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En 1970, Joe Brainard (EE.UU.) escribió un curioso libro, titulado “I remember” que causó sensación, porque constaba de más de mil evocaciones, recuerdos, escritos con frases breves. Todas empezaban con las palabras “Me acuerdo”. Algunos de sus colegas, al ver el éxito del libro se lamentaban, diciendo: “¿Por qué no se nos habrá ocurrido a nosotros una idea tan elemental?”
En 1978, en Francia, Georges Perec (hijo de una familia obrera de judíos polacos) escribió otro libro, parecido, titulado “Je me souviens”, con gran éxito y recogiendo 480 anotaciones breves.
También en España ha habido imitadores: Elías Moro y Daniel Casado, escribieron en 1999 el libro titulado, como los anteriores, “Me acuerdo”. Una fórmula sencilla de activar los recuerdos y construir una obra que, a su vez, sirve de activador mental para lectoras y lectores, al compartir algunos o muchos de los “meacuerdos” de los autores.
UN “LIBRO LIBRE” en la clase.
Yo mismo podría hacer una larga lista de “meacuerdos” que contendría, entre otros, éstos: “Me acuerdo de las tajadas de pan con vino y azúcar de la merienda. Me acuerdo de que mi padre me compró la primera cartilla para aprender a leer en la tienda de mi pueblo. Me acuerdo de la estufa de leña y de los vasos de leche en polvo. Me acuerdo del médico Don Paco que cosió la brecha de mi frente con cuatro puntos a lo vivo. Me acuerdo de cómo nos remojábamos en el barranco. Me acuerdo del día que España le ganó la Eurocopa a Rusia con un gol imposible de Marcelino…”
“ME ACUERDO…” Así comienza cada uno de los recuerdos de esta colección que presentamos. Ha sido un ejercicio de escritura fugaz. El desafío era bucear en el pozo personal de la memoria y extraer cuatro o cinco recuerdos escolares. Con todos aquellos que estuviesen bien escritos, confeccionaríamos un “libro libre” colectivo, como “recuerdo”. Esto es, precisamente, lo que tienes a continuación.
(Seguidamente y, tras hacer las copias del librito, leerlo y valorarlo, nos hemos propuesto que cada cual estire esa lista de una manera notable. De tal modo que los textos resultantes formarán una especie de cuaderno de recuerdos que abarcarán toda la vida escolar y extraescolar de un grupo de niñas y niños que el próximo curso, estarán ya en el instituto. Dejarán así, por escrito, algunas pinceladas de su periplo escolar.
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“Me acuerdo que, cuando iba a cuarto, la mitad de la pizarra era cuadriculada. Me acuerdo que, cuando era pequeña, mi hermana me leía cuentos en la biblioteca escolar. Me acuerdo cuando vine con cuatro años a este colegio y todos los niños me ayudaban. Me acuerdo que, cuando era muy pequeño lloraba cada mañana. Me acuerdo que cuando vine al colegio Miguel Servet, no sabía jugar al fútbol. Me acuerdo que en sexto hicimos una excursión a Huesca; nos lo pasamos muy bien y fue gratis.
Me acuerdo que en tercero nos dijeron que nos mezclarían y todos teníamos ganas de ver con quién nos iba a tocar. Me acuerdo, en sexto, cuando la sustituta Teresa se fue y lloramos todas mucho. Me acuerdo que cuando mi madre me dejaba en el colegio, me ponía a llorar. Me acuerdo cuando en primero la señorita Cristina nos tocaba la guitarra. Me acuerdo que Pilar nos contaba cuentos con unos calcetines muy bien decorados.
Me acuerdo que en 5º y en 6º a Mariano nunca le gustaron las tizas de colores. Me acuerdo que en 2º un chico me puso la “trabeta”, me caí, me rompí la nariz y me tuvieron que operar. Me acuerdo que en 1º de primaria íbamos de excursión por el puente; yo iba hablando con un amigo, no vi una farola y me la “comí”.
Me acuerdo que una vez salí con Natalia. Me acuerdo que cuando iba a parvulitos, me comía los lápices y las gomas. Me acuerdo cuando yo iba a cuarto y se fue mi mejor amigo a Sariñena. Me acuerdo que, a principio de curso, fui bibliotecaria: una experiencia que recordaré siempre. Me acuerdo cuando fuimos al Delta del Ebro y nos subimos a una lancha. Me acuerdo cuando en quinto empezamos la poesía con Mariano.
Me acuerdo que a los cuatro años me pillé el dedo con la puerta. Me acuerdo que cuando fuimos a visitar a los bomberos, casi me caí del camión. Me acuerdo de los libros que leí con Mariano. Me acuerdo cuando repetí curso. Me acuerdo que en p-3, cuando empecé el colegio, me enfadé porque mis amigas iban a la otra clase y a los de mi clase no los conocía. Me acuerdo cuando jugábamos en tercero al pilla-pilla, chicos contra chicas. ¡Era divertido!
Me acuerdo que cuando iba a parvulitos hicimos un teatro. Me acuerdo cuando Balcázar llegó a este colegio. Me acuerdo cuando en quinto de primaria conocí a Mariano. Me acuerdo que cuando teníamos cinco años, todas las niñas íbamos detrás de los niños.
Me acuerdo que, cuando iba a infantil, me comía los juguetes. Me acuerdo cuando vino Yanina Pamela, mi amiga. Me acuerdo que, de todos los chicos de mi clase, fui el único que no había tenido novia. Me acuerdo que en una excursión a Vallcalent nos nevó. ¡Qué contentos estábamos todos!
Me acuerdo de cuando llegué a este colegio. Me acuerdo de cuando aprendí español. Me acuerdo que tengo que devolver un libro de la biblioteca. Me acuerdo que en tercero no quería aprenderme las tablas.
Me acuerdo que en infantil falté días a clase porque se me salió el codo de sitio. Me acuerdo cuando iba mi hermana mayor al colegio. Me acuerdo que cuando aprendí a leer, todas las noches quería leer.
Me acuerdo que en la excursión al Delta del Ebro nos tocó en la habitación de ocho personas y tenía baño. Me acuerdo cuando el primer día de colegio llorábamos todos. Me acuerdo cuando Elena, en cuarto, se puso a llorar por un vídeo y un álbum que le regalamos. Me acuerdo que en segundo se fue una de las que eran mis mejores amigas; se llamaba Irene y nos escribíamos cartas desde el colegio.
Me acuerdo que cuando íbamos a cuarto, leímos el libro: “Días de clase”. Me acuerdo que cuando nos fuimos de excursión (no sé en qué curso) nos atacó un oso. Me acuerdo cuando Ansumana decía que le habían dicho que si se comía las tizas blancas de volvería blanco y se las comía. Me acuerdo cuando conocimos a “nuestra nueva tutora con barba, Mariano”. Me acuerdo que cuando venía José María era el mejor haciendo bromas. Me acuerdo que mi madre, todas las noches desde infantil, me leía un cuento. Me acuerdo cuando en sexto vino Teresa, porque habían operado a Mariano y tenía que venir una sustituta...
Tienen formatos diferentes, contenidos muy variados; suelen estar impresos en blanco y negro y las ilustraciones no tienen color o están coloreadas a mano. La tirada no suele llegar a los cien ejemplares y no se venden en ninguna librería de viejo, ni en las librerías “de nuevo” ni en ninguna gran superficie comercial. Podrían encontrarse ejemplares en algunas bibliotecas escolares y en alguna biblioteca pública (pero siempre por haber sido donados por sus autores y autoras). Son realmente únicos. Son hijos de la poco reconocida “autoedición escolar” que hace posible que un maestro o maestra o un grupito de ellos, con inquietudes, sea capaz de coordinar la producción de unas páginas con cierta unidad para formar un “libro libre”. Son también hijos de un concepto real y concreto de la innovación educativa, que busca aumentar la participación del alumnado y caminar por senderos que produzcan sucesos memorables (que se guarden en la memoria). Son excelentes vehículos de divulgación e intercambio; fomentan por tanto ese concepto tan manido y tan poco desarrollado que es el intercambio de experiencias. Poniendo en las manos de un colega un “libro libre”, sobran las palabras: pasando sus hojas, desdoblándolo, leyendo su contenido… se ven claramente las intenciones, el proceso y la realización final. Acompañan, como regalos valiosos, a las cartas de la correspondencia escolar entre clases de colegios diferentes y son siempre una sorpresa muya agradable pues suelen aparecer en el buzón, en un sobre en el que alguien ha escrito con letras cuidadosas tu nombre. Ahora que ya el curso está por finalizar, quiero hacer un repaso a los “libros libres” que he impulsado en clase y a los que he recibido de personas que siguen esta práctica; libros libres que nos intercambiamos con gran regocijo y que multiplican nuestras fuerzas y nuestras ideas sabiendo que no estamos solos y que una idea lanzada al aire, siempre encuentra una mente fértil donde anidar y brotar de nuevo. Empiezo con los míos: “Las golondrinas regresaron a África… Nosotras y nosotros volvimos al colegio…” (¡de título breve, vaya!), partiendo de una breve noticia de prensa y en torno a estas aves que cada septiembre se despiden de nuestros cielos: contenía fragmentos de poemas con la palabra golondrina, refranes, una larga retahíla rimada hecha por los chicos de clase y algunos acrósticos. El siguiente se titulaba “En recuerdo de Ana Pelegrín” y ya su título anticipa la temática. El fallecimiento de esta admirada mujer, nos movió a conocer algo más su obra y su vida. El libro libre dedicado contenía rasgos biográficos, relación bibliográfica de sus obras, poemitas dedicados, una lista de palíndromos, en honor a su palindromático nombre: ANA; recreación de algunas formulillas recogidas por ella, fragmentos de su pensamiento sacado de allguna entrevista, un breve comentario sobre la tradición oral. Estos dos libros pertenecen a la categoría de lo que llamo “desplegables”, realizados con una hoja DINA-3, convenientemente plegada, en la que, en contra de lo que podría parecer, cabe una gran cantidad de información. Más adelante, realizamos una “recopilación de algunos materiales de tradición oral que nos han contado nuestros padres y abuelos, relacionados con la infancia y las palabras”; subtítulo del que llamamos “Cinco lobitos… tiene el recuerdo”. Había texto en castellano, catalán, árabe, búlgaro y gambiano. El librito tenía formato DINA-4 apaisado y estaba impreso en papel reciclado. “Siguiendo la estela…” es el resultado de un juego de estiramiento de algunas estrofas poéticas de autores como: Rafael Alberti, Mª Elena Walsh, Antonio García Teijeiro, Pedro Villar, Roald Dahl y Gloria Fuertes. Fijándonos en las estructuras poéticas definidas por ellos, hemos creado nuevas estrofas con mayor o menor fortuna, pero en todos los casos, “siguiendo su estela…” esta vez hemos optado por un formato estrecho y alargado pues hemos plegado el folio vertical, de derecha a izquierda (10´5 cm. X 30 cm). “Meacuerdos” es un listado colectivo de recuerdos que los chicos han plasmado en un papel en un momento determinado. Es un intento de escritura fugaz: tres o cuatro recuerdos que son capaces de escribir en un papel en un momento concreto. Está basado en la idea de Joe Brainard y de Georges Perec, como se explica –de nuevo-, en el desplegable. A estas cinco realizaciones en papel, habría que añadir dos más realizadas individualmente de manera electrónica, confeccionando un PowePoint: Un “ABCdario de poetas” en el que en cada página, aparece un poeta con las fechas de nacimiento y fallecimiento (si es el caso), junto con un poema y una foto o diubujo del mismo y un “ABCdario sobre Charles Darwin”, donde los chicos han buscado información e ilustraciones a veinte términos relacionados con la vida de Darwin y ordenados alfabéticamente. Revisando los regalos e intercambios recibidos a lo largo del curso, tengo a mi lado dos “libros libres” realizados por Mercè Lloret con el alumnado de tercero de Primaria. “Todos nosotros” es un trabajo de presentación de los chicos y chicas de ese nivel. Cada cual se presenta diciendo cómo se llama, cómo es y qué le gusta, haciendo una rima con los dos últimos versos. A la derecha de ese poemita de cinco versos, cada cual se dibuja. Es un librito manuscrito, apaisado y con un formato de 10cm x 22cm. El segundo lleva por título “Nuestras poesías”. Tiene formato cuartilla. Cada página la ha confeccionado un niño o una niña de tercero y tiene tres poemitas (construidos con diferentes técnicas de composición poética que Mercè les ha enseñado a sus alumnos) y algunas ilustraciones. Es un libro de 44 páginas, grapado por el lomo y bien consistente. Charo Casasola, desde Mairena del Aljarafe (Sevilla), me manda el número 0 de “Snorkel” subtitulada Revista del disparate. De algún modo actúa como un libro libre, pues este número se nutre sobre todo del desarrollo de una idea: con fragmentos de diferentes noticias de prensa, los chicos son invitados a crear nuevas noticias sorprendentes y a desarrollarlas como si fueran periodistas avezados: “El hijo de la pantera Rosa cumple hoy un año”, “Las tribus urbanas harán la guerra en los centros escolares”… También me envía un ejemplar de “Cómics fabulosos”, realizado por el alumnado de sexto de primaria, poniendo texto e ilustraciones a títulos como “La hormiga vanidosa”, “El cerdo y la araña”, etc. Desde el CEIP Gloria Fuertes de Albacete, uno de sus maestros – Germán- me manda “Yo reciclo. Tú reciclas. Mi colegio recicla”. Me explica Germán que propuso al claustro la realización de este “Libro libre desplegable” que, en realidad es el primer título de una colección llamada “El bosque crece”. Hay participaciones de todas las clases, con poemas, ilustraciones muy originales consejos medioambientales, acrósticos, decálogos, juegos y documentos históricos como las palabras hermosas del Jefe Indio Noah Sealth (Seattle) . Laura Castiella ha trabajado este curso en la localidad de Ayerbe (Huesca) y con ella y con su clase hemos mantenido intercambio de correspondencia y de “libros libres”. Laura estuvo el pasado curso en mi colegio y “algo se le contagió” de sus horas de apoyo en mi clase. Al margen de la revista de clase que ha ido haciendo, con el título de “La voz de 5º”, con sus alumnos de 5º de Primaria nos ha mandado “Poetas y poetisas que nos dan los buenos días”; un desplegable con la foto, unos datos biográficos y un poema de catorce autores: Octavio Paz, Antonio Machado, Luis Cernuda, Mario Benedetti… El siguiente desplegable lleva por título “Ramón Gómez de la Serna”. En su interior, una selección de greguerías y las ilustraciones que de cada una de ellas ha hecho un niño o una niña de la clase. “Brebajes poéticos” es un conjunto de rimas o de retahílas rimadas inspiradas en los libros de Roald Dahl; realmente divertido y con el que los chicos se lo habrán pasado en grande. “Aragoneses ilustres” es una joyita (un desplegable con un DINA-4), realizado con motivo de las jornadas aragonesas celebradas en el colegio. Efigie y datos biográficos de 14 ilustres aragoneses: Joaquín Costa, Fernando Lázaro Carreter, Baltasar Gracián, Luis Buñuel, Ricardo Compairé…) Un día, Laura propuso a los chicos que fotografiaran aquellas elementos que encontrasen por el pueblo de Ayerbe y que tuviesen que ver con las matemáticas. Cada chico y cada chica seleccionaba una foto y explicaba su relación con la signatura: El resultado: “Ayerbe matemático”, sorprendente y de mucho interés. Una actividad basada en los microrrelatos invita a escribir y el alumnado de 5º confecciona un libro, titulado “Cuentos”, ilustrado por los mismos autores. Por último, “Recuerdos de la luna”, de formato apaisado en DINA-4, es una recopilación de folklore oral infantil con canciones de corro, refranes y dichos, canciones de cuna, formulillas para elegir, canciones de comba y goma… En el CEIP Juan XXIII de Zafra (Badajoz) trabaja otra compañera, habitual hacedora de “libros libres”. Se trata de Mª Sacra Rodríguez, con quien ya hace muchos años que mantengo un intercambio de correspondencia y de materiales. Ella trabaja en Infantil y, cada mes de mayo voy recibiendo su asombrosa “producción editorial”, con los más pequeños. Los más recientes: “Cocina de cuentos” (Nº 5 de su particular “Colección Libros Libres”). Es una preciosa carpeta de cartulina plateada, cerrada con una cuerda brillante y que contiene títulos como “El lobo de tres brazos”, “El fantasma que aprendió a nadar”, “La princesa que no tenía corona” y “El ratón listo”. Los cuatro son “cuentos colectivos de aula, elaborados en los fogones creativos de la imaginación, durante las estaciones de invierno y primavera”. El número 6 de la colección, lleva por título: “Conociendo a nuestros poetas y su poesía. Miguel Hernández: El pastor poeta”. Los pequeños de cinco años han dibujado algunas secuencias de la vida de Miguel y algunos de sus poemas. Además de estas joyas infantiles, dedicadas y coloreadas, me envía también “Escritos de Josefa Escobar Díaz”: cuentos y poesías de una “encantadora abuela” que llegó a la clase de Sacra y leyó, recitó y contó sus composiciones a los niños y a las niñas de infantil. Tenía ganas de escribir esta entrada, como reconocimiento a unas cuantas maestras y maestros que transitan caminos nuevos y aportan imaginación y ganas en el trabajo diario y, además, son claros exponentes de que predican con el ejemplo, ofreciendo a los chicos nuevas posibilidades y nuevos soportes para fijar sus trabajos y divulgarlos convenientemente. Aunque hoy día hay también una importante producción electrónica, estos “libros libres” abiertos o desplegados en las manos o encima de una mesa nos traen noticias de que la imaginación sigue viva y de que hay personas con ganas de seguir trabajando por una escuela siempre viva y en renovación. Felicidades y ánimo a todas ellas y a todos ellos.
Hoy he podido encuadernar las hojas que han decorado y escrito los chicos y chicas de la clase, utilizando la fórmula de los “meacuerdos” del último “libro libre”. Allí hicimos un “ejercicio de escritura fugaz”, pero aquí cada cual se ha explayado como ha querido. Algunos han superado el centenar de “meacuerdos”, con mucho detalle. El documento es único y colectivo, con una foto ampliada de toda la clase y las palabras que quedarán escritas para siempre sobre un pequeño ejercicio de memoria relacionado con el paso del tiempo, con los recuerdos de las vivencias escolares, fundamentalmente.
1.- Y hablando de “meacuerdos”, sugerimos la posibilidad de preguntar a las abuelas y los abuelos (quienes los tuvieran cerca, claro), para hacer una pequeña lista de “sus meacuerdos”. Julen, Marc, Alba, Judit, Marina, Ainoa R. y Ainoha J. han traído su documento y ésta es una breve selección de los recuerdos recogidos entre personas que van de los 65 a los casi 90 años y que dibujan un tiempo sensiblemente diferente. Estos son algunos de los "meacuerdos" que les han referido a sus nietas y nietos: Marieta, Mª Jesús, Dora, Eugenio, Andrés, Mª Pilar, Rafaela, María, Salvador y Marta:
“Me acuerdo de cuando tenía mucha hambre al pasar la guerra. Me acuerdo de cuando mis hijos nacieron en casa. Me acuerdo cuando me preparaban para merendar pan con aceite y azúcar. Me acuerdo cuando me hacía mis propios juguetes. Me acuerdo de cuando cuidaba a mis hermanos porque mi madre trabajaba. Me acuerdo que me regalaron los reyes magos un muñeco relleno de serrín dos años seguidos. Me acuerdo cuando fregaba en una casa y hacía lo que me mandaban. Me acuerdo cuando me regalaron el primer reloj. Me acuerdo cuando celebrábamos algo e íbamos al baile. Me acuerdo cuando para almorzar comíamos media sardina. Me acuerdo cuando mi hermana me llevaba a cavar remolacha. Me acuerdo cuando iba a lavar al lavadero de rodillas. Me acuerdo que en el Segoñé hacían una carrera de motos; un motorista se cayó, me dio en la pierna y me la rompió. Me acuerdo cuando se murió mi hermano mayor; tenía ocho años y murió de pulmonía. Me acuerdo que cuando estudiaba bachiller nos íbamos a examinar a Lérida y hacíamos los diez exámenes en un día. Me acuerdo de cuando iba de casa en casa limpiando cristales, haciendo la cama, fregando el suelo, etc. Me acuerdo que jugábamos a las tabas. Me acuerdo que de pequeña me gustaba mucho leer. Me acuerdo cuando "esbrinábamos" azafrán y lo tostábamos para conservarlo. Me acuerdo que a mi pueblo venían los militares de Teruel y mi padre les encendió una hoguera. Me acuerdo que tenía que trabajar mucho para mantener a mis cinco hijos. Me acuerdo que un día estábamos en el monte y vino un vecino y dijo que había estallado la guerra. Me acuerdo cuando fui por primera vez en tren a Cartagena. Me acuerdo cuando mi padre me dio la primera torta. Me acuerdo que para mi comunión llevé un vestido que lo habían llevado tres hermanas antes. Me acuerdo que cuando tenía 9 años iba a "pasturar" a las ovejas y nevaba. Me "acuerdo" que cuando nací yo se murió mi madre junto con mi hermana gemela. Me acuerdo que iba al campo con mi padre y mientras él labraba, yo hacía la comida. Me acuerdo de la primera vez que me hizo daño la bebida. Me acuerdo cuando en el monte me vinieron los maquis y me quitaron la ropa y el primer reloj. Me acuerdo cuando mi padre me llevó en un burro al colegio y como estaba cerrado, me dijo que daba igual ir al colegio, así que no fui. Me acuerdo cuando jugábamos en la calle con cosas hechas a mano. Me acuerdo cuando íbamos a pedir cromos por las tiendas. Me acuerdo que cuando comulgué, íbamos por las casas y nos daban dinero. Me acuerdo que para merendar me hacía bocadillos de pimientos asados. Me acuerdo que iba descalzo a labrar porque éramos ocho hermanos. Me acuerdo de dormir "al raso". Me acuerdo cuando dormía sobre un saco de paja. Me acuerdo de cuando mi hijo se fue a la mili. Me acuerdo que cuando aprendí a ir en bicicleta, en la primera curva me caí. Me acuerdo cuando vi por primera vez Sarriá, el campo del Español. Me acuerdo cuando jugábamos al corro de la patata y a las cartas con los cromos. Me acuerdo que, cuando vine a Fraga, vine desde Alcaine en un carro y tenía 7 años. Me acuerdo de cuando iba a guardar cerdos. Me acuerdo de que íbamos con el SEAT seiscientos a hacer exposiciones de pintura por los pueblos. Me acuerdo de que daba clases de dibujo y no cobraba. Me acuerdo cuando iba a trabajar con siete años con mi madre. Me acuerdo de muchas cosas más, pero para eso necesito mucho más tiempo…”
2.- Aprovechando la circunstancia de haber trabajado la poesía durante el segundo y tercer trimestre en el colegio, comenté a los chicos la conveniencia de echar un vistazo al “callejero” de Fraga para constatar que ninguna calle, avenida o plaza estaba dedicada, llevaba el nombre de un poeta y de paso ver a quiénes están dedicadas las calles actualmente. Entonces escribimos una carta al alcalde de la ciudad sugiriéndole tal cuestión para el futuro, carta que firmamos toda la clase. Ayer, una comisión de tres niñas y niños se acercaron a las oficinas del Ayuntamiento para entregarla y que se la hicieran llegar a la autoridad local. Hoy por la mañana, los miembros de la improvisada comisión nos han contado que no fue posible entregarla porque, por lo visto, debíamos seguir un extraño protocolo: les abrieron el sobre, sacaron la carta, la fotocopiaron, rompieron el sobre con el sello, les dieron otro en blanco, junto con un documento que debía rellenar yo y firmarlo… Hoy han vuelto de nuevo con los papeles en regla (espero), pero cuando escribo estas líneas no sé si les habrán admitido o no la carta y la “instancia general” debidamente rellenada. Yo me he quedado “a bolos”, como suele decirse (y los chicos más; uno de ellos les comentó algo así como “oye que no es una carta bomba…”). Pensaba yo que les felicitarían por esa familiaridad respetuosa con la primera autoridad local y les animarían a canalizar de ese modo pacífico sus iniciativas ciudadanas… ¡Pero si se descuidan los detienen y tengo que ofrecerme como rehén! Confieso que he quedado totalmente decepcionado. Es una práctica que vengo impulsando desde que trabajo en este oficio: incentivar la escritura de cartas, no sólo las que podríamos englobar en la llamada correspondencia escolar, sino también aquellas otras destinadas a autoridades diversas, a organismos diferentes pidiendo materiales o información para algunos de nuestros trabajos. Unos nos contestaron y otros no, pero siempre lo hicieron con mucha cordialidad y que en la ciudad donde trabajas y vives, en lugar de facilidades, te pongan trabas, me ha dejado “flipando” como dicen ahora. Bueno, en todo caso, aquí queda el suceso y la carta en cuestión. La carta está hecha con fragmentos de las que escribieron ocho chicos y chicas que se ofrecieron voluntariamente para hacer un boceto de la misma:
Hola, Señor Alcalde de Fraga:
Con todo el respeto que podamos darle los niños y niñas de sexto del CEIP Miguel Servet, le escribimos esta carta.
Durante este curso, en nuestro colegio, hemos trabajado (entre otras cosas) la poesía, con varias actividades que se fueron proponiendo desde la biblioteca escolar y que fuimos haciendo todos los niños y niñas de todas las clases del centro.
Una vez terminadas esas actividades, pensamos en clase que en Fraga no había ninguna calle con nombre de poeta así que, para asegurarnos, miramos y ojeamos un mapa callejero que se repartió hace unos meses por los buzones de las casas. Vimos que había calles con nombres de músicos, de pintores, de pueblos, de ríos, de caminos, de médicos, de santos y santas, etc., pero que no había ni una sola dedicada a los poetas.
Creemos que para que tuvieran mayor reconocimiento, deberíamos dedicar algunas de las calles nuevas que se están haciendo para ampliar Fraga, a algún poeta. Creemos que también se merecen tener algunas calles a su nombre, ya que han sido personas de honor y prestigio.
Además, como hay mucha gente a la que le gusta la poesía, le haría (creemos) mucha ilusión pasear, dentro de unos años, por la calle Federico García Lorca o por la Avenida Rafael Alberti o por la plaza Antonio Machado…
Esperamos que le haya gustado la idea y que, en el futuro, una calle o más, tengan el nombre de algún poeta.
Nos despedimos con un cordial saludo y deseándole que pase un buen verano.
En Fraga, a 16 de junio de 2009
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3.- Ya en casa, recibo la publicación número 10 realizada por El Museo Pedagógico de Aragón, titulada (y con lo que he contado antes, viene que ni al pelo): “Transformar el mundo desde la escuela con palabras” y subtitulada “Los cuadernos freinetianos de Barbastro durante la II República”.
No puedo dejar de reproducir las palabras que me escribió el director del museo y alma de sus publicaciones, el amigo Víctor Juan, contestando a un mail mío en el que le felicitaba por la hermosa publicación que me acababa de enviar, hace ya unas cuantas fechas:
“Ahora mismo le he dado el ok a un libro que te va a volver loco, un libro en el que recuperamos tres revistas freinetianas -Chicos, Caricia y Helios- que los niños de la escuela número 1 de Barbastro hicieron con su maestro José Bonet Sarasa desde junio de 1933 hasta julio de 1936. Es un libro maravilloso, ya verás. Será mi regalo de fin de curso”.
Realmente tenía razón Víctor. No voy a hacer aquí una valoración del libro porque lo acabo de recibir y todavía no lo he leído, pero tiene un gran valor el poner en manos de investigadores y curiosos este documento de 269 páginas que recupera muestras y ejemplos precisos y preciosos de la autoedición escolar. De una actividad que algunos maestros y maestras realizaron hace más de setenta años y a la que deberíamos mirar más de una vez para encontrar –con los medios tecnológicos sin parangón de que disponemos- fuerza y motivos que nos condujesen por caminos parecidos.
Después de una entrada sobre “Libros libres” (la anterior escrita en este blog), me parece muy propio escribir esta reseña de un libro que llevaré mañana a clase, aunque sea para cerrar el curso con él en la mano, leyendo alguna de las páginas reproducidas de los “Cuadernos de trabajos vividos por los niños”, titulados CHICOS, CARICIA o HELIOS. No podía encontrar una mejor despedida en un año, además, en el que visitamos el Museo Pedagógico de Aragón, el pasado mes de marzo.
Han pasado unos días desde que recogimos en la imprenta el número 60 de este boletín bibliotecario. Seguro que no es el único en su género (estamos hablando de un boletín o revista que se publica desde una biblioteca escolar), pero debe haber pocos que hayan llegado hasta el número 60 y que vayan a cumplir 20 años de existencia. Como los vinos, estas cosas mejoran con la edad y se valoran más cuando pasa el tiempo. Y es que nada hay como la constancia; da unos frutos muy sugerentes porque abre y alarga las perspectivas y ayuda a construir lo nuevo sobre lo que ya se ha hecho, aumentando su solidez y la profundidad de los argumentos.
A pesar de todo (y ese “todo” es mucho y será explicado en su momento) creo firmemente que una biblioteca escolar es una fuente continua de buenas noticias. Yo así lo he vivido frecuentemente y por eso me permito escribirlo. Una de ellas es la aparición periódica de un “pregonero” que trae noticias, se hace eco, recuerda, informa de lo que en ella se cuece. Y eso que no solemos ser del todo exhaustivos en la narración o el relato, pero cada Bibliotelandia es un certificado evidente de que nuestra biblioteca escolar está absolutamente viva (¿acaso eso no es una buenísima noticia?)
Bueno, pues a mediados de este mes de junio que agoniza irremediablemente (y felizmente para quienes esperamos que llegue el uno de julio y podamos coger las reparadoras vacaciones) publicábamos un nuevo número de nuestro boletín. Seguidamente, reproduciré algunas de las noticias que guardan sus páginas, empezando por el acróstico de su portada:
Boletín periódico de nuestra biblioteca escolar.
Intenta ser la memoria escrita de la vida de la biblioteca.
Bombea noticias y curiosidades a la comunidad escolar.
Late a ritmo bibliotecario y se alimenta de palabras.
Invita a ser acariciado con la mirada y degustado con la sensibilidad.
Otea el horizonte de las novedades y las experiencias con libros y lecturas.
Tiene un corazón literario.
Es un territorio de encuentro.
Lanza sugerencias de cuidado y afecto hacia los libros y la lectura.
Anima a leer, a escribir y a recordar.
Narra lo que va ocurriendo en el interior de la biblioteca.
Da, a cambio de tu cálida mirada, buenas noticias.
Insiste en que usemos y cuidemos nuestra biblioteca escolar.
Aporta informaciones y noticias culturales.
En el capítulo de noticias breves, reseñamos los nombres de las niñas y niños de sexto que han hecho las funciones de cuidadores de la biblioteca en horario extraescolar durante la segunda parte del curso, y además…
.. Se ha publicado el 5º libro de la RED de Selección de Libros Infantiles y Juveniles, en la que participa nuestro Seminario de Biblioteca y Literatura Infantil. Recoge más de un centenar de reseñas de libros seleccionados de entre los publicados en 2008. Como tantas otras cosas, al amparo de la “crisis” que estamos viviendo, a partir de ahora, dejará de publicarse este libro anual, aunque se mantendrá el resto del trabajo. Las nuevas reseñas se publicarán en Internet y podrán consultarse “on line”.
.. “Los libros no se comen, pero alimentan” fue el título de una de las actuaciones promovidas desde nuestra biblioteca escolar durante el pasado curso (ver el número 58 de Bibliotelandia). Un artículo de cinco páginas con ilustraciones en color, recoge ampliamente el desarrollo de la actividad. Se ha publicado en el número 170 de la revista “Educación y Biblioteca”, que se edita en Madrid, correspondiente a los meses de marzo-abril de 2009. Ya en la portada de la revista, se anuncia el citado artículo.
.. La exposición “ANIMALECTORES” sigue su rotación. Desde el número anterior ha estado en la biblioteca de Litera, en la Biblioteca central de Fraga (Palacio Montcada) y en el colegio Altoaragón de Barbastro. Además, desde Alpicat (Lleida), nuestra amiga Mari Carmen Carrera nos manda algunas fotos y un ejemplar de la revista “El Nou Pinetell” (número 33, de abril de 2009), donde podemos leer lo siguiente:
“Durant el mesos d´abril i maig la biblioteca us ofereix una exposició titulada ANIMALECTORS, on podeu gaudir d´il·lustracions extretes d´àlbums infantils amb el denominador comú d´animals llegint. Anem prenent exemple! La idea original d´aquesta exposició prové del Seminari de Biblioteca y Literatura Infantil del CEIP Miguel Servet de Fraga, cedida molt cordialment”.
.. Exposición oral en el Colegio Rural Agrupado de Siétamo y en el Centro de Profesores y Recursos de Monzón. Estaban interesados, en ambos lugares, en conocer de primera mano el funcionamiento de nuestra biblioteca y el trabajo desarrollado por las madres o la participación e implicación de las familias. De qué modo, se puede contactar con ellas, qué tipo de actividades podemos diseñar para que en parte de las mismas colaboren directamente o se hagan en casa; qué protocolos de actuación resultan más rentables para asegurar una participación constante y duradera… Llevamos una maleta llena de materiales y algunas imágenes en PowerPoint para mostrar de manera evidente algunas de las cosas explicadas.
.. Coincidiendo con las 17ª Jornadas de Bibliotecas Infantiles, Juveniles y Escolares, celebradas en Salamanca los días 28, 29 y 30 de mayo del corriente y organizadas por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, fuimos invitados a que una persona del Seminario de BLI acudiera a una reunión que se celebró el día 28 por la mañana para hablar del estudio que realizó esa institución sobre 10 bibliotecas escolares en el primer trimestre del curso (del que ya dimos cuenta en el anterior boletín). Al final, diversas circunstancias, hicieron imposible que pudiéramos acudir a ella. Hemos recibido comunicación, tras las jornadas, y se nos anuncia que las conclusiones del estudio se harán públicas y se editará un libro con ellas, que recibiremos oportunamente.
.. El pasado 28 de mayo, el grupo de madres “cuentalibros” bajó por cuarto año consecutivo a Mequinenza y allí, en el colegio, realizó dos funciones de su recital poético para todos los niños y niñas del CEIP María Quintana. Los chicos y chicas y el profesorado quedaron encantados con la actuación y Pili N, la maestra coordinadora, nos remitía un mail en el que, entre otras cosas, decía: “… Este año la apuesta no era nada fácil, pero os diré que se han oído voces de <¡me han gustado más que nunca!>
Supongo que los alumnos y las alumnas de vuestro cole serán conscientes de la suerte que tienen al contar con estas artistas de la palabra y que las valorarán como se merecen. Tienen y tenéis mucho mérito”.
También actuaron en la Biblioteca Municipal de Albalate de Cinca, el pasado 11 de junio.
Y, por último, este artículo sobre los “e-book” o libros electrónicos que “amenazan” el futuro con su pronta aparición generalizada. El texto que escribí, se completaba con dos opiniones de dos de los más importantes escritores del momento:
El e-book o libro electrónico
Las bibliotecas guardan cientos, miles, cientos de miles o millones de volúmenes, en los que se acumula todo el conocimiento universal; buena parte de lo que el pensamiento y la imaginación humana han sido capaces de crear, a lo largo del tiempo. Desde el principio, cuando los seres humanos sintieron la necesidad de escribir, los soportes fueron cambiando: arcilla, papiros, pergaminos… hasta que apareció el libro, tal como hoy lo conocemos; un invento realmente extraordinario porque hasta hoy no ha podido ser sustituido todavía. El libro, objeto liviano, sin ninguna complicación para ser usado y que permite, además, ser guardado y tomado de nuevo y leído y releído cuantas veces uno quiera hacerlo.
Ya hace algunos años que leemos mucho, casi sin darnos cuenta, en la pantalla del ordenador: millones de documentos se almacenan en esa Red de redes inmensa e inabarcable que es Internet; el uso del correo electrónico, los chats, los blogs, las páginas webs… nos obligan a leer en pantalla, a pesar de la incomodidad que ello supone. En ocasiones, si los textos son amplios, solemos sacar una copia del documento por la impresora para leerlo con más tranquilidad y con menos esfuerzo, pero es evidente que usamos cada día más ese soporte de información y lectura.
Y es ahora, en este comienzo del siglo XXI, cuando aparentemente se cierne sobre el libro una auténtica amenaza. Se trata del e-book o libro electrónico. Ya empiezan a llegar nombres nuevos para un producto nuevo: “eReader” de Sony, el “Kindle” y el “Kindle2”de Amazon… Se nos dice que con una potencialidad enorme. Un artilugio de esos puede pesar unos 260 gramos (menos que cualquier libro en papel de 300 o más páginas) y podemos almacenar (sin que se modifique ni el tamaño ni el peso) cerca de 200 libros en su interior. Son aparatos que necesitan un foco externo de luz y están dotados de tinta electrónica que no parpadea. Dicen los entendidos que se parecen más a un libro de papel que a la pantalla del ordenador.
Con frecuencia aparecen en los medios de comunicación comentarios, opiniones, debates sobre este asunto; sobre todo porque se abren unas amplias perspectivas de negocio hasta que todos y todas tengamos nuestro ejemplar de libro electrónico; una realidad que algunos cifran a muy largo plazo, pero que otros calculan que está ya cerca: a 10 ó 15 años vista. Desde luego no pensamos que los libros electrónicos terminen con los de papel (a pesar de ser también más respetuosos con el medio ambiente); pensamos que podrán convivir ambos soportes y que quienes hemos conocido el libro tradicional no lo abandonaremos, aunque seamos capaces de leer también en e-book, pero las nuevas generaciones, acostumbradas a las pantallas desde su nacimiento, no tendrán tantos miramientos. ¿Solucionarán estos soportes el tradicional colapso de las bibliotecas? ¿El libro electrónico es realmente la sentencia de muerte para el de papel? ¿Deberán las bibliotecas redefinir sus funciones con la llegada de un nuevo y poderoso ingenio electrónico?… Se abre un futuro interesante y de incertidumbre que apunta directamente al futuro.
1.- En contra:
.. El escritor peruano Mario Vargas Llosa apuesta por la supervivencia del libro frente al Internet y advierte que “si la literatura se hace sólo para las pantallas, se empobrecerá”. En una entrevista publicada en “El Tiempo de Colombia”, el escritor declaró que “estas máquinas podrían incluso acabar con el libro”. (Público, 2 – 5 – 09)
2.- A favor:
.. El escritor italiano Humberto Eco afirmó en una entrevista en el diario “La Stampa” que el principal enemigo de los libros no es Internet, sino el hombre que los censura. “Internet enseña a los jóvenes a leer. Si el e-book resulta legible y se puede hojear fácilmente, se podrá hablar de una alternativa”, comentó Eco. (Público, 14 de mayo de 2009)
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Pues, ese puzzle anterior, junto con algunos ingredientes más, forman este documento de doce páginas: “poesía en los pasillos”, un recuerdo del fallecido Benedetti, noticias del Grupo de lectura NOSOTRASLEEMOS, trabajos de niñas y niños en torno a la poesía, reseñas de dos “libros libres”, narración de actividad titulada “Una maleta de poesía y de poetas”, algunas actividades con riesgo y dos breves textos relacionados con la sección de contraportada: “Libros, lecturas y otras aventuras”.
El próximo curso es posible, pero solo posible, que BIBLIOTELANDIA vuelva a germinar y que su contenido pueda ser una buenísima noticia para la biblioteca escolar y, por tanto, para el colegio. Claro que para poder vivirlo así, algunos deberían elevar geográficamente el punto “S” de la sensibilidad en su mapa corporal. Buen verano y buenas lecturas.
Plantilla basada en http://blogtemplates.noipo.org/
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