He tomado algo de distancia temporal para hablar de algunas cosillas de este tiempo vacacional recién pasado. Para hablar, de lo cotidiano, de las relaciones con la geografía en la que vives temporalmente o con las personas que comparten ese espacio vital…
Estuvimos unos días en Barcelona y, aunque el tiempo no fue nada bueno, pudimos callejear un rato por el barrio. Pudimos caminar desde el mercat de Sant Antoni (ahora está cerrado porque lo quieren reformar y se ha habilitado una nueva zona permanente para los puestos del mercado y los “encantes” que vendían en el exterior) hasta más allá de las Ramblas. Recorrimos algunas calles del barrio del Rabal: una zona curiosa, en la que se han construido plazas y calles nuevas o un Museo potente como es el MACBA (Museu d´Art Contemporani de Barcelona) que ha canalizado la instalación en sus alrededores de negocios más o menos alternativos y que han ayudado a regenerar un espacio bastante degradado. Caminar por esas callejas puede resultar algo inquietante a ciertas horas de la noche, pero durante el día, el paseo se torna, generalmente, pacífico y pintoresco. De vez en cuando, alguna pintada te hace pensar y sonreír: “¿Es ilegal el ave que migra?”, ha escrito con letra descuidada una mano anónima o te invita a detenerte, leer con calma y reflexionar si quieres. El texto está escrito en una oquedad de la pared y ocupa un espacio, al menos de dos metros de largo por otros dos de alto. Dice lo siguiente, con una letra clara y cuidada para que todo el mundo pueda leerlo: “MANERAS DE MATAR. Hay muchas maneras de matar: pueden clavarte un cuchillo en el vientre, quitarte el pan, no curarte una enfermedad, meterte en una mala vivienda, torturarte hasta la muerte por medio del trabajo, llevarte a la guerra, etc. Sólo pocas de esas cosas están prohibidas en nuestra ciudad”. Esa zona barcelonesa está cerca de nuestra vivienda y la recorremos con frecuencia, cada vez que viajamos a la ciudad. Los domingos por la mañana hemos estado muchas veces en la zona del mercado cambiando cromos de nuestros hijos o mirando libros a precios bajos y otros materiales que uno encuentra entre el maremagnum de puestos, mesas, cajas y gentes, que acuden hasta allí a practicar sus aficiones favoritas: pasear, mirar, ojear, comprar o vender…
Cuando llegamos a Labuerda, el tiempo no era mejor. Podíamos vislumbrar, recordando otras navidades, que podíamos pasarlas sin casi ver el sol y, al final, han resultado así. Se cumplieron los peores pronósticos. No fueron días demasiado fríos, pero la lluvia cayó sin cesar y las nubes cubrieron el cielo casi todos los días… En estos casos, lo mejor es quedarse en casa, hacer fuego para estar bien calientes, conversar y leer la prensa o algún libro. También es buen momento para remover algunas cajas o alguna zona de los armarios que hace tiempo no hemos tocado; reordenar los libros o las colecciones… Un par de paseos nos permitió el tiempo y los aprovechamos para recorrer la orilla derecha del Cinca: un día en dirección sur y otro en dirección norte. Acompañando al río en dirección sur, caminamos por la escollera y disfrutamos viendo un caudal generoso, ocupando casi todo el cauce y bien crecido. Había nevado copiosamente en cotas superiores a los mil metros y había llovido posteriormente, por encima de esa altitud en días posteriores provocando un deshielo rápido de parte de la nieve recién caída… El color del agua del Cinca era el color primaveral del deshielo, como primaveral era la fuerza impetuosa de la crecida. Aproveché para hacer unas cuantas fotos, antes de que el nivel alcanzado descendiera, como recuerdo.
Una tarde bajaron desde Puyarruego Anny y Luc, dos amigos belgas que vienen colaborando desde hace un tiempo en El Gurrión. Anny estaba interesada en conseguir todos los números posibles de la revista y yo me había comprometido a buscar números atrasados en cajas y bolsas. De vez en cuando, aparece una persona que se interesa por tener el máximo número de revistas posibles y esa valoración especial del trabajo realizado que tal deseo expresa, a mí me conmueve y procuro satisfacerlo. Fue una tarde muy agradable, charlando de muchas cosas, desde el viaje que deben hacer cruzando toda Francia para llegar a este lado de los Pirineos, hasta la comparación de cómo se articula la enseñanza de los idiomas en Bélgia y en España, pasando por la pasión de Luc por los molinos. Hablando de molinos, nos acercamos a las inmediaciones de los restos de los de Labuerda: el molino harinero, inaccesible hoy por las zarzas y matojos crecidos en el camino que lleva hasta la casi invisible puerta (molino de cereales que también era central eléctrica de la que se suministraba el pueblo) y el “Torno” o molino de las olivas, hoy convertido en preciosa casa, donde viven los amigos Vicente e Isabel que, ¡qué fatalidad!, no estaban esos días en Labuerda. Luc pudo fotografíar algunas piedras del exterior, panorámicas generales y yo me comprometí a buscar unas fotos en blanco y negro del interior, hechas muchos años antes de la reforma, escanearlas y enviárselas a su domicilio. Regresamos de nuevo a casa (tras habernos mojado porque estuvo lloviznando todo el rato y no llevábamos paraguas) y aún seguimos hablando de molinos y gurriones un buen rato.
Pury Estalayo, desde Madrid, me había enviado varios ejemplares de la revista semestral “ECOS” (subtitulada “Arte y Cultura para la Infancia”), que recibí estos días en Labuerda. Concretamente el número 11, correspondiente a diciembre de 2009. A finales del pasado septiembre, Pury me invitó a escribir un artículo que titulamos “El arte y las bibliotecas escolares”. Ocupa cuatro páginas de la revista y está ilustrado con fotos en color que yo le envié. Me puse muy contento al recibir esos ejemplares y ver cómo había quedado mi colaboración. Curiosamente, hay otro artículo de cuatro páginas que habla de la colección de “libros deplegables” de María José y Álvaro, dos palentinos con los que me pondré en comunicación para ver si los traemos a la sección “Y tú… ¿qué coleccionas?” de nuestro “gurrión”. Fue un estupendo regalo navideño.
El segunda paseo por la orilla del Cinca fue en dirección norte. A esa parte del término de Labuerda se le conoce con el nombre de “La Ribera”. Hoy día es una partida muy menguada, debido a los lengüetazos que el río le fue dando con el paso de los años. Cada gran riada, se comía un trozo de huerta, sustituyendo la tierra cultivable por un desolador amontonamiento de cantos rodados de granito, de variados tamaños… Para los pequeños agricultores de Labuerda, cada vez que ocurría esto, era un golpe más a sus pequeñas economías, a sus aspiraciones de supervivencia. Curiosamente, donde en otro tiempo hubo tierra cultivable y cultivada, hoy crece un bosque mixto, en el que abundan los pinos y distintas especies de “sálix”, junto a especies poco habituales en nuestro término: hayas y arces, por ejemplo. El agua arrastra semillas y en las crecidas y decrecidas del río se van quedando en tierra firme y algunas acaban germinando… También es un territorio en el que sobreviven algunas “casetas” de monte, con tejado a dos aguas (de losa o de teja, indistintamente); frecuentemente con dos pisos: en la planta baja se almacenaba hierba recogida en el huerto anexo o herramientas o se colocaba la caballería par descansar y darle de comer… Y en el piso superior podía haber incluso un conejar (en algunos casos aún quedan los “cados” en las esquinas del recinto interior). Restos de otro tiempo y, en definitiva, de un patrimonio etnográfico que se va destruyendo por el paso inexorable del tiempo. El nivel de las aguas del Cinca había descendido sensiblemente desde el anterior paseo y también se habían tornado más azules de color. El puerto nevado y la Peña también con nieve y ambos monumentos pétreos, semicubiertos por la niebla, nos regalaban preciosas imágenes, como también los reflejos en muchos grandes charcos del camino… Esos charcos “a los que te asomas”, y cuando el cielo se refleja en ellos, parecen de una insondable profundidad. ¡Cuántas veces, lo pequeño y cercano te deja maravillado! Volvimos del paseo con un notable botín de fotografías del agua del río, de las casetas, de las montañas y de los reflejos en los charcos: ese efecto-espejo que algunos días es especialmente evocador.
Estuve unas horas en Boltaña, en la asamblea anual del CES. El esforzado Centro de Estudios de Sobrarbe que tanto cuesta mantener activo, con la buena voluntad de unas cuantas personas. En Sobrarbe, por las propias condiciones geográficas, nada es sencillo y, al igual que en otros sitios, si hablamos de temas culturales, más complicado todavía. Antes de subir de vacaciones, dejé en la imprenta terminado el número 12 de la revista TRESEROLS (una de las publicaciones periódicas del CES) y fue grato poder recogerla en Boltaña, adonde había llegado un par de días antes de la reunión.
El día 3 de enero la cita estaba en Plan, donde se presentaban los actos que se van a desarrollar a lo largo de 2010 para conmemorar el 25 aniversario de la primera caravana de mujeres. Acompañé a mi amigo Enrique Campo (Presidente de la Comarca de Sobrarbe) para visitar a otro amigo de siempre, el actual alcalde de Plan e “instigador” de la primera y las siguientes caravanas, José Mº Fantova. Delante de la oficina de turimos de Plan nos concentramos a escuchar los breves discursos de estos y otros políticos mientras nevaba copiosamente, poniendo una nota climatológica de autenticidad, ¿acaso es raro que nieve en Plan o en el valle de Chistau un 3 de enero? El homenaje a los primeros organizadores y un muy generoso vino español continuaron a cubierto y por la tarde se celebró una mesa redonda. Sólo es necesario escribir en el google “caravana de mujeres de Plan” y disponerse a leer crónicas periodísticas que vienen desde el día 4 de enero de 1985…
Leí “Las golondrinas de Kabul”, un libro que habla del fanatismo talibán, de la exclusión de las mujeres afganas y que deja poco espacio para la esperanza. También leí “Contra el viento”, de Ángeles Caso; aquí las protagonistas son mujeres de Cabo Verde que también tienen que superar obstáculos como montañas para poder vivir con dignidad, en contra de la dureza de la vida en su país… Más información de ambos libros en http://nosotrasleemos.bitacoras.com. Tras lecturas de este tipo, siempre me acuerdo de los apóstoles vacuos que, cuando hablan de los niños y la lectura, dicen que “ésta es divertida”... ¡Qué tontería! Algunos libros pueden serlo, pero nada de generalizaciones simples.
Y así, con éstas y otras cosas, va transcurriendo la vida, animada en estas fechas pasadas por esas felicitaciones que llegaron a través del correo electrónico o del facebook y también de la carta manuscrita. Éstas son más apreciadas. Por eso recuerdo ahora a Lidia Ollero, Laura Andreu, Antonio G. Teijeiro, Rosa Serdio, Blanca Sanz, Manolo Callizo, Ángela y Placi, Luis Mejuto, José Manuel Bescós… que escribieron unas líneas de puño y letra y dejaron impregnadas las postales con una pequeña parte de su esencia. A ellos y a otros, les “pagué con la misma moneda” y escribí unas líneas pensando en sus personas, mirándoles a los ojos y deseándoles un año estupendo.
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Autor: Anónimo
Fecha: 10/01/2010 22:37.
Autor: Mariano
Fecha: 10/01/2010 23:28.
Autor: Mari Carmen
Fecha: 11/01/2010 18:55.
Autor: Mariano
Fecha: 11/01/2010 19:39.
Autor: Anny
Fecha: 12/01/2010 21:24.
Autor: Mariano
Fecha: 12/01/2010 23:24.
Autor: Alba Buisán Navas
Fecha: 14/01/2010 12:03.
Autor: Mariano
Fecha: 14/01/2010 12:13.
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