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VIEJOS PAPELES (V)

 

Acompaña la tarde… Cuando comienzo este texto, está lloviendo de manera suave y pausada y yo creo que la lluvia y la nostalgia casan muy bien; como el pan con chocolate, el huevo frito y el chorizo o el hogar encendido y la lectura de un libro… Creo que es el momento adecuado para retomar la serie de  VIEJOS PAPELES y abordar el capítulo cinco de la misma.

 

Hace ya unos días, me había quedado hablando del periódico escolar LA FIGA (números 1 y 2). Hoy tengo delante de mí el número 3, que igual que el 4, tienen tamaño cuartilla. Corresponde a los meses de enero/febrero de 1984 y comienza con un curioso diagrama de barras con los datos de la presión atmosférica correspondientes al mes de diciembre de 1983, tomados en el exterior de la ventana de la clase. Tomábamos datos con termómetros y barómetros con el fin de manejar mediciones reales a la hora de calcular medias o de construir gráficas.

Una página está dedicada a “Las cuentas de la clase”, con un movimiento de caja (en el que se anotan como cantidades totales) 19.081 pesetas de ingresos y 18.040 pesetas de gastos. La partida más grande en uno y otro apartado correspondía a la compra de libros de lectura para la biblioteca de aula. Me resultaba más cómodo acudir a la librería y comprar tantos libros (todos diferentes y de diferentes precios) como niños o niñas hubiera en clase, dividir el total por el número de chavales y que todos pagaran lo mismo. Al final de curso, tras sorteo, cada cual se llevaba un libro a su casa. Dentro del capítulo de ingresos, anotamos una cantidad de 1.695 pesetas que correspondía a la venta de postales. Con ese dinero comprábamos también libros para la clase. Elegíamos tres o cuatro modelos de postales diseñadas por los chicos y hacíamos copias en cartulina blanca, utilizando la “gelatina” como técnica de impresión. Luego, poníamos cada una en un sobre amarillo y las vendían en casa o por la calle en vísperas de Navidad, puesto que podían utilizarse para felicitar a la familia o a los amigos en esas fechas.

 

La revista narra la celebración a mediados de enero de la fiesta de San Antón, con bendición de los animales y encendido de hogueras (unas sesenta, se aporta en la noticia). Se dice que la Peña Fragatita entregaba la noche de las hogueras, cinco kilos de longaniza en cada una de las que se habían encendido y en la ilustración del texto, se recuerda al “saltador de hogueras” que suele aparecer cuando ya las llamas han decaído y que suele contagiar su ejercicio a algunos presentes que se animan también a atravesar de un salto las pequeñas llamas o la extensión de brasas… En otra página se recogen algunos aspectos de la tradición, como que se adornaba a los animales, que ese día no se les sacaba al campo a trabajar y que, en ocasiones, se les daba un trozo de pan bendecido previamente, entre otras cosas.

 

Antonia ilustra un poema suyo, con un dibujo silueteado en sombra. El poema se titula “bonitos recuerdos” y dice así: “Qué bonito es / lo que estoy recordando: / cuando tú me mirabas / y el sol nos enviaba un rayo. / Cuando estábamos juntos / el cielo nos alumbraba / y cuando nos separábamos / éste se apagaba”.

Hay más poemas en este ejemplar de veinte páginas. Veamos qué dice Amaya sobre LA NOCHE: “Silenciosa, con paso callado / llega la noche / cuajada de estrellas / apagando sonidos / del diario trajinar. / Desde mi ventana, / también yo en silencio, / presencio esa llegada / que en mi alma infunde / ideas y anhelos / de amor y de paz”.

Alberto, por su parte, nos habla de “El Parque”: “Niebla. Soledad. / Bancos vacíos. / Y junto a todo eso, / la tristeza./ Tristeza del anciano / porque los niños no están. / ¿Qué ha pasado? / La época invernal / ha hecho que los niños… / no corran por allí, / no griten por allí. / Los niños han marchado, / como los pájaros / a lugares cálidos”.

Curioso, cuando menos, que los nombres de los tres poetas comiencen por la letra “A”.

 

Hay una página llena de eslóganes que hablan de la guerra y de la paz. El 30 de enero es el Día Escolar de la No Violencia y de la Paz y, seguramente, estuvimos reflexionando sobre ello y decidimos escribir algo: “Las personas que viven la guerra se desesperan, mientras que las que viven en paz, contentas están”. “Vida a la paz y muerte a la guerra; ese es el principio de una nueva era”. “La guerra ha llegado y yo me he marchado”. “La paz es bonita y ojalá sea infinita”. “Cuando te vi con la bomba, pensé que llevabas una zambomba”. “Palomita de la paz, tienes que trinar y con la rama en el pico no lo conseguirás”

 

Tres páginas ocupa un precioso dibujo y unos textos sobre la visita al taller de cerámica Arellano de Fraga. La visita la realizamos el día 13 de enero, entre las cuatro y las cinco de la tarde: “… El Señor Arellano nos hizo demostraciones con un torno eléctrico de cómo se manejaba el barro. Nos hizo tres figuras: una vasija, un cenicero y una especie de jarrón; también nos demostró la diferencia entre las figuras hechas a mano y las que se hacen con moldes (…)  Hablando con él anotamos las siguientes cosas: La tradición alfarera en la familia viene de muchísimos años, por lo menos cuatro generaciones. Para que puedan cocerse las figuras, la temperatura del horno tiene que llegar a unos mil grados. Para hacer el modelo de “la fragatina” (la escultura de bronce que hay en el centro de la Plaza de España de Fraga) estuvieron trabajando durante dos meses. Venden piezas en países europeos y en EE.UU. La decoración de las piezas se hace con barnices y esmaltes especiales. (…) En una de las paredes del taller hay un cuadro de cerámica con una poesía que dice: “Oficio noble y bizarro, /entre todos el primero. / Porque en el trajín del barro / Dios fue el primer alfarero / y el hombre el primer cacharro”.

 

Ha dejado de llover, pero la bruma asoma por el horizonte. El cielo sigue nublado, las últimas hojas otoñales se han desprendido en silencio y yacen mojadas alfombrando el suelo. La noche abre su enorme boca para tragar con rapidez los últimos minutos de luz que le quedan a este domingo que casi pone fin al mes de noviembre…

 

Tomo en mis manos el número 4 de LA FIGA, dedicado, casi monográficamente, a la fiesta de carnaval. El ejemplar tiene fecha de marzo de 1984. Leo una especie de editorial que escribí para iniciar el número: “… A lo largo de la historia, el carnaval ha sido una fiesta extraordinariamente controvertida y ha gozado intermitentemente de ardientes defensores y frecuentes prohibiciones (¡cuántas palabras largas, ¿no?!). A pesar de todo, ha sido y es una fiesta que se ha conservado en casi todas las culturas del planeta, prueba de ello son las múltiples manifestaciones que podemos contemplar de la misma…”

En ocasiones, me hace gracia releer lo que escribí hace tantos años y calibrar si hoy escribiría lo mismo o lo rompería directamente…

 

Esta es la crónica que cuenta cómo se desarrolló la segunda celebración del carnaval en el colegio: “Un día se propuso celebrar el carnaval como lo habíamos hecho el año anterior. Días más tarde hicimos una asamblea para ver de qué nos disfrazábamos. Al final, y tras varias propuestas, hicimos una votación, decidiendo disfrazarnos de personajes de terror o de trogloditas. Llegó el día y algunos vinieron de casa disfrazados. Cuando ya estábamos todos listos, salimos al patio y fuimos viendo cómo desfilaban los demás cursos que también iban disfrazados: unos de abuelos, otros de cocineros, de indios, de payasos, de brujas, de robots, de cartas de baraja… Cuando terminó el desfile quemamos un muñeco que habíamos hecho en nuestra clase y los cuatro cabezudos que también habíamos hecho, participaron en el desfile. Al final hubo una gran chocolatada que fue preparada por las madres”.

 

Una página recoge un bonito dibujo del patio con el “rei carnestoltes” ardiendo, los cabezudos y algunas personas disfrazadas y otra página reproduce la letra de una canción que “se cantaba o recitaba durante el carnaval por las calles, antes de la pasada Guerra Civil” y que finaliza con una enigmática estrofa: “¡Adiós, Pepe, que me voy!, / tengo otro que me espera, / si quieres saber quién soy, / soy tu amante verdadera”.

 

Se recogen anotaciones del ayer y del hoy del carnaval en Fraga, así como una lista de refranes y dichos de la fiesta y también se dedica un pequeño informe a ”La rifa del tocino”, costumbre veterana en la que se sortea uno o dos cerdos entre los poseedores de un boleto que han comprado con anterioridad. La rifa se suele hacer en la Plaza se San Pedro de Fraga, momentos antes de comenzar la fiesta de Carnaval…. Otra página ofrece detalles de cómo construimos cuatro cabezudos en clase; un trabajo realizado en grupos y que dio resultados muy vistosos. Pone el punto y final al tema central, Esther con esta poesía: “Fraga es hermosa en carnaval, / pues nada en un mar de alegría. / Los fragatinos se transforman en personajes imaginarios. /Todo son burlas de los humanos serios. / Nadie piensa en la avaricia. / Todos corren y saltan, / van a quemar a carnestoltes / y, junto a él, las tristezas. / Pasados esos días, todo es serio, / y se sumergen en un mundo de monotonía”.

 

Otra página describe nuestro trabajo realizando mosaicos de verdad, con las teselas en que, el padre de un niño de la clase (albañil), convirtió unas cuantas baldosas de colores. Buscamos información sobre los mosaicos romanos de la cercana Villa Fortunatus y realizamos ese trabajo plástico aprovechando que en la asignatura de Sociales estudiábamos el Imperio Romano.

 

Amaya vuelve a escribir un poema titulado “La ciudad”: “La ciudad es agobiante, / llena de coches, / de humo / y de edificios / hasta las nubes. / De noche / es un espectáculo / digno de ver. / Todas las calles / están iluminadas / por grandes farolas. / Bancos, tiendas, / fábricas y parques / se quedan vacíos. / La ciudad / está en silencio / hasta que despierte/ del profundo sueño.”

Una página de pasatiempos; otra que nos recuerda el tiempo del mes de febrero de aquel año, otra que guarda un poema y una ilustración de Óscar, el cómic de la última: “Rigo celebra el carnaval” y la de las noticias de clase:

..“Hemos enviado varias cartas a distintas embajadas de países extranjeros en España. De momento hemos recibido contestación de Estados Unidos, Checoslovaquia, República Democrática Alemana, Austria, República Federal Alemana y la URSS” (evidentemente, eran otros tiempos).

.. “Estamos barnizando los cabezudos para que no se les pegue el polvo de la clase. Ahora quedan mejor y ya estamos terminando los mosaicos”.

.. “El pasado día 15, jueves, tres alumnos de la clase, elegidos por votación, se trasladaron al pueblo de Alcolea de Cinca para participar en una mesa redonda en la que se habló de la escuela: trabajo, deberes, exámenes, notas, experiencia escolar… fueron algunos temas. Antes se habían debatido en la clase, en asambleas”. Curioso que en 1984 hasta los chavales pudiesen hablar y cuestionar NOTAS, EXÁMENES, DEBERES… Hoy día ni los maestros y maestras (salvo una pequeña minoría) se atreverían con ello. Yo hace tiempo que digo que AVANZAMOS HACIA ATRÁS; curiosa forma de avanzar, sin duda…

 

La noche ya es cerrada y todo lo anterior, el trabajo de esta tarde de domingo. Trabajo que me gustaría ofrecer a los posibles lectores y lectoras de este blog, como un testimonio de algunos fragmentos de vida escolar de hace más de 25 años. Una mirada al pasado suele informarnos de dónde venimos y centrar las coordenadas de por dónde andamos, no lo olvides. Buena semana.

6 comentarios

Mariano -

Hola, Alba:
No he tenido más noticias del alcalde y no creo que conteste. Sería una sorpresa inesperada.
Por Labuerda tenemos un tiempo variable, pero nos ha permitido, entre otras cosas, coger grandes cestas de setas, ¡como nunca! Recibí tu e-mail en el que me hablabas de la salud. Espero que se solucione todo pronto.
Que pases un buen finde, también. Un abrazo

Alba Buisán Navas -

Hola Mariano,¿te ha contestado el alcalde sobre la carta sobre la calle,...?
bueno, espero que pases un buen fin de semana, o un buen finde como dicen ahora,
besos y abrazos,....

Mariano -

Hola, Anny:

Me quedo con esa reflexión tuya de que la lectura de un texto activa los recuerdos. En ocasiones ocurre así. No sólo cuando leemos, también cuando participamos en una reunión informal, una sobremesa… en la que se hablan de distintos temas. Es raro que no haya una referencia, una palabra que no conduzca nuestra imaginación a algún rincón escondido de nuestra memoria para hacer aflorar recuerdos de otro tiempo, activados por lo que hemos escuchado.
Esta tarde, he estado en el Colegio de Mequinenza, con un grupo de maestras y maestros. Debía plantearles, mostrarles propuestas de escritura y tenían que presentar los “deberes” que les había puesto en la sesión anterior (el martes de la semana pasada). Se trataba de escribir diez “meacuerdos”, para confeccionar entre todos los presentes un librito desplegable y colectivo que hemos podido hacer (todas y todos habían hecho los deberes), fotocopiar, repartir y leer. La lectura de esos “meacuerdos” nos ha hecho, a su vez, recordar otros… Así es la lectura y la vida: una oportunidad de vivir experiencias que podremos recordar en el futuro, mirando al pasado, claro. Un abrazo.

Anny -

Hola Mariano

El martes puedo trabajar en casa por el instituto, lo que significa que, aunque tengo ciertas tareas a terminar, queda más libertad de planear el día. “Gano” mucho tiempo de no tener hacer el viaje de ida y vuelta a Bruselas, puedo comenzar más temprano, trabajar de manera más tranquila y concentrada, y además queda un poco de tiempo para alternar las cosas ‘profesionales’ con, por ejemplo, leer y escribir algo en tu blog... Me gustaban las tres descripciónes de la esfera al principio, de “entre-actos” y al final del texto, pero si puedo permitirme un pequeño comentario, con las letras rojas y tan gordas resultan un poco difícil para leer en la pantalla. Tu relato del contenido de los números 3 y 4 de LA FIGA me hace “ mirar al pasado”. Con la anécdota de medir las temperaturas y las alturas barométricas me vuelven recurdos de la tercera clase de primera en la que hacemos también una actividad parecida. Nuestra escuela era entonces un edificio recién construido (principios de los años sesenta). Había calefacción central en cada aula, excepto en las dos de la tercera (una para niños, la otra para niñas). Estos locales tenían la particularidad que se encontraron todavía en una vieja “barraca” un resto de varias de esas “aulas transitorias” que sirvieron a este fín durante las obras de la escuela. Curiosamente, una de ellas continuaba a estar en uso después de terminar todo, y por razones desconocidas fue destinado para la tercera. Era una construcción de color amarillo pálido en metal, elevada a un metro y medio del suelo y sostenida con varias “piedras” de acero. Era mi aula más preferida de todo mi primaria, con sus grandes ventanas, elevada del entorno y un poco como una isla separada del resto de la escuela. Me acuerdo que en invierno, con la estufa bien encendida, no nos gustaba salir del calor de la aula para recorrer la bastante larga distancia entre la barraca y un termómetro qué estaba colgada al muro de los banos. Es extraña como estos recuerdos surgen al leer un texto.. Para terminar, quiero decir que me han encantado los poemas de los tres A’s. Está claro que deben tener un maestro especial. Y ahora, de nuevo al trabajo, pero me gusta, y no voy a sumergirme en un mundo de monotonía..un abrazo.

Mariano -

Hola, Silvia:

Ya he colocado en los enlaces de la derecha, el de tu blog para que me resulte más fácil entrar.
La historia de tu aproximación a la Patagonia está bien contada, pero deberías terminarla. Me gustaría conocer el desenlace de la misma, tu impresión en la nueva ciudad; tus recuerdos en aquella escuela, los chicos y chicas que encontraste… No quiero mandarte faena, pero te sugiero que continúes escribiendo sobre ese viaje, con la casa a cuestas. Escribí en tu blog. Un abrazo.

Silvia Luz -

Hola Mariano! aprovecho la diferencia de horario para leerte antes que los demás, jeje. Al leer la fecha de tu revista recordé que en diciembre de 1983, (dentro de una semana harán 26 años, si no hago mal la cuenta)llegamos al Valle del Río Negro, nos mudamos desde Buenos Aires a la Patagonia, y en marzo del 84 comenzaba yo a dar clases acá, con un grupo de alumnos que todavía recuerdo con mucho cariño, de un 5º grado. A propósito de nuestro viaje, escribí la experiencia, a modo de cuento en mi blog, en realidad la había escrito hace ya varios años, pero como ahora pongo allí "lo que venga"... no creas que es gran cosa, después me comentas lo que te pareció. Un abrazo