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Fin de semana casero

Que hay un cansancio acumulado, a mí no me cabe la menor duda. Personalmente ya hace tiempo que lo experimento, que no llego con la misma energía al fin de semana, como llegaba antes. De hecho, llego con la reserva encendida, je, je. Es natural, por otra parte, que cumplir años vaya pasando factura en algunos asuntos. ¡Algún peaje hay que pagar! Ese cansancio nos aconseja quedarnos en casa y no viajar... También el tiempo influye mucho en esa decisión. Da pereza, con estos fríos, subir a Labuerda o viajar a Figols porque el interior de las casas está a temperaturas que rondan los cinco grados y cuesta calentarlas...

 Por eso, finalmente, acabamos quedándonos en casa; ocupados en la labores más variadas: unas tienen que ver con asuntos de subsistencia: hay que ir a comprar algunos víveres, preparar comidas, poner lavadoras, etc. y luego, el resto, entran en la parcela de los hobbys o de las cosas que uno hace sin límite de tiempo y, generalmente con mucho gusto y placer: leer (en las más diversas opciones); pasear y hacer fotos (a veces); resolver crucigramas o sudokus; curiosear en facebook; escribir cartas; publicar nuevos post en los blogs que uno administra; ordenar fotos o marcapáginas o ropa en los armarios..., je, je. Por daros una pista.

Esta semana que termina hoy, no ha sido fácil. Cierto que ninguna lo es. Esta profesión nuestra se ha enmarañado notablemente en los últimos años. No es este ni el momento ni el lugar para profundizar en ese asunto, pero lo cito porque a la complejidad que tiene de por sí, se han ido añadiendo factores que han aumentado el grado de dificultad. Imaginen a un médico que tiene que estar en una misma habitación con veinte pacientes, todo el día y, además, con varios de ellos que no piensan curarse ni hacer caso de sus consejos y algunos familiares en la puerta exigiendo resultados o quejándose con frecuencia...

 El viernes, salimos del colegio y nos dirigimos a la imprenta a recoger un nuevo número de la revista El Gurrión. Esta mañana lo anotaba en facebook (mañana, serán 133 vuelos. Ayer pasé la tarde “enjaulando gurriones” de suscriptoras y suscriptores.)

 Como he dicho ya en otras ocasiones, “paso mi tiempo entre gurriones” (no “entre costuras”, como lo pasan otras, parodiando el título de una novela y serie de televisión). Lo cierto es que el tiempo pasa rápido y que esta tarea de coordinar –voluntariamente, por supuesto- una revista se me ha adherido de una manera al cuerpo que no puedo despegarme de ella. Para que se hagan una idea: ahora mismo, en un rincón de nuestra casa están las cajas llenas de “pajaricos impresos” para que mañana se los lleve el recadero y comience la distribución y ayer ya recibí el cuarto artículo para el número 134 que saldrá en febrero. Me escribía Miguel Ángel Buil, colaborador preclaro e intermitente de El Gurrión y me adjuntaba un artículo inteligente y curioso en el que, aprovechando un viaje a Portugal, hacía una comparación entre la comarca de Sobrarbe y la portuguesa de Tras Os Montes. Yo recibo estos envíos con enorme alegría porque significa que, para algunas personas, no solo es importante recibir la revista, sino también escribir en ella y ese es un grado superior de implicación... El mismo día, recibía también la feliz comunicación de otro suscriptor, que todavía no ha debutado en este territorio; se trata de José Luis Capilla, maestro ejemplar, inteligente y comprometido con su profesión y con la sociedad, a quien he invitado reiteradamente... Parece que ya está listo para colaborar de manera continuada... ¿Yo?, encantado de la vida.

Vuelvo al viernes, porque habíamos quedado con Marta Chiné Labrador, antigua alumna de Mercè, primero y mía después. Más de dos horas de conversación imparable, recordando otros tiempos, pero viendo y explicando la evolución personal que la ha llevado a posturas inconformistas y alternativas en muchos casos; calibrando el peaje que hay que pagar por tener criterio y personalidad y no caer ni transitar los caminos trillados, jalonados de convenciones que no te dejan desarrollarte en condiciones. Hubo tiempo para recordar actividades, consejos, frases que la Marta-alumna recuerda con precisión, pero que nosotros ya hemos olvidado. Y, desde luego, nos echamos unas risas necesarias que mitigaron ese cansancio creciente del que hablaba al principio. Fue un tiempo hermoso de charla, reflexión y de compartir recuerdos. Y, curiosamente, cuando regresábamos con Marta nos encontramos con otro “ex”: Guillem San Martín, quien nos comentó que está estudiando magisterio en Lleida (hacía ahora un tiempo que no nos veíamos); me prometió que me escribiría un extenso e-mail contándomelo todo... Y lo he recibido hace unos minutos.

 El sábado por la tarde, me acerqué al Segoñé. Me gusta, cada cierto tiempo, hacer una selección de las fotos digitales (yo creo que hago muchas; no sé si demasiadas...) y pasarlas a papel, para guardarlas en un álbum de los de toda la vida y poder verlas con tranquilidad, sin encender el ordenador. Además, en esta ocasión quería hacer copias de unas cuantas de las que les hice a los chicos en la salida que realizamos a Sariñena y Villanueva de Sijena la pasada semana. Siempre me he ocupado de este asunto que, con el paso del tiempo, cada uno valora un poco más. Me gusta que, cuando me encuentro a algunos chicos y chicas ya mayores y podemos charlar un rato, me digan que guardan los materiales que construimos juntos y las fotos que les pasé de algunos momentos memorables... El lunes repartiremos las fotos que recogí el sábado. Por cierto, pronto hará dos años que falleció Enric, el fotógrafo que fundó la tienda a la que acudo y que siguen regentando María Jesús (su viuda) y María, su hija, de quien también fuimos tutores Mercè y yo. Enric suele estar presente en las conversaciones, cada vez que acudo a la tienda. Era una buena persona y un gran fotógrafo. Una de las copias fotográficas que fui a hacer, era de mi abuelo materno. Su foto ha estado colgada en una habitación de Escanilla años y años y fue este verano, hablando con mi madre, cuando me desveló que la foto era de su padre (que falleció cuando ella tenía meses). Hice ayer copias para ella y mis hermanos y ya se las he enviado por correo postal.

 Como ya había impreso las etiquetas, fue esto lo primero que coloqué en cada sobre. Posteriormente, con la tinta que compré por la mañana para poder estampar los cuños, puse en cada sobre lo de “Publicación periódica” y el cuño de “Revista El Gurrión – Labuerda” y ya fui embolsando o “enjaulando” que viene a ser lo mismo. Esta tarde, he cerrado los tres paquetes que mandaré mañana y me quedará otro paquete grande con las revistas destinadas a los intercambios y a los amigos y amigas a quienes les envío la revista.


Y por la noche, recibo algo inesperado desde Burgos. Me llama por teléfono Raúl Vacas; se pone luego Blanca Sanz y finalmente Chema Tejadas. Nos saludamos con mucho afecto, intercambiamos palabras y risas. Han estado organizando y participando en la Jornadas Provinciales de Bibliotecas Escolares y Lectura (creo que las quintas). Estuve con ellos en las Terceras, celebradas en septiembre de 2009 y tengo un recuerdo imborrable de su compañía, de su conversación, de lo que vivimos en un par de días. Tampoco he olvidado el frío que hacía, especialmente en la estación del AVE, como otras, construida “a tomar por culo”, allá en medio del páramo. Anoche también hacía un frío endiablado. Algo dejé escrito en mi blog, de aquella aventura:

http://gurrion.blogia.com/2009/092801-de-pamplona-a-burgos-pasando-por-castejon-de-sos.php

 

 Los sábados y domingos son los días en los que más trozo de periódico leo/leemos. Guardo, con un enorme desorden, todos los suplementos Babelia. Es raro que no encuentre un artículo que me interesa o la referencia a un libro que acabaré comprando, en cada ejemplar (otra cosa es que encuentre el ejemplar en el que aparece, al cabo de poco tiempo, je, je). Esta semana, sin ir más lejos, fotocopié y repartí a mis compañeras de Seminario de Biblioteca y LIJ el artículo “Templos o almacenes” de Daniel Innenarity, publicado en el Babelia del pasado 9 de este mes de noviembre que habla de los retos de las bibliotecas del futuro. En el de este sábado, recomiendo el artículo a dos páginas “La nueva era de las librerías”, de Virginia Collera. Y en todos los números escribe Antonio Muñoz Molina. Me gustó “Una claridad inaceptable”, hablando de Camus, en el número correspondiente al 16 de noviembre o “Mundos botánicos” de este sábado pasado.

Las islas del fin del mundo que no visitaremos” es un artículo muy curioso, escrito por Eduardo Lago,  aparecido en El País Semanal de hoy...

 Los blogs hay que alimentarlos, ya se sabe. Ayer escribí un post recordando a Roald Dahl, escritor inglés que murió un 23 de noviembre de hace 23 años, precisamente. Todos los años les presento a mis alumnos obras de este escritor que abrió la LIJ hacia terrenos nuevos, en los que criticaba duramente a los adultos: Matilda, Charlie y la fábrica de chocolate, Las brujas, El dedo mágico, El gigante bonachón... En muchas ocasiones, los argumentos que desarrolla Dahl son continuación o están inspirados en acontecimientos que vivió en carne propia.

 Esta semana han terminado algunos grupos de sexto el trabajo que les sugerí hace ya unos días. El proyecto consistía en realizar una ilustración de tamaño DINA-3 en cartulina y escribir o copiar el texto de un libro o poema, dividido en ocho partes... Finalmente, aquella cartulina inicial, ilustrada, se convertía en ocho postales, listas para ser enviadas a otras clases, con fragmentos de texto detrás... Hace un rato, he publicado la explicación de todo ello en http://servetbiblio.blogspot.com

 En facebook, lo más divertido ha sido la proliferación de jirafas, como fotos de perfil, por haber fallado un acertijo. Hoy se cumplía ya la “pena” y hemos podido volver a elegir fotos más convencionales, de nuevo.

Y, para terminar este post, dos noticias luctuosas que te dejan por los suelos. Pascual Nasarre era maestro. Había nacido en Salas; trabajaba en un instituto de Barbastro... Le faltaban dos años para jubilarse. Estuvo en Barcelona, en los inicios y allí nos encontrábamos para jugar al fútbol, con otra gente aragonesa. Era un hombre comprometido con su profesión y dispuesto siempre a asumir proyectos de innovación... Un infarto lo mató este mes de noviembre. Mi escaso uso del móvil hizo que no leyera el mensaje que me envió José Mari Salas –un amigo común-, hasta más de una semana después y me enterase tarde del suceso.

Hace unas fechas estuve en Madrid, con mi amigo Kepa Osoro. Pasamos unos días muy agradables, cómplices de una seminario de formación, en el que los asistentes quedaron contentos, si leemos lo que han escrito sobre la actividad. Cenando, uno de los días, me explicó que su hijo David estaba en Perú llevando un asunto de informatización y organización de bibliotecas rurales... Esta semana, David –28 años- murió en un accidente... Imagino a Kepa absolutamente desolado... Desde la distancia me siento invadido de un dolor hondo que no se me va, cada vez que pienso en ello y en ellos. Imagino que nada puede superar a la pérdida de un hijo o de una hija y que la vida, a veces, nos pone a  prueba de la forma más cruel y despiadada. Nadie debería morirse a una edad en la que toda la vida te queda aún por delante...

 Mañana comienza una nueva semana. Esperemos que el destino nos permita vivir sin sobresaltos.

3 comentarios

Mariano -

NO sé quién eres o quiénes sois. En todo caso, gracias por leer y por escribir. Los blogs posibilitan, ya por defecto, ambas cuestiones y está bien que las aprovechemos. Un abrazo.

Asnóanivmom -

"servetbiblio" Me gusta esta obra, parece que las fechas marcan la constancia de su crecimiento ,y con un conocimiento bastante apetecible. Hago saber públicamente un pensamiento, que de vez en cuando he llenado de argumentos durante mis breves momentos de meditación: "Escuchar nombres siempre me regalan una sensación inesperada". Por ejemplo, conocí muy pocos Eduardo"s" en mi vida, pero cuando lo siento nombrar, puedo decir: es tipo bajito, gordito, ya de unos 50 años; tiene el carisma del pueblo tradicional y jocoso; y es persona fundada con buen principio; tiene ya título de "abuelito". Entonces, cuando en mi cuadra oigo gritos y mandatos, de mamá impaciente, porque no acude presto. Bueno, me río al ver un chiquillo, de "medio palmo" con el carácter enloquecido y eufórico, de su ingenua y tierna infancia. Entonces, no comprendo, no me cabe en la cabeza esta situación, solo conozco un Eduardo. Y les aseguro que su madre ya no le grita de esa manera...
Por eso, volviendo al principio; me encanta que vuelvan a resonar en mis oídos. Nombres que llenaron mi mente de tantas ideas invisibles que me dieron una genuina felicidad, al saber...
"Hans Christian Andersen" "Ramón Gómez de la Serna" "Julio Verne"... Buenas ideas, recuerdos con hermosas sensaciones... de infancia...

Anónimo -

Solo un pensamiento me trajo a este artículo: "Las brujas, es un libro buenísimo". Palabras que le dirigía una compañera a otra y que yo oía, apartado, en el computador de la biblioteca. Parece que no encontraban el libro inglés que buscaban y ella le recomienda una segunda opción. Recuerda mi mente, en acción de asociación, su autor, uno de mis más apreciados escritores: "Roald Dahl". Inmediatamente nace el deseo de emprender la búsqueda en la red, tengo interés en encontrar algún dato nuevo y que me impacte, sobre su vida. Y me fijo en esta fecha, 23 de noviembre, caigo en cuenta y digo: "eso fue antes de ayer" (un día maravilloso, por cierto). Y asocio de nuevo, esta vez a un maestro, creo que tendrá algo que decir sobre el Sr. Dahl. Así que busco su blog y ¡mire!, encuentro un hermoso relato de la cotidianidad, en un fin de semana. Un maestro que pone amor en el camino de su vida...