Se muestran los artículos pertenecientes a Octubre de 2007.
Me refiero a la que termina hoy, domingo. El lunes, día 1 de octubre, comenzó la apertura de la biblioteca diariamente, de doce a trece horas (horario extraescolar). Se ocuparán de ello un equipo de diez niños y niñas de una clase de sexto de Primaria (en turnos de dos cada día de la semana), que cumplirán ese cometido voluntario hasta finales de enero. Entonces serán relevados por otro equipo, de otros diez niños y niñas, del otro sexto que permanecerán desarrollando esa aportación voluntaria al funcionamiento del colegio hasta finales del mes de mayo. En ese tiempo realizan los préstamos de manera manual y recogen las devoluciones; luego, se supone que ordenan las estanterías y que esa presencia repetida en la biblioteca, puede que mejore su relación individual con los libros. También se les encarga que procuren cierto silencio y sosiego entre sus compañeros para que la estancia sea respetuosa, algo silenciosa y permita la concentración en el trabajo o en la lectura.
El martes, día 2, la biblioteca se abrió a la hora del recreo (y así todos los martes y jueves del curso), bajo la mirada atenta de una maestra del Seminario de BLI. Hay chicas y chicos que acuden al colegio en autobús y no pueden quedarse a tomar libros prestados ni a consultar o buscar una información a las doce del mediodía. Esta apertura en el recreo les abre esa posibilidad, además de ofrecer un espacio “civilizado” como alternativa al desgaste físico y el ejercicio violento que algunos practican en el patio a la hora del recreo (sobre todo, ahora que imitan los golpes violentos que la TV les muestra con el tema de la lucha libre).
El miércoles, día 3, por la tarde, de tres a cinco, tuvimos la reunión anual con las madres que quieren acercarse a la biblioteca como colaboradoras directas de sus actividades. Fue muy gratificante encontrar caras nuevas que han decidido participar y reencontrarse con quienes ya llevan años aportando su imaginación y su esfuerzo. Pudimos compartir charla muy animada con doce madres y anotar el nombre de otras seis que no pudieron acudir esa tarde, pero que enviaron recado para que contáramos con ellas. De momento, dieciocho madres, ¡un lujo! El próximo miércoles lectivo (17 de octubre) quedaron ya en comenzar regularmente las reuniones y el trabajo; este año, sobre monstruos, ogros, cíclopes, gigantes de toda condición...
El lunes, día 1; el miércoles, día 3 y el viernes, día 5 he comenzado una nueva actividad con las cuatro clases del tercer ciclo. Durante todo el curso, voy a dar una hora semanal de biblioteca a cada una de estas clases. Será un tiempo para que cada día que acudamos hasta ese recinto, yo les lea en voz alta poesía y prosa, les hable de libros y de autores y autoras; un tiempo para poder comunicarnos con algunos de los que vamos a leer algún libro; un tiempo para escribir, tomando como modelo algunas de las sugerencias leídas; para acercarnos a la prensa, al atlas, a las enciclopedias... Y algunas cosas más (o menos) porque el tiempo disponible no es mucho y será con ese tiempo con el que tendremos que contar.
Esta semana, como he dicho, he comenzado ya esta actividad. A cada grupo les fui explicando qué podríamos hacer y les fui preguntando qué querían hacer ellos: comentar libros leídos, escribir libros colectivos, escribir poesías, leer cada uno el libro que quiera... fueron algunas de las propuestas. A las cuatro clases les leí en voz alta, consiguiendo esa atmósfera de silencio expectante, apaciguando con las palabras tanta energía como se está en condiciones de derrochar a los 11 años... Leí un cuento de Gianni Rodari o de Fernando Alonso; textos del libro “Malos y malditos” de Fernando Savater y algunas coplillas populares del libro de Ana Pelegrín : “Poesía española para jóvenes”... Según me dijeron, se fueron satisfechos. Una niña dijo en voz alta que había sido la primera hora silenciosa que habían pasado este curso y un niño (me dijo en voz baja) que las coplas que leí le habían gustado mucho, que nunca había leído unas coplas que le hicieran tanta gracia... Mi intención es regalarles un cuaderno personal, un cuaderno de aventuras bibliotecarias, de fabricación propia, para poder escribir algunas de las cosas que iremos haciendo; escribir o pegar, dibujar, copiar una cita o hacer un comentario valorativo, tomar nota de los versos de la última poesía colectiva, etc. Es un trabajo experimental que, espero, dé buenos resultados y ojalá consiga ser una vivencia significativa para todos los niños y niñas que van a poder realizarla.
El viernes, por otra parte, recibí invitación para asistir en León a unas Jornadas de Escuela Rural. Querían que diera una conferencia de cincuenta minutos sobre el fomento de la lectura desde la biblioteca escolar. Mi respuesta fue la de agradecer el interés, pero diciendo no a la invitación, puesto que era para dentro de dos semanas... Estas cosas es evidente que hay que saberlas con mucho más tiempo para poder organizarse. Bueno, si has llegado hasta aquí leyendo, te habrás dado cuenta que lo de “Semana Bibliotecaria” del título estaba más que justificado.
P.D. Ahora empieza ya el tiempo de mirar a la vez a las copas de los árboles y al suelo: arriba suelen estar las copas amarilleando, como encendidas. Parecen antorchas celebrando una fiesta pagana, dedicada al dios del fuego. Abajo, en el suelo, suelen verse mullidas alfombras de hojas multicolores que el otoño descuelga; hojas que quisieron ser pájaros de un solo vuelo, el que las condujo desde la rama hasta el suelo... Ahora empieza el tiempo de acercarse a los campos de frutales, a las orillas de los ríos donde abundas las choperas y a los bosques mixtos que llenan nuestros ojos de luz y nuestro corazón de renovada nostalgia...
En un comentario al texto anterior, los amigos José Luis (desde Peñarroya de Tastavins - Teruel) y Blanca (desde Santander) me piden algunos consejos bibliotecarios. La verdad es que me ponen en algunos apuros porque quienes me conocéis, sabéis de sobra que pertenezco a un colectivo (que no comando) itinerante (porque cada año lo formamos personas diferentes, aunque algunos nos repitamos más que el ajo) de dinamización de la biblioteca escolar y ya tenéis alguna idea de en qué parámetros nos movemos. No obstante cuando los amigos te piden algo, no se les puede negar y, aún a riesgo de repetirme, una vez más, os recordaré algunas prácticas que podéis impulsar.
Yo creo que la base de fomentar la biblioteca es darle mayor protagonismo a la cultura en nuestro trabajo cotidiano (ponerla en valor) y acercar a chicos y chicas la idea, casi la necesidad de sumergirse en asuntos como libros, música, pintura, imágenes, descubrimientos, conocimiento de los seres humanos, interpretación de la información… Nada debe quedar al margen de nuestra curiosidad y de nuestro interés, aunque choquemos con frecuencia con actitudes de indiferencia (provenientes de las familias o de los mismos chavales). Desde luego, nadie nos lo va a poner fácil… Luego estará ya nuestro trabajo de mediadores para aproximar a chicos y chicas a todas esas manifestaciones, desde nuestro sincero conocimiento y convencimiento y desde nuestra irreductible (o no tanto) constancia.
Los chicos y chicas van a la biblioteca de “nuestra mano”, con el fin de descubrir algunas de sus potencialidades: escuchar la lectura en voz alta de un poema, de un álbum ilustrado, de un libro, de un capítulo, de una noticia… y, si quieres, celebración de un “forum” posterior; hojear los libros de las estanterías hasta dar, libremente, con uno que les apetezca leer o llevarse prestado; bucear en las distintas secciones: libros de pintores, cómics, libros de conocimiento relacionados con las ciencias naturales, con la ecología, con la geografía o con la historia, con las exploraciones de espacios desconocidos, con el universo…; practicar el manejo de la información (aunque suene algo feo); hablar de autores y autoras, de tiempos creativos, de generaciones poéticas; explicar el último libro leído a las compañeras y compañeros y someterse a las preguntas de los presentes; configurar colectivamente la base de “la maleta familiar” que luego se irán llevando a su casa semanalmente; elegir un libro que, diariamente, pueda llevarse un niño o una niña para leer en casa (“Ronda de lecturas”, con un pequeño cuaderno para las anotaciones); poner en común las investigaciones realizadas en casa y aportadas por escrito al aula: recopilación de folklore oral, ritos de fiestas y celebraciones; juegos infantiles, recuerdos de infancia de las personas mayores…; actividades de escritura partiendo de propuestas que nos hace un autor o una autora o que descubrimos en un poema… Y si lo que se quiere (o lo que se puede) es que algunas madres y/o padres echen una mano, pues podéis invitarles a constituirse en un grupo estable que ayude en la dinamización de la biblioteca: ornamentándola de vez en cuando, organizando recitales poéticos o tardes de cuentacuentos, formando un grupo de lectura de personas adultas para leer libros que convendrá que lean las hijas y los hijos o para centrarse sólo en lecturas de adultos… Bueno, estas son unas pocas ideas generales que también se os ocurrirán a vosotros si os ponéis a pensar. Así que, ahora, decidid por dónde vais a empezar o por dónde queréis continuar.
Y no os privéis de la intuición, de la sugerencia que os puedan hacer algunas palabras inventadas (teñidas siempre del sentido del humor necesario para evitar ponernos trascendentes y relativizar nuestros esfuerzos y nuestros logros).
Bibliobeca (yo siempre estudié con becas) – Biblioceca – Bibliodeca – Bibliofeca –… - Bibliogeta (ésta la podríamos llenar con recortes de prensa, porque otra cosa no, pero “getas” nos sobran en este pintoresco país…) – Biblioheta – Bibliojeta (variante ortográfica y "juanramoniana" de la bibliogeta) – Biblioleta (por su parecido, bien podría dedicarse a las flores; yo tengo empezada una “hojiteca” y es un buen conjunto de documentos para mirar y consultar) – Bibliomeca y Bibliometa (la primera musulmana, la segunda deportiva) – Biblioneta – Biblioñeta (para defender el uso de la “ñ”; ya veis los problemas que nos explica nuestra amiga Kamile con el “teclado londinense” en un comentario al anterior texto del blog) –…- Bibliopeca (un tratado sobre pecas: origen, situación, localización, pecas famosas, maquillaje, tratamientos…) – Biblioqueca – Biblioreta – Biblioseca y Biblioseta (indudablemente otoñales) – Biblioteta (indudablemente erótica) – Biblioveta, no confundir con Biblioventa (indudablemenete comercial) -… Y ahora podéis mantener la terminación “teca” y modificar la primera parte de la palabra para formar otra larga retahíla de nuevas palabras… Quizá alguna de ellas os dé juego para este invierno o incluso para todo el curso. Y ya sabéis, si nada de lo anterior os cuadra, tranquilos. Yo me lo he pasado bien escribiéndolo, tras un largo puente de cinco días, disfrutando de la vida y el silencio rural y en muy buena compañía.
Un abrazo, José Luis; un abrazo, Blanca.
El pasado miércoles tuvimos en el CPR de Ejea de los Caballeros la última sesión del curso sobre lectura y escritura. Regresé de allí satisfecho del trabajo que hicimos, de los debates que se produjeron, de las observaciones hechas por las personas participantes, etc. Algunas de esas personas respondieron a mi propuesta de escribir algunos cabreos cotidianos para elaborar un nuevo capítulo de la cabreoterapia, colectiva. La que sigue es la tercera entrega de este serial, con 50 motivos para cabrearse; porque, según dicen varias anónimas colaboradoras y algunos anónimos colaboradores, a ellos les cabrea:
1. Que el que se ha comprometido a algo, luego se escaquee. 2. Tener que repetir algo varias veces porque no te prestan atención. 3. Que alguien se cuele en las filas. 4. Las hipotecas y los créditos. 5. Olvidarme las llaves dentro de casa. 6. Que la razón sea proporcional a los decibelios del grito. 7. La falta de ganas. 8. El que, por norma, se salta las normas. 9. El que, para decirte algo, te hace una introducción, un preámbulo, pinceladas preliminares (para contextualizar el tema) y nunca llega al meollo de la cuestión. 10. Los que tienen memoria selectiva. 11. Los que utilizan descaradamente el colegio para sus intereses personales o políticos, pensando además que los demás no se dan cuenta 12. Los ordenadores desobedientes y mi ignorancia tecnológica. 13. Los manuales de instrucciones de cualquier artilugio, en los que aparecen todos los modelos menos el tuyo. 14. Que cuando ya has decidido qué zapatos vas a comprar, no esté el número que pides. 15. Que cuando mandas un ejercicio de dos preguntas o más, sólo se lee y se contesta a una. 16 Aquellos ponentes de cursillos que hacen sus cursos con lo que piensan los participantes: simulando ser niños, proponiendo lluvias de ideas... 17. Que cuando voy a la peluquería se me diga: ¿Te has cortado el pelo? ¡Es obvio! ¿por qué no, una palabra halagadora? 18. Que el marido me diga: ¿Quieres que te pase la aspiradora?¿Quieres que te barra el suelo? ¡A mí no me tiene que aspirar nada! ¡Será al suelo! 19. La gente que se cree el ombligo del mundo. 20.Que se me acabe el agua caliente cuando tengo la cabeza enjabonada. 21. Que todas mis amigas se casen el mismo año y me dejen sin un duro. 22. Que no me dejen usar el tablet porque estoy en infantil. 23. El despertador. 24. Los que te juzgan por la forma de vestir. 25. La gente que no tiene sentido del humor. 26. Los que, cuando les estás hablando, sencillamente te ignoran. 27. Que preste algo y no me lo devuelvan. 28. La gente que, hables de lo que hables, sabe de todo. 29. Que te intenten vender cosas por teléfono. 30. Los que “por interés, te quiero, Andrés”, o sea, que te utilizan. 31. La gente gorrona. 32. La mala educación en general. 33. La incompetencia. 34. Quienes justifican lo injustificable. 35. Los que se creen sus propias mentiras y, además, quieres que también te las creas tú. 36. Los que quieren aparentar que se preocupan por ti y en realidad no les importas nada. 37. Los preguntones, que escasamente los acabas de conocer y ya quieren saber de tu vida. 38. Las personas negativas. 39. La hipocresía, las injusticias y el secretismo. 40. Que el día sea tan corto. 41. Que siempre que abro el frigorífico, ¡qué casualidad!, la botella de agua está vacía y me toca a mí, llenarla. 42. Que siempre me toque cambiar el rollo de papel higiénico. 43. Que cuando estoy disfrutando de las merecidas vacaciones, va el gracioso de turno y te dice: “si vuelvo a nacer, seré maestro”. “¡Ánimo, aún estás a tiempo”. 44. Que sólo por tener un mal día, te susurren: ¿estás con la regla? 45. Que el viento y la lluvia arruinen los días de celebración. 46. Tener que levantarme de la cama en los días más fríos del invierno. 47. Tener que admitir que mi madre tiene razón en el 99% de las veces. 48. El ruido que hace una cucaracha cuando un pie la pisa sin piedad. 49. Las personas que solucionan con un “perro malo” el hecho de que su mascota se haga las necesidades en la acera. 50. Hacer cola para entregar papeles en el Servicio Provincial.
Y hasta aquí, esta retahíla colectiva de motivos por los que algunas personas se sienten incómodas, se cabrean. No descarto, en el futuro, escribir más capítulos de esta sugerente historia. Disfruten con ella.
El pasado 24 de octubre, miércoles, se celebró en algunos centros escolares y bibliotecas, el DÍA DE LA BIBLIOTECA. En mi caso, aproveché las horas de trabajo con los chicos y chicas de 5º y 6º para leer el pregón escrito este año para tal fin y para hacer un repaso a los últimos premios literarios otorgados, como cada año, cuando se va decolorando el verano en las hojas de moreras, catalpas y frutales de toda clase (y dejar constancia de todo ello en los personalizados “cuadernos de aventuras bibliotecarias” que este curso quiero experimentar). Junto a eso, hubo comentarios y explicaciones del alumnado y otras lecturas en voz alta.
En mi clase, concretamente, estuvimos componiendo algunas coplillas dedicadas a la biblioteca. De tal manera que Marina nos contaba: “La biblioteca es un lugar muy popular, donde los niños y las niñas vamos a investigar”. Judit, por su parte, escribió con mucha convicción que: “A la biblioteca tengo que ir porque yo sin los libros no puedo vivir”. José Ramón, en cambio, quizás porque ya lo ha experimentado, decía: “La biblioteca es muy grande y tiene algunos libros para prestarme”. En cambio Julen, no sabemos si porque le gusta ese deporte o porque era la palabra que rimaba, decía: “Biblioteca, biblioteca, ¿por qué no tienes libros de karatecas?”. Pablo sugería algunas razones para visitarla: “A la biblioteca se va a leer libros, a escribir y a buscar información con los amigos” y Javier, por otra parte, cantaba que: “Hay bibliotecas grandes y pequeñas y en todas puedes, aprender cosas nuevas”. Marc, por su parte, le dedicaba unas rimas muy sentidas: “Biblioteca, no prestes tus libros a gamberros; a los que no tienen sobre tus libros sueños”. Óscar R. ofrecía ¿una declaración de amor?: “Biblioteca, biblioteca, Óscar te quiere como a una princesa”. Imane, nuevamente, ensalzaba el valor de la misma: “La biblioteca es tan importante como un diamante muy brillante” y Óscar B. la culpabiliza (parece que en sentido positivo) diciendo: “Biblioteca, por tu culpa estamos en vela, leyendo sin hacer ni siquiera una mueca”. Jessica aprovecha para cantar alguna de las ventajas de acudir hasta ella: “Si aprender quieres, a la biblioteca has de venir, pues hay muchos, muchos libros que podrás descubrir”. Samara (que no sabemos si los habrá contado, pero se fija en el fondo de libros) dice: “Tienes tantos libros, biblioteca, que nadie sabe cuántos “llevas”. Yanina expresa un deseo para el futuro: “Que haya siempre bibliotecas para que las niñas y los niños podamos leer e informarnos en la escuela”. Ainoa R. asegura que “si lees muchos poemas no tendrás tantos problemas” y añade: “Los libros de la biblioteca nos transportan a París o a Mequinenza”. Alba vuelve a recordarnos que: “Cuando tengas muchas ganas de leer, en la bilioteca un libro has de escoger”. Isabel habla de un lugar que es también es refugio ante lo adverso: “Si de algo te quieres refugiar, ves a la biblioteca y un libro ponte a mirar”. Ainoa J. habla de un tipo de libros que algún día nos tendrá que explicar: “Biblioteca, me gustan tus libros solteros, porque tienen personajes sinceros” y Felipe le dice: “Biblioteca, biblioteca, ¿qué haríamos sin ti, sin poder leer tus libros que dan ganas de vivir?”. En vista de todo lo cual, termino yo con dos coplillas: “Entro en la biblioteca, abro un libro y mi mente inicia un viaje distinto”. “En el cole hay un espacio para cultivar la inteligencia; está repleto de libros y se llama BIBLIOTECA”.
En realidad, lo que queríamos expresar era la necesidad de que todos los centros escolares tengan una biblioteca digna, bien dotada, con personas amantes de los libros y la lectura; que la gestionen y animen para que sea uno de los lugares más estimados de cada colegio. Una biblioteca es siempre una puerta abierta a la imaginación y al aprendizaje; un lugar de encuentros múltiples y un espacio civilizador para practicar la lectura reflexiva y silenciosa, para estar sosegadamente y para ponernos en comunicación con quienes pensaron y escribieron los buenos libros.
Durante los días 26 y 27 de octubre se ha celebrado en Baeza (Jaén) el II Congreso de LIJ, organizado por la Editorial Edelvives, con el título de “Leer Placer”. El entorno arquitectónico de la ciudad jienense compensaba en buena parte, las dificultades que, quienes veníamos de lejos, tuvimos que vencer para llegar. En mi caso, partí de Fraga el día 25 por la tarde, pernocté en Madrid y continué viaje por la mañana del día 26, llegando a Baeza al mediodía. El regreso fue ya más continuado, con dos trenes: un TALGO y un AVE, con un intervalo de una hora de espera entre ambos.
Una de las primeras utilidades de un evento de estas características es la de reencontrarse con algunos amigos y conocidos; no es desdeñable este objetivo (aunque probablemente no se explicite dentro de los objetivos oficiales del Congreso). En mi caso, que ya llevo algunos años dando vueltas por el país con distintos tipos de jornadas, cursos, charlas, etc., me resulta muy gratificante porque aprovecho para poder saludar a un montón de colegas que andan pringados como yo en estas lides ¿formativas? Baeza supuso la posibilidad de saludar y repartir abrazos, entre otros muchos, con Antonio G. T., Rosa S., Juan M. y Andrea, Pedro C., Gemma Ll., Raquel L., Pablo B., Lidia O., Victoria F., Gonzalo M., Ricardo G., Ana G., Merche C., Jorge R., Eliécer C., Luisa M., Isabel S., Paloma de la C., Mari Cruz D., Mª José N., Alba… Luego estarían todas las personas que asistieron a los talleres, que se quedaron a hablar conmigo, que me pidieron consejo sobre algunos asuntos, que compartieron charla al finalizar el taller y cuyos nombre olvidé o desconozco (la tragedia de siempre).
El taller que me encargaron lo titulé: “Biblioteca escolar. Donde anidan las palabras que serán leídas”. El encargo de la parte contratante era que repitiéramos el taller tres veces: la primera, el viernes por la tarde y dos veces el sábado por la mañana. Cada una de las sesiones duraba una hora y media. Claro, el asunto resulta (para el ponente) un poco pesado. Uno pretende, no obstante, no repetirse para encontrar alicientes, aún contando más o menos lo mismo. Les conté cómo trabajamos en nuestra biblioteca y les enseñé algunos materiales que hemos ido elaborando con el paso del tiempo. En mi caso, la cosa está bastante clara: hablo y cuento sobre lo que he vivido; enseño lo que he hecho, lo que hemos hecho y me refiero al futuro con una mezcla de ilusión, esperanza y escepticismo. No acabo de ver ni de creer que para este tema “vendrán tiempos –mucho- mejores”. De hecho, ahora que las administraciones van dando algunos pasos (inseguros y poco comprometidos, eso sin duda), parece como si el profesorado se echara un poco para atrás. Es posible que hayan caducado ya los tiempos en los que el compromiso personal con el trabajo excedía de los límites del contrato. “Malos tiempos para la lírica”, que diría alguno.
Además de la “presentación” que les iba proyectando y comentando, les repartí un cuadernillo, que había preparado para ese fin (16 páginas), con textos y sugerencias de lectura y escritura. La idea era trabajar un rato en el cuaderno, pero el tiempo era tan breve que escasamente nos daba para comentar a toda velocidad las razones de la elección de aquellos textos y cómo se podía proceder con ellos en la biblioteca o en el aula. Luego, si teníamos tiempo, miraban el rastrillo que había montado en el suelo, con una muestra de materiales y comentábamos el por qué de algunos de ellos, la financiación de los mismos, el papel que jugaban en el proceso que había explicado, el sentido de todo lo que allí se mostraba.
Visitamos parte del casco histórico de la monumental Baeza (Patrimonio de la Humanidad, junto con la vecina Úbeda) y nos hicimos fotos en el aula de Machado y junto a algunos de los monumentos que honran su memoria (con Antonio García Teijeiro y Rosa Serdio). Creo que los tres suspiramos un poco cuando leemos sus poemas:
Poned sobre los campos/ un carbonero, un sabio y un poeta. / Veréis como el poeta admira y calla, / el sabio mira y piensa…Seguramente, el carbonero busca las moras o las setas. / Llevadlos al teatro / y sólo el carbonero no bosteza…
Poned atención: un corazón solitario no es un corazón.
Al regreso, uno siente cansancio, pero también gratitud porque la organización contara conmigo, por lo que supone de reconocimiento; por las palabras escuchadas a los asistentes a los talleres; por las que intercambiamos con los amigos reencontrados, por el trato y el cuidado de los organizadores; por el espectáculo impresionante de los bosques de olivos… Y así, para terminar, voy de Antonio a Miguel, para recordar:
“Andaluces de Jaén, aceituneros altivos, decidme en el alma: ¿quién, quién levantó los olivos?
No los levantó la nada, ni el dinero, ni el señor, sino la tierra callada, el trabajo y el sudor.
Unidos al agua pura y a los planetas unidos, los tres dieron la hermosura de los troncos retorcidos…”
Siempre será un PLACER, LEER los poemas de Miguel Machado o de Antonio Hernández, porque tanto monta, monta tanto…
Plantilla basada en http://blogtemplates.noipo.org/
Blog creado con Blogia. Esta web utiliza cookies para adaptarse a tus preferencias y analítica web.
Blogia apoya a la Fundación Josep Carreras.