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EL ENCÉPALO
Me acuerdo –y no sé por qué ahora- de alguna clase de ciencias en la que veíamos con los zagales un esquema (un corte) del encéfalo y diferenciábamos el cerebro, el cerebelo y el bulbo raquídeo... Y yo les decía que algunas personas es posible que en lugar de encéfalo tuvieran un encépalo y que, en ese caso, es posible que el portador del mismo pudiera decir, muy ufano: CELEBRO tener en mi ENCÉPALO un CEREBOLO junto a un BULBO RAQUÍTICO... Creo que ayer, al margen del “y tú más”, por ambas partes y en distinto grado, hubo protagonistas con encépalo, lo que no augura nada bueno. Ojalá me equivoque. Salud y alegría.
(2 de octubre de 2017)
.. Reflexión intrascendente, tal como veo a la gente...
No sé. Casi nada de lo que veo acaba de gustarme. Percibo tanta visceralidad que veo muy difícil, por no decir, imposible de momento, restablecer un diálogo que rebaje la tensión; una tensión “in crescendo” que puede conducir a nuevos e indeseables escenarios... Ahora mismo, hay muchos más pirómanos que bomberos, por lo que los incendios parecen asegurados... No se vislumbran líderes con autoridad moral que puedan mediar y apaciguar... Se ve que la tensión les va bien a todos para justificar unos actos u otros. Creo que cuando la emoción supera a la razón, podemos darnos por jodidos. Si a eso le añadimos una perversión manifiesta en el significado de las palabras, el panorama es desolador. Allá cada cual con su alegría, pero con fronteras o sin ellas, este no parece el mejor camino para redefinir el futuro. En un conflicto político nunca tiene una parte toda la razón; aquí cada cual tiene la suya y este empecinamiento nos llevará seguramente al desastre, si es que no estamos ya instalados en él... ¡Y qué factura económica vamos a pagar por todo este despliegue, detraída de tantas otras necesidades básicas y pacíficas! El día que se apaguen los focos y se recupere el silencio, es posible que comiencen las decepciones... Y ya veremos cómo sigue esta larga, larga travesía... Mucha pena y mucha tristeza que se haya llegado a esta situación límite...
Creo que una reunión de sabios debería redefinir algunas palabras que sobrevuelan estos días por el paisaje de la incertidumbre, para crear un diccionario del entendimiento. Hoy muchas de esas palabras se están empleando con significados inadecuados y como armas arrojadizas y esa no es su función:
Acoso - adecuado – antisistema – balcanización - banderas - catalán – ciudadanía – civismo - constitución – constitucional - contención – decidir – democracia – derechos - desconexión – diálogo – ellos - escrache - español – estado de derecho – fascista – firmeza – fractura social - frustración - fuerzas de seguridad – gobernante - hijodeputa - huelga - iluminado - independencia - insulto – inteligencia - justicia - legalidad - legitimidad – ley – manifestación - mediación - medios de comunicación - mesura – nacionalismo – nosotros - odio - pacto – políticos - proporcionalidad – pueblo - radical – radicalismo - referéndum – revolución – sociedad civil - urna – victimismo - violencia – voto - xenofobia - yugoslavia...
Propongo éstas para empezar, pero podéis ir añadiendo las que queráis...
(3 de octubre
Sobre el tema que nos ocupa estos días..., ¿qué preferís?
Si lo que preferís es construir muros, ahí tenéis uno. Os lo ofrezco gratis para que toméis medidas o toméis nota. Es muy sólido. Si embestís contra él, está garantizado que se abrirán vuestras duras cabezotas de descerebrados y a todos los que conduzcáis en esa dirección, les pasará lo mismo: se golpearán con el muro y sus cabezas irán perdiendo masa cerebral (contenido que se supone que debe rellenar ese voluminoso apéndice que tenéis/tienen encima del cuello), porque, ahora mismo, vuestras palabras y vuestros actos, son un muro infranqueable para miles de personas, que no se merecen tanta cerrazón, tanta mediocridad y tanta chulería. Hay muros que permiten la apertura de alguna puerta, pero eso solo puede pasar cuando hay grietas y éste que habéis construido no las tiene, porque no dejáis que nada ni nadie las abra…
Hay, en cambio, otras imágenes que augurarían un tiempo distinto en el que, expuesta cada postura, una negociación civilizada podría poner sobre la mesa las obligaciones, las aspiraciones, los sueños, los compromisos, las leyes por las que regirnos, el futuro… y ¡ni una bandera! ¡Ni un himno! Los palos de las banderas y la letra de los himnos no suelen ser símbolos de concordia. Las banderas jamás han servido para unir a los pueblos ni a las gentes, sino para delimitar el territorio al que unos pertenecen y otros no… Ese sería un escenario con horizontes esperanzadores, en el que la luz de la inteligencia y la razón diluirían la oscuridad y podrían abrirse nuevos caminos al entendimiento, al diálogo, sin violencia… Está bastante claro que no hemos aprendido gran cosa de los conflictos que nos han precedido y eso nos condena a seguir repitiendo los mismos errores que solo nos van a traer dolor y fracturas; heridas que tardarán en cicatrizar y que deberían tener el tratamiento de consecuencias indeseables. Parece mentira que, a estas alturas no haya una gran mesa o varias más pequeñas, rodeadas de sillas y personas sentadas mirándose a los ojos y hablando con inteligencia y respeto.
La ausencia de todo ello es un fracaso colectivo.
(Las imágenes que ilustran este texto son un impenetrable muro de piedra y una línea de horizonte con un sol que lo ilumina)
5 de octubre de 2017
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