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gurrion

Rara meteorología

Esta primavera no augura nada bueno. Ni siquiera la climatología acompaña. Parece que ha adivinado las intenciones de quienes nos gobiernan y el tiempo está justamente como ellos y ellas. Un día cualquiera puede amanecer sereno, nublarse a media mañana, mover el viento al mediodía, llover un rato después, salir el sol un poco más tarde y nevar en las alturas… ¡Más o menos como la economía! Puede empezar el día con el IBEX bajo, subir la prima de riesgo a media mañana; bajar la bolsa después de comer; eructar los mercados al atardecer; subir las incertidumbres las veinticuatro horas y, como resultado final: un nuevo y monumental cabreo en buena parte del personal. Claro que no será en todos, ya que las y los votantes del partido ganador deben estar enormemente satisfechos con este recital de despropósitos y exculpaciones (¿hasta cuando echarán la culpa a los anteriores?) con el que nos despertamos cada mañana y transitamos el resto del día. Imagino que entre esos votantes también los habrá que, desde hace un tiempo, sufren las consecuencias de las decisiones política adoptadas por la derecha, por sus “amigos”, en definitiva, y es posible que empiecen a torcer el gesto, como poco.

Una de las cosas más lamentables que nos vemos obligados a contemplar lo constituyen los fragmentos de la videoteca-moviola que nos recuerda lo que cada cual pensaba hace un tiempo y lo que dice o dicta ahora. Me resulta vergonzoso ver y escuchar con qué vehemencia y seguridad se decía y defendía lo contrario de lo que ahora se hace (la misma seguridad, por cierto, con la que se nos dice que hay que hacer lo que se hace porque no queda otro remedio, pero que las cosas mejorarán y que vamos por el buen camino…). ¡Qué majos! ¡Yo ya estoy harto de andar por el buen camino!

Por cierto, en esa contraposición entre lo que se decía (interesadamente) y lo que se dice o hace (interesadamente, también) reside uno de los hechos “antiejemplifición” fundamentales. Si los que gobiernan pueden mentir con esa impunidad, los gobernados sienten que también pueden hacerlo, protegidos por el lamentable ejemplo de los gobernantes. De modo que la tan anhelada regeneración ética, ha quedado aparcada, una vez más. Banqueros con avidez infinita e insensibilidad congénita; mangantes y chorizos en las esferas de poder (con trato vip, por parte de la justicia); administradores de lo público que lo malgastan y lo evaden; empresarios “estrella” con enormes agujeros negros en la conciencia y dineros en paraísos fiscales… y la familia real jugando con escopetas…

 Por otra parte, tenemos que escuchar cifras y más cifras que casi nadie sabe quién y cómo se obtienen y que casi nadie entendemos… Datos y cifras que tenemos que creernos como incuestionables y verdaderas, animadas con rapidez con las coletillas ya mentadas de “vamos por el buen camino”, “hemos tomado las decisiones que había que tomar”, “ya se irán viendo los resultados”…, mientras los datos de destrucción de empleo, de necesidades sociales, de precariedad laboral, de desasistencia general…, van en claro aumento cada mes que pasa...

Visto lo visto, y aprovechando que este año le han dado el Premio Cervantes a un representante (tal vez el único) de una cosa rara llamada “antipoesía” tendríamos que reivindicar que cada partido político, cuando se presente a las elecciones nos explique su programa y su “antiprograma”; de esa manera, al menos, estaremos avisados cuando no lo cumplan y se queden tan anchos…

 Y cuando sigue pasando el tiempo y las cosas, lejos de estabilizarse van a peor, cuesta creer –aunque uno ponga buena voluntad- que lo que se está haciendo es algo más que un desmantelamiento de servicios importantes y básicos; cuesta encontrar los fundamentos de la igualdad y la universalidad (tan escondidos entre una maraña de declaraciones y de medidas que casi no se entienden); cuesta, y mucho, dar crédito a las declaraciones y las medidas impuestas por un partido con mayoría absoluta que ya no negocia con nadie y que banaliza los esfuerzos y la desmoralización de los ciudadanos con aquello de que son cuatro cafés o dos cajetillas de tabaco. La desvergüenza, la soberbia y la chulería vuelven otra vez en nuestro días (y algunos –ingenuos- habíamos pensado que cuando se marchó el pequeño presidente, ya no regresarían…) Ahí están de nuevo: otros perros con distintos collares o los mismos perros con idénticos collares, porque de todo hay, mostrando la peor cara: la de la prepotencia, la del hiriente desdén hacia las opiniones de quienes no les votaron (han olvidado los políticos ganadores que fueron elegidos por una minoría de la población. Somos muchísimos más los que no les votamos y los que no votaron).

Cuando uno ve esas jetas sonrientes al entrar o salir de una reunión de alto nivel en la que se han quitado o recortado derechos conseguidos con largos años de negociaciones, luchas sindicales, etc., piensa: ¿qué les debe hacer tanta gracia?, porque a los ciudadanos y ciudadanas de a pie lo último que se nos ocurre es echarnos unas risas cuando escuchamos los clamorosos recortes en sanidad o en educación, por citar dos ejemplos.

Al final, no queda más remedio que acordarse del viejo refrán que dice que no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista. Casi seguro que iremos a mejor (yendo primero y claramente a peor) aún sin que hagan nada para que eso ocurra. Seguro que si no hicieran nada también podríamos salvarnos y así evitaríamos -encima- que se pongan medallas…

Ya disculparán, pero todo lo anterior es una descarga producida tras leer la prensa y ver algunos noticiarios, un día sí y otro también. Realmente, si nos fijamos en ello y en lo que transmiten, nos dan pocos motivos para la alegría, de modo que tendremos que enfocar hacia otra parte de nuestro entorno que resulte más amable y acogedora; solo así nos sentiremos con fuerzas para seguir explorando la vida, que tan difícil nos la están poniendo...

2 comentarios

Mariano -

No cabe duda que la lectura es una ayuda inestimable para navegar con lucidez por estos procelosos mares de la información diaria que tanto ataca nuestro equilibrio emocional. Estamos viviendo un tiempo donde la percepción de pulsiones negativas es tan involuntaria como frecuente y, como esto siga así (que parece que sí) nos va a pasar factura física y anímica, sin duda. Me siento agredido cada vez que oigo y veo que se miente impunemente desde el gobierno y cada vez que cualquier político del PP nos recuerda que “no hay otro remedio”, que “lo hacen por nuestro bien”, que “vamos por buen camino”… No se dan cuenta que ahora les parece bueno y necesario lo que hace unos meses repudiaban… No es posible que entonces “tuvieran razón” y ahora, defendiendo lo contrario, también la tengan. ¡Para volverse locos! Nos refugiaremos, Agustina, en la literatura, como sugieres. Un abrazo

Agustina Cobos -

No necesitas disculparte, Mariano, te leemos y te comprendemos mejor de lo que quisiéramos.
Ya sabes, nosotros algo estaremos haciendo si resistimos los recortes y no morimos en el intento.
Para sobrevivir... novela negra...mírate la última de Petros Markaris que se llama "Con el agua al cuello" y está editada por Tusquets o la tetralogía de Leonardo Padura...creo que algo ayuda.
Un abrazo, compañero.