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Se muestran los artículos pertenecientes a Agosto de 2011.

LECTURAS VERANIEGAS (III)

Contemplamos, en muchas ocasiones, con legítima incredulidad las proezas que otros seres humanos realizan: montañeros que ascienden “ochomiles” arriesgando seriamente sus vidas; atletas que recorren kilómetros de desiertos; ciclistas que se atreven  con las tres pruebas grandes en un año… Y nos deslumbra la épica narrativa de los medios de comunicación o los despliegues mediáticos que esas “hazañas” provocan.  Las conquistas deportivas se parecen a las conquistas personales, a esas gentes que levantan imperios económicos o que crean tecnologías nuevas… Unos y otros deben esforzarse al máximo para conseguir sus propósitos, indudablemente. No deberíamos olvidar que todo eso debe ser infinitamente menos duro que la vida cotidiana para millones de personas: perseguidas, expulsadas de su país, refugiadas en países hostiles, sin techo, sin comida, sin mañana, sin futuro, sin esperanza.

 Quiero hablar de dos libros que narran historias personales. El primero cuenta una esforzada aventura emocional y deportiva, narrada por el protagonista y el segundo, refiere un trayecto esforzado de una persona en pos de la dinamización económica de un valle pirenaico. Las dos son historias de esfuerzo y superación, de sueños realizados y como el azar ha juntado los dos libros en un tiempo de lectura, yo también uno ambos resúmenes, para alimentar mínimamente este blog, en tiempo de vacaciones.

 1.- “12.822 Km. De España a China, en bicicleta”. Diego Ballesteros Cucurull. Edición del autor. Barbastro 2011. 544 páginas

 Al terminar de leer la peripecia, el desafío extremo en el que se embarcó Diego Ballesteros en 2008, el lector está realmente emocionado y fatigado. Emocionado porque el deseo, el empeño, la fuerza personal del protagonista fueron capaces de solventar las múltiples dificultades que necesariamente iban a ir apareciendo en un viaje de –nada menos- casi 13.000 kilómetros y en bicicleta y uno no puede más que sentirse emocionadamente solidario con la alegría interior de quien ha conseguido cumplir un sueño. Y fatigado, porque a medida que avanzamos en la lectura, vamos pedaleando con el protagonista, nos angustiamos cuando él siente un bajón anímico o cuando se enfrenta a un inesperado problema (de alojamiento, de comida, de salud, burocrático, etc.). Sufrimos la incertidumbre ante cada reto diario: kilómetros excesivos, problemas de comunicación, estado de las carreteras, calor terrorífico, viento que quema las energías y no hace posible avanzar… Cada etapa es ya un desafío respetable y todas juntas, un desafío colosal.

 A la vez, vamos también alegrándonos de que haya muchas personas anónimas que le van ayudando de manera totalmente desinteresada; gracias a ellas –entre otras cosas- pudo completar su arriesgado propósito. Gentes que lo llevaron a sus casas y le dieron alimentación y alojamiento sin pedir nada a cambio; personas con las que –en muchos casos- escasamente podía comunicarse por señas… Asistimos a momentos de euforia y de ánimo, en los que Diego cree posible aquello que se ha propuesto y a otros muchos momentos en los que cree que no será capaz de conseguirlo. En algunos casos, esas bajadas de ánimo tuvieron que ver con asuntos ajenos a él: averías en su bicicleta y carro; trámites burocráticos que no se resolvían con la celeridad que le hubiera gustado; la fuerza del viento en contra del sentido del desplazamiento que le impedía avanzar de modo acorde con el esfuerzo realizado; diarreas que lo dejaban exhausto…

Es increíble que una hazaña así no sea recompensada con una medalla olímpica especial. ¿Cuántas personas en el mundo se habrán marcado un desafío semejante? y ¿cuántas habrán hecho un esfuerzo tan colosal, trufado de peligros, incertidumbres, malestares…?

 Diego narra su peripecia, etapa por etapa: la etapa 1 (jueves, 1 de mayo de 2008) transcurre entre Zaragoza y Fraga y la 98 (sábado, 23 de agosto de 2008) es la que le lleva desde Shuangtangjian a  Beijing, (Pekín) la capital de China. En total, 12.822 kilómetros y 14 países visitados.

 La narración de este insólito viaje es muy ágil y, aunque es fácil caer en repeticiones farragosas, Diego las evita con cierta maestría. Es un libro que narra una experiencia vital única, pero que está lleno de incertidumbres porque el protagonista no sabe ningún día, cuando sale a pedalear pronto por la mañana, dónde y qué comerá, hasta dónde le llegarán las reservas de agua, si tendrá o no tendrá alguna avería, si el viento le dejará avanzar o le dejará extenuado, si lloverá o no lloverá, si podrá llegar antes de anochecer a algún pueblo o ciudad y si encontrará alojamiento razonable… Esas, enunciadas grosso modo, y otras muchas circunstancias dotan a la narración de un creciente interés. Aunque sabemos el resultado, nos intriga conocer todo lo que tuvo que pasar hasta poder completar su desafío.

 Desde luego, la historia de Diego es la de un luchador, lleno de coraje y decisión, que sabe capear los malos momentos y remontar el estado de ánimo con racionalidad y fuerza interior. El lector se emociona cuando él se ve desbordado por la emoción, se alegra cuando recibe ayudas impagables e inesperadas, se preocupa cuando ve presagios nada favorables o cuando vive situaciones complicadas, tensas y peligrosas…

 Al transcribir lo acontecido en cada etapa, Diego suele añadir un amplio número de datos geográficos, arquitectónicos, medioambientales, culturales, gastronómicos, históricos… que completan perfectamente la descripción de su viaje y sus vivencias personales. Todo ello es un valor añadido en este libro. Al final del mismo, se ofrece una galería de 71 imágenes en color (pp. 513-544) que complementan muy adecuadamente la información anterior. Imaginamos que la selección de las mismas habrá sido complicada por la cantidad de fotos que, según vamos leyendo, intuimos que hizo este profesor barbastrense.

 Tras esa loca aventura, felizmente culminada, Diego Ballesteros se embarcó en otra, dos años después. Componente de un equipo español de cuatro ciclistas, disputaba la Race Across America (5.000 kilómetros uniendo las dos costas de los EEUU). Diego resultó arrollado por un coche, cuando ya se había disputado la mitad de la prueba y, como resultado del accidente, deberá permanecer el resto de su vida en una silla de ruedas. Como dice en el epílogo del libro: “Sufro una lesión medular. Estoy paralizado del pecho a los pies. Solo puedo mover los brazos y la cabeza. Ahora la vida me plantea un reto de enormes dimensiones, una prueba que no sé si superaré, pero a la que pienso enfrentarme con toda la energía que poseo”. Un duro epílogo para un libro testimonial de una gran aventura.

 2.- Un túnel para Don Vicente – Marianne Bernard. Ediciones J.-C. Bihet – Bizanos (Francia) -1991 – 270 páginas

 La autora de este libro lo subtitula como “Relato - Encuesta”. Desde el principio es conveniente decir que la traducción del original da como resultado un texto en castellano con expresiones y giros nada convencionales, en ocasiones de difícil interpretación. Se incluyen también frecuentes errores ortográficos. Salvadas esas inconveniencias de una traducción más que discreta y la ausencia de un corrector de pruebas, el libro puede leerse con curiosidad.

 Cuenta la historia de dos emigrantes sobrarbeses (de la pequela localidad de Sin, en el Valle de La Comuna) que recalan temporalmente en Francia, siendo críos, para ayudar doblemente a la escasa economía familiar; por un lado, con sus modestas aportaciones económicas recibidas en pago de sus servicios y, por otro, con la ausencia diaria de la casa familiar, siendo una boca menos que alimentar.

 Cándida y Vicente se encontrarán en Francia y, tras su matrimonio, instalados en Saint-Lary, trabajarán por construirse un futuro halagüeño y dedicarán esfuerzos también a la mejora de las perspectivas del pueblo. El mayor de sus hijos, Vicente Mir asumirá, tras la prematura muerte de su padre, la “jefatura” del clan familiar e iniciará su andadura como alcalde de Saint-Lary, paralelamente a sus actividades privadas como constructor… El libro, es un recorrido por la vida, los proyectos, las iniciativas y la heterodoxia de este Vicente (hijo de emigrantes montañeses de Sobrarbe), contado por la incondicional Marianne que, sin excederse en la alabanza, sí justifica las actuaciones y las ideas de Vicente y defiende su visión de futuro en todos los proyectos con los que sueña, por los que trabaja, a los que impulsa y, finalmente, materializa. Entre otros: convertir Saint-Lary en un pueblo con futuro, dotándolo de una infraestructura moderna para la práctica del esquí; ampliando la zona esquiable con acuerdos con los alcaldes de pueblos y aldeas próximas; definiendo la marca “Pirineos” para atraer turismo de toda Francia; impulsar la realización del túnel de Bielsa-Aragnouet, junto con las autoridades fronterizas españolas; crear un centro de aguas termales…

 A lo largo de las páginas, hay referencias a la Guerra de España y las consecuencias que tuvo para el Valle de Bielsa. También, de manera tangencial, hay referencias a la 2ª Guerra Mundial…Sesenta fotografías en blanco y negro de ambas vertientes de los Pirineos completan el libro, agrupadas en el denominado “Álbum de familia” (entre las páginas 201 y 250).

Termina el libro con un “Testimonio de Feliciano Larrosa”, quien fue secretario del Ayuntamiento de Bielsa, entre los años 1956 y 1976.

 La portada del libro está ilustrada con un primer plano de un oso, muy difuminado. El primer capítulo se titula “Osos y hombres” y la cita que le precede dice: “Como los osos, los montañeses desde niños tendrán que asumir la lucha por la vida. Esto es la ley de la naturaleza. Los más endebles no resistirán. En eso nadie tiene nada que decir. Ni los hombres ni los osos”.

El libro se lee con facilidad, a pesar de la traducción tan particular, como ya he mencionado, siendo un documento que se refiere a la pequeña o grande historia de la comarca de Sobrarbe. En este caso, en perfecta simbiosis con los territorios pirenaicos franceses con quienes existió tradicionalmente contacto e intercambio. Esta reseña aparecerá en el próximo “gurrión”, en su número 125, que saldrá el próximo mes de noviembre, junto con otra obra que estoy leyendo, bajo el título de “Libros de Sobrarbe”, sección que aparece en muchos números de la revista.

21/08/2011 23:01 gurrion #. sin tema Hay 1 comentario.

LECTURAS VERANIEGAS (IV)

El amor de mi vida. Rosa Montero (2011). Alfaguara. 269 páginas

 Íbamos de viaje hacia Barcelona y, de casualidad, escuchamos una entrevista radiofónica realizada a la escritora Rosa Montero. En ella hablaba de su último libro publicado. Un libro especial con el que, con frecuencia, nos obsequian escritores y escritoras. Es aquel en el que hablan no de lo que escriben, sino de lo que leen. Si pensamos, como aseguran muchos de ellos, que antes que escritores son apasionados lectores y lectoras, la cosa es muy razonable.

Ya en la ciudad y, aprovechando que aquellos días de julio era mi cumpleaños, alguien deslizó ese libro entre mis manos. “El amor de mi vida” es el título del mismo y quien me lo regaló sabía que me iba a gustar.

 En 45 “capítulos”, Rosa Montero da noticia de más de un centenar de libros (124): unos los cuenta, analiza y disecciona con más amplitud y otros los nombra con menos intensidad, pero ofrece al final de cada texto la referencia de varios de ellos. El libro por tanto es, además, una especie de guía de buenas lecturas. Yo particularmente me fío de lo que cuenta Rosa Montero y, aunque en literatura como en todo en la vida, cada cual tiene sus gustos, no cabe duda que esos libros nombrados avalados por una lectora como Rosa son una oferta amplia donde escoger.

 Hay dos tipos de textos: unos más largos (sobre obras de Charles Darwin, Joseph Conrad, Gertrude Stein, Leopoldo Alas “Clarín”, Mary W. Shelley, Vladimir Nabokov, Colette, etc.) procedentes de una serie de colaboraciones publicadas en El País Semanal en 1998, llamada “Mundos de papel” y el resto: textos más cortos, de otra serie publicada en Babelia, durante los dos últimos años, con el título de “Lecturas compartidas”. Y hay un texto sobre Carmen Laforet que no pertenece a ninguna de esas dos series. Todo esto lo aclara en el prólogo, la autora. 

 Prólogo en el que se expresa de esta manera, refiriéndose a su perfil como lectora: “Para mí los libros son verdaderos talismanes. Me parece que si tengo algo a mano para leer, puedo ser capaz de aguantar casi todo. Son un antídoto para el dolor, un calmante para la desesperación, un excitante contra el aburrimiento. Nunca me siento sola ni existen horas perdidas cuando puedo sumergirme en algún texto… En fin, no sé vivir sin ellos. Sin los libros…” Y también, desde las primeras páginas asevera: “Siempre me ha dado pena la gente que no lee, y no ya porque sean más incultos, que sin duda lo son; o porque estén más indefensos y sean menos libres, que también, sino, sobre todo, porque viven muchísimo menos. La gran tragedia de los seres humanos es haber venido al mundo llenos de ansias de vivir y estar condenados a una existencia efímera…

Y allí mismo queda ya justificado el título del libro, con esta declaración: “Los libros son la presencia más constante de mi existencia. Mi mayor apoyo. En muchos sentidos, el amor de mi vida”.

 El menú que nos ofrece esta experta y apasionada frecuentadora de  literarios es amplio y variado. “Viaje de un naturalista alrededor del mundo” de Darwin; “Hacia el amanecer” de M. Greenberg; “El mundo se acaba todos los días” de Fernando Marías; “En el poder y en la enfermedad” de David Owen; “La invisible” de Stella Rimington; “Mi nombre es Jamaica” de José Manuel Fajardo; “Claudine en la escuela” de Colette; “Lolita” de Nabokov; “Metrópolis” de Ferenc Karinthy; “El corazón de las tinieblas” de Conrad; “Frankenstein” de Mary  Shelley; “Los encuentros heroicos: seis escenas griegas” de Carlos García Gual; “Los cuentos” de Mavis Gallart; “Carmen Laforet, una mujer en fuga” de Anna Caballé e Isabel Rolón; “Lo que me queda por vivir” de Elvira Lindo; “Las mil y una noches”; Muertos y requetemuertos (sobre la obra de Patricia Highsmith); “Vidas paralelas” de Plutarco; “Música blanca” de Cristina Cerezales… Y un largo etcétera que dejo a tu consideración si te haces con el libro.

 Y resultan sugerentes y aleccionadoras las entradas, los primeros párrafos de sus textos donde, en ocasiones, habla del autor o de la autora revelándonos datos curioso o necesarios para entender quizá mejor cómo escribió aquella obra, qué tormentos personales vivía en aquel momento o qué relación condicionó la escritura…Entradas donde deja contundentes afirmaciones u opiniones sensatas relacionadas con los gustos literarios, la afición lectora o el oficio de escribir.  Veamos algunos primeros párrafos de diferentes capítulos:

 .. “Siempre he pensado que Carlos García Gual es un sabio, uno de los pocos sabios que he conocido personalmente en mi vida”. (Página 202)

 .. “ ‘Me llamo Claudine y vivo en Montigny, donde nací en 1884 y donde, probablemente no moriré’. Así empieza Claudine en la escuela, una novela que fue publicada en Francia en el redondo año de 1900, y que se convirtió en un escándalo, una moda, una fiebre fatal”. (Página 164)

 .. “Creo que una de las pruebas del fracaso de nuestro sistema educativo es el hecho de que la mayoría de los lectores actuales, incluso de los buenísimos lectores, no se han asomado nunca a los clásicos grecolatinos”. (Página 206)

 .. “No todos los clásicos tienen que encantarnos y no todos los libros supuestamente menores son malos. Es más, a veces un libro simplón y comercial nos puede gustar hasta el delirio. Esa es la maravillosa magia de la lectura, que hace que el lector complete de algún modo la obra que lee con su imaginación, su sensibilidad y su circunstancia”. (Página 210)

 .. “Creo que, a estas alturas de mi vida, podría haber confeccionado una pequeña pero apañada biblioteca compuesta por todos los fragmentos de libros que me fui saltando mientras leía, páginas y páginas que me resultaron plúmbeas o inconsistentes y por las que simplemente crucé a paso de carga hasta alcanzar de  nuevo una zona más sustanciosa”. (Página 225)

 .. “Escribir es resistir. Supongo que el hecho mismo de vivir también es una cuestión de resistencia, pero de lo que no cabe duda es de que para escribir, sobre todo para escribir novelas, la tenacidad es más necesaria que el talento…” (Página 254)

 .. “Tengo debilidad por los libros raros. No me refiero a la rareza exquisita, a las primeras ediciones, a las encuadernaciones primorosas y demás libros con pedigrí, sino que hablo de la rareza plebeya, de aquellas obras que, por una razón u otra, se escapan de los cánones convencionales y resultan inclasificables”. (Página 102)

 .. “Este libro empieza con la siguiente frase: ‘El 5 de julio de 1996 mi hija se volvió loca’. Y a partir de ahí comienza el relato de un verano feroz, de un viaje aterrador al corazón de la oscuridad”. (Página 30)

 .. “Dicen que los escritores se pueden dividir entre aquellos cuya vida es más interesante que sus obras y aquellos cuyos textos son más interesantes que sus vidas. Me parece que en el caso de Stella Rimington a mí me gusta el paquete completo”. (Página 52)

 Soy fan incondicional de la Rosa periodista, de sus columnas y páginas publicadas en la prensa y también he leído algunas de sus novelas. Creo que estas reseñas, estos textos dedicados a libros de autoras y autores que se interpusieron en su camino y le causaron sensación, se parecen más a crónicas periodísticas; son ágiles ejercicios literarios donde conocemos algunos entresijos de las obras reseñadas y de sus autores que completan las pinceladas argumentales o las interpretaciones que la autora hace de algunos pasajes. El libro rezuma pasión lectora y una capacidad de relacionar hechos, acontecimientos, libros, autores, etc. de alto nivel.

  Hablando de Las mil y una noches (texto largo y jugoso en información), Rosa hace una propuesta interesante: “No hay emblema más bello y elocuente de la función de la narrativa y de la fantasía que esta historia oriental. De hecho, Sharazad debería ser nombrada la patrona oficial de los escritores, puesto que con su mera palabra, con su voz creativa, es capaz de poner orden al caos y luz a la negrura”.

Este libro de Rosa Montero es una pequeña luz que ayuda a entender algunas lecturas y que resulta ser una interesante guía de descubrimiento y selección de textos para quien quiera seguir sus pasos.

 Y por poner un pero final, a la hora de juntar en el libro textos escritos en diferente tiempo se podían haber evitado no colocar dos de ellos consecutivos con un inicio casi igual:

.. Decía el poeta William Wordsworth que el niño es el padre del hombre…” (primera línea, página 233)

El niño es el padre del hombre, decía Wordsworth” (primera línea, página 237).

P.D.: Mañana comienza un nuevo curso escolar. Después de este tiempo estival de vacaciones, los cuerpos están reparados, las fuerzas recuperadas, la moral alta y el desafío a gran nivel. Intentaremos hacer un trabajo memorable.

31/08/2011 20:46 gurrion #. sin tema No hay comentarios. Comentar.


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