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Libro: "Autorretrato sin mí"

“Autorretrato sin mí”. Fernando Aramburu. Barcelona: TusQuets, 2018, 182 páginas

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Una vez terminada la lectura de este libro, lo primero que deseas es volver a leer algunos textos en los que te has sentido identificado o que te han hecho pensar en relaciones similares o en personas equivalentes a las que nombra Fernando: la madre, el padre, los hijos, los libros, los amigos…

Después de "Patria", que es lo anterior que he leído de Aramburu, uno se encuentra con esta serie de reflexiones íntimas, escritas con un lenguaje cuidado, poético, en las que el autor habla de sí mismo, pero también de quienes lo leemos, porque el lector o lectora encuentra muchos puntos de reflexión íntima, al hilo de la lectura. Y eso, confiere al libro un valor especial, añadido: el que se deriva de esa suerte de interpelación (probablemente no buscada por el autor, pero inevitable, creo yo) que te lleva a pensar en cómo tienes resuelto el tema que acabas de leer y también, creo, genera ganas de escribir. Al menos, ese es mi caso; escribir o  revisar algunos textos personales en los que desarrollé similares temáticas: textos sobre mi madre y los paquetes que me enviaba al internado, el significado de las palabras; el valor de los libros; la pertenencia a un MRP (como colectivo donde hablar, discutir, reír, fumar, cenar…); el descubrimiento de la poesía; el niño que uno lleva dentro; la admiración por Albert Camus; los amigos, las bofetadas que vi dar a compañeros de estudios, por parte de algunos curas… He sonreído a menudo leyendo porque celebraba algunas coincidencias…

Me gustan mucho las frases con las que cierra algunos de sus textos: “No he sido nada del otro mundo, un simple hombre atareado en juntar signos frente a la noche”, en “Las palabras”. “A resguardo de la intemperie, podríamos entonces él y yo pasar las horas entregados al juego y la alegría, retozando desde la mañana hasta la noche en los interminables pasillos de la memoria”, en “El niño interior”. “Luego de habernos despedido, me doy la vuelta para verlo marchar. Compruebo entonces que la mitad de mí se va con él, que la mitad de él está conmigo”, en “Los amigos”. “Cumplida entonces la tarea, me pregunto qué hago mal, cuál es mi fallo, para seguir recibiendo de tiempo en tiempo, desde lo hondo de la memoria, aquella recia bofetada de 1971”, en, precisamente, “La bofetada de 1971”. “Contagiado por Federico García Lorca, he contraído el fervor incurable por la poesía. Ya nunca será lo mismo”, en el texto, titulado “Federico García Lorca”. Y podríamos seguir anotando esas líneas últimas que, como los últimos versos de un poema, cierran éste con acierto.

En total, sesenta y un textos que definen bastante bien –al menos el lector puede suponerlo- la personalidad de Fernando Aramburu. Y eso que ya, desde el principio, define e invita a participar del juego contenido en el título: “Autorretrato”…, pero “sin mí”… Así comienza el primer texto, a modo de presentación: “Habito desde que nací en un hombre llamado Fernando Aramburu. No voy a quejarme. Hay desiertos peores. Este hombre me obliga a madrugar…”

Probablemente sea esta su obra más personal, en la que las reflexiones y la poesía se dan la mano, configurando una obra literaria honda, de lenguaje elegido y cuidado, llena de significados y que invita a la relectura para captar adecuadamente el contenido de cada texto. El veredicto final, como lector, es el de animar a que la leáis y la vayáis releyendo. Está llena der matices, de ángulos sorprendentes, de inesperadas revelaciones y tiene la capacidad de sugerirte que tú también reflexiones sobre lo que el autor te va diciendo… 

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