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Y “La Cadiera de Macoca” se fue a tomar viento...

Hace dos semanas o un poco más, estaba escribiendo la presentación de mi Cuaderno de Macoca, número 11, titulado en esta ocasión: “Palabras para la biblioteca escolar (II)”. Cuaderno que ya tengo en mi poder y que distribuiré en próximas fechas:

En un momento de la escritura, me vino a la cabeza esta justificación para seguir apostando por lo analógico:

Aunque todo lo que contiene este “Cuaderno” está en el citado blog (me refería a este blog donde ahora publico este comentario) y puede consultarse a través de Internet, me apetece tenerlo en papel y poderlo enviar a la gente con la que me he relacionado. Pienso que el papel tiene una duración larga y los blogs, cualquier día, quienes los mantienen pueden dejar de hacerlo y con un “clic” mandarlo todo a tomar viento...”

Pues, como si hubiera sido una premonición o acto adivinatorio, una semana después me encuentro con la imposibilidad de acceder a mi página web: “La Cadiera de Macoca”. Sorprendido porque, desde 2010 que fue creada, nunca me había pasado, escribo a la gente de soporte técnico y tras varios correos crípticos en los que no entendía nada, me llega un fragmento de respuesta entendible: “No hay nada de contenido en su web”.

Desde 2010 había yo publicado 280 artículos con cientos de fotografías, enlaces, PDFs; había muchos comentarios de personas que habían leído artículos y todo se había ido al garete. Escribí a mi amigo José Luis Murillo que fue el experto creador de la misma, manifestándole mi estado de ánimo ante la pérdida. Me contestó desde Edimburgo (estupendo lugar para pasar parte de la jubilación, je, je.). Analizó la cuestión y me dijo que la web estaba “machacada” con ganas y a conciencia. Él ha conseguido recuperarme todos los textos, sin formato, pero al menos he salvado lo que escribí. Nada de fotos, ni enlaces, ni PDFs. Muy agradecido a su intervención. Él ha sido mi webmaster oficioso, pero efectivo.

Posteriormente, otro correo del soporte técnico me anuncia que siguen trabajando en mi asunto con dedicación y que como el problema es gordo, es posible que la solución definitiva se demore, a pesar de que no hay muchas esperanzas de conseguir algo positivo.

Voy lamiendo mis heridas, ya se me han secado las lágrimas y asumo la pérdida con deportividad, no queda otra, pero con la tristeza de ver desaparecido un amplio trabajo. En 2010 disfruté de una licencia por estudios y una de las tareas-objetivo de la misma era crear una web y meter en ella contenido pedagógico original y aprovechable para otros enseñantes. Y a ello me apliqué y me dediqué con entusiasmo hasta mi jubilación y hasta hace quince días, inclusive. Como siempre me ha gustado escribir, aquello lo tomé con ganas; agoté la memoria concedida y pedí ampliación para seguir. Precisamente, en el siguiente enlace con este blog: https://gurrion.blogia.com/2022/090901-la-cadiera-de-macoca.-mapa-del-sitio.php están las 10 secciones definidas con los títulos de los artículos que contenían cada una de ellas y que la encabeza esta invitación:

A fecha de hoy: 9 de septiembre de 2022, lo que sigue son los títulos de todos los artículos publicados en La Cadiera de Macoca, por si te interesa alguno:

 Las citadas secciones eran: Personal (34) – Labuerda (25) – Biblioteca escolar (41) – Cuaderno de actividades (26) – Una mirada a la prensa (16) – Artículos varios (25) – Latidos interiores (49) – Naturaleza y Medio Ambiente (16) – Enlaces (17) – Repertorios alfabéticos documentales (31). Más “La bloguería”, con enlaces a algunos blogs. (Los números entre paréntesis, indican los artículos publicados en cada sección).

Ahora tengo un sentimiento de tristeza y un cabreo moderado con el paso de los días. Pienso en las personas que oyeron hablar de La Cadiera de Macoca, de la cantidad de veces que la he mencionado en charlas, textos, publicaciones, encuentros de todo tipo, en los amigos y amigas que sé que la consultan... Y de las veces que oralmente o por escrito invité a visitarla. Escribir ahora “macoca.org” en la barra de direcciones, no conduce a nada, porque nada hay.

No sé qué final le daré a todo esto. De momento escribo esta explicación y la publico en este blog, creado seis años antes, que contiene 586 artículos y que espero que nadie lo mande a tomar viento.

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