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He vuelto del sur. Calor atmosférico y calor humano. Una experiencia reconfortante. El día 1 de septiembre viajé hasta Sevilla con un AVE que no tiene alas, pero “vuela”. Me había comprometido a mostrar y reflexionar sobre estrategias y materiales de trabajo en la escuela con las maestras y maestros del Colegio Aljarafe de Mairena del Aljarafe (Sevilla); un centro escolar con más de mil alumnos (desde tres años hasta completar el bachillerato); un centro laico, concertado que funciona como una cooperativa de maestros . Antonia, la Directora del centro, me esperaba en la estación de Santa Justa y me acompañó al hotel. Luego, ya con rapidez, acudimos al punto de encuentro con el CRAP (Comité de Recepción y Acompañamiento al Ponente). Recorrimos el centro de Sevilla, el Barrio de Santa Cruz, acompañados de las luminosas explicaciones de José María y de la calurosa compañía de Rosario, Domi, Antonia, el propio José María y Águeda, para tomar unas “servesas” y “saludar a los dueños de los establecimientos de buen tapeo”, hasta que la hora aconsejaba retirarse porque al día siguiente (o ese mismo día, unas horas más tarde) había que trabajar.
El día 2 nos reunimos desde las nueve de la mañana hasta las dos, con un descanso a eso de las 11 y algo, para tomar una “servesita”. Les llevé unos regalos en bolsa comercial: libros de la RED de selección de libros infantiles y juveniles, un ejemplar de Aulas Libres, cuadernillos de fomento de la lectura del Gobierno de Aragón, ABCdarios del cole, varios ejemplares de “Bibliotelandia”, algunos marcapáginas, el libro “Con H de humor”, el cuaderno “¿Nos vamos al huerto?”, carpetas ilustradas con el poemita “Para contar un cuento necesito algo de tiempo…”, Guía de la Biblioteca Escolar… Y por ahí empecé, por comentar un poco cada uno de esos documentos. Vimos la presentación sobre los veinte años de B.E. y las posibilidades de adecuar algunas de las actuaciones descritas a una situación en la que lo que funciona son las bibliotecas de aula y no hay una biblioteca central del colegio suficientemente estructurada. Hablamos de la maleta familiar, de las contraseñas poéticas; les sugiero algunos temas para escribir y poder hacer un “librito libre desplegable” con sus aportaciones… Reflexionamos sobre los componentes emocionales de la lectura y aprovecho para leerles algún texto escrito al hilo de lo dicho… Descanso por la tarde, y por la noche nuevas actividades aventureras por la geografía sevillana: caminata con pistas, sorpresas gastronómicas, visión nocturna, orientación bajo las farolas, reconocimiento de valores artísticos, descubrimiento de rincones populares… con una composición del CRAP parcialmente renovada: Charo, Antonia, José María, Cristina, José Ignacio, Juan, Lola y Paqui. Esta vez el recorrido es por Triana y la degustación de productos igual de variada y suculenta. José María vuelve a mostrarse como un consumado cicerone y nos descubre algunos rincones, llenos de encanto y tradición, de esta popular barriada sevillana.
El día 3, segunda sesión matinal de trabajo: presentación de las “cajas lectoras” y de un amplio abanico de posibilidades de trabajar con sentido del humor (echando mano del dossier de artículos del Heraldo Escolar y del libro “Con H de humor”); presentación del blog viendo cómo funciona y con qué sentido lo voy utilizando en el aula; una mirada a las presentaciones en PowerPoint que vamos haciendo con los chicos y los tablets; algunas reflexiones sobre el trabajo con prensa y una muestra de libritos de varias formas, medidas y temáticas, así como de cuadernillos para trabajar y desarrollar algunas actividades… Para terminar con la lectura de la “carta a maestras y maestros que empiezan”… Al final, hermosas palabras de agradecimiento y de felicitación, que tan bien se reciben cuando vienen de personas que trabajan en el tajo (como yo) y que les abren algunas posibilidades nuevas o que les sirven de inyección energética para retomar o continuar o implementar algunas actuaciones… Por mi parte, mucho agradecimiento por haberme sentido tan bien acogido y acompañado, por la asistencia, por los debates, por la atención y el respeto y por las risas que nos echamos…
Nos dio tiempo a escribir colectivamente un texto, una amalgama de pensamientos, que podríamos titular “En resumen” y que están formados, fundamentalmente por parejas “nombre-adjetivo calificativo”. Quieren ser pinceladas que hablan de un tiempo ya pasado: las vacaciones del último verano, y como cada cual habla de la feria según le va, pues eso, ahí queda este texto colectivo:
“Hogar motivador. Playa relajante. Amor caótico. Familia unida. Amistad noble. Deporte desestresante. Perro compañero. Noches estrelladas. Sol sofocante. Primero de septiembre horrible. Furgoneta aventurera. Cádiz paradisíaca. Jaén bailonga. Cabo tormentoso. Verano alegre. “Guayavito” inexistente. Familia envidiable. Amistad duradera. Cerveza fresquita. Amaneceres tiernos. Caminos largos. Regreso impactante. Noticias dolorosas. Noches inquietas. Tristeza permanente. Desgaste emocional. Niños irritantes. Familia agotadora. Placer merecido. Caricias compartidas. Paseo agradable. Mar relajante. Sueño interrumpido. Pensamientos extraños. Compañía deseada. Ilusión grandísima. Viaje deseado. Alegría desbordante. Sorpresa enorme. Viaje enriquecedor. Barco relajante. Gente encantadora. Luz brillante. Paisaje emotivo. Playa luminosa. Familia molesta. Vidas interesantes. Mosaicos azulados. Ruinas bellas. País acogedor. Viaje impresionante. Calor insoportable. Compañía agradable. Paisajes alucinantes. Momentos inolvidables. Arena blanca. Sitios encantados. Lugares insólitos. Verano especial. Cristales mojados. Bus mañanero. Viaje solitario. Siesta soporífera. Viejecitos familiares. Música lejana. Comunicación fatal. Latidos infinitos. Fuerza interior. Pasos perdidos. Atardecer asombroso. Tapitas suculentas. Sueño prolongado. Colegio ausente. Espuma salada. Mujer sorprendente. Crisis real. Viaje inexistente. Pueblo monótono. Compañía gratificante. Inicio caótico. Noches agradables. Libro deseado. Aeropuerto coñazo. Venecia idealizada. Madre escayolada. Amigas verdaderas. Recetas exquisitas. Padre cariñoso. Noche esperada. Días vacíos. Días llenos. Lecturas novedosas. Encuentros agradables. Vacío periodístico. Libertad prodigiosa. Sueño plácido. Viejos amigos. Comida copiosa. Lectura formativa. Descanso mental. Programa musical. Deporte olvidado. Barcos enormes. Mar limpia. Ruinas centenarias. Templo pagano. Atleta antiolímpico. Estadio fantástico. Rutas antiguas. Sardinas divinas. Calor acorralante. Tinto fresquito. Sobrinos felices. Amigos vitales. Sofá acogedor. Gotas mágicas. Galicia verde. Comilonas reventadoras. Siestas eternas. Despertares placenteros. Besos gustosos. Baños interminables. Vagancia bendita. Gozo gozoso. Temperatura cambiante. Londres trepidante. Rebajas imposibles. Familia dispersa. Casa abandonada. Plantas marchitas. Viaje largo. Convivencia extrema. Lugares nuevos. Situaciones cómicas. Temperatura agradable. Vuelta deseada. Hogar dulce. Lectura apasionada. Isla impresionante. Nacimiento bello. Estambul asombroso. Personas conciliadoras. Mujeres misteriosas. Agua fresca. Mar azul. Calor “joío”. Siesta estupenda. Piscina refrescante. Noche serena. Viaje largo. Niños alegres. Playa tranquila. Libros interesantes. Noche sensual. Barbacoa quemada. Helados buenísimos. Siesta relajante. Bailes alocados. Playa tranquila. Cartera vacía...”
P.D.: Mi madre, que anda asimilando con dificultad la ausencia definitiva de mi padre y resituándose, cumple mañana, día 5 de septiembre, 88 años; una cifra capicúa que, espero, le traiga suerte. ¡Felicidades, mamá!.
Como el título de la entrada anterior del blog anunciaba al menos una segunda parte, aquí estamos de nuevo. En el anterior texto narrando mi viaje a Sevilla ya dejé claros rastros, indicios o testimonios de cómo fue la cosa. Por tanto no me repetiré. Hablo, por ejemplo, de lo que contaba Luis de sus tiempos de niño pequeño: cazaban con cepos en el Parque de María Luisa de Sevilla todos los mirlos que podían y luego se los comían en casa. Era un ejercicio de aportación de proteínas a la dieta familiar. Me hizo gracia ese testimonio porque yo también tengo esos recuerdos de mi infancia: cazar pájaros diversos utilizando cepos o “losetas”, en los campos y viñas, en los bosquecillos cercanos al pueblo. Y luego, cuando en el reposte o en la nevera había diez o doce, los desplumábamos y se guisaban con cebolla (“pajaricos con cebolla” era el nombre de un plato corriente para una o dos cenas semanales). Evidentemente, hoy seríamos perseguidos por estas prácticas antiecológicas… Juan me regaló un ejemplar del periódico quincenal “Diagonal”, subtitulado “periódico quincenal de actualidad crítica” (www.diagonalperiodico.net). Había oído hablar de él con motivo de su lanzamiento, pero no había tenido oportunidad de tener un ejemplar en mis manos. Los reportajes, las crónicas y noticias buscan ese lado oscuro que los otros medios más generales no ofrecen y pone en evidencia algunos comportamientos, algunos acuerdos, algunas poses… Domi (quien me explicó un viejo procedimiento para mantener a raya a las palomas, cuando quieren apropiarse de tu terraza y con la que coincidimos en acordarnos de la familia de quien tuvo la osadía de elegir a semejante bicho como símbolo de la paz, ahora que dan tanta guerra…), antes de marchar, me acercó un ejemplar de PAPAFRITA, una revista joven que se publica en el colegio… Conocí gente comprometida e intuí que había un acuerdo general para avanzar en una dirección, aunque luego haya quien vaya más deprisa, quien camine más despacio y quien tire en otras direcciones, claro…
Escribimos en un papelito cuatro o cinco situaciones que cabrean al personal y, tras la selección, éstos han sido los 70 motivos publicados en este blog, en esta particular serie de “cabreoterapias” que he ido publicando; en este caso, una CABREOTERAPIA SEVILLANA. Ahí va, pues, una lista de motivos por los que el personal de este colegio, asistente a dos jornadas de formación, se cabrea con más ímpetu:
P.D.: 1. El pasado sábado nos encontrábamos en Figols de Tremp y pudimos ver pasar la caravana de la Vuelta a España, en la etapa que empezó en Barbastro y terminó en Andorra. Tuvimos un mirador privilegiado y, aunque hacía un frío intenso e inesperado y llovía, fue realmente espectacular ver pasar la serpiente multicolor por delante de nuestras narices en el descenso del puerto de Montllobá.
2. Ese mismo día por la tarde estuvimos en Monzón, en la feria REPLEGA que, un año más, convocó a mucha gente amante del coleccionismo. Yo pude cambiar y charlar con los asiduos de los marcapáginas y Daniel se trajo una buena cosecha de chapas, gracias a los cambios con otros coleccionistas.
3. El lunes (ayer, para que nos entendamos), comenzó un nuevo curso escolar con los chicos y chicas. Es mi curso número 35. Empiezo a estar mayor…
Se ha muerto Ana Pelegrín cuando amanecía el día 11 de septiembre. Me lo ha comunicado Sara M. con un escueto mail. “La Flor de la maravilla” (y no sólo porque ya casi estamos en otoño) ha quedado momentáneamente marchita por la tristeza y las “Letras para armar poemas” se han desordenado sorprendidas y afectadas por la noticia, pero rápidamente se han reordenado, emocionadas, para recordarla:
(P de poesía, E de expresión corporal, L de libro, E de escritora, G de gran corazón, R de recopiladora de folklore, I de investigadora, N de niña grande ).
Conocí a Ana a través de sus libros y me acerqué a ella por algunas preocupaciones o aficiones comunes. Se ocupó con esmero y dedicación de recopilar actividades lúdicas y folklóricas de la infancia (y varios de sus libros hablan de ello), ofreciéndonos un rico legado cultural que, sin su intervención habría quedado, muy probablemente, mutilado. Me puse en contacto con ella, cuando yo hice la recopilación de juegos y actividades lúdicas de mi infancia (“Así nos divertíamos, así jugábamos…”) y me pidió que le enviara el libro y me felicitó por el trabajo. Personalmente me sirvieron de gran estímulo sus palabras. Unos cuantos años después, desde la biblioteca escolar, impulsamos en el colegio, la recogida de materiales de tradición oral y publicamos cuatro libritos: “Una bolita de algodón”, “El patio de mi casa”, “De ayer a hoy”, “Así nos lo han contado”. Le envié estos libritos a Ana, en parte como reconocimiento al estímulo permanente que suponía su trabajo e investigación para los demás y también porque sabía que le haría ilusión tener en sus manos un sencillo trabajo de investigación de la tradición oral, hecho en la escuela.
Nos conocimos “en carne mortal” en Madrid. Felicidad Orquín (buena amiga suya) me invitó a presentar una ponencia en el IX Simposio de la FGSR (“Leer en casa. Espacio privado. Espacios públicos”, llevaba por título el evento, en el otoño de 2003). Allí, en uno de los salones de la Casa de América, pudimos darnos un gran abrazo y charlar un rato. No he olvidado la viveza de sus ojos y la cadencia de su voz… El segundo día, me trajo un regalo, un ejemplar de un libro editado por el Instituto Nacional de Educación Física, titulado “Museo del INEF de Madrid” con preciosas fotografías de una colección de aparatos de Educación Física del siglo XIX; de una colección de juegos tradicionales españoles y de una colección de libros antiguos (reproduciendo láminas sobre diversos juegos). El libro tiene una dedicatoria larga y pensada, que me gusta mucho.
Coincidimos en algunos otros eventos de parecida índole y en uno de ellos (de nuevo un Simposio en la Casa de América) nos hicimos algunas fotos con Juan Mata, Luismi Cencerrado, Mª Ángeles Fernández, Ana y un servidor; la que disparaba la cámara era Mª Jesús Rodríguez que también estaba en la distendida y amable tertulia. Aquel día bromeaba con la actitud de exhibición del cuerpo que mostraban algunos jóvenes estudiantes de INEF… y que ella ya tenía una edad, nos decía…
Otra de las “coincidencias”, también muy agradable, fue la que nos reunió en la portada del número nº 160 de la revista Educación y Biblioteca. De los tres temas que se anuncian en dicha portada, el segundo se refiere a: “Bibliotecas escolares. Desde la biblioteca escolar: vivir, sentir, convivir” (un artículo de tres páginas que escribí hace poco más de un año y que relataba una de las actuaciones en nuestra biblioteca escolar). El siguiente tema era: “Dossier: Los repertorios de Ana Pelegrín”, un conjunto de páginas dedicadas a glosar su trabajo y escritas por personas que la conocieron bien o que trabajaron con ella. Una coincidencia, muy agradable, como decía, y una manera de quedar unidos para siempre en las páginas de esa apreciada revista.
Conocía su labor en “Acción Educativa”, un Movimiento de Renovación Pedagógica con el que manteníamos (desde “Aula Libre”, otro MRP de Aragón) un intercambio regular de publicaciones. También allí dejó su impronta de persona creativa, original, inteligente y trabajadora.
Desde hace ya unos cuantos años, he presentado regularmente al alumnado de mi clase una pequeña parte del trabajo de Ana. Los chicos y chicas, de quienes soy tutor, conocen los libros de Ana Pelegrín, porque me ven frecuentemente con ellos en las manos y han escuchado muchas lecturas de los poemas que guardan. En varias ocasiones, le enviamos a ella materiales escritos y dibujados, opiniones, agradecimientos, etc. y nos contestó muy amablemente agradeciendo los envíos. Muchas de las “contraseñas poéticas” que manejamos estos últimos cursos están sacadas de los libros prologados y seleccionados por Ana Pelegrín.
Hoy por la mañana (12 de septiembre) hemos dedicado la clase de lengua a recordarla y a leer algunos poemas y algunas palabras dedicadas por diversas personas en ese número ya nombrado de Educación y Biblioteca; hemos dibujado y decorado su nombre y hemos compuesto algunas coplitas en su memoria:
“Adiós Ana / Ana Pelegrín / no te olvidaremos / aunque haya llegado tu fin”. “Ana escritora / Ana poeta / Ana viajera / Ana maestra”.
Para terminar, reproduzco un articulito publicado el pasado curso en el Heraldo Escolar. Corresponde a la serie de textos que escribo quincenalmente “Con sentido del humor” y está dedicado a Ana; es un reconocimiento de admiración a su trabajo. Desde luego, en aquel momento no pasó por mi cabeza que tres meses y medio después volvería a escribir sobre ella lamentando su desaparición. Se publicó el día 31 de mayo:
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ANA PELEGRÍN
Quiero dedicar esta columnita quincenal a Ana Pelegrín por su extraordinaria contribución a la recuperación del folklore oral y por ocuparse, con dedicación, imaginación y esmero a divulgar la poesía. Algunos de los libros que ha ido publicando a lo largo del tiempo y aquellos otros (antologías poéticas) que ha prologado y para los que ha seleccionado materiales, son fuentes inagotables de lectura, inspiración y posibilidades de recreación.
La recopilación folclórica y el trabajo investigador y analítico que ha ido haciendo Ana a lo largo de su vida se ha traducido en la publicación de diversos libros: Cada cual atienda su juego; Repertorio de antiguos juegos infantiles; La flor de la maravilla: juegos, romances, retahílas… que contienen singulares y hermosas muestras de la riqueza y variedad de nuestro folclore oral, donde no faltan ejemplos evidentes del humor popular, el más genuino, el más auténtico posiblemente.
Leer los libros de esta española de origen argentino, de verbo pausado, musical e inteligente también puede servir a nuestros propósitos de tomar contacto con el sentido del humor e implementarlo. Lo mismo que los libros antológicos de poesía española para niños o para jóvenes, donde nos ofrece muestras para la lectura, la recitación o la recreación: “Cuando se murió el canario, / puse en la jaula un limón: / ¡Soy un caso extraordinario / de imaginación!”. “El día que yo nací / dijo una verdad mi abuela: / esta niña ha de vivir, / hasta el día que se muera”. “Tengo que pasar el río / a caballo en un mosquito, / y que me digan tus padres / ¡qué caballo tan bonito!”. ”Mira usted con la gracia / que mira un tuerto, / con un ojo cerrado / y el otro abierto”.
Y encontramos muestras de poetas conocidos y de otros que no habíamos oído nombrar; su lectura, en algunos casos, puede que nos haga sonreír, pero seguro que afina algo nuestra sensibilidad, porque, como dice Lorca: “Detrás de los cristales / turbios, todos los niños / ven convertirse en pájaros / un árbol amarillo”.
P.D. “La flor de la maravilla” y “Letras para armar poemas” son dos títulos de libros escritos por Ana Pelegrín. El primero lo publicó la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, dentro de la colección “El árbol de la memoria” y se subtitula “juegos, recreos, retahílas”; el segundo está publicado por Alfaguara y al igual que en “Poesía española para niños” o “Poesía española para jóvenes”, Ana escribe el prólogo y hace la selección de poemas, de juegos rimados que contienen esos libros.
Leímos un texto aparecido en el “Pequeño País” del 7 de septiembre de 2008. Se titulaba “El regreso de las golondrinas”. Estaba escrito por Carolina Pinedo e ilustrado por Carmen G. Iglesias. Comentamos que, al mismo tiempo que las golondrinas regresaban a tierras africanas, nosotras y nosotros regresábamos al colegio… ¡Qué cosas! Leímos la noticia y nos pusimos a buscar refranes, poemas y a escribir rimas, acrósticos, etc. Es costumbre española hablar de las golondrinas en primavera y fue precisamente por eso, porque no estábamos en primavera, por lo que consideramos interesante hablar de las golondrinas… Con una parte de esos materiales nombrados hicimos este primer “libro libre” del curso (en papel plegable y desplegable), conteniendo tres tipos de documentos: una muestra de fragmentos de poemas en los que aparece la palabras golondrina; una retahíla rimada, de situaciones y palabras, con la palabras golondrina y una relación de refranes referidos a nuestra viajera alada. Hicimos copias para todos los niños y niñas de la clase y para regalar a las amistades, lo leímos en clase y cada cual lo tiene ya guardado en la caja de los objetos significativos (esperemos que así sea…)
A.- Fragmentos de poemas (nosotros les llamamos “contraseñas poéticas”) con la palabra golondrina:
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“Golondrina amiga mía,
en tu pico de cristal
a una niña que yo amo
un suspiro has de llevar”.
(Antonio G. Teijeiro)
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“Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán”.
(Gustavo A. Bécquer)
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¿No sabéis, golondrinas errantes,
no sabéis,
que tengo el alma enferma
porque no puedo irme
volando yo también?
¡Golondrinas, llegaos!
¡Golondrinas, venid!
¡Venid primaverales!
¡Con las alas de luto
llegaos hasta mí!
(Alfonsina Storni)
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Es invierno y hace frío.
Ya se van las golondrinas
a volar por otras tierras
donde hay sol en las esquinas.
Viajan muchas golondrinas
azuladas o con rayas.
Sonia va junto con ellas
a buscar cálidas playas.
(Carla Dulfano)
B.- RETAHÍLA RIMADA.
La palabra GOLONDRINA rima con muchas otras palabras. Entre todas y todos, fuimos haciendo esta retahíla rimada, como un juego interminable de relación de unas palabras con otras: enredando unas con otras con las piruetas de un vuelo zigzagueante que esa “flecha negra con plumas”, cada primavera y cada verano, dibuja en los cielos de nuestro pueblos y ciudades:
El nido de la golondrina
está dentro de mi cocina.
Las alas de la golondrina
brillan como las escamas de la sardina.
El vuelo de la golondrina
no necesita ni gasoil ni gasolina.
Una desfallecida golondrina
se ha encontrado una campesina.
Los ojos de la golondrina
son negros como los de Marina.
En primavera, las golondrinas
son mis ruidosas vecinas.
En las alas de la golondrina
parece que haya brillantina.
El pico de la golondrina
nunca probó la sardina.
El canto de la golondrina
alegra la cara de Yanina.
No hay ninguna golondrina
que se llame Isabel o Carmina.
Una o dos golondrinas
entraron en mi cocina.
El color de la golondrina
es como el pelo de Sabrina.
A todas las golondrinas
les gusta beber en las piscinas.
Los excrementos de la golondrina
ensucian el garaje de mi prima.
Los ojos de la golondrina
son de textura cristalina.
La cola de la golondrina
es del color del pelo de mi prima.
C.- REFRANES CON LA PALABRA GOLONDRINA
.. “Una golondrina no hace verano”.
.. “Una golondrina no hace verano, ni una sola virtud bienaventurado”.
.. “Cuando viene la golondrina, el verano está encima”.
.. “De marzo a la mitad, la golondrina viene y el tordo se va”.
.. “Golondrina en bajo vuelo, anuncia lluvia en el suelo”.
.. “Golondrina que con el ala roza la tierra, agua recela”.
.. “Por San Raimundo viene la golondrina del otro mundo”.
.. “San Raimundo trae la golondrina del otro mundo”.
.. “Si alta la golondrina vuela, temperatura buena; pero si roza el suelo, aguacero”.
.. “Golondrinas altas, buen tiempo anuncian. Si vuelan bajas, próxima está la lluvia”.
.. “Más caga un buey que cien golondrinas”.
.. “A quince de marzo, da el sol en la umbría y canta la golondrina”.
.. “Golondrina anticipada, primavera muy templada”.
.. “Si quieres saber cuándo es abril, la golondrina te lo vendrá a decir”.
.. “Ni primavera sin golondrina, ni alacena sin harina”.
.. “Si del quince al vente de marzu non llega la golondrina, vas ver el campu blancu comu si fuera fariña” (en bable – Asturias).
.. “Cuando la Virgen llega, la golondrina se va”.
Algunos de los materiales de arriba, los hemos seguido utilizando; unos como contraseñas poéticas, otros como elementos para la lectura, la explicación, la reflexión, la escritura…
Durante una semana (un ratito cada día) leí a mis chicos de sexto “El libro de Guillermo” de Carlo Frabetti. Me interesó la relación entre su libro y el personaje literario creado por la escritora inglesa Richmal Crompton, en 1924 y también la sugerencia de que cada cual vaya tejiendo una red de libros y de lecturas (como hace el personaje de Frabetti) que le irán desvelando la magnitud del tesoro que se halla oculto en los libros y en la práctica más habitual para conocer su contenido: la lectura…
La lectura fue seguida con interés y acordamos que, al final de la misma, expresaríamos por escrito nuestras opiniones sobre el libro y le haríamos llegar a Carlo unas cuantas preguntas sobre la historia que habíamos escuchado.
A.- OPINIONES de quienes escucharon y comentaron la lectura:
.. “A mí, cuando era más pequeño no me gustaba leer. Mi tiempo lo ocupaba en otras cosas, que yo veía más divertidas. Poco a poco, y de vez en cuando, ojeaba algún libro. Entonces descubrí que algunos me llamaban la atención y, en cambio, otros pasaban de interesarme. Éstos nunca los acababa por eso descubrí que a la hora de coger un libro debía tener más claro que lo quería leer. Por eso me ha llamado la atención la historia de Guillermo, que ha descubierto de una manera especial la afición a la lectura, porque siempre hay cosas interesantes que leer…” (Julen)
.. “Este libro me ha gustado mucho, ya que el mensaje que trasmite es: La lectura es importante. Es un buen libro para leerlo en voz alta. A mí los libros me gustan mucho, empiezo y no puedo parar de leer. Siempre recordaré la frase del pasado curso de nuestra biblioteca escolar: ” (Alba)
.. “Este libro, sinceramente, es un poquito raro porque lo que le va pasando a Guillermo iba apareciendo en el libro… Te liabas un poco, pero fue muy bonito y el hombre del chándal verde tenía razón: los libros son un tesoro muy valioso”. (Yanina)
.. “Me ha gustado el libro y me gustaría volver a leerlo en casa o en la biblioteca o en mi habitación y hacerle preguntas al autor”. (Samir)
.. “Tengo que decirte que tu libro me ha parecido muy bonito, aunque algunas cosas no las he entendido”. (Pablo)
.. “Este libro nos explica para qué sirven los libros: transforma a un niño revoltoso en una persona amable y lista…” (Javier)
.. “El libro me ha parecido muy completo. Tenía intriga, risa, amor y sorpresa. Intriga por lo del libro que avanzaba. Risa por el globo-pito. Amor por la librera. Sorpresa por el enano y muchas cosas más. Era real todo lo que pasaba, como que su hermana no le dejaba el ordenador (eso también me pasa a mí). Por eso me gusta. La intriga nos hace terminar el libro antes, porque si hay intriga cada vez queremos leer más y más. Eso es lo que me pasaba a mí; quería que nos leyeras cada día más. Me ha encantado El libro de Guillermo”. (Marc)
.. “A mí este libro me ha gustado mucho y creo que a la mayoría de la clase también. A mí este libro me ha hecho reflexionar. Yo sé que leer no es malo; al contrario, es muy bueno leer. Yo no sé porque leo tan poco… A mí me gustaría ser como Guillermo, ser malo, no; ser como era al final”. (Jessica)
.. “El libro lo he encontrado interesante y es increíble como la lectura transforma a Guillermo. Me han entrado ganas de leer”. (Isabel)
.. “Lo que me sorprendió al principio fue que en un libro saliera lo mismo que le pasaba al protagonista, a Guillermo. Me gustó que, al final, a Guillermo le gustaba leer…” (Judit)
.. “Me ha parecido un libro muy bonito en el que se muestra lo importante que es la lectura, tanto para los niños como para los mayores”. (Ainoha J.)
.. “Este libro se merece un premio. A mí me ha gustado mucho”. Marina)
.. “Al principio no me gustaba mucho, pero cuando empezó a leer más libros me empezó a gustar más”. (Gyuzel)
.. “Me parece que Carlo ha escrito un buen libro que aconsejo leer. Supongo que todos sus libros serán fantásticos y aconsejable leerlos. Me gustan los personajes de la historia y me ha impresionado e interesado lo de la red de libros. En el libro te da la posibilidad de iniciarla: empezar por , seguir por alguno de los libros de Guillermo Brown, libros del mismo autor, de personajes parecidos, etc. Además este libro también te enseña un poco de cultura; antes no sabía que existía el parque de El Retiro o la Cuesta de Moyano… Este libro me lo han leído en voz alta y aún así en mi mente veía las imágenes como si fuera una película. Me alegro de que Mariano nos lo haya leído”. (Ainoa R.)
.. “A mí me parece que el autor se explica muy bien, dice cosas muy importantes. Yo creo que Carlo Frabetti es un tío muy listo y creo que se merece un premio y yo, como niño de sexto A creo que Carlo es un buen escritor para niños y jóvenes”. (Felipe)
.. “El libro de Guillermo me ha gustado mucho, aunque creo que me ha gustado más al principio que al final, supongo que porque al principio era más real”. (Óscar B.)
.. “El libro que nos ha leído Mariano me ha gustado porque Guillermo casi hace lo mismo que yo: poner todo debajo de la cama. Yo también, como Guillermo, hago que los libros son cabañas”. (José Ramón).
.. “Me ha gustado porque este libro nos ha acercado más a otros libros”. (Siu)
.. “En mi opinión, Guillermo ha seguido un camino de lecturas y, al final, ha fabricado su propia red de libros. Lo que ha encontrado en los libros es porque hay todavía misterios por resolver. Yo estoy leyendo ahora un libro en el que el protagonista también es un niño: Lázaro de Tormes…” (Imane)
B.- Antes de las preguntas, un pequeño ejercicio de imaginación, aprovechando una insinuación del libro:
“¿Qué otra se puede hacer con los libros además de leerlos?”, pregunta la madre de Guillermo ante un comentario de la hermana del chico. Nos hemos alejado de las respuestas formales y aventuramos de manera colectiva algunas respuestas humorísticas: como tienda de campaña para los muñecos; los de tapa dura podemos usarlos como mesa para dibujar; para ponerlos debajo del culo y parecer más altos; algunas páginas podrían servir para hacer aviones y enviar mensajes; para hacer bonito en las estanterías; usarlos como escalera para llegar hasta el estante más alto donde están las galletas; para cubrirnos la cabeza y no mojarnos en días de lluvia; para hacer pesas; para abanicarse; con dos torres de libros puedes hacer una portería para jugar al fútbol; de banqueta para sentarte encima; para secar hojas de árboles o pétalos de flores; para dibujar con un fondo lleno de letras; para llevar bulto en la mochila…
C.- Y ahora unas PREGUNTAS que intentaremos trasladar al autor:
- ¿Tú tienes la casa llena de libros como el hombre del chándal verde?
- ¿A qué edad recuerdas que te aficionaras a la lectura?
- ¿Has recibido muchos mail o cartas de otras niñas y niños que hayan leído tus libros?
- ¿Has leído todos los libros que nombras en El libro de Guillermo?
- ¿De dónde te vino la idea de que el libro creciera?
- ¿Por qué has escrito un libro como la vida misma?
- ¿Has conocido algún niño o alguna niña que fuera como Guillermo?
- ¿Hubo alguna persona en tu infancia o en tu juventud que te animara a leer?
- ¿Descubriste al leer que lo que querías era escribir?
- ¿A qué edad escribiste el primer libro?
- ¿Por qué dejaste de ser profesor de matemáticas para hacerte escritor?
- De todos los libros que has escrito, ¿cuál es el que más te gusta?
- Conoces a alguien que haya cambiado al leer tu libro?
- De pequeño, ¿te parecías a Guillermo?
- ¿A cuántos idiomas se han traducido tus libros?
- ¿Por qué te interesaste por la literatura infantil y juvenil?
- ¿Te gusta Guillermo Brown?
- ¿Sigues siendo matemático?
- ¿Tú también crees que los libros son un tesoro?
- ¿Eres coleccionista de algo?
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