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Se muestran los artículos pertenecientes a Octubre de 2005.

A COGER ALMENDRAS

A eso, precisamente, fuimos el pasado viernes por la tarde: a coger almendras a Figols de Tremp. Ya hablé de este pequeño pueblo del Pallars Llussá (Lleida) en un texto de este blog; concretamente en el que escribí el pasado 6 de noviembre de 2004. Cuidamos la casa natal de Mercè y recogemos algunos frutos de los árboles que plantó su padre. Como estamos algo lejos, no podemos cuidar la hacienda como deberíamos hacerlo y por eso, las cosechas no son tan abundantes como en años atrás.
Subir a Figols nos permite situarnos en un punto vital diferente: estamos solos prácticamente pues la casa está separada del resto del pueblo; la carretera está también alejada y hay pocos ruidos; la ausencia de iluminación exterior ofrece un cielo nocturno plagado de estrellas. La noche es totalmente silenciosa; sólo se escucha el crepitar de la leña quemándose en el fogaril, pues en este tiempo de otoño las noches son frescas y apetece algo de calorcillo. Además, siempre encontramos momento para tomar por el mango una distraída parrilla y poner algo al fuego: unos choricillos, longaniza, panceta, churrasco, sardinas de la costa... o enterrar en el “calibo” o “caliu” unas patatas, una cabeza de ajos... Manjares que allí apetecen y tienen un sabor especial.
Los almendros o almendreras (en aragonés) son árboles generosos y sufridos. En nuestro caso, les damos pocos cuidados: una poda y este año ni eso, por falta de tiempo y en cambio hemos podido recoger un buen montón de frutos; por eso lo de generosos y lo de sufridos tiene que ver con los procedimientos utilizados para arrancar esos frutos: a golpe limpio, con largas varas. Árboles nada resentidos, porque después de esos tremendos azotes, al año siguiente, vuelven a ofrecerse preñados de almendras para que volvamos a ordeñarlos.
Aunque bien mirado, un almendro o una almendrera (como decimos en aragonés) es un árbol terapéutico si se quiere. Basta con que la persona que lo varea vaya imaginando la cara de algunas de las personas a las que les daría algún golpe por su comportamiento indecente, los vaya nombrando en voz baja antes de cada golpe y descargue el palo con fuerza a continuación; además de liberar la agresividad o curar las frustraciones o sacarse la rabia de encima, sobre las mantas del suelo caerá una lluvia de almendras como premio a ese esfuerzo.
Por todo lo anterior, el almendro o la almendrera (como decimos en aragonés) debería ser declarado árbol de alto interés terapéutico, promocionar su plantación y subvencionar su cultivo.

Una vez recogidas las almendras, es necesario “escoscarlas” (como decimos en aragonés)o "escarfollarlas", aunque suene mal (como dicen en catalán de la zona). Por la noche, emulando viejos tiempos de infancia, nos sentamos con Mercè alrededor de la mesa y allí pasamos unas horas dejándonos las yemas de los dedos pulgares, arrancando los “cascos” de cada fruto, mientras charlamos sobre éste o aquel tema e intercalamos algunos silencios. Es esa una de las faenas que reunía a la familia alrededor de una mesa y animaba a la gente a contar batallitas, historias, anécdotas, cuentos,... La desaparición de esos trabajos, asumidos por el colectivo familiar, y la aparición de la televisión han sido los dos golpes más letales para la postergación o la inexistencia actual de la transmisión oral de la vida y de la cultura popular. Aunque, a lo mejor lo que digo es excesivo...

Yo creo que es un privilegio poder hacer estos trabajos agrícolas, sudar un poco, sentir el cansancio de verdad y reencontrarse con el propio cuerpo, aunque sea dolorido de golpear, de agacharse, de caminar, de acarrear... Luego uno duerme a pierna suelta y al día siguiente amanece como nuevo y con la cabeza muy despejada porque no le dio tiempo a pensar en ninguno de los estúpidos “problemas” en los que está sumergido cada día en el trabajo cotidiano. Así que ya lo saben, cuando aprieta el estrés, lo mejor es agarrar los bártulos e irse a coger almendras.
02/10/2005 23:58 #. sin tema No hay comentarios. Comentar.

EL LIBRO DE LOS NOMBRES

Hoy por la tarde hemos repartido y hemos podido leer en voz alta el primer "librito" de este curso, realizado íntegramente en clase y de autoría colectiva. Ha sido un juego con el nombre de cada uno (una sencilla rima), más una pequeña información familiar de por qué la elección de ese nombre y más un dibujo personal que ha hecho cada uno. El librito tiene 24 páginas y hemos hecho una tirada de 50 ejemplares, para enviar a las amistades. Como tenemos esta oportunidad, aquí dejamos el contenido íntegro del mismo, para que quienes se sumergen de vez en cuando en este océano informativo, puedan llegar hasta nuestras costas y conocernos...
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Ficha Bibliográfica

Título: “El libro de los nombres” - Autoría: Alumnado de 5º A de Primaria
1ª Edición: Septiembre de 2005 - Tirada: 50 ejemplares
CEIP Miguel Servet de Fraga (Huesca) - Curso escolar 2005 - 2006
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PRESENTACIÓN

El artículo tercero de la Declaración de los Derechos del Niño dice que “El niño tiene derecho desde su nacimiento a un nombre”. A continuación, el padre y la madre de cada cual -en la mayoría de los casos- se encargan del resto. Es decir, de elegir cómo nos llamaremos.

Lo que hemos hecho, en este caso, es, además de hacer una rima divertida presentándonos, preguntar en nuestras casas para conocer algunos detalles de por qué nos llamaron como nos llamaron. Con todas esas rimas, esas informaciones y unos dibujos muy salados, hemos confeccionado el primer “Libro libre”(*) de este curso, esperando que a éste le sucedan otros, desarrollando los más variopintos temas o partiendo de las más curiosas circunstancias.


(*) La expresión “Libros libres”, para este tipo de trabajos, se la inventó mi amigo Víctor J. Borroy

Me llamo SANTIAGO
y no sé lo que hago...

Mi madre me puso Santiago en homenaje a Santiago Apóstol. Aunque nací el 26 de julio y el Santo es el 25, ella pensó que le gustaría que me llamara Santiago.

Me llamo IVÁN
y soy un galán.

Me ha dicho mi madre:
- “Cuando estás embarazada llega el momento de elegir el nombre del niño o de la niña, si aún no sabes lo que llevas. Como nombre de niño había pensado en Héctor o en Elías, pero no estaba muy convencida; entonces escuché por la televisión el nombre de Iván y me gustó, en caso de que lo que esperaba fuera niño, claro”. Y así fue...

Me llamo ÁLEX CABRERA
y me gustan las carreras.

¿Por qué me llamo Álex? Porque es un nombre con carácter, que reúne muchas cualidades. Me han dicho mis padres que pensaron también en ponerme Carlos, Álvaro, Áxel, Santi, Miguel Jorge...

Soy YAIZA G. ESTUDILLO
y me gusta mucho el bolillo.

Mis padres me pusieron este nombre porque fueron de luna de miel a visitar un pueblecito llamado Yaiza, que se encuentra en la isla de Lanzarote, en el que había una virgen muy bonita y decidieron que si el primer hijo era una niña, le pondrían Yaiza. Mi nombre es de origen árabe y significa “flor blanca”.

Me llamo JESÚS
y me gusta mucho el “mus”.

Me llamaron Jesús porque mi padre y mi abuelo se llaman Jesús.

Me llamo LUPE PASCUAL
y no está nada mal.

Me llamé Yurai hasta los siete años en que vinieron mis padres a buscarme a México, que es donde nací. Un día me preguntaron si quería cambiar de nombre y dije que me gustaría llamarme Lupita.
Lupita es el diminutivo de Guadalupe y en México es la forma en que nos llaman a todas las que nos llamamos Guadalupe. Escogí este nombre porque me quería llamar igual que la virgen patrona de mi país. Y llevo este nombre de Guadalupe Yurai con mucho orgullo.


Soy GUILLEM ARNAU
y me gusta el “bacalau”.

Estos nombres les gustaban mucho a mis padres porque vienen de la Edad Media, época en la que nació la cultura catalana. En aquel tiempo había muchos Guillem y muchos Arnau, como Arnau de Vilanova. Guillem es un nombre de origen alemán que significa “el escudo protector” o “fuerza protectora”.

A SILVIA PLAZA MORÓN
le gusta mucho el rok and roll

A mi madre siempre le había gustado el nombre de Silvia y en vez de ponérselo a m is hermanas, me tocó a mí. En mi familia sólo estoy yo con este nombre y me gustaría que algún otro miembro de mi familia se llamara Silvia. También me hubiera gustado el nombre de Meri.

Yo soy PAULA SERVETO
y contigo no me meto.

La razón de por qué me llaman Paula es porque mis padres querían que fuese chico y llamarme Pablo. Como salí chica, en lugar de chico, me llamaron Paula que es el femenino de Pablo.

Me llamo NOELIA IBARZ
y me gusta mucho cantar.

Mis padres me pusieron Noelia porque a mi padre le gustaba mucho el cantante Nino Bravo y una de sus canciones, que decía precisamente: “Noelia, Noelia, Noelia...”

Me llamo ANDREA
y soy gallega.

Mis padres me llamaron Andrea porque mi abuela le iba a llamar Andrea a mi madre, pero al final le pusieron Marta. Mi madre se decidió por el nombre de Andrea porque a ella le hubiese gustado llamarse así.

Yo me llamo MAIKA
y no soy de Jamaica.

Mi abuela y mi madre se llaman Mª Carmen y para no ponerme también Mª Carmen, me pusieron Maika, que significa Mari Carmen, pero en vasco. En el registro pone Maika y no Mª Carmen.

Me llamo KAMILE
y me gustan los desfiles.

Me han llamado Kamile porque mi madre, cuando era joven, conocía a una señora que tenía una hija que se llamaba Kamile. La niña era muy guapa, muy morena, tenía el pelo muy rizado y tenía los ojos marrones. Mi madre cuidaba a esa niña; era su canguro.
Esa familia se fue a Estados Unidos y mi madre echaba de menos a esa niña, y cuando nací yo me puso el nombre de Kamile.

Me llamo ELENA
y me lavo la melena.

Mis padres hicieron una lista con los nombres que más les gustaban. Entre ellos estaban: Irene, Mónica, Lidia... A mi madre le gustaba Irene, pero mi hermana se empeñó tanto en que me llamara Elena que mis padres dejaron que fuese ella quien lo eligiera.

Yo me llamo SERGIO
y quiero montar un comercio.

Dudaban entre ponerme Javier o Sergio. Javier porque se llama así mi padre; Sergio le gustaba a mi madre. Se decidieron por éste porque es un nombre español muy común y fácil de pronunciar. Escogieron Sergio porque dejaron elegir a mi madre, ya que en el parto lo había pasado muy mal.

Me llamo TÍFFANY CAÑAS MOLINA
y me gustan mucho las mandarinas.

Cuando mi madre se quedó embarazada, mis padres pensaron en muchos nombres: Laia, Sara, Andrea..., pero cuando una amiga de mi madre supo que estaba embarazada, le dijo que Tiffany era un nombre de chica. Mis padres lo hablaron y les gustó mucho la idea.


Me llamo YOUNES
y no me gustan los lunes.

A mí me llaman Younes, pero casi me llaman Mohamed.


Soy ROBERTA
y acabo de entrar por la puerta

Más adelante, cuando mejore mi español, podré explicaros por qué me llamo así.

Yo me llamo PASCUAL
y canto bastante mal.

Me iban a poner Jonathan, pero mi abuelo me quería poner Pascual. Un día mi abuelo se murió y entonces me quedé de Pascual.


Me llamo MARIANO
y cuando saludo
siempre doy la mano.

En mi caso, la cuestión era mantener un nombre que se venía poniendo a un varón de cada generación. Como fui el primero de los hermanos, me tocó la china. El lío lo tenía mi madre. Al principio me llamaba Marianito, para diferenciar, pero de mayor, cuando llamaba: - “¡Mariano!”, solíamos contestar los dos: mi padre y yo, o preguntábamos antes de contestar: - “¿El padre o el hijo?”. Bueno, un follón, de cualquier manera...
04/10/2005 23:49 #. sin tema Hay 7 comentarios.


EL GUSTO ES NUESTRO

En la escuela, hay días que las cosas salen más redondas o más dulces o más apetitosas... Eso les ha pasado esta tarde a las clases de 4º A y 4º B del CEIP Miguel Servet de Fraga. Mercè Lloret y Mercè Arbonés son las tutoras de esas clases y Trini Lapeña la profesora de catalán. Entre las tres pensaron que podían unir el estudio de los sentidos, de los alimentos y de las próximas fiestas del Pilar con, entre otras varias, una propuesta especial. Les sugirieron a chicos y chicas la posibilidad de traer un plato elaborado en casa con ayuda de la madre, del padre, de la abuela... Hoy por la tarde, cada cual ha llegado con una sorpresa alimenticia, bajo papel de aluminio, o bajo una servilleta. Una vez en clase, cada chico y cada chica ha presentado lo que ha traído: ha explicado los ingredientes y el proceso de elaboración; las dificultades que presenta la realización, las ayudas recibidas; seguidamente ha enseñado a todos sus compañeros su aportación para que la vieran y la olieran y la ha depositado en una mesa con mantel. Como era tiempo de “conocimiento del medio” y éste, en nuestro colegio, se hace en catalán (en los ciclos primero y segundo) las explicaciones, la expresión oral en este caso se ha realizado en catalán.
Al final de las intervenciones, se mezclaban en la mesa la tortilla de patata con los frijoles mexicanos; el flan de galletas, con las tortitas y empanadillas guatemaltecas; la torta de limón con el tiramisú; la tortilla de jamón con la torta marroquí... Todo un universo de olores y colores que se ha completado con lo más esperado: un universo de sabores, cuando ordenadamente niños y niñas iban probando todos los platos cocinados. ¡Menuda merienda! Y aún les ha quedado para almorzar mañana. Muy destacable la animosa y decidida ayuda de las familias para conseguir una tarde tan diferente; una tarde de pedagogía gastronómica que tardarán en olvidar. Esto va dedicado para quienes piensan que la escuela es, por definición, una institución aburrida. En este caso, una Mercè, otra Mercè y una Trini han propuesto un camino para hacerla entretenida y compartida. Hoy, gustosamente, hago de corresponsal.
06/10/2005 23:50 #. sin tema No hay comentarios. Comentar.

JORNADAS DE BIBLIOTECAS ESCOLARES DE GALICIA

Se han celebrado en la ciudad de Santiago de Compostela, durante los días 7 y 8 de octubre y han reunido a más de 300 personas en cada una de las conferencias. Teniendo en cuenta que el día 8 de octubre era sábado y que los parques de Santiago estaban en un punto muy atractivo, pues comenzaba el llanto otoñal de hojas desprendidas, tuvo mérito que a las ocho de la tarde siguiesen allí encerradas todas aquellas personas escuchando propuestas y reflexiones sobre la biblioteca escolar.

Comencé el viaje en Fraga, a las 16 horas del día 7 de octubre y lo continué con incertidumbre, pues al llegar a Lérida, el tren que debía llevarme a Barcelona o la vía por la que debía circular habían tenido un contratiempo, así que otro pasajero y yo fuimos desplazados hasta Tarragona en un taxi, para allí coger el tren hasta la ciudad condal. Nada más llegar a la estación también había problemas con el tren que debía llevarme al aeropuerto, así que… Luego, el avión salió a la hora anunciada y ya el viaje se realizó sin más contratiempos. Llegué al hotel en el que me hospedaba en Santiago a las 00:30 del día 8 de octubre. Me encontré con Cristina Novoa (organizadora de las Jornadas), con Juan Mata y Andrea (que venían de Granada), con Antonio Tejero (de Extremadura), con José Antonio Camacho (de Castilla-La Mancha) y con Laura Andreu (de Madrid). Con estos dos últimos nos fuimos a pasear por la parte vieja de Santiago para charlar y tomar una cerveza. La Plaza del Obradoiro estaba sola y en penumbra (la última vez que había estado en aquel lugar era un 24 de julio por la noche de hace tres años y no se podía ni dar un paso por la ciudad).

La jornada del día 8 comenzó a las diez de la mañana y terminó pasadas las 20 horas, con la consiguiente parada para comer. A lo largo del día, diferentes ponentes: hombres y mujeres, contaron sus experiencias personales; pusieron en común sus reflexiones y puntos de vista y trataron de orientar a quienes habían acudido hasta aquel foro bibliotecario buscando ideas, buscando ánimos, buscando palabras cálidas que activaran esfuerzos, voluntades, proyectos… Admirable su actitud, su comportamiento y su presencia. No sé si en algún sitio los responsables políticos se percatan de esa fuerza que la voluntad personal pone a disposición de las ideas y del trabajo: maestras y maestros que desean mejorar sus conocimientos y su práctica educativa y que ponen a disposición de esa causa parte de su tiempo. Personalmente, la asistencia a esas Jornadas (después de la imposibilidad de estar en otras dos, celebradas en otros puntos a finales del pasado curso, debido a un problemilla cardiaco) supuso el reencuentro con la tensión de las exposiciones orales ante un público que merece que quienes tenemos el privilegio de acudir de ponentes ofrezcamos un discurso honesto, sorprendente e ingenioso, expresión de la inteligencia.
Compartir esa tarea con Juan Mata, con Antonio Tejero, con José A. Camacho, con Laura Andreu… fue un lujo para mí. Me vine con la sensación de haber aprendido mucho de todos ellos; no sólo de lo que dijeron sino también de lo que uno intuye o de lo que el otro transmite aún sin proponérselo. Cristina Novoa y todo su equipo de colaboradoras y colaboradores hicieron un excelente trabajo y también todas las personas que expusieron sus experiencias y que mostraron algo del mucho trabajo que hay detrás de la fundación y el sostenimiento de una biblioteca escolar en cualquier parte de este desmembrado país: Fernando Méndez, Agripina Aalfeirán, Dolores Mantiñán, Mercedes Rey, Concha Costas, Mario Pereira, Dolores Barreiro, Juana Vázquez, Carmen Loriga, Puerto Menéndez, Rosario Sánchez, Gabriel Sánchez, Margarida Sampaio…hablaron de todo ello en sus intervenciones.
Muy grato fue encontrarme y escuchar a Xavier P. Docampo y poder hablar con él y darnos un abrazo.
El sábado cenamos juntos unos cuantos de los nombrados y celebramos esa red que vamos tejiendo en estos encuentros. En mi caso, curiosamente, hace algo más de nueve años (primavera de 1996) que hice el primer viaje fuera de Aragón con este cometido. Fue precisamente a Galicia, a participar en las Segundas Jornadas de Bibliotecas Escolares que organizaba el Ayuntamiento de A Coruña. El tiempo pasa, sigue habiendo esfuerzos individuales y continúan la indiferencia y en algunas ocasiones la hostilidad hacia quienes quieren dedicar parte de su tiempo a abrir caminos al conocimiento, a familiarizar a chicos y chicas con la información, a fomentar la lectura, a acercar a las criaturas a las manifestaciones culturales… Esperemos que Jornadas como éstas modifiquen algunas conductas y algunas viejas tendencias. Yo, mientras tanto, continuaré instalado en ese pesimismo activo, que me permite ir tirando y celebraré cada encuentro y cada reencuentro, como debe ser, claro.
12/10/2005 23:09 #. sin tema Hay 1 comentario.

VIVIR SIN BIBLIOTECA ESCOLAR

Trabajo en un colegio que está en obras. En el edificio más antiguo, de los tres de que consta, se está cambiando la cubierta y todas las dependencias que hay debajo han quedado temporalmente inutilizadas. Todo ello está creando una situación de trabajo en precario y una merma de recursos que se lleva como se puede. Pero bueno, no es éste el espacio para reivindicar obras en vacaciones, mayor previsión para disminuir el impacto de las carencias temporales, otra forma de organizarnos, etc.
Llevo diecisiete años (va para dieciocho) impulsando la biblioteca escolar y alguno más pensando y trabajando para “fundarla”. Desde entonces no había vivido una interrupción de este tipo; un periodo (ya casi dos meses) de tiempo tan largo sin poder entrar en ella ni utilizar sus materiales, sus potencialidades. No es posible acceder a ninguno de los libros, ni coger unos cuantos en préstamos par desarrollar un tema; nos está vedada la posibilidad de trabajar con los atlas, con las revistas de divulgación,…; no tenemos conexión a internet ni podemos leer un CDrom… Ayer por la tarde, con el periódico en la mano, les hablaba a los chicos del mar de Aral y del intento de la ONU de regenerarlo y paliar, en parte, la catástrofe ecológica generada por su desecación parcial. Ahí quedó la cosa, ante la imposibilidad de utilizar atlas, enciclopedias u otras fuentes de información, para ampliar nuestros conocimientos o para satisfacer la curiosidad. Lo mismo pasó con el eclipse anular de sol o con los huracanes de este inicio de otoño o con el terremoto de Pakistán. La biblioteca escolar es para mí un recinto necesario donde encuentro los recursos adecuados para ofrecer a chicos y chicas otras vías de trabajo, nuevos puntos de vista, más información, etc. La echo mucho a faltar también como espacio para practicar la lectura en voz alta o de forma personal y silenciosa; para poder echar mano de libros de todo tipo para enseñar, leer, contar; para que cada cual recorra las estanterías mirando, cogiendo, hojeando, dejando o leyendo… Espero con impaciencia el momento en el que de nuevo, ese espacio mágico y crucial para acercarnos a muchos aprendizajes, vuelva a estar abierto y sea posible reanudar la actividad.
Mañana es miércoles y tampoco podremos juntarnos en la biblioteca escolar con las madres cuentacuentos para leer libros que luego serán interpretados ante todos los niños y niñas del colegio. Una pequeña tragedia para mí, sin duda, eso de vivir sin biblioteca escolar…
18/10/2005 20:13 #. sin tema Hay 4 comentarios.

DANIEL NOS HA LEÍDO POEMAS

Daniel González estaba el pasado curso en el sexto de primaria del que yo era tutor. Ahora está en el instituto cursando 1º de la ESO. Creo que contribuí bastante a que Daniel se interesase por la lectura, por los libros, por la poesía (dice de ésta que es una ventana nueva por la que mirar)…; que mantenga un buen nivel de curiosidad. Hoy por la tarde, a las cuatro, ha subido a la clase con una bolsa que contenía tres libros: uno de greguerías de Gómez de la Serna; un segundo volumen con las “Obras completas” de Pablo Neruda y un tercer libro con poemas de Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca y Rafael Alberti. Entre 4 y 5 de la tarde hemos estado hablando de lecturas, de la poesía, de los autores citados. Daniel ha leído algunos poemas con esa voz que quiere sobreponerse a un timbre aún adolescente y ha respondido a las preguntas de los chicos y chicas de 5º.
  No sé qué opinarán mañana ellos y ellas, pero han estado muy atentos y también han leído algunos poemas, algunos textos en voz alta para completar la tarde. La poesía es una buena manera de celebrar el otoño, tan abundante en metáforas lectoras: hojas tiene el libro, hojas los árboles; el otoño puede leerse en las tonalidades de las copas de los árboles; las tempranas tardes de esta estación invitan a refugiarse al lado de una fuente de calor con un libro entre las manos…
  Esta tarde, en clase, hemos celebrado esta pequeña fiesta de la lectura y hemos visto ojos abiertos y miradas sorprendidas.
  Le hemos regalado a Daniel un libro que seguro le va a gustar, a pesar de que no cuenta una historia amable. Se titula “Tiempo de palabras en voz baja”. Todos hemos firmado la dedicatoria, que venía a decir: “Para que nunca te falte la compañía de un buen libro”. También le han querido regalar “El libro de los nombres”, que hemos elaborado colectivamente. Le hemos dado las gracias y es probable que lo volvamos a invitar más veces a lo largo del curso.

27/10/2005 23:44 #. sin tema Hay 4 comentarios.


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