Se muestran los artículos pertenecientes a Julio de 2011.
He recibido estos días un ejemplar del número 183 de la revista Educación y Biblioteca. Un ejemplar, remitido por su directora Marta Martínez, en el que se anuncia el cierre de la revista. Pensar en ese hecho –el cierre-, como ya lo he expresado en mi Cadiera y en el blog de la biblioteca escolar me produce rabia y desazón porque la aportación de esta publicación al mundo bibliotecario (incluido el escolar) ha sido extraordinaria y su desaparición es, por tanto, una malísima noticia.
Y es curioso, que este último número, interesante como siempre, con un especial fantástico dedicado al gran ilustrador Miguel Calatayud, recoja el nacimiento de algo nuevo. Me refiero a un precioso artículo: “Biblioteca de Acampada Sol. Una biblioteca para la revolución”, con un título bien expresivo, evocador y “cañero”, como dirían ahora. Defunción de una revista, nacimiento de una biblioteca… Contrastes de la vida.
He leído el artículo y sin ningún permiso en regla (tampoco el de la “modélica” SGAE), me he entretenido un rato en teclearlo casi completo para ayudar en su difusión. Para que quienes pasan por este blog y no tienen oportunidad de leer Educación y Biblioteca, puedan disfrutar de esta experiencia, incluida en ese movimiento 15-M que ha levantado muchas esperanzas y que cociéndose poco a poco reaparecerá con fuerza en el futuro próximo. No tengo nada más que añadir, lean el artículo que sigue:
La biblioteca de la acampada Sol
Para continuar en la Plaza es necesario resolver la vida de las personas que pasan por allí, que se quedan, que aportan, que piensan, que dialogan, que llegan a consensos. Se necesita continuar haciendo política y la política se ocupa de asegurar la vida en su sentido más amplio. En este contexto de sostenimiento de la vida humana es donde aparece la Biblioteca de la Acampada Sol. ¿Por qué? Porque allí las personas necesitan leer. Necesitan leer libros, periódicos, revistas, folletos, poemas sueltos…
Así constatamos que la idea de la Biblioteca surge de forma espontánea y en diversos puntos de la Plaza casi al mismo tiempo, hasta cristalizar en algo tangible el sábado 21 de mayo, día de la jornada de reflexión. Días atrás ya se hablaba de la necesidad de un lugar de estudio para los jóvenes que en estos momentos están de exámenes; por otro lado, en la Comisión de infraestructuras empezaban a presentarse personas que en lugar de donar lonas o madera, querían dejar libros. Esta situación comenzó a canalizarse a través de la Comisión de Documentación y Archivo, pero pronto se comprobó la necesidad de crear una biblioteca autónoma; igualmente sucedió en Infantil (guardería), donde empezó a plantearse la necesidad de que los niños tuvieran recursos de lectura a su alcance.
Con el nacimiento de la Biblioteca (adultos e infantil) por fin pudo canalizarse ese afán de lectura que era paralelamente solventado con las donaciones de libros, prensa, folletos, poemas sueltos, etcétera, que personas anónimas no cesaban de aportar. Puede resultar indicativo que durante la primera semana de vida de la Biblioteca se donaron más de dos mil libros. No ha habido, por tanto, ningún proceso ni criterio de selección. Todas las donaciones han sido recogidas de forma entusiasta. Muchos de los libros son autógrafos. Sus autores los han dedicado al Movimiento del 15 de Mayo. También lo han hecho los donantes anónimos, dando lugar de esta forma a una colección única no tanto por los libros en sí, sino por el sentido simbólico y de cohesión que contiene.
La organización de la biblioteca se ha realizado por materias (política, historia, economía, literatura…). La estrategia a seguir ha sido la de irnos adaptando al ritmo de las donaciones, abriendo nuevas materias o modificándolas cuando fuera necesario. Debido al fuerte ritmo de trabajo, se tomó la decisión desde el principio de colocar en el tejuelo las tres primeras letras de la materia y el número currens respectivo. Al principio los tejuelos fueron manuscritos, pero al poco tiempo empezaron a ser impresos. Los libros se colocan en estanterías que han fabricado personas que trabajan en la Comisión de Infraestructuras, o en las estanterías que nos donan personas anónimas. Vamos creando un catálogo manual, con registros que incluyen el título del libro, su autor y la signatura. Este catálogo se va incorporando después, poco a poco, a un documento digital que todas las personas que trabajos en la biblioteca compartimos en red y que podemos editar simultáneamente. Se está trabajando también para poder empezar a volcar lo antes posible toda esta información en un Sistema Integral de Gestión Bibliotecaria (SIGB) basado en software libre.
Las funciones de la Biblioteca de Acampada Sol son las siguientes: 1. satisfacer las necesidades lectoras de todas las personas y fomentar la lectura, 2. Promover el acceso a la información plural, 3. Ser un canal de desarrollo del pensamiento crítico de todas las personas, 4. Ser un cauce para todo tipo de expresión artística y cultural.
Entre los servicios de la Biblioteca podemos destacar los siguientes: 1. Lugar de lectura (infantil y adultos), 2. Hemeroteca y ludoteca, 3. Información y referencia, 4. Formación de usuarios y bibliotecarios, 5. Extensión cultural y 6. Amplio horario (tan amplio que es de 24 horas).
No se está gestionando de momento el préstamo a domicilio por las dificultades derivadas de la arcaica organización y del proceso técnico. Invitamos a las personas a leer en la propia biblioteca, aunque quien ha necesitado llevarse el libro un poco más lejos y ha indicado su compromiso de devolverlo ha obtenido una respuesta positiva. Queremos seguir confiando los unos en los otros, aunque queremos hacerlo de forma compatible con la unidad e integridad de la colección. (…)
También tratamos de proyectar la Biblioteca lo más posible a través del blog “Bibliosol” (http://bibliosol.wordpress.com/) donde informamos de las actividades de extensión cultural. (…)
Ante las lluvias prolongadas que se están dando en Madrid, son decenas las personas que se han ofrecido voluntarias para cedernos un espacio en su casa o en su local para almacenar provisionalmente los libros. Y respecto al futuro de la colección con también muchas las instituciones (sobre todo universitarias), asociaciones y centros sociales ocupados que se han prestado a alojar la colección. (…)
Respecto a las personas que aportamos nuestro granito de arena en la Biblioteca, tenemos que decir que somos voluntarias, lo que llamamos participantes. Algunos somos profesionales de las bibliotecas, otros no; algunos tenemos conocimientos en biblioteconomía, otros no; Algunos somos estudiantes de ingeniería de minas o de historia, algunos estamos haciendo un máster en guión o en documentación, algunos estamos terminando la carrera de biología o la de historia, algunos somos parados y nos desahuciaron de nuestras casas hace ya un tiempo. (…)
Nos hemos convertido en bibliotecarios revolucionarios y nos encantaría ponerlo en nuestro currículum, porque es probablemente el trabajo del que estamos más orgullosos. Recibimos a cambio el altruismo de quienes donan los libros, el asombro de los que hacen las fotografías de la biblioteca y, sobre todo, el cariño de los que se sientan a leer; todos ellos son personas que entienden lo que significa que la revolución disponga de biblioteca. Engordamos diariamente kilos y kilos de entusiasmo. Eso es lo que nos pasa, que estamos entusiasmados. Y como ha recordado Eduardo Galeano hace tan solo unos días, esa palabra que procede del griego, ‘entusiasmados’ significa que llevamos a los dioses dentro.
(Parte del artículo publicado en el número 183 de la revista Educación y Biblioteca, correspondiente a los meses de mayo/junio de 2011, pp. 24-27)
“El sueño del celta”, de Mario Vargas Llosa. Alfaguara, diciembre de 2010
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Hoy quiero resumir o, al menos, hacer algunos comentarios relacionados con el último libro que he leído. Roger Casement, irlandés de nacimiento, es el protagonista del mismo: la última novela publicada por Vargas Llosa.
Roger realizó un esfuerzo titánico en el Congo. Al servicio del Foreing Office inglés se encargó de verificar cómo se estaba desarrollando el avance y colonización de aquel territorio, cedido por las naciones europeas (Conferencia de Berlín de 1885) al rey de los belgas Leopoldo II, que lo convirtió casi en su finca particular. Comprobó la extrema dureza de la vida en la selva y tuvo que soportar largos periodos de enfermedad y convalecencia y una merma progresiva e intermitente de sus fuerzas. Y comprobó la inhumanidad con la que eran tratados los indígenas; el salvajismo de todos los blancos que estaban al frente de las explotaciones caucheras y el creciente exterminio de unos nativos para quienes el encuentro con el hombre blanco fue la mayor desgracia que les podía ocurrir: obligados a realizar trabajos extenuantes, a no ser retribuidos por ello, a sufrir castigos atroces y vejaciones innombrables si no cumplían con las exigencias de sus verdugos… Su Informe sobre el Congo levantó ampollas y puso de manifiesto atrocidades no imaginadas: aldeas quemadas y saqueadas, fusilamiento de nativos, castigos físicos brutales con los chicotes de jirones de piel de hipopótamo que dejaron miles de cicatrices en los cuerpos de ébano de toda la geografía africana… La supuesta colonización civilizadora se había convertido en una espantosa caza, captura y destrucción de aldeas y nativos que eran exprimidos hasta la inanición, con el solo objeto de conseguir más bolas de caucho… Roger, enviado oficial, tuvo que sobreponerse a ocultaciones, falsedades, recelos, veladas amenazas (al margen de los daños físicos que le producía la vida en unas condiciones de elevada insalubridad) para sobrevivir a su experiencia africana y poder cumplir con su cometido: realizar una denuncia global de las prácticas brutales y de la indefensión nativa que sufría lo indecible sin la menor justificación… Los blancos que controlaban todo aquel brutal negocio no tenían hacia las tribus la menor consideración, puesto que los trataban como si fueran animales…
Después de esa experiencia al límite, en su condición de “diplomático” y tras el reconocimiento que recibió por su decidida posición de denuncia de los abusos coloniales, plasmada en su Informe, recibió el encargo de viajar hasta la Amazonía peruana para verificar si las denuncias realizadas por el periodista Benjamín Saldaña y el ingeniero Walter Hardenburg sobre las brutalidades soportadas por las tribus del Putumayo (región amazónica del Perú) con los caucheros de una compañía inglesa: la Peruvian Amazon Company eran exageraciones gratuitas o se ajustaban a la realidad. De nuevo, tenemos a Roger Casement “reencontrándose” con lo que había vivido en su estancia en el Medio y Alto Congo. Y de nuevo, vuelta a soportar bajones en la salud y desánimo severo al comprobar los niveles de barbarie de los responsables de aquella “misión” antinatural que obligaba a los indígenas a dejar su vida y pasar todas las atrocidades y vilezas imaginadas por decisión de unos colonizadoras sin escrúpulos que solo pensaban en enriquecerse y que en ningún momento se pararon a pensar en los métodos que utilizaban… Un nuevo informe final de ese viaje, denunciando ante la sociedad inglesa y norteamericana lo que estaba pasando en una región de América del Sur, por las actuaciones llevadas a cabo por una compañía inglesa, volvió a colocar a Roger Casement en el centro de los elogios, por su esforzado y documentado trabajo. No obstante, tanto por su actividad en el Congo como en el Putumayo y sus posteriores informes de denuncia, hubo campañas mediáticas que trataron de desacreditarle pero recibió el nombramiento de “sir” y el reconocimiento social.
Roger, servidor notable del imperio británico, alabado y condecorado por sus eficaces y altos servicios, fue desarrollando un sentimiento nuevo hacia su tierra: Irlanda que, a comienzos del siglo XX era una colonia del Reino Unido. De modo que, después de denunciar los colonialismos brutales y maléficos en el Congo y en el Putumayo, empezó a darse cuenta que eso mismo (salvando las distancias) era lo que le ocurría a su pequeño país, que sufría también la colonización de su poderoso vecino. Entró en contacto con los movimientos internos que proclamaban salidas a esa situación y se convirtió en uno de los propulsores de la independencia de Irlanda… Este libro comienza con Roger preso en un penal, donde espera que le llegue un indulto para librarlo de la horca a la que ha sido condenado por sus actividades secesionistas…
Aunque hablamos de una novela (es una biografía novelada), está montada sobre un personaje real y unos hechos que pueden comprobarse; hechos ocurridos a finales del siglo XIX y a principios del siglo XX. Imagino un amplio trabajo de documentación del autor (y así debió ser, a la vista de la larga lista de reconocimientos que realiza al final del libro) para un gran resultado. No es una experiencia nada agradable sumergirse en historias que nos recuerdan las atrocidades sobre las que se ha ido construyendo la vida humana, desde los primeros tiempos. No es un libro nada amable en ese sentido, pero también conforta saber que hace cien años había personas que realizaron ímprobos esfuerzos para luchar por la dignidad y el respeto a las personas, independientemente de sus orígenes y de su estado. La literatura también nos hace sufrir y leyendo este “sueño del celta”, hay muchos momentos que se le revuelven a uno las tripas y ve en aquellos caucheros a desgraciados representantes de lo peor de la especie inhumana; seres sin escrúpulos que consideraban a los nativos como animales salvajes y así los trataban.
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Descubrimos en la novela el pensamiento de algunos personajes como Henry Morton Stanley (explorador a quien Roger Casement adoraba y que ahora empieza a aborrecer). Roger cuestiona que se les haga firmar a los nativos documentos que no entienden y que los comprometen de manera severa, a lo que responde Stanley: “Todo esto es por su bien. Vendrán misioneros que los sacarán del paganismo y les enseñarán que un cristiano no debe comerse al prójimo. Médicos que los vacunarán contra las epidemias y los curarán mejor que sus hechiceros. Compañías que les darán trabajo. Escuelas donde aprenderán los idiomas civilizados. Donde les enseñarán a vestirse, a rezar al verdadero Dios, a hablar en cristiano y no en esos dialectos de monos que hablan. Poco a poco reemplazarán sus costumbres bárbaras por las de los seres modernos e instruidos. Si supieran lo que hacemos por ellos, nos besarían los pies. Pero su estado mental está más cerca del cocodrilo y el hipopótamo que de usted o de mí. Por eso, nosotros decidimos por ellos lo que les conviene y les hacemos firmar esos contratos. Sus hijos y sus nietos nos darán las gracias. Y no será raro que, de aquí a un tiempo, empiecen a adorar a Leopoldo II como adoran ahora a sus fetiches y espantajos” (página 43). Si este era el pensamiento de un “preclaro miembro de la sociedad británica”, ¿qué podemos pensar de vigilantes, guardianes, rufianes de todo tipo que se sumaron a aquella misión de esquilmar las riquezas naturales usando como mano de obra obligada y gratuita a los propios indígenas?
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CITAS:
- “La plaga que había volatilizado a buena parte de los congoleses del Medio y Alto Congo eran la codicia, la crueldad, el caucho, la inhumanidad de un sistema, la implacable explotación de los africanos por los colonos europeos” (página 82).
- Reflexión de Casement en un momento del libo: “¿Sería así el infierno que Dante describió en su Divina Comedia? No había leído el libro y en esos días se juró leerlo apenas pudiera echar mano de un ejemplar” (página 92)
- “Si algo he aprendido en el Congo, es que no hay peor fiera sanguinaria que el ser humano” (página 98).
- “Tengo material de sobra para mostrar en mi informe las cosas que aquí ocurren. Temo que de continuar escudriñando los extremos a que puede llegar la maldad y la ignominia de los seres humanos, no seré siquiera capaz de escribir mi report. Estoy en las orillas de la locura. Un ser humano normal no puede sumergirse por tantos meses en este infierno sin perder la sanidad, sin sucumbir a algún trastorno mental” (páginas 108-109)
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.. Invito a leer la reseña sobre este libro realizada por mi amiga Anny Anselin en este blog del grupo de lectura
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Curiosidad final:
- “…La Prefectura de Iquitos estaba en la Plaza de Armas, un gran canchón de tierra sin árboles ni flores, donde, le indicó el cónsul señalándole una curiosa estructura de hierro que parecía un mecano a medio hacer, se estaba armando una casa de Eiffel (“Sí, el mismo Eiffel de la Torre de París”). Un cauchero próspero se la había comprado en Europa, la trajo desarmada a Iquitos y ahora la estaba rehaciendo para que fuera el mejor club social de la ciudad…” (página 147). Hay otras referencias más adelante, por ejemplo en la página 170 o en la 175: “… Ya le habrán contado de esta casa de hierro que se compró un cauchero medio loco en Europa y que están armando en esa esquina. Se exhibió en París, en la Gran Exposición de 1889, parece. Dicen que será un club social. ¿Se imagina ese horno, una casa de metal en el clima de Iquitos?...”
Cuando leí estas citas, recordé el artículo que escribió José Antonio de Juan, en el número 106 de la revista El Gurrión (febrero de 2007), titulado “La casa de Fierro de Iquitos (Perú)” (pp. 23-25), en donde da detalles precisos de los orígenes de la misma y desvela algo emotivo y personal que podrás descifrar tú también, leyendo el artículo referido en este enlace con la web de la revista: http://www.elgurrion.com/numeros/106.pdf
Una vez más, una curiosa coincidencia; en este caso, entre una novela de Vargas Llosa y El Gurrión.
Adquirí un compromiso con los chavales de sexto del curso que terminó el pasado mes de junio. Me regalaron, el último día de clase, el ejemplar comentado en el post anterior: “El sueño del celta” de Mario Vargas Llosa. Yo les pedí que me lo dedicaran para que el libro aumentara así de valor y les prometí que cuando lo leyera, les escribiría una cartita a cada uno y a cada una. Y en eso estoy ahora mismo. En cada carta, los voy remitiendo al blog para que lean lo que he escrito sobre el libro, una vez terminada la lectura...
Estos días en Barcelona, además de leer el periódico (que compro cada día como formando parte de un ritual, que comenzó precisamente aquí, cuando viví en esta ciudad a finales de los setenta), he estado leyendo la novela de Ignacio Martínez de Pisón. “El día de mañana”, publicada por Seix Barral, con 382 páginas. Como ya la he terminado, puedo y quiero anotar algunas impresiones de la misma.
Me ha gustado mucho. Después del desasosiego vivido con muchos pasajes del libro anterior, éste es mucho más llevadero. El protagonista de la misma es Justo Gil, un joven emigrante que llega a Barcelona con su madre muy enferma a principios de la década de los sesenta del pasado siglo. La singularidad de la novela y, muy probablemente, el gran acierto de la misma, es la forma, la estrategia que el autor ha desarrollado para mostrarnos al protagonista.
Éste solo toma la voz indirectamente a lo largo del relato; quienes hablan son una docena de personas que tuvieron alguna relación con Justo en ese tiempo: “En casa los tuvimos cerca de un mes. Lo primero era ayudarle a encontrar trabajo...”, dice Martín Tello. “Era ver unas faldas y volverse loco...”, dice Pascual Ortega. “Había de todo en aquel piso: jaulas para pájaros, armaduras de imitación, grandes rollos de tela, fuentes para jardines...”, dice Pere Riera. “Se puede decir que Justo y yo fuimos socios. Eso fue en 1964...”, dice Carme Román. “Con Justo y su madre coincidíamos en el autobús. O, mejor dicho, coincidíamos en la parada...”, dice María Antonia Mir. “La primera vez que le vi, pensé que era el típico jovencito de la zona alta...”, dice Elvira Solé. “Algunas tardes, cuando bajábamos andando por Muntaner, mi abuelo me señalaba el lugar en el que había estado Bocaccio...”, dice Toni Coll. “¿Cómo no íbamos a ser franquistas si fue Franco el que nos sacó de la calle y nos dio cama, comida, educación, trabajo...?”, dice Mateo Moreno. “Cruzábamos la frontera con pasaportes falsos... El camarada que me esperaba en Hostafrancs me llevó a un local que tenía un altillo con un colchón, un par de sillas y un pequeño aseo...”, dice Eliseu Ruiz. “A veces ni nosotros mismos entendíamos lo que decíamos..., pero sí sabíamos que era urgente transformar la sociedad...”, dice Marc Jordana. “Lo mejor del verano eran las excursiones al río Iregua. Íbamos casi todos los chavales del pueblo y cogíamos cangrejos, que eran cangrejos de los de verdad, no como los de ahora...”, dice Hilario Lazcano. “Mi abuelo y mi padre se llamaban Eugenio León, yo me llamo Noel León. Me habría gustado tener un apellido más corriente, como Fernández o Rodríguez, y que mis padres no hubieran tenido tan fácil lo de convertirme en un palíndromo...”, dice Noel León. “La ultraderecha catalana la conocía desde dentro...”, dice Manel Pérez.
Con los testimonios de todas esas personas, con orígenes, formación, ideas y actividades distintas vamos conociendo quién era y a qué se fue dedicando el protagonista. Y de paso que nos van retratando a Justo Gil, vamos descubriendo el mosaico de la sociedad española de esas dos décadas del siglo pasado: le inmigración interior; los barrios que iban creciendo en las ciudades; las dificultades de los que llegaban; la vida cotidiana de una ciudad de acogida; las creencias y supersticiones; la religiosidad de la que estaban impregnadas algunas personas; la resistencia exterior e interior al régimen; la efervescencia política en la universidad; los movimientos sociales tendentes a acabar con el régimen; el oscuro poder de la policía y la oscuridad de la comisarías; la oposición a la democratización del país; las organizaciones y los movimientos ultras; la Brigada Social... Y la gente que llegaba con la idea de cambiar de vida. Todos o casi todos habían dejado atrás lugares y recuerdos y venían animados por la posibilidad de iniciar una vida realmente diferente de la que había llevado hasta el momento... No todos lo conseguían y siempre con esfuerzos importantes.
Me parece una novela que habla muy acertadamente de los años de la transición (y algunos años anteriores). Para quien no la vivió, leer este libro le aportará claves fundamentales para entenderla; esas claves que no reseñarán los historiadores, pero que son más fácilmente inteligibles para el gran público. Recomiendo, sin ninguna duda, su lectura.
Ofrezco, seguidamente, un enlace con una entrevista con Ignacio Martínez de Pisón, hablando precisamente de “El día de mañana”: Entrevista con Ignacio Martínez de Pisón.
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Curiosidades. En ocasiones, la lectura de un libro te regala algunas cosas curiosas, que no esperabas encontrar. Suelen ser fragmentos sorprendentes por alguna razón determinada (y no lo serán para todos los lectores y lectoras, claro). En este libro, en lo que podríamos llamar el capítulo 5 (que comienza en la página 306), el autor dedica varias páginas al tema de los palíndromos, poniendo la información en boca del “niño-palíndromo”, Noel León. Dos de las mejores amigas de su madre se llaman Ana Susana y Ada Bada. Habían constituido una Asociación sobre esos temas y hacían congresos anuales en localidades palíndromas: Polop, Ibi, Sos del Rey Católico... El padre de Noel recibió en una ocasión el premio al Palíndromo del año, con uno formulado de esta manera: “Adán no cede con Eva, y Yavé no cede con nada”. Otros palíndromos aparecidos en ese capítulo son: “Yo social y laico soy”; “Salta Lenin el Atlas”; “Son robos, no solo son sobornos”, “Oígole ese elogio”...
Aunque el capítulo está perfectamente incardinado en la narración, no deja de llamar la atención (al menos a mí me ha ocurrido y lo he celebrado) el contenido del mismo y los guiños que también hace a las combinaciones numéricas: los capicúas...
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Escribo estas líneas el día de mi cumpleaños y, como esto de estar en facebook siempre es sorprendente, me he encontrado a lo largo del día con un montón de felicitaciones de los amigos y las amigas “feisbuseras”. Tantas que me he sentido algo agobiado por no poder comentar cada una, pero muy contento de su recuerdo y de las palabras que me dicen, que me dedican. De modo que voy a agradecerles aquí a quienes me han felicitado a través de esta herramienta; agradecerles su gesto, su recuerdo y sus palabras, nombrándolos a todos y todas. Gracias y un abrazo para:
Estela Martos, Julio Labrador, Serafín Beneded, Maribel G. Martínez, Alfonso Albá, Sara Coronas, Dolors Insa, David Coronas, Amparo Vázquez, Rosabel Sampietro, Pilar Torres, Mery Gros, Nuria Freixa, Ainoa Jodar, Osvaldo Berenguer, Tere Villagrasa, Alba Mora, Irene Abad, Mª Carmen Cabrera, Ester Baules, Fernando Biau, Mercedes Coronas, Milagros Griñán, María Sierra, Adriana Ger, Paulo Dos Santos, Raquel Moreno, Rosa Serdio, Francisco Suárez, Carlos González, Marina Escandil, Emilia Saulyte, Anny Anselin, Darolin E. Solís, Fiama Arroyo, Camila Quiñones, Rosa Ramos, José Joaquín Berdún, Javier Arroyo, Yanina Matto, Juan José García, Fina Escandil, Raquel Calero, Chema Fumanal, Olga Rodríguez, Sara Vieco, Alejandro Cabrera, Lili Pudziuvelyte, Marta Agorreta, Elisa Sanz, Alba Buisán, Mercè Ballabriga, Lúa Ye Ye, Casco Histórico de Fraga, Sobrarbenses, David Porqueras, Ylenia Modinos, Rosario Jiménez, Lecturas de ida y vuelta, Raúl Corral, Josan Labat, Marina Barrafón, Sergio Porqueras, Mariano Coronas (Argentina), Cris Ramos, SilviaLuz, Luisa M. Serrano, Gloria Sampietro, Javier Satorres, Nuria Vila, Nati Ibarz, César Sánchez, Ana Coronas, Isabel Barriel, Montse Estruch, Ramón Acín, Celia López, Esther Requena, Patricia Buil, Luz Danelia Talavera, Lores Terrón, Marianto Garrido, Amaia Zaratiegui, Jorge Basols, Toni Vieramar, Raúl Remón, Inés Peralta, Leticia Izquierdo, Cris Mar, AdoradaMartha Mireya, Víctor Bagué, Gregorio Salamó, Víctor Español, Mª Carmen Nicolás, Joaquín Betato, Lucía Oliván, Maribel Giral, Bilioteca para todos, Mónica Pampinella, Azlor Rodrigo, Luis Campillo, Mary Carmen Díaz, Roberto Potter, Pablo Buil, Ana Barrafón, Ainoa Rivas, Elena Isabal y Nidia Graciela Tannure
Escribo desde Barcelona, donde estamos pasando esta tercera semana de julio, no desde la montaña de Sobrarbe, como algunos y algunas imaginabais, je, je.
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P.D. final: La etapa reina del Tour de Francia, con la subida al Galibier no pudo coronar, un año más, a Alberto Contador. Este año core en el Saxo Bank (SB) las mismas siglas que la editorial que ha publicado el libro que comento al inicio de estas páginas Seix Barral (SB). Curiosidades y coincidencias, una vez más...
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