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COMIENZO DE CURSO

¡Cuánto retraso en escribir el segundo texto de septiembre! Por fin hoy, cuando decían antiguamente que empezaba el otoño (ahora las estaciones comienzan cuando lo dice el Corte Inglés)) parece que encuentro el tono adecuado para dar forma a un escrito que bulle dentro de mí, pero que no consigo sacar. Hoy, que se cumplen tres años, más de mil días desde que comencé a escribir en este blog.

 

El segundo día de clase leí en voz alta un cuento de Gianni Rodari: “Cuando en Milán llovieron sombreros”. Seguidamente, hicimos este poema colectivo que todos los de la clase aprendieron sin más problemas:

 “Llovieron sombreros, para las damas y los caballeros… 

¡Que lluevan bocadillos

para las niñas y para los niños!

¡Que lluevan abrigos

para los que pasan frío!

¡Que lluevan pañuelos

para que se moquen los abuelos!

¡Que lluevan bombones

para alegrar los corazones!

Y que lluevan camisas

para partirnos de risa.

 

  El caso es que me encuentro con un grupo nuevo de chicos y chicas, escrutando rostros y miradas, desde el primer día, para descubrir un rictus cómplice, una sonrisa tras un comentario, una pregunta innecesaria, una interrupción inoportuna, una actitud cariñosa, una ampliación razonable a la propuesta de trabajo, una sugerencia sorprendente… Uno espera que ocurra algo nuevo, algo que llame la atención, algo inesperado… Y ellos, ¿qué estarán esperando de mí?, porque aunque ya me conocen… Soy el primer tutor que tienen en su vida escolar; ¿cómo procesan un tono de voz recio, una presencia física diferente, las propuestas de trabajo o de reflexión que les hago, las lecturas en voz alta, las creaciones colectivas, las contraseñas poéticas, las noticias de prensa que les comento…?

 

No hace falta dar hoy las respuestas… El caso es que se fueron ya quienes manejaban esta herramienta con cierta soltura y ahora debo instruir a otro grupo para que, poco a poco, vayan realizando esta práctica de lectura, reflexión y escritura, que en los últimos años he impulsado con mucho gusto entre mi alumnado con aceptables resultados.

 

Utilizaré para la penúltima parte de este texto una técnica de escritura que descubrí en una columna de Juan José Millás y que voy a titular también, “En resumen”. Éste sería mi comienzo de curso:

 

Verano recordado. Caras viejas. Caras nuevas. Aulas vacías. Aulas llenas. Alumnado nuevo. Contraseñas poéticas. Cuadernillos de actividad. Risas compartidas. Manga corta. Nuevos trabajos. Biblioteca escolar. Tercer ciclo. Quinto A. Lectura en voz alta. Cuentos leídos. Textos libres. Poema colectivo. Recreo alborotado. Prensa escrita. Libros sugerentes. Información digital. Tablets PC. Lápices afilados. Gomas Milán. Septiembre esperanza. Otoño nebuloso.

 

... Y luego está todo lo demás: este sistema educativo que no reflexiona, que no evalúa debidamente, que huye hacia adelante, que instala un programa tras otro en nuestra “mesa de operaciones” y que casi ninguno tiene ningún sentido… “Que todo es muy interesante”, incluso lo que  no tiene el más mínimo interés. Que no reconoce ni potencia el trabajo eficaz de quienes se dejan el alma en el tajo, porque –entre otras cosas- ni se acerca por el tajo para ver la calidad del trabajo realizado. Que dispone desde Zaragoza, de forma aséptica y “neutral”, todo lo que hay que hacer, sin el conocimiento necesario de las distintas realidades, de las singularidades básicas. Que permite que tanta gente piense en la escuela y ofrezca cada poco rato un camión ecológico, un autobús poético, un tranvía bombero, un barco pirata… para que maestros y maestras (sin ninguna información, las más de las veces) tengan que decidir de hoy para hoy y lleven hasta allí a los niños, en completa formación, y ayuden a mantener la disciplina para mayor gloria del listo de turno que ha “diseñado”  la atracción, “muy interesante”, por supuesto. 

Esta fiebre bilingüe que se ha extendido por toda la comunidad como una pandemia y que lleva a la conclusión de que lo único que quieren es que aprendan lenguas (aunque luego no tengan mucho de qué hablar); ya que casi todo lo demás quedó degradado a niveles miserables. El conocimiento del medio es desde hace tiempo un cajón de “desastre” que se llena con física, química, ciencias naturales, geografía, historia, educación medioambiental… (cuatro horas a la semana) y luego se extrañan de que los chicos sepan poco de todo o nada de nada (según cómo se mire) y además ahora se lo enseñamos en inglés o en catalán, que ahí ya hay nivel (no importa que quien lo enseñe no tenga la más mínima experiencia en la materia e incluso tampoco importa que se releve de dicha enseñanza a quien puede llevar 30 años haciendo un trabajo serio y continuado, utilizando diversas técnicas y variados recursos; total, los maestros y maestras somos gentes prescindibles y de poca importancia…) En un tiempo de importantes quebrantos familiares, con una falta frecuente de referencias estables, de modelos... los niños y niñas de infantil y de primaria ven pasar un desfile de seis, siete, ocho maestros y maestras por su aula (más gente que cuando estén en la Universidad... ¡los que lleguen, claro, que esa es otra!), sin un ápice de cordura. Es evidente que es una manera de fomentar la selección natural, esta educación tan darwiniana... Cualquier persona de más de 35 años podría dar el nombre de la mayoría de “sus maestras y maestros”. Hoy ya es imposible. Seguro que algunos niños y niñas acaban el curso sin saber el nombre de alguna de las suyas, de tantas que pasan por el aula... Los horarios, en muchos casos, no tienen ni pies ni cabeza, porque se hacen para “cuadrar”, no para que sean razonables. Las niñas y los niños soportan alargamientos de jornada y acortamiento vacacional por la conciliación familiar; ¡menudo camelo, también! En algunos casos, hace tiempo que trabajamos con ocurrencias de algún padre listillo que tiene su influencia en la Dirección del colegio en cuestión, o en la Consejería...

Y eso que uno ya lleva mucho tiempo en el tajo y las ha visto de todas las formas y colores, pero a ratos se encuentra desamparado, confuso y dispuesto a tirar la toalla; a mandar a cascarla a unos cuantos y a gritar que falta sentido común, más compromiso con el trabajo, menos chorradas, menos hiperprotección hacia los chicos, más autoridad natural (la que los demás  reconocen en uno, no la que se impone a la fuerza, que nunca ha servido para nada) y mucha, mucha coherencia.

Ya sé que esto parece un anticipo del capítulo III de las "cabre(r)oterapias", pero es que tenía ganas de decirlo.

10 comentarios

Herminio Lafoz -

Bueno, Mariano. Ahora si que ha comenzado todo. Ya sabes que lo fundamental es que, a pesar de todo, no estamos solos. Salud.

Guillem -

Ahora tienes que empezar otra vez.Quiero decir que si los alumnos te tienen miedo lo tuve yo tambien al principio.Todos los rumores que corren son mentira, Mariano es un profesor genial el cual se tiene que aprovechar, no hay otro igual él es el mejor. Os lo digo como experiencia; en el instituto no son nada amables.

Ana J. -

Hola Mariano:
¡Jesús como te entiendo! Es increible las cosas que pasan en "estos nuestros colegios". Yo he estado tan cabreada que ni de leerte tenía ganas. Menos mal que luego llegan los niños y niñas y las cosas vuelven a tener sentido.
En fin, buen año y un abrazo.

Mariano -

Saludos para Rosa Serdio, Fina, Mañana Soleada, Kamile, Nig y José Luis. Como es de suponer estoy en proceso de "buena esperanza", pero también, de vez en cuando, tengo ganas de vomitar algunas cosas, que para eso es mi blog. Ja, ja (con la propiedad privada). Nig, lo que no entiendas, lo preguntas...
Acabo de llegar de Ejea de los Caballeros (y de las damas)de una sesión formativa de tres horas, + dos horas de ida y dos horas de vuelta. Estoy realmente cansado. Otro día escribiremos más. Gracias por leer y por escribir.

José Luis -

Hola Mariano, échaba en falta tus palabras.

Sobre horarios que cuadran y que son perfectamente inútiles podría contarte cosas divertidas. Y sobre treinta profesores danzando por el aula.

Este miércoles se pretende hacer el último acto de la tragicomedia en la que participé en el verano. Espero no poder asistir. De ese mes quedó el compromiso de no supeditar la dignidad profesional a nada, o a lo menos posible, ya lo sabes.

En todo caso, disimula, porque si tú te sales del camino, ya me dirás que hacemos los que lo iniciamos hace poco.

Saludos.

nig -

Como dice Rosa Serdio, disfruta de lo que te gusta. Es "imposible" cambiar el sistema educativo porque los que tendrían que hacerlo no se paran y los que nos paramos no tenemos"poder", pero en tu mundo puedes hacer mucho y tus chic@s están ahí, y cuando terminen 6ºº seguro que echaras alguno de menos, aunque ahora no lo parezca. Sigo sin comprender alguno de tus comentarios....
Pues eso, empezó el curso, el otoño y todo lo demás, seguiremos andando el camino....

kamile -

Mariano, ya veo que has empezado muy bien el curso y con muchísimas ganas de trabajar, ¿verdad?.
Yo también he empezado el curso con muchas ganas de trabajar y de aprener cada día más...
¿Qué tal tus nuevos alumnos, Mariano? Yo aún no estoy acostumbrada a que tantos profesores me dén clse pero poco a poco me iré acostumbrando... jejeje.
Buena, la verdad es que ya no sé qué decir así que me despidi, besos y abrazos, chau...

Mañana Soleada -

Primero felicidades, tu blog se ha mantenido firme y alimentado con tus maravillosos textos. Gracias a ti, su creador.
Es injusto, que tus nuevos alumnos no puedan probar al máximo tu forma de enseñar y tus conocimientos. De los tantos alumnos que has tenido, que lo han podido disfrutar. Deseo que esos pequeños ratos, se transformen en hermosos momento para todos los alumnos que sepan apreciarte…
“- ¡Si!, nos fuimos, pero algunos de nosotros acechamos el blog. Esperamos leyendo, para haber si de nosotros salen palabras para expresar nuestras ideas en escritos…”

P.D. Para todos vosotros, aprovechad mucho los momentos con él. Conocedlo, valoradlo y seguid sus consejos que os servirán en vuestro camino…

Fina -

Es curioso como aunque lleves nuevos alumnos todo sigue igual...el "acojone" del primer día (pasar de tener tutoras a un tutor con barba), empezar con las contraseñas (una novedad para ellos que seguro les gusta tanto como les gustó a tus anteriores alumnos)....ayssss, la vida sigue igual.
Un abrazo

Mª Rosa SERDIO -

¡¡¡ Ya te echaba de menos, Mariano!!! Cabreado no te quedes que luego el corazón no sale a ritmar y te echa la zancadilla. Ya sabes que estamos en la misma moneda, cada un@ por su cara. Yo soy 5ºB y me veo en el espejo que tú presentas.Pero, a estas alturas de la letanía, sería bueno DISFRUTAR de lo que nos gusta, enseñar como sabemos y queremos después de haberlo comprobado en la vida y cantar mucho con nuestr@s muchach@s, ponerles buenos bocadillos sobre la cabeza con buena chicha: amor y trabajo, abrazos y responsabilidad y, quien no lo entienda, se lo pierde en monsergas de última generación. Y,como siempre, desde Asturias besos de Rosa