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UN MENÚ OTOÑAL, NUTRITIVO Y NOSTÁLGICO

Mi compromiso con el blog se convierte, algunos días, en una pequeña preocupación hasta que encuentro el tema sobre el que escribir, mientras contemplo el discurrir de los días a enorme velocidad. Hoy quería alejarme de la escuela y he resuelto ocuparme de cinco temas que, el azar ha hecho girar en mi cabeza, hasta ponerlos en el papel.

1. El bosque y las setas. El sábado, día 9 de octubre, subimos a Labuerda. Y nada más terminar de comer, nos acercamos al monte con una cesta pequeña a ver si pillábamos alguna seta. Fuimos a nuestro rincón talismán y entre las que cogimos allí y las de los alrededores, llenamos la cesta y tuvimos que utilizar una bolsa para poner las últimas localizadas. Llegados a ese punto, decidimos regresar a casa. La tarde se oscurecía cada vez más y dentro del bosque había poca luz para ver con nitidez a distancia o para intuir que debajo de un abultamiento del humus, seguramente habría un robellón. Nos metimos en zonas de monte casi imposibles de transitar. Por un lado, por la abundante vegetación: sabinas, enebros, pinos, bojes, coscojas…; por otro, por los “cadáveres” de árboles que se desplomaron derrotados por el rayo, por la edad o por las lluvias excesivas que provocaron la caída definitiva, (ya anunciada por la excesiva inclinación con la que crecían en la ladera) y también por una acumulación de hojarasca que convierte el suelo en superficie de falsa consistencia, sólo adivinada cuando pisas encima y se hunde el pie provocando amagos de esguince cada poco rato… Un bosque que si se incendiara ardería como la yesca porque está lleno de combustible vegetal y su accesibilidad es algo complicada. Por el contrario, caminamos también por otra ladera que fue limpiada hace un par de años y que ha dejado un bosque abierto, con visibilidad y a salvo del fuego potencial que pudiera declararse, puesto que aquí habría más posibilidades de atajarlo a tiempo. Los bosques de Sobrarbe, convertidos en muchas partes en espesas selvas, empiezan a mostrarse como cuadros maravillosos, llenos de tonalidades que ningún pintor podrá retratar con exactitud. Este traje otoñal, renovado cada año, les sienta maravillosamente bien y nos regala a quienes los caminamos o contemplamos, estampas cromáticas inolvidables. Y aún irán a más, a lo largo de este mes de octubre.

2. El río Cinca es una de las arterias fluviales que con más caudal alimenta al padre Ebro. Fruto de las lluvias de esa tarde noche y de las del día siguiente, volvía a bajar con majestuosidad. Aprovechamos la mañana del día 10 para caminar por la escollera que discurre al lado del cauce; para pararnos a contemplar los saltos y remolinos que hacía el agua impetuosa y para hacer algunas fotos de toda esa fuerza desatada de la naturaleza. Yo lo he visto bastante más “gordo” en múltiples ocasiones, pero ya daba gozo contemplarlo: con el cauce de lado a lado, lleno de agua. Un río como el Cinca resulta un espectáculo realmente atractivo cuando arrastra un importante caudal de agua. En cambio, verlo con un aporte escuálido da más pena que alegría. El color oscuro de las aguas, la velocidad a la que se desplazan, el suave oleaje que llega a las orillas y algunas aves que lo sobrevuelan… Y el color de las laderas de los montes que, ahora, mueren en sus aguas o las nubes y neblinas que se forman en las alturas, ocultando las cimas de los montes o de los picos altos más lejanos forman una estampa natural muy atractiva. Los ríos son siempre garantía de vida; realizan con frecuencia una renovación o reestructuración del cauce, pues con su fuerza lo cambian de lugar, amontonando gravas en el lugar por donde pasaban y abriendo nuevas rutas de deslizamiento; y siempre nos proponen algunas reflexiones: ¿Cuántos años hace que labraron el cauce y siguen bajando, más o menos, por el mismo sitio, sin interrumpir nunca esa aportación de agua que acabará en el mar? ¿Cuántos ojos lo vieron pasar por estas tierras? ¿Cuántas personas lo vadearon o lo atravesaron con barcas, lo navegaron con navatas?... Y, sobre todo, cuando dejemos este mundo, el Cinca seguirá su discurrir diario, ajeno a los avatares de los seres humanos…

 3. Como la tarde era nefasta, decidimos quedarnos en casa y avanzar al máximo el trabajo de leer para la RED de Selección de Libros Infantiles y Juveniles, en la que estamos involucrados, ya que la próxima reunión en Madrid será los días 18 y 19 de este mes. Subimos de Fraga con una bolsa cargada de libros y nos dimos a la tarea de leerlos y anotar algunos apuntes. La persistente lluvia que cayó toda la tarde y que hizo imposible o, al menos, desaconsejable, volver al monte o salir de casa a pasear, nos facilitó ese trabajo. Y en esas lecturas, uno siempre encuentra algunos títulos y algunas historias que le llaman más la atención. En este caso, me referiré a dos de ellas construidas a partir de hechos reales que nos han parecido significativas y elocuentes de la capacidad de imaginación, de sueño de algunas personas y de las posibilidades reales de hacer algo memorable, precisamente “porque parecía o era imposible”.

Uno de los libros lleva por título “Wangari y los árboles de la paz” y lo ha escrito Jeannette Winter. Cuenta la iniciativa de Wangari Maathai, nacida en una aldea keniata en 1940 y receptora del Premio Nobel de la Paz de 2004. Wangari, como estudiante brillante que era, pudo obtener una beca internacional y estudiar en los Estados Unidos. Terminó sus estudios en la universidad de Nairobi y fue la primera mujer en obtener un doctorado en toda África Oriental. Actualmente es miembro del Parlamento de Kenia. En 1977 comenzó en ese país el Movimiento Verde, plantando nueve pequeños árboles en el patio trasero de su casa. Gracias a su iniciativa y a la expansión de la misma, en 2004, sus miembros (sobre todo mujeres) habían conseguido plantar treinta millones de árboles. “La tierra estaba desnuda. Mi misión fue tratar de vestirla de verde”, ha dicho en alguna ocasión.

 La otra historia se esconde en el libro: “La señora de los libros”, escrito por Heather Henson e ilustrado por David Small. En él se habla de “las bibliotecarias a caballo”, conocidas como “las señoras de los libros” en la zona de los montes Apalaches, en Kentucky (EEUU). El proyecto de la Biblioteca a Caballo se fundó en tiempos del Presidente Franklin D. Roosevelt, en los años treinta del pasado siglo XX. Tenía por finalidad acercar los libros a zonas aisladas donde había pocos colegios y ninguna biblioteca. Cada dos semanas, las bibliotecarias acudían a los lugares habitados, al margen del tiempo que hiciese (en ocasiones infernal y por caminos casi impracticables). Casi todas fueron mujeres, haciendo gala de una resistencia y una entrega extraordinaria. Hoy día aquella extraordinaria iniciativa ha dado paso a los bibliobuses, las bibliotecas ambulantes que siguen acercando libros a quienes los necesitan… El resto tendrás que leerlo en los dos libros comentados…

4. José Antonio Labordeta. No había subido por Labuerda desde que falleció José Antonio y he vuelto a reencontrarme con él de nuevo, a través de varios elementos físicos que guardo en los estantes de mi cuarto de trabajo y lectura. Por ejemplo, algunos de los libros que escribió: “Aragón en la mochila” (1983), dedicado y firmado por él a las 3, 30 de la madrugada (según tengo anotado bajo su firma) del 30 de julio del 83, en la zona de los cuarteles de Boltaña, con motivo de una fiesta de cultura aragonesa en la que había participado. O el “Labordeta” (1977) de José Carlos Mainer, de Ediciones Júcar, donde ya se reproducen un buen número de sus canciones; “Método de lectura” (1980) de Editorial Ayuso: “El mundo era una bola sumida en el silencio, sumida en el olvido, en el lejano llanto de la noches vacías…” O “Diario de náufrago” (1988), de Prensas Universitarias, donde releo el poema dedicado a “un libro”: “Guarda las más bellas notas / del sublime concierto de la vida. / Lo abres, / lo cierras / y toda la plenitud / de un hombre solitario / te acompaña / bajo los árboles dorados / del otoño”. O su “Poemas y canciones” (1982), de Editorial Lumen o “Tierra sin mar” (1995), editado por Xordica, donde podemos leer: “Siempre he tenido envidia de los poetas o escritores que vivían en casas frente al mar o que, en paseos cotidianos, se acercaban hasta él para comprobar su belleza, su inmensidad y su paisaje cambiante y lleno de emoción…

Y he podido escuchar de nuevo, íntegro, el último concierto que dio en Labuerda, el 19 de agosto de 1995: escucharle presentar las canciones y cantar las 17 que ofreció aquella noche. Entre ellas, una que no he encontrado en ninguna de sus grabaciones y que aquella noche me emocionó, porque estaba dedicada a una ciudad europea que estaba sufriendo matanzas y violencia incomprensibles; me refiero a Sarajevo, la capital de Bosnia Herzegovina: “Si Sarajevo cae”, lleva por título… Guardo las grabaciones de sus actuaciones en Labuerda, incluida la de su primer concierto. A ver si consigo que alguien me los pase a CD para “salvarlas” del deterioro…

 5. Miguel Hernández. El día 30 de este mes de octubre se cumplirán cien años de su nacimiento. Me he reencontrado con él, hojeando un ejemplar de la revista “triunfo” (el 639) del 28 de diciembre de 1974. Treinta pesetas valía aquel ejemplar en el quiosco. La portada está dedicada al poeta de Orihuela, con la reproducción en grande del popular dibujo que de él hizo su compañero de cárcel Buero Vallejo. Bajo el retrato podemos leer “Evocación de Miguel Hernández”. En aquel momento, todavía vivía su viuda Josefina Manresa y es a partir de sus vivencias y recuerdos, de los papeles que ella guardaba, como el autor del artículo –José Monleón- redacta el texto-entrevista que acaba siendo, como dice la portada, una evocación del poeta. No voy a incidir en el contenido del artículo (que ocupa siete páginas completas de la revista) y sí fijarme en las fotografías que lo ilustran. Una en la que se ve a Josefina delante de la casa de Cox, donde vivió con Miguel. Otra en la que vemos a Miguel leyendo unas cuartillas dedicadas a su amigo muerto, Ramón Sijé, en la plaza que lleva su nombre. Una imagen de la casa de la calle Arriba, adosada a la montaña, en Orihuela donde el poeta vivió muchos años; Una vieja instantánea en la que se ve a Miguel con sus hermanos Vicente, Encarna y Elvira, siendo niños; otra imagen de la casa de Miguel, donde se ve el granero y un trozo del pequeño huerto de sus versos; el retrato de portada de nuevo y una foto, sentado, con pantalones de pana y sus alpargatas blancas. Un sonriente Miguel, posa en París en 1938 y cierra el artículo una reproducción del programa en el que se anuncia una “comida en honor de nuestro poeta”, organizada por sus compañeros del Penal de Ocaña y que está fechada el 27 de diciembre de 1940. Dice Josefina, en un momento de la entrevista: “Me mantiene el recuerdo de Miguel. Y recibo mucha correspondencia, a la que no siempre contesto. Cosa que me duele, pero que no puedo evitar, pues me cuesta mucho escribir… De Miguel se han dicho cosas muy hermosas. A mí me gusta mucho todo lo que ha escrito Neruda sobre Miguel. Se ve que Neruda también había sufrido mucho…” Recordado y leído Miguel, víctima también del encono brutal que se desató en los sublevados ganadores de aquella terrible Guerra Civil.

 Y así, casi sin querer, este otoño incipiente y lluvioso ha unido al monte y las setas, a la lluvia y al Cinca, a las hojas que caen y a las que se dejan leer en forma de libro y ha abierto, una vez más, las puertas del recuerdo y del reconocimiento; en este caso, personificado en José Antonio Labordeta, recién desaparecido de nuestra geografía física (y más presente si cabe en la emocional) y en Miguel Hernández, de quien hace ya mucho tiempo que paladeamos su herencia hecha palabras.

17 comentarios

Cristian A. -

Yo elijo el texto numero 2. El del río Cinca me gusta mucho porque es muy interesante y hay una palabra que me intriga “escollera”. Espero que Mariano ponga más textos y que haya más cosas interesantes y que ponga textos de animales, porque me interesan muchos los animales y que ponga cosas sobre ellos que yo aún no sepa.

mariano -

Nos alegra mucho tener noticias tuyas, querida Rebeca. Bueno, las cosas de los permisos aconsejan ser prudentes y siempre vamos uno de los dos a estas reuniones de Madrid (a veces, no podemos ir ninguno, ya sabes, la vida, el trabajo, la salud). Tranquila que si vamos por Salamanca, lo sabrás y podrás hacer de guía, je, je. Un abrazo fuerte para ti y para Tita. A través de Luismi, Elisa y Loles ya envié recuerdos para todos. Mercè tasmbién me encarga que te dé un abrazo.

Rebeca -

Mariano,
me ha hecho mucha ilusión verte en la foto de la Red, ¿y Mercé? Que no la ubico bien... Que te veo muy bien, aunque hace muchísimo que no te veo, y que ya os podíais pasar por Salam,anca algún día, que sería una guía de excepción :-)
UN beso, familia!

Mariano -

Hola, Anny:
Je, je, “peor que los truferos…” Bueno, lo cierto es que ni dios dice la verdad cuando baja del monte con una cesta de setas; el que ha cogido algunas dice que no hay nada; el que las ha cogido encima de un cerro dice que ha sido a la izquierda del mismo y así andamos… Hay pequeños enclaves en los que casi siempre se cogen, no muchas, pero sí puedes contar que, con casi total seguridad, encontrarás unas pocas. Por eso me refiero al rincón talismán.
Regresé de Madrid, de jornada y media de debate sobre libros. Se proponen y leen libros recientemente publicados para ser analizados. Se pretende desbrozar y señalar los que consideramos mejores de la producción anual, con el fin de que los mediadores: maestros y maestras, bibliotecarios y bibliotecarias, etc. puedan tener una referencia con ciertas garantías. En este enlace con mi web se puede observar todo el trabajo realizado:
http://macoca.org/red-de-seleccion-de-libros
Saludos

Mariano -

Hola Silvia “patagona”. Me dices que mis comentarios son algo escasos y llevas razón. Creo que tengo abiertos demasiados frentes y me voy haciendo mayor… De todos modos, esta semana estuve de viaje en Madrid el lunes y el martes; regresé cansado y ayer tarde aún andaba con poco ánimo. Luego está el trabajo de cada día y las faenas derivadas del mismo que uno resuelve en casa. En resumidas cuentas, que ando “mu liao”. Me ha gustado tu álbum patagónico; las fotos de los glaciares son bonitas. Un saludo

Anny -

Hola Mariano

He leído tu blog y me gusta mucho. Qué bien puedes describir y contar las cosas! Yo estos días no tengo mucho tiempo y por eso daré solamente un muy breve comentario (para no perder la costumbre). Me haces reír con tu 'rincón talisman', el lugar donde vas a coger las setas más buenas del mundo. Tu eres peor que los peores truferos que hacen lo mismo, siempre hablar de manera muy confuso de los lugares donde encuentran sus 'hongos de oro'. La descripción del bosque y el ambiente es muy bonita: me parece un bosque de hadas, un bosque como en los libros de El Señor del anillo de Tolkin. Espero que resulta interesante las jornadas sobre la Red de Selección de Libros Infantiles y Juveniles, es un trabajo duro leer todo esto pero pienso que vale la pena. Qué pasa con todo esto, se elige después los mejores libros para utilizar en el curso? Un abrazo
Anny

Silvialuz -

Hola Mariano! me encantó tu post, ya veo que los chicos hacen sus comentarios también, buena idea! Como estuve "patagoneando" recién me estoy poniendo al día con las noticias del los blogs y las fotos del face, te etiqueté en unas porque son especialmente para vos.
Así como comienza el otoño a cambiar los colores de tu tierra, acá las flores han inundado mi jardín, en diez días han crecido mucho las plantas y mis hermosas rosas son un regalo para los ojos.
Tengo la intención de escribir el diario del viaje, pero hasta ahora no encontré el momento, he leído mucho y debería hacer las reseñas. Bueno, espero tus comentarios, que por cierto están un poco escasos. Nos leemos, un abrazote.

Xavier E. -

He elegido el texto número 2 para mi comentario, porque habla del Río Cinca que es una arteria fluvial del Ebro, y la corriente del río que después de llover baja con majestuosidad. Es mi elección porque me ha parecido interesante y me he encontrado con palabras que no sabía como: escollera, neblina, arterias fluviales

Cristian A. -

Yo elijo el texto numero 2, el río Cinca me gusta mucho porque es muy interesante y ahí una palabra que me intriga “escollera” y espero que Mariano ponga mas textos.

Víctor M. -

Para mí comentario he elegido el texto número 2 del río Cinca porque me ha parecido un poco poético, pero muy buen texto por como hacia esos movimientos el río. Es algo espléndido y había palabras que nunca había oído como: arterias fluviales, escollera y neblina.

Lili P. -

A mí me parece bien que las personas hayan ido a buscar setas y además de hablar de las setas también hablan de los bosques y me parece bien porque a mí me gustan los árboles. Habla del río Cinca, de que es la “arteria fluvial” que con más caudal alimenta al padre Ebro. A mí me gusta que también pone sobre los libros y hay un libro llamado Wangari y los árboles de la paz y también hay otro libro llamado la señora de los libros y creo que son muy bonitos

Lucía M. -

Para el comentario del blog, he elegido el texto número 1 porque me parece bien que fuera con la familia a su pueblo a coger setas y robellones. Está muy bien el bosque. A mí también me gusta mucho el bosque y encontrar robellones en el monte. Nunca había escuchado lo de tener un rincón talismán.

Ester B. -

Para mí comentario he elegido el texto numero 2:
Hablaba del río Cinca, de cómo era el agua el otro día que bajaba el agua muy turbia porque había llovido mucho y que no estaba muy gordo de caudal. El río hasta daba saltos y remolinos, bajaba bastante agua por la lluvia.

Jorge B. -

Yo voy a escribir el comentario sobre el río Cinca, texto número 2. Yo creo que lo ha escrito con mucha sutileza. Y creo que le ha costado bastante pensar todas esas palabras porque yo no sabía el significado de algunas de ellas: releo, evocación, etc.

Inés P. -

Para mi comentario he elegido el texto numero 3.Porque había muchas cosas que no sabía como por ejemplo: que “Wangari y los árboles de la paz” lo había escrito Jeannette Winter. Y que Wangarri Mathai había ganado el premio Nóbel de la paz en 2004. Tampoco sabía que en 1977 comenzó a plantar árboles en África oriental. De este texto casi no sabía nada.

Mariano -

Buenos días, Evaristo. ¡Jo, me nombras el mar! Yo, como la cita de Labordeta que incluyo en mi post, también sueño con el mar. Será porque soy de tierra adentro y me acerco a él de tanto en tanto. A estos paisajes de Sobrarbe que, ahora en otoño, se vuelven tremendamente hermoso, les haría falta un mar cercano, como el que tienen en Galicia, Asturias, Cantabria o el País Vasco, pero bueno... Informaré de lo que me dices y mañana, ya en Fraga, miraré esa dirección. Un abrazo, amigo

Evaristo -

Hoy, al mismo tiempo que tu entrada, ha llegado el otoño aquí, frente al mar. El día no puede ser más otoñal.
Supongo que nos irás informando de los avances del trabajo en RED de Selección de Libros Infantiles y Juveniles.
Para el día 30, algunos profesores blogueros han realizado un llamamiento interesante. Puedes verlo, por ejemplo, aquí: http://repasodelengua.blogspot.com/2010/10/el-centenario-que-no-cesa.html
¡Feliz otoño!