdo de ir a pasar las tardes del domingo en la OJE y bañarnos en la piscina del lado donde había más de un cristal roto por el suelo.

Me acuerdo...mejor que no siga, tengo ya unos cuantos años y hay mucho que "recordar".

Un abrazo, espero que tu vuelta al cole haya sido leve