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SOBRE DOS LIBROS QUE ANIMAN A LEER

1. En 1927, Pedro Arnal Cavero, maestro nacido en Belver de Cinca, en 1884, publicó un libro titulado LECTURAS (ISBN: 978-84-8380-086-6), en el que se ofrecían 28 textos “que pretendían contribuir a que los niños de alrededor de 10 años comprendieran la necesidad de respetar a los animales, del cuidado de la naturaleza, desarrollaran actitudes de ayuda y de servicio a los demás, de respeto a los mayores, valoraran la laboriosidad, la sinceridad, la honradez…” (en palabras de Víctor Juan Borroy, Director del Museo Pedagógico de Aragón y autor del prólogo de la edición facsimil del libro). El libro está ilustrado por media docena de alumnos del maestro Pedro y lo traigo al blog, porque quiero copiar el primero de los textos, que lleva por título: “Niños y niñas, leed mucho siempre” (un mensaje que tiene ya 81 años y que sigue siendo una invitación muy actual a acercarse a los libros como fuentes del saber y como activadores de la imaginación y la fantasía).

 

El texto tiene tres partes, claramente diferenciadas: En la primera, se habla de las virtudes del acto de leer y de los beneficios que reporta esa práctica:

 

Casi todos vosotros sabéis leer con soltura cuando este libro cae en vuestras manos.

Pero no es bastante saber leer; es preciso, además, entender bien todo lo que se lee, hay que leer mucho y leer siempre cosas buenas. Vuestros maestros, vuestros padres y abuelos, vuestros hermanos mayores os dirán qué libros, qué revistas, qué periódicos son los que podéis y debéis leer.

Cuando encontréis alguna palabra cuyo significado no sepáis o cuando leáis un trozo cuyo sentido no entendáis, preguntad a vuestro profesor si estáis en la Escuela, o a vuestros padres si estáis en casa, aquello que ignoréis.

Si por algún motivo muy poderoso no fuerais a la Escuela todo el tiempo preciso, leed en vuestra casa una hora cada día, por lo menos. Tened muchos libros siempre y conservadlos bien, que ellos son los mejores amigos de los niños. Procurad, también, no olvidar cuanto vayáis aprendiendo en ellos.”

 

En la segunda parte del texto, el maestro Pedro inventa un ejemplo con el que pretende justificar el hecho de saber leer, de dominar la lectura:

 

Un muchacho abandonó muy pronto la Escuela de su pueblo porque fue a vivir con sus padres a una casa de camineros. Ya sabía leer algo cuando salió de la Escuela, pero olvidó pronto todo lo que había aprendido porque no se acordó más de coger un libro.

El padre del niño tampoco sabía leer, trabajaba en una carretera y enfermó en un día muy gris del mes de enero. El muchacho fue al pueblo a llamar al médico.

Después de visitarlo recetó el doctor dos medicinas: un jarabe para tomarlo a cucharadas y un líquido para frotar o untar el pecho del enfermo.

En la farmacia despacharon las dos recetas y en el frasco de la medicina que no se debía tomar a cucharadas puso el farmacéutico con letras grandes y claras: “USO EXTERNO. VENENO”. El chico confundió los frascos y como había olvidado la lectura no supo qué medicina había dado a su padre.

Al momento de tomar equivocadamente una cucharada de la medicina venenosa, el enfermo empezó a sentir un malestar muy grande y unos dolores muy agudos. Entonces se dieron cuenta padre e hijo de que tal vez habrían cambiado las medicinas y el muchacho y el muchacho corrió al pueblo a decir al médico lo que había pasado.

Afortunadamente llegó el remedio a tiempo para salvar al enfermo de una muerte próxima y terrible. El médico le dio un contraveneno y el paciente se repuso, pero tardó mucho tiempo en estar bien.

Ya veis, pues, qué consecuencias puede traer el no saber leer por no haber aprendido o por haberlo olvidado.”

 

La tercera parte, y la más breve, encierra algunos consejos finales:

 

No leáis nunca muy deprisa porque  la lectura no es una carrera de caballos en la que le dan el premio al que más corre. Poned vuestra atención en cuanto leáis, pensad en lo que habéis leído, hablad de aquello y no olvidéis las muchas cosas buenas que hayáis aprendido con la lectura”.

 

Es posible que alguien encuentre algunas ideas especialmente simples o ingenuas (tienen 81 años, he dicho más arriba), pero todas parecen salidas del sentido común; y yo he visto y he leído recomendaciones actuales que distan mucho de ser tan claras y tan oportunas. Seguro que en 1927 no había esta fiebre de la animación, fomento y planes de lectura que hay hoy día y, en cambio había maestros y maestras que tenían las ideas claras y trabajaban con sentido en tiempos en los que ni todos los niños y niñas del país iban a la escuela ni había los medios materiales que hoy tenemos a nuestra disposición.

 

2. El segundo comentario tiene que ver con la publicación del libro “LA BIBLIOTECA ESCOLAR COMO ESPACIO DE APRENDIZAJE”, por parte del Instituto Superior de Formación de Profesorado, dependiente del Ministerio de Educación, Política Social y Deporte (ISBN: 978-84-369-4542-3). Este libro tiene que ver poco con el primero y no está dirigido a niños y niñas, sino al profesorado que puede apreciar y aprovechar al máximo todas las posibilidades que ofrece la B.E., como ya se insinúa en el título. En él se recogen las ponencias que se presentaron y se desarrollaron en un curso celebrado en el Palacio de la Magdalena de Santander, en el seno de Universidad Menéndez Pelayo, la última semana de junio de 2007. Allí estuvimos, bajo la dirección de Loles González: Mónica Baró, Luismi Cencerrado, Pedro Cerrillo, Teresa Corchete, Regina Pacho, Elisa Yuste, Antonio Tejero y Mariano Coronas. Fue un placer, realmente. Ahora, a mediados de julio recibí varios ejemplares del libro que recoge las ponencias, junto a una veintena de separatas de mi colaboración. Ésta ocupa las páginas que van de la 179 a la 206, ambas inclusive y se titula: “Biblioteca escolar: Diecinueve años, libro a libro…” Los epígrafes de mi ponencia llevaban estos títulos: Datos sobre el colegio; Breve historia de la biblioteca escolar del CEIP Miguel Servet de Fraga; Objetivos de trabajo; Acciones y estrategias utilizadas a lo largo de los años para organizar y dinamizar la B.E.; Cuadro de interacciones establecidas desde la B.E.; Cuadro que orienta sobre las acciones que podemos impulsar desde la B.E.; Acciones para la dinamización cultural del centro y el fomento de la lectura y la escritura; Temas abordados en el transcurso de los años; descripción de materiales diseñados; Valoración del trabajo.

Me sentí muy reconocido con la invitación a participar en ese curso, el pasado año; es realmente un lujo poder dar una clase en una de las aulas del Palacio de la Magdalena (donde ya había estado en otra ocasión, también como ponente) y me he sentido feliz al recibir este libro y las separatas con mi participación. Me gusta participar en libros de autoría colectiva y disfruto de esas oportunidades que me han ido dando, desde diversas instancias (en algunos casos, he dejado constancia de ello en otros post anteriores de este blog). Generalmente compartes territorio y tienes, por tanto, como vecinos de parcela, a otras personas que también trabajan e investigan sobre asuntos similares y eso ayuda a contrastar pareceres y a que el trabajo se divulgue en muchas direcciones.

 

5 comentarios

Mari Carmen -

¡¡¡Cuánto has trabajado durante mi "desconexión"!!! Poco a poco voy poniéndome al día, ya que regresé de Chía este lunes pasado.
En primer lugar, darte el pésame por la muerte de tu padre (ya te dije en alguna ocasión que me recordaba a mi suegro, quien cumplirá también en enero 90 añitos y sigue cultivando todavía sus dos huertos).
En segundo lugar, gracias por tus generosos envíos.
Y ahora sigo "subiendo" por tu blog, que aún me queda para un rato largo.
PD: Luis Miguel Cencerrado, con quien veo que compartiste mesa, fue mi tutor de proyecto en el Máster de Promoción de la Lectura.

José Luis -

Sólo quiero agradecer este artículo.

Cada visita al Gurrión es un estímulo para saber más y ser mejor persona.

Un abrazo.

Víctor Juan -

Querido Mariano,
he pasado un rato estupendo haciendo gurrioning. Gracias por el envío. Y muchas felicidades por cada número. Son muchos años haciendo en silencio una revista estupenda.
A Moncho, el niño de "La lengua de las mariposas" le llamaban pardal, es decir, gorrión.
Abrazos

Fina -

Otra vez yo...je je...es que acabo de venir de tomar unas coca-colas con mi sobrina Ivet que hoy cumple 18 añitos y me ha comentado que tambien hoy es el cumple de Daniel, así que...FELICITALO DE MI PARTE.

Un saludo

Fina -

Por falta de tiempo (y no precisamente por estar de vacaciones) hacía días que no entraba en tu blog, asi que he tenido que ponerme al día y quiero decirte DE CORAZÓN, que pocas veces me ha emocionado tanto un texto como para que se me humedezcan los ojos. La sensibilidad con la que hablas de tu padre...todo lo que escribes sobre él me recuerda tanto a mi abuelo que murió hace 3 años con 97 primaveras, porque seguía estando como un chaval y seguía yendo todos los dias al campo y quejándose a todas horas por no poder trabajar más porque le empezaban a fallar las piernas :).

Sobre "libros que animan a leer", te diré que yo los encontré un poquito tarde, hace unos meses... porque aficionate a la lectura es algo que consigues cuando caen en tus manos libros que te gustan, que te enganchan, que te emocionan...y no siempre ocurre eso.
He pasado de leer 1 libro cada dos años a leer 3 libros al mes; de coger cualquier libro y leerlo aunque no me guste a seleccionar lo que quiero y dejar de lado lo que no me convence.

Leer es un gustazo, y la variedad es tan amplia...ahora estoy con: "De que hablan las mujeres en el baño", una novela divertida y entretenida muy adecuada para fechas veraniegas.

No te quejarás majete...¡¡vaya comentario!!... ¡¡no sabes el rato que me he tirado escribiéndolo!!

Saludos