CABRE (r) OTERAPIA (II)
Lo prometido es deuda… La lista de los cincuenta “primeros” cabreos debe ser completada porque así lo anuncié en su momento. No agoté entonces el tema (ni creo que vaya a hacerlo ahora). Así que hoy amplío el listado de circunstancias y personas, porque a mí me cabrean…
- Los que cuando te ven en el lugar donde ellos y uno vivimos no saludan nunca y si los encuentras en un sitio alejado se deshacen en gestos y palabras amables. 2. Los que también se comportan así, pero cuando van un poco bebidos. 3. Los que confunden una libélula con un helicóptero. 4. Los que nunca escuchan lo que les vas a contar porque siempre consideran más importante lo que tienen que contar ellos. 5. Los traidores. 6. Los que siempre alardean de lo que tienen. 7. Los que son incapaces de reconocer en los demás, los mismos derechos que ellos tienen. 8. Los que sólo dan valor a lo que cuesta dinero. 9. Los que son incapaces de regalar una sonrisa, una conversación, una mañana o una tarde. 10. Los que no tienen problemas en aliarse hasta con el diablo, con tal de mantenerse en su miserable puesto. 11. Los que aceptan cargos sabiendo que son unos completos incompetentes. 12. Los que copian ideas impunemente y no nombran la fuente de su “inesperada” inspiración. 13. Los “perros del hortelano”, tan abundantes en nuestro pueblos y ciudades. 14. Los que siempre ejercen la crítica en el bar del pueblo, rodeados de cervezas. 15. Los que confunden “trabajar” con “trasubir” y siempre están cansados. 16. Los que alardean de “estar quemados”, sin que nunca nadie les viera arrimarse al fuego. 17. Los que sólo piensan en sacar tajada de todo lo que hacen. 18. Los que, cuando quieren criticarte, añaden esa impersonal e inconcreta coletilla que dice: “bueno, esto que voy a decirte, lo piensa más gente…” 19. Los desleales. 20. Los que pasan de la adhesión al rechazo sin explicación razonable del cambio. 21. Los que sólo se acuerdan de lo que les interesa. 22. Los que siempre empiezan las frases con un “yo” sospechoso. 23. Los que evidentemente no pueden decir “pues no sabía que estabas…” porque era evidente que estabas. 24. Los que, después de lo dicho anteriormente, los domingos van a misa. 25. Los que siguen diciendo que son “apolíticos”. 26. Los que siempre te mandan a coger setas a lugares donde no hay ni una. 27. Los que, hables de lo que hables, saben de todo y encima te dan consejos. 28. Los que, mientras escuchan aparentemente lo que tú dices, tienen la otra oreja puesta en la conversación de al lado. 29. Los que levantan la voz cuando quieren compadecerte por algo, pero que se guardan muy bien de no elogiarte en voz alta. 30. Los que corren a dar el pésame, como si el dolor pudiera comprarse o apareciese por generación espontánea. 31. Los que pontifican. 32. Los que bendicen cualquier cosa que les “echen”. 33. Los que, sin saber cómo, saben mucho de educación y quieren dar consejos a maestras y maestros. 34. Los que, después de vivir diez o doce años con su hijo o con su hija, lo desconocen casi todo del niño o de la niña. 35. Los que están esperando que tropieces para avisarte de que había una piedra en el camino. 36. Los que, cuando ocurre algo, siempre dicen: “yo ya dije que esto pasaría…”, pero nadie recuerda haberlo oído. 37. Los que aprovechan los aperitivos públicos para ponerse ciegos de comer, sin educación ni comedimiento. 38. Los que, cuando salen de caza, disparan a todo lo que se mueve. 39. Los que siempre hablan por detrás y nunca dan la cara. 40. Los que sólo se preocupan de la apariencia. 41. Los que conducen echados para atrás, de medio lado, con una mano… con claros gestos de chulería. 42. Los que no pagan el vado correspondiente y amenazan, además, con llamar a la grúa. 43. Los que no aprobarían el carnet básico de padres. 44. Los que te dan una palmadita de ánimo en privado, poco después de enterarte que te han puesto a parir en público. 45. Los aguafiestas. 46. Los que te hacen esperar sistemáticamente, porque siempre que has quedado con ellos les pasa algo increíble. 47. Los que se aburren en todas partes porque olvidaron que la imaginación, la fiesta y la alegría son cosas que debe aportar cada uno. 48. Los que todavía piensan que todo lo de su pueblo es único y no se han enterado que hay vida más allá del horizonte. 49. Los “listos”. 50. Los que se hacen el tonto…y se pasan de listos.
Bueno, hasta aquí otras cincuenta razones para cabrearme. Es posible que haya una tercera entrega más adelante, pues quedaron temas en el tintero (sólo leyendo el periódico un día cualquiera, podríamos, con toda seguridad, relacionar otras cincuenta, y no digo que no lo haga…) Creo que esto de la “cabreoterapia” es una buena terapia, porque te permite repasar la vida cotidiana desde otro punto de vista. Yo, curiosamente y a pesar de tanto cabreo, me lo he pasado bien y animo a los posibles lectores y lectoras a que sigan describiendo en sus comentarios situaciones cabreantes con las que viven o con las que se encuentran con frecuencia.
7 comentarios
Carminera -
Me ha encantado lo de la cabreoterapia y pienso recomendar el blog a muchas amigas y amigos. Ya os he guardado en favoritos.
Felicidades,gurrion (Mariano?) por tu sencillez y sensibilidad a la hora de contar tus experiencias.
Besos,
Carmen.
Vuestra nueva compañera y amiga.
Mariano -
Estoy recién llegado de Noruega y, por tanto, concierto mono de agua, fiordos, bosques, frío, barcos, lluvia... Imagino que dentro de un rato o mañana saldrá un texto resumen de esa experiencia, de ese viaje. Por eso no he escrito últimamente, porque estaba fuera del país y con dificultades para utilizar Internet. Te mando, Kamile, un fuerte abrazo y te deseo lo mejor para este curso que iniciarás en breve. Si mantienes tu comportamiento e implicación, no vas a tener ningún problema. Nos vemos por aquí cuando quieras.
kamile -
Yo creo que aunque se estén terminando las vacaciones, tu sigues con el mismo entusiasmo y las mismas ganas de trabajar, ¿verdad?. Yo también tengo ganas de comenzar un nuevo curso y estoy loca por saber como me van a ir los estudios este año, pero también me gustaría que las vacaciones de verano duraran unos pocos días más. Mariano, desde que hicimos ese viaje a Zaragoza al aula de cristal, estoy coleccionando chapas de todas formas, tamaños, estilos... y claro, aún sigo con la colección de marcapáginas, que para mi siempre serán un precioso recuerdo de que en 5º y 6º el número de marcapáginas que conseguí era el más grande de todos los cursos.
Bueno, las palabras se están marchando de mi cabeza y cada vez se menos qué decir, así que me voy a despedir de todos los que escriben en este blog, de los grandes lectores, de mis ex-compañeros de clase que ya no escriben en este blog y sobre todo, me despido y le mando un beso y un abrazo a mi querido Mariano :*!!!.
Ana Jesús -
Ya viendo como se acerca a toda velocidad Septiembre, me voy acercando a los amigos. Y no me cabrean no, al contrario me han resultado muy divertidos tus motivos para cabrearte. Sólo añadir uno más, los comentarios con mala intención sobre las vacaciones de los maestros.
Un abrazo.
Fina -
encontrarme con alguien que me pregunta donde voy de vacaciones (como si fuera obligatorio marcharte en verano) y cuando contesto que nosotros no hacemos se extraña muchísimo e intenta buscar otras fechas para que nos vayamos: ¿y no marchais en octubre para el Pilar? ¿o en Diciembre para el puente de la Constitución? ¿y en Semana Santa?....JOER....NO...NO HACEMOS VACACIONES ¿pasa algo?...lo nuestro son escapadas de fin de semana...
Que la gente te mire como un "bicho raro" por no hacer una semana de vacaciones me cabrea, me cabrea mucho.
Mariano -
laura -