Se muestran los artículos pertenecientes a Noviembre de 2013.
Hoy sábado, 2 de noviembre (cuando escribo este post), encuentro dos artículos de prensa, en dos periódicos diferentes, que leo con atención. Entre uno y otro se nos recuerda que en este año 2013, se cumple el centenario del nacimiento del escritor Albert Camus y del fotógrafo Robert Capa. Dos personalidades que pasaron por este mundo dejando una honda e imperecedera huella.
1.- Las dos páginas centrales del suplemento Babelia (El País) de este sábado están dedicadas a Camus. El artículo lo firma Miguel Mora y lo construye con ayuda de Jean Camus (el hijo del escritor, que tenía 15 años cuando murió su padre) y de Alain Grenier (hijo de uno de los maestros de Camus –el filósofo y escritor, Jean Grenier-).
Albert Camus había nacido el 7 de noviembre de 1913 en Mondovi. Su padre había muerto en la Primera Guerra Mundial. Su madre, nacida en Mahón le enseñó castellano y catalán y, aunque semianalfabeta y algo sorda, fue quien se encargó de su educación. “Ante mi madre siento que pertenezco a un noble linaje: el que no envidia nada”, diría Camus. Su infancia y adolescencia en Argel, la figura de su brava madre española y su profesor de secundaria, Jean Grenier, marcaron profundamente la sensibilidad literaria y humanista de Camus.
En 1957, al recibir el Premio Nobel de Literatura, dijo: “Cada generación, sin duda, se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe, sin embargo, que no lo rehará. Pero su tarea quizá sea aún más grande. Consiste en impedir que el mundo se deshaga. Heredera de una historia corrompida, en la que se mezclan las revoluciones frustradas, las técnicas enloquecidas, los dioses muertos y las ideologías extenuadas; cuando poderes mediocres pueden destruirlo todo, pero ya no saben convencer; cuando la inteligencia se ha rebajado hasta convertirse en criada del odio y la opresión, esta generación ha tenido en sí misma y alrededor de sí misma, que restaurar, a partir de sus negaciones, un poco de lo que hace digno el vivir y el morir”.
Leemos esa cita y parece que estemos hablando de la actualidad. Esa es, tal vez, una de las mayores grandezas de Albert Camus: su pensamiento sigue siendo actual.
En ese discurso, pronunciado al recoger el Premio, recordó de manera agradecida y emotiva a sus dos maestros: los que convencieron a su madre para que no dejara y continuara sus estudios, Louis Germain y Jean Grenier.
El día de su muerte, Camus tenía 47 años; el conductor del coche, el editor de la Pléiade –Michel Gallimard- murió cinco días después. En la maleta que Camus llevaba, había 144 páginas de un manuscrito inacabado, El primer hombre, de fuerte contenido autobiográfico y gran belleza literaria. El libro que se publicaría por decisión de su albacea –su hija, Catherine Camus en 1994- pondría a cada uno en su sitio y demostraría que Camus nunca fue un burgués (como alguno de sus enemigos trató de acusarle), ni un comunista, ni un filósofo, sino un hombre rebelde, un narrador de mundos y un enamorado de la libertad. Lo enterraron en Lourmarin, un pueblecito de la Provenza. Su lápida es la más sencilla del cementerio.
En ese libro al que hemos hecho referencia, se publican al final del mismo dos cartas. La primera se la escribe Albert Camus a su maestro y lo hace pocos días después de recibir la noticia de haber sido galardonado con Nobel de Literatura. La segunda es la respuesta del maestro, de Louis Germain. Copiamos aquí la primera:
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19 de noviembre de 1957
Querido señor Germain:
Esperé a que se apagara un poco el ruido que me ha rodeado estos días antes de hablarle de todo corazón. He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado ni pedido. Pero cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, sin la mano afectuosa que tendió al niño pobre que era yo, sin su enseñanza y su ejemplo, no hubiese sucedido nada de todo esto. No es que dé demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y de corroborarle que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso en ello continúan siempre vivos en uno de sus pequeños escolares, que, pese a los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido.
Lo abrazo con todas mis fuerzas. Albert Camus.
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2.- En la página de Cultura del Heraldo de Aragón de este primer sábado de noviembre, el periodista Antón Castro, se hace eco del Centenario del nacimiento de Endre Friedman; sin duda el reportero de guerra más famoso, que acabaría llamándose (y así es conocido en el mundo) Robert Capa.
“Nació en Budapest el 22 de octubre de 2013, en el seno de una familia acomodada. Su madre era diseñadora de modas y su padre era sastre. Siendo muy joven conoció a una hermosa y joven fotógrafa, Eva Besnyö (1901-2003). Endre seguiría sus pasos y poco después aparecería en su vida otro personaje decisivo, Lajos Kassát. La fotografía le impregnó por completo y su tendencia a la rebeldía frente al régimen fascista de su país le llevaría a marcharse de Hungría: recaló en Alemania y acabaría huyendo del nazismo, hasta que definitivamente se instaló en París“. Escribe Antón Castro en el artículo referido.
Pronto apareció en su vida una joven de origen alemán, Gerta Pohorylle (1910-1937): una mujer libre en el más amplio sentido de la palabra. Su influencia fue decisiva para “alumbrar la personalidad de un fotógrafo coronado de éxito”. A Gerda Taro (que así acabó llamándose ella) se le atribuye el siguiente razonamiento: “Creamos la ficción de un fotógrafo norteamericano llamado Robert Capa, presuntamente exitoso en su país, con el fin de atraer la atención sobre sus fotos. Decimos que hemos descubierto sus trabajos, de gran calidad, y los ofrecemos tres veces más caros que el precio del mercado”. Una estrategia que, según Castro: “también define a Capa, que será vividor, ambicioso, mujeriego, partidario del juego, del alcohol y un fabulador que roza la impostura”.
Capa labró su fama en la Guerra Civil española: en Cerro Muriano realizó una de sus fotos más emblemáticas y controvertidas: la de un miliciano cayendo por un disparo enemigo. Captó las estremecedoras imágenes de la Batalla de Teruel (diciembre 1937 – febrero 1938). Acudió también a la Batalla del Ebro. De ese tiempo son las fotos que tomó en Fraga o cerca de la ciudad y que pudieron verse en la exposición que se celebró en el MNAC de Barcelona, entre julio y septiembre de 2009.
Cuando estalló la Guerra Civil, Robert y Gerda vinieron a España (llegaron a Barcelona el 5 de agosto de 1936) y estuvieron juntos intermitentemente. El día 26 de julio de 1937, Gerda murió en Brunete, arrollada por una tanqueta. Capa escribió en su autobiografía: “La dejé en peligro. Nunca hubiera muerto si yo hubiera estado allí”.
Tras la Guerra Civil española vino la Segunda Guerra Mundial y Capa estuvo en Italia, en Londes y en el día D en el Desembarco de Normandía. En 1947 fundó con otros fotógrafos (Cartier-Bresson, Rodger, Vandiver y David Seymour) la legendaria Agencia Mágnum.
El 25 de mayo de 1954, mientras acompañaba al ejército francés en Indochina, pisó una mina antipersona y murió.
Dos personalidades con orígenes sociales bien distintos, nacidos el mismo año, con 15 días de diferencia, a miles de kilómetros de distancia, que vivieron intensamente la vida y que, en los dos casos aquélla se truncó de manera violenta e inesperada. Los dos han dejado un legado para la historia y los dos han coincidido (involuntariamente, creo) en asomarse a la prensa este primer sábado de noviembre; con el otoño refulgente y tendido, bajando de las copas de los árboles.
1. Noviembre (28 fotos)
Fuimos a buscar el amarillo, pero encontramos otros colores y otras formas; en algunos casos, sin pensar. Algunos, fueron descubrimientos inesperados. Estas fotos son un pequeño puzzle de lo dicho. Que tengáis buena semana, la que empieza mañana... Fotos de Figols de Tremp, Graus, Aínsa y Labuerda. (3 de noviembre de 2013)
2. Una carta de agradecimiento
Mañana, 7 de noviembre, Albert Camus hubiera cumplido 100 años. Quiero recordarlo con la carta que le escribió a su maestro de la infancia (Louis Germain), pocos días después de recibir la noticia de haber sido galardonado con el Premio Nobel de Literatura. Un gesto de agradecimiento profundo, realizado a través de una carta manuscrita. (6 de noviembre de 2013)
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19 de noviembre de 1957
Querido señor Germain:
Esperé a que se apagara un poco el ruido que me ha rodeado estos días antes de hablarle de todo corazón. He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado ni pedido. Pero cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, sin la mano afectuosa que tendió al niño pobre que era yo, sin su enseñanza y su ejemplo, no hubiese sucedido nada de todo esto. No es que dé demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y de corroborarle que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso en ello continúan siempre vivos en uno de sus pequeños escolares, que, pese a los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido.
Lo abrazo con todas mis fuerzas. Albert Camus.
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3. La luz de la morera en otoño
Redundancia... Si la morera es una fuente de luz otoñal que ilumina y cautiva, ¿para qué quiere una farola a cada lado? Buenas tardes de noviembre.
El 25 de noviembre de 1939, Albert Camus escribió un artículo que fue censurado y no se publicó nunca. Era un alegato a favor de la libertad de prensa. Finalmente, fue en marzo de 2012 cuando se pudo publicar, tras ser hallado por una periodista en los Archivos Nacionales de Ultramar, en Francia.
“Frente a la creciente marea de la estupidez, es necesario también oponer alguna desobediencia. Todas las presiones del mundo no harán que un espíritu un poco limpio acepte ser deshonesto”, escribía Camus.
Leer esta reflexión y mirar la prensa, la radio y la tv que tenemos (ocultista y manipuladora, en muchos casos) y conocer la interminable lista de sinvergüenzas y deshonestos que pueblan este país, nos produce enorme intranquilidad y un profundo malestar. Como dice mi amigo Ángel, tengan cuidado ahí fuera, porque están ellos. (7 de noviembre de 2013)
4. Otoño fotografiado
Hoy quería salir un rato a ver si el otoño se ponía a tiro en algún parque o en las orillas del Cinca, pero el día ha estado desapacible y se me han desactivado las ganas. De modo que voy a echar mano de una de las muchas fotos que hice el pasado otoño para que os acompañe en estas últimas horas de esta tarde de noviembre:
“Las hojas caen, vienen los recuerdos, las tardes se acortan, ladran los perros. El diario sigue, hablando de muertos; hay una tristeza y un gran desaliento”. (10 de noviembre de 2013)
5. Recibo una postal
Hoy por la tarde, al llegar a casa después de la jornada laboral, he recogido en el buzón una postal de la Patagonia argentina, donde se pueden observar fotografías de orcas, elefantes marinos, ballena franca austral, delfín común, lobos marinos y pingüinos de Magallanes.
Me la envían conjuntamente Anny, Luc, SilviaLuz y Osvaldo, desde Puerto Madryn. ¡Con qué alegría se reciben estas cosas! Dos parejas: una de belgas y otra de argentinos, que se conocieron a través de El Gurrión y de facebook (y que ya se han encontrado en carne mortal, en otras ocasiones)...
Le doy la vuelta a la postal y leo: “¡La reunión de los gurriones argentinos y belgas. Un evento especial!”
Por cierto, El Gurrión número 133 se está cocinando en la imprenta y en dicho número hay textos de Anny, Luc y SilviaLuz; ya solo queda por animar a Osvaldo. Un abrazo para todos ellos y muchas gracias por este bonito regalo, que viene adornado con tres sellos de: Ushuaia (Tierra del Fuego); Mina Clavero (Córdoba) y P.P. Aconcangua (Mendoza). (11 de noviembre de 2013)
6. Naturaleza e historia: Visita a la Laguna de Sariñena y a la casa natal de Miguel Servet en Villanueva de Sijena
El pasado día 13 viajamos hasta la comarca de los Monegros desde la del Bajo Cinca. Queríamos visitar dos centros culturales muy diferentes: por un lado, queríamos una lección de naturaleza y por eso decidimos visitar la Laguna de Sariñena y por otra parte íbamos a acercarnos un poco a la historia conociendo el tiempo en el que vivió y la vida del sabio aragonés, Miguel Servet, que da nombre a nuestro colegio; visitamos, para ello, su casa natal en Villanueva de Sijena. Formábamos la expedición 32 personas: 29 chicos y chicas de 5º de Primaria y tres profesores.
En la Laguna nos recibió y atendió, el biólogo Ramiro. Dentro del centro de visitantes o centro de interpretación, fue contando a los chicos algunas curiosidades de la formación del humedal (curiosamente, en sus inicios era una laguna de agua salada y ahora es de agua dulce) y repasó las especies que lo pueblan o que merodean y viven conectadas al mismo: invertebrados y vertebrados; éstos con representación de ejemplares de los cinco grandes grupos: peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos. Por este orden, les dio una clase muy sugerente de evolución de las especies. Les proyectó un amplio catálogo de diapositivas con imágenes representativas de todos esos grupos. Finalmente, subimos al autocar para acercarnos a la caseta de observación, a orillas de la laguna. Allí les mostró colmillos de jabalí, un panal de avispas, una cabeza y pico de buitre, insectos palo, huevos de diferentes especies: avestruz, pájaro moscón y tortuga... y pudimos mirar a través de las ventanas de la caseta una vista distinta de la laguna, aunque las aves –con buen criterio para su supervivencia- volaron hasta las zonas opuestas a nuestra ubicación, “por si los chicos” (o “por si las moscas”)...
Después de comer a la salida de la población, en el recinto de la ermita de Santiago, continuamos viaje hasta Villanueva de Sijena. Nos acercamos a la casa natal de Miguel Servet, donde Gemma nos recibió y atendió con mucha amabilidad. Nos mostró el patio empedrado, el pozo-nevera, el lagar donde se pisaban las uvas y los depósitos de grano, las bodegas... Vimos una casa grande, como correspondía a una familia que tenía ingresos económicos notables, ya que el padre de Servet era notario.
En el primer piso nos sentamos en el suelo y la guía fue explicando aspectos de la vida del sabio aragonés: sus estudios, sus trabajos y descubrimientos, los libros que escribió y los problemas que tuvo por defender unas ideas que chocaban con las que tenían otros... En tiempos de intolerancia, quien tenía más fuerza solía tratar de acallar a quien discrepara y, de ese modo, Servet fue detenido, acusado y condenado en Ginebra (Suiza). Detrás de todo ello estaba su gran enemigo Juan Calvino, reformador religioso que no participaba de las ideas de Servet. Miguel fue quemado en la hoguera el 27 de octubre de 1553, hace justamente 460 años. Gemma respondió a las numerosas preguntas que le hicieron chicos y chicas y abandonamos Villanueva tras hacernos varias fotos delante de la fachada de la casa natal y junto al monumento erigido en la plaza, en su memoria. Pasamos una jornada completa e interesante.
Por eso, finalmente, acabamos quedándonos en casa; ocupados en la labores más variadas: unas tienen que ver con asuntos de subsistencia: hay que ir a comprar algunos víveres, preparar comidas, poner lavadoras, etc. y luego, el resto, entran en la parcela de los hobbys o de las cosas que uno hace sin límite de tiempo y, generalmente con mucho gusto y placer: leer (en las más diversas opciones); pasear y hacer fotos (a veces); resolver crucigramas o sudokus; curiosear en facebook; escribir cartas; publicar nuevos post en los blogs que uno administra; ordenar fotos o marcapáginas o ropa en los armarios..., je, je. Por daros una pista.
Esta semana que termina hoy, no ha sido fácil. Cierto que ninguna lo es. Esta profesión nuestra se ha enmarañado notablemente en los últimos años. No es este ni el momento ni el lugar para profundizar en ese asunto, pero lo cito porque a la complejidad que tiene de por sí, se han ido añadiendo factores que han aumentado el grado de dificultad. Imaginen a un médico que tiene que estar en una misma habitación con veinte pacientes, todo el día y, además, con varios de ellos que no piensan curarse ni hacer caso de sus consejos y algunos familiares en la puerta exigiendo resultados o quejándose con frecuencia...
El viernes, salimos del colegio y nos dirigimos a la imprenta a recoger un nuevo número de la revista El Gurrión. Esta mañana lo anotaba en facebook (mañana, serán 133 vuelos. Ayer pasé la tarde “enjaulando gurriones” de suscriptoras y suscriptores.)
Como he dicho ya en otras ocasiones, “paso mi tiempo entre gurriones” (no “entre costuras”, como lo pasan otras, parodiando el título de una novela y serie de televisión). Lo cierto es que el tiempo pasa rápido y que esta tarea de coordinar –voluntariamente, por supuesto- una revista se me ha adherido de una manera al cuerpo que no puedo despegarme de ella. Para que se hagan una idea: ahora mismo, en un rincón de nuestra casa están las cajas llenas de “pajaricos impresos” para que mañana se los lleve el recadero y comience la distribución y ayer ya recibí el cuarto artículo para el número 134 que saldrá en febrero. Me escribía Miguel Ángel Buil, colaborador preclaro e intermitente de El Gurrión y me adjuntaba un artículo inteligente y curioso en el que, aprovechando un viaje a Portugal, hacía una comparación entre la comarca de Sobrarbe y la portuguesa de Tras Os Montes. Yo recibo estos envíos con enorme alegría porque significa que, para algunas personas, no solo es importante recibir la revista, sino también escribir en ella y ese es un grado superior de implicación... El mismo día, recibía también la feliz comunicación de otro suscriptor, que todavía no ha debutado en este territorio; se trata de José Luis Capilla, maestro ejemplar, inteligente y comprometido con su profesión y con la sociedad, a quien he invitado reiteradamente... Parece que ya está listo para colaborar de manera continuada... ¿Yo?, encantado de la vida.
Vuelvo al viernes, porque habíamos quedado con Marta Chiné Labrador, antigua alumna de Mercè, primero y mía después. Más de dos horas de conversación imparable, recordando otros tiempos, pero viendo y explicando la evolución personal que la ha llevado a posturas inconformistas y alternativas en muchos casos; calibrando el peaje que hay que pagar por tener criterio y personalidad y no caer ni transitar los caminos trillados, jalonados de convenciones que no te dejan desarrollarte en condiciones. Hubo tiempo para recordar actividades, consejos, frases que la Marta-alumna recuerda con precisión, pero que nosotros ya hemos olvidado. Y, desde luego, nos echamos unas risas necesarias que mitigaron ese cansancio creciente del que hablaba al principio. Fue un tiempo hermoso de charla, reflexión y de compartir recuerdos. Y, curiosamente, cuando regresábamos con Marta nos encontramos con otro “ex”: Guillem San Martín, quien nos comentó que está estudiando magisterio en Lleida (hacía ahora un tiempo que no nos veíamos); me prometió que me escribiría un extenso e-mail contándomelo todo... Y lo he recibido hace unos minutos.
El sábado por la tarde, me acerqué al Segoñé. Me gusta, cada cierto tiempo, hacer una selección de las fotos digitales (yo creo que hago muchas; no sé si demasiadas...) y pasarlas a papel, para guardarlas en un álbum de los de toda la vida y poder verlas con tranquilidad, sin encender el ordenador. Además, en esta ocasión quería hacer copias de unas cuantas de las que les hice a los chicos en la salida que realizamos a Sariñena y Villanueva de Sijena la pasada semana. Siempre me he ocupado de este asunto que, con el paso del tiempo, cada uno valora un poco más. Me gusta que, cuando me encuentro a algunos chicos y chicas ya mayores y podemos charlar un rato, me digan que guardan los materiales que construimos juntos y las fotos que les pasé de algunos momentos memorables... El lunes repartiremos las fotos que recogí el sábado. Por cierto, pronto hará dos años que falleció Enric, el fotógrafo que fundó la tienda a la que acudo y que siguen regentando María Jesús (su viuda) y María, su hija, de quien también fuimos tutores Mercè y yo. Enric suele estar presente en las conversaciones, cada vez que acudo a la tienda. Era una buena persona y un gran fotógrafo. Una de las copias fotográficas que fui a hacer, era de mi abuelo materno. Su foto ha estado colgada en una habitación de Escanilla años y años y fue este verano, hablando con mi madre, cuando me desveló que la foto era de su padre (que falleció cuando ella tenía meses). Hice ayer copias para ella y mis hermanos y ya se las he enviado por correo postal.
Como ya había impreso las etiquetas, fue esto lo primero que coloqué en cada sobre. Posteriormente, con la tinta que compré por la mañana para poder estampar los cuños, puse en cada sobre lo de “Publicación periódica” y el cuño de “Revista El Gurrión – Labuerda” y ya fui embolsando o “enjaulando” que viene a ser lo mismo. Esta tarde, he cerrado los tres paquetes que mandaré mañana y me quedará otro paquete grande con las revistas destinadas a los intercambios y a los amigos y amigas a quienes les envío la revista.
Y por la noche, recibo algo inesperado desde Burgos. Me llama por teléfono Raúl Vacas; se pone luego Blanca Sanz y finalmente Chema Tejadas. Nos saludamos con mucho afecto, intercambiamos palabras y risas. Han estado organizando y participando en la Jornadas Provinciales de Bibliotecas Escolares y Lectura (creo que las quintas). Estuve con ellos en las Terceras, celebradas en septiembre de 2009 y tengo un recuerdo imborrable de su compañía, de su conversación, de lo que vivimos en un par de días. Tampoco he olvidado el frío que hacía, especialmente en la estación del AVE, como otras, construida “a tomar por culo”, allá en medio del páramo. Anoche también hacía un frío endiablado. Algo dejé escrito en mi blog, de aquella aventura:
http://gurrion.blogia.com/2009/092801-de-pamplona-a-burgos-pasando-por-castejon-de-sos.php
Los sábados y domingos son los días en los que más trozo de periódico leo/leemos. Guardo, con un enorme desorden, todos los suplementos Babelia. Es raro que no encuentre un artículo que me interesa o la referencia a un libro que acabaré comprando, en cada ejemplar (otra cosa es que encuentre el ejemplar en el que aparece, al cabo de poco tiempo, je, je). Esta semana, sin ir más lejos, fotocopié y repartí a mis compañeras de Seminario de Biblioteca y LIJ el artículo “Templos o almacenes” de Daniel Innenarity, publicado en el Babelia del pasado 9 de este mes de noviembre que habla de los retos de las bibliotecas del futuro. En el de este sábado, recomiendo el artículo a dos páginas “La nueva era de las librerías”, de Virginia Collera. Y en todos los números escribe Antonio Muñoz Molina. Me gustó “Una claridad inaceptable”, hablando de Camus, en el número correspondiente al 16 de noviembre o “Mundos botánicos” de este sábado pasado.
“Las islas del fin del mundo que no visitaremos” es un artículo muy curioso, escrito por Eduardo Lago, aparecido en El País Semanal de hoy...
Los blogs hay que alimentarlos, ya se sabe. Ayer escribí un post recordando a Roald Dahl, escritor inglés que murió un 23 de noviembre de hace 23 años, precisamente. Todos los años les presento a mis alumnos obras de este escritor que abrió la LIJ hacia terrenos nuevos, en los que criticaba duramente a los adultos: Matilda, Charlie y la fábrica de chocolate, Las brujas, El dedo mágico, El gigante bonachón... En muchas ocasiones, los argumentos que desarrolla Dahl son continuación o están inspirados en acontecimientos que vivió en carne propia.
Esta semana han terminado algunos grupos de sexto el trabajo que les sugerí hace ya unos días. El proyecto consistía en realizar una ilustración de tamaño DINA-3 en cartulina y escribir o copiar el texto de un libro o poema, dividido en ocho partes... Finalmente, aquella cartulina inicial, ilustrada, se convertía en ocho postales, listas para ser enviadas a otras clases, con fragmentos de texto detrás... Hace un rato, he publicado la explicación de todo ello en http://servetbiblio.blogspot.com
En facebook, lo más divertido ha sido la proliferación de jirafas, como fotos de perfil, por haber fallado un acertijo. Hoy se cumplía ya la “pena” y hemos podido volver a elegir fotos más convencionales, de nuevo.
Y, para terminar este post, dos noticias luctuosas que te dejan por los suelos. Pascual Nasarre era maestro. Había nacido en Salas; trabajaba en un instituto de Barbastro... Le faltaban dos años para jubilarse. Estuvo en Barcelona, en los inicios y allí nos encontrábamos para jugar al fútbol, con otra gente aragonesa. Era un hombre comprometido con su profesión y dispuesto siempre a asumir proyectos de innovación... Un infarto lo mató este mes de noviembre. Mi escaso uso del móvil hizo que no leyera el mensaje que me envió José Mari Salas –un amigo común-, hasta más de una semana después y me enterase tarde del suceso.
Hace unas fechas estuve en Madrid, con mi amigo Kepa Osoro. Pasamos unos días muy agradables, cómplices de una seminario de formación, en el que los asistentes quedaron contentos, si leemos lo que han escrito sobre la actividad. Cenando, uno de los días, me explicó que su hijo David estaba en Perú llevando un asunto de informatización y organización de bibliotecas rurales... Esta semana, David –28 años- murió en un accidente... Imagino a Kepa absolutamente desolado... Desde la distancia me siento invadido de un dolor hondo que no se me va, cada vez que pienso en ello y en ellos. Imagino que nada puede superar a la pérdida de un hijo o de una hija y que la vida, a veces, nos pone a prueba de la forma más cruel y despiadada. Nadie debería morirse a una edad en la que toda la vida te queda aún por delante...
Mañana comienza una nueva semana. Esperemos que el destino nos permita vivir sin sobresaltos.
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