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Cuarenta y tres futuros maestros que vieron truncados sus sueños

Así comienza el emotivo discurso pronunciado el pasado domingo, por la escritora, activista y periodista mexicana, ELENA PONIATOWSKA (Premio Cervantes, 2013), en el Zócalo de México D.F. Para quien no se haya enterado todavía de la noticia, en el mismo discurso se dan suficientes pistas de la tragedia, del asesinato masivo y brutal de 43 jóvenes mexicanos. En el siguiente enlace puede leerse el discurso completo:

http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2014/10/26/201cmexico-se-desangra201d-dice-elena-poniatowska-en-el-zocalo-4330.html

 Hoy, domingo 26 de octubre, a un mes de la ausencia de los 43 muchachos desaparecidos de la Normal Rural de Ayotzinapa por la Policía Municipal de Iguala, Guerrero reclamamos aquí en el centro del país, en la capital de México, la presencia de los muchachos y pedimos a cielo abierto y en voz alta: “Regrésenlos”.

 La Normal Rural de Ayotzinapa, Guerrero es muy pobre pero es el único lugar donde los que nada tienen pueden recibir una educación superior gratuita. Es la única opción de los campesinos que han escogido ser maestros rurales. Las habitaciones de los estudiantes de la Normal evidencian la miseria, el abandono de los muchachos. Su comida también. Cuando a uno de ellos le sirvieron leche exclamó que era la primera vez que la veía y sonrió al decir que le gustaba. Así como la leche, son muchos los alimentos que los chavos desconocen. Sus camisetas, sus mochilas, sus suetercitos recargados en los muros de su cuarto vacío, sus utensilios de plástico, todos son prendas de pobre...”

 A continuación, fue leyendo unas breves notas biográficas que el periodista París Martínez escribió de cada uno de los 43 desaparecidos, con ayuda de amigos y familiares. Leer esas breves biografías –vidas y sueños violentamente truncados por un proceder criminal- estremece... Magdaleno quería ser maestro bilingüe para dar clase a los niños indígenas que no hablan español. Antonio hablaba muy bien en público, tocaba la guitarra y le encantaba la lectura. El padre de Christian Tomás dice: “Mi muchacho quiere ser maestro, esa es la profesión que él quiere, pero lo frenaron, lo detuvieron... ¡¿Qué vamos  a hacer?!”. Miguel Ángel cuidaba a sus papás y a sus hermanos. Adan, campesino, sus amigos lo consideraban buen futbolista. Jhosivani caminaba cuatro kilómetros de ida hasta la carretera para tomar el transporte y cuatro de regreso porque quería ser maestro de primaria en su tierra... Y así podríamos ir anotando las historias de cada uno de estos jóvenes, la mayoría de 19 o 20 años que fueron secuestrados el pasado 26 de septiembre en la ciudad de Iguala, estado de Guerrero, y que, según todos los indicios, fueron brutalmente torturados y asesinados.

 Cuando me enteré de la noticia, quedé absolutamente consternado. Escuchamos cada día y desde hace mucho tiempo, noticias que nos ponen los pelos de punta, pero una masacre semejante... Una persona asesinada ya es una brutalidad... 43 jóvenes asesinados de este modo, todos juntos... ¿De qué eran culpables? ¿Quién dio la orden? ¿Quién puede obedecer una orden tan brutal y despiadada?¿De qué están hechos sus asesinos? Es terrible que en todas partes, las comunidades más pobres sean las que sufren este tipo de violencia institucional: asesinatos en los que hay evidencias de que responsables políticos animaron a que se cometieran... ¡Es todo tan repugnante! ¡Y es tan triste esa perdida de vidas humanas, de sueños que ya no se realizarán, de anhelos compartidos con sus familiares que han quedado orillados para siempre! Han muerto 43 jóvenes, pero también han quedado heridas que no cicatrizarán en las personas que los trajeron al mundo, que los fueron sacando adelante, que los amaron...: padres, hermanas y hermanos, amigos y amigas... 43 jóvenes futuros maestros que buscaban una vida mejor, salidos de comunidades rurales empobrecidas y a quienes el destino, en forma de manos asesinas, de mentes sin escrúpulos, de irracional violencia, ha truncado sus vidas.

Después de nombrarlos a todos, Elena Poniatowska terminaba así su emocionante discurso

 “... Ayotzinapa está destrozado. México está destrozado. Los alumnos de la Normal de Ayotzinapa conservan los tenis rotos de sus compañeros, su ropa, hasta los cartones que les sirven de cama. Esperan su regreso a pesar de que al extraordinario sacerdote Alejandro Solalinde, protector de los migrantes que ahora mismo celebra misa en Ayotzinapa, varios testigos le dijeron que los estudiantes habían sido asesinados, desmembrados y tirados a una fosa a la que le prendieron fuego. No hay respuesta suficiente entre crimen tan grande. La foto del estudiante del estado de México Julio César Mondragón al que le sacaron los ojos circula en Internet, su rostro desollado. Estamos ante una catástrofe nacional. En cinco estados hay protestas en apoyo a los 43 desaparecidos. México se desangra. La comunidad internacional está escandalizada y considera que México es ahora el país sin guerra más peligroso para los jóvenes. Jóvenes mutilados, jóvenes sin cuerpo, jóvenes asesinados. En el mundo entero resuena la indignación. La madre del estudiante de Guadalajara Ricardo Esparza que asistió al Cervantino de Guanajuato dijo que agradecía recibir el cuerpo muerto de su hijo para llevarle flores. ¿No resulta monstruosa su conformidad? O como se pregunta Gloria Muñoz Ramírez. “¿Hasta dónde ha llegado el terror implantado por el gobierno en el seno de la sociedad?” Frente al terror solo queda la unión de un pueblo que se levanta y grita como lo ha hecho durante días: “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”.

 Para terminar este post y como homenaje a estos 43 chicos, escribo sus nombres y utilizo las letras necesarias para resaltar ese grito final, esa exigencia amarga que el pasado domingo sonó fuerte y coreada en la plaza del Zócalo, el corazón de la capital mexicana:

 jhosiVani – luIs ángel – josé ángel naVarrete - marcOSaúl – jorge antonio – carloS lorenzo - abEl – adán – feLipe – emilianO – céSar manuel – jorge – israeL - Luis ángel josé - Eduardo – gioVanni - Antonio – chRistian – leOnel - miguel áNgel – benjamín – eVerardo – dorIam – carlos iVán - jOrge – jeSús - alexander – marciaL – jOrge aníbal – martín getSemany - abelardo – Q - cUtberto – bErnardo –– mauRicio – israEl - Magdaleno rubén – jOsé luis – julio céSar - jonás – miguel ángel – christian – josé ángel -

3 comentarios

Mariano -

Rescato dos comentarios de facebook, escritos ayer, 29 de octubre, después de compartir este post; en agradecimiento a Laura y a Gonzalo:

.. Es estremecedora y terrible la desaparición de estos 43 jóvenes. La redacción que Mariano Coronas Cabrero hace en su blog emociona. ¡No dejéis de leerlo!
La originalidad del homenaje que Mariano hace a estos jóvenes, pone la piel de gallina. (De Laura Rangil)

.. Ayer estuve con más de setenta estudiantes de magisterio, con Rosa y Covadonga/Susana. Leer las palabras de Poniatovska, y la entrada de este post de Mariano Coronas, me ha emocionado. No: conmocionado. De pronto, los 43 estudiantes tenían cara, y voz, y cuaderno de apuntes. (De Gonzalo Moure)

Mariano -

Suscribo todas tus palabras, Rosa. Es difícil explicar por qué unas muertes conmueven más que otras. Con la revolución de los medios de comunicación e información de las últimas décadas, hay un proceso de insensibilización, de tanto oirlas... Uno siempre piensa en la brutalidad –parece ser que innata- de un buen número de seres inhumanos y siente una profunda desolación solo de pensar en las enormes barbaridades que se habrán cometido en el pasado, cuando nadie se enteraba de los abusos y de las atrocidades que quienes tenían el poder utilizaban para conservarlo.
Un proceso evolutivo razonable, debería mostrar que de inhumanos hemos pasado a humanos y existe el respeto, la empatía, la compasión..., en las relaciones con nuestros semejantes, de manera generalizada. Pero, cada día, por lo que nos vamos enterando, encontramos cientos de ejemplos de esa evolución detenida o desevolución, en la que algunos desalmados muestran la cara más terrible, brutal y reprobable de la especie. Éste es un episodio que nos avergüenza como seres humanos porque nuestro corazón y nuestros sentimientos no pueden procesar algo tan espantoso; ni siquiera imaginarlo... México es un enorme país, casi un continente... Un país y un pueblo solidario, que acogió a miles de españoles exiliados, tras la guerra civil; que les permitió desarrollar una nueva vida, tras la salida violenta de un país en guerra civil. Pero, ahora mismo, es un país que se desangra por diferentes costados con problemáticas que, lejos de solucionarse, parece que van en aumento: violencia y asesinatos de mujeres, cárteles, bandas mafiosas, corrupción policial, corrupción política, pobreza, violencia contra los indígenas... Uno siente una pena inmensa al pensarlo y desea que una oleada de gente decente sean la referencia y enarbolen la bandera de la convivencia y del respeto a la vida de todos sus habitantes.

mª Rosa Serdio -

DOLOR, INDIGNACIÓN, IMPOTENCIA...
Todas las palabras se quedan cortas cuando los hechos que suceden están fundados en la barbarie.
MAESTROS, futuros libertadores de mentes, pobres con la idea de ser mejores, pueblo mismo dentro de la miseria del pueblo...
Y no hay forma de liberar la indignación.
CULTURA y JUSTICIA sólo parecen palabras que aún no han arraigado en el corazón de los miserables que, por DINERO Y PODER, esas palabras que hoy nos hieren más aún si cabe, son capaces de todo lo inhumano.
NO HAYA DESCANSO para quien mata la ILUSIÓN de unas familias, de unos muchachos y de un pueblo. D.E.P los que serán ya siempre eternos MAESTROS.