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Sensaciones y faenas vacacionales de agosto (I)

Es evidente que éstas son unas vacaciones especiales. Especiales porque son las últimas que voy a tener, después de cuarenta años de trabajo en la escuela. Cuando pienso en eso, me siento raro… Todavía no me he acostumbrado a pensar “en jubilado”… Bueno, dejémonos de preámbulos y vayamos a esta crónica diaria que quería ir escribiendo…

Día 1. Pasaban un poco de las 8:30 de la mañana cuando hemos salido de Barcelona, camino de Fraga. Aquí me he ocupado de seleccionar una docena de fotos de la jornada de coleccionismo del año pasado y escribir unos textos para, entre una cosa y otra, dejar en la imprenta el proyecto de un nuevo tríptico sobre la jornada de este año, dedicada monográficamente a colecciones de periódicos y revistas. El número 136 de El Gurrión entró ayer en máquinas, con 48 páginas. Comemos en Fraga y a las cinco salimos de nuevo a la carretera Llegamos a Labuerda antes de las siete y nos instalamos. Para mí, el reencuentro con el granero-salón y sus contenidos es siempre un motivo de alegría…

Día 2. Un recuerdo. El día 2 de agosto de 1981 jugamos un partido de fútbol entre Boltaña y Labuerda, en Boltaña. El partido terminó con empate a uno. En un lance del mismo, caí al suelo y me apoyé violentamente con la mano izquierda. Al finalizar el mismo, me subieron al médico a Lafortunada. Tenía una rotura en la muñeca: escayola todo el mes. Habíamos empezado en casa las obras para cambiar el tejado y aquello no dejaba de ser un contratiempo. Hice lo que pude y, como la muñeca estaba inmovilizada, rápidamente pude colaborar en las distintas tareas del peón de albañil … Curiosamente –sigue el recuerdo- el día 31 de ese mes y de ese año, regresé a Lafortunada a quitarme la escayola. Ese mismo día, por la tarde, bajé a Fraga, por primera vez. Al día siguiente -1 de septiembre- empezaba el curso. Han pasado 33 años desde entonces… En el número 3 de El Gurrión se recoge una breve crónica del partido, con la alineación y los cambios. Nos hicimos foto, pero salió borrosa, lamentablemente.

Después de almorzar, bajamos a L´Aínsa a comprar. Como hemos subido para quedarnos una temporada, hay que poner la nevera en estado de revista, que no sea tan inhóspita como una llanura glacial… Tras la comida, cae una tormenta potente que dura poco rato y que es continuación de la que ya cayó anoche. El tiempo está realmente fresco y hasta apetece ponerse una chaquetilla, para estar por casa, con las ventanas cerradas… He cargado mi estilográfica y me propongo utilizarla con más frecuencia. Inicio un nuevo dossier de prensa. ¡Vaya novedad!, para alguien que ha ido recogiendo y guarda artículos de prensa desde que era joven. Debo reconocer que fui desarrollando una mirada especial  hacia los periódicos, mediatizada por el uso que podía hacer de una fotografía, una columna, un artículo, etc. en el aula. He tenido compañeros y compañeras de trabajo que me dijeron que, desde que habían estado conmigo, leían el periódico de otra manera… Guardo varios soportes de diferente tamaño, con noticias pegadas de temáticas distintas. El caso es que dispongo de varios cuadernillos que me hicieron el pasado curso en la imprenta y me ha parecido que podía utilizarlos para colocar noticias veraniegas que me llaman la atención. Ya sé que el próximo curso no estaré en un aula para poder trabajarlas, leerlas o comentarlas, pero ya les encontraré alguna utilidad.

Día 3. Según dice el calendario, hoy es domingo, pero yo hace tiempo que “no sé a qué días estamos”. Por la mañana me dedico a una tarea que tenía pendiente. Estoy revisando, corrigiendo y ordenando los textos que se leyeron el pasado 21 de junio en la velada homenaje en el colegio. Esos textos, junto con los que yo escribí por esas fechas, más las presentaciones de Mercè, el artículo de agradecimiento publicado en La Voz y las cartas y comentarios que he recibido por correo electrónico o a través de Facebook, quiero encuadernarlos y guardarlos en un tomo especial. En septiembre o cuando sea, convertiré el armario que me regaló el colegio  en UN ARMARIO DE LA MEMORIA. Allí pondré, hasta donde quepan, publicaciones, documentos varios (¡guardo tantos!) de mi vida en el colegio Miguel Servet. En ningún otro lugar del mundo podrán consultarse tantos materiales impresos relacionados con el colegio (salvo, en parte, en la biblioteca escolar del citado centro), je, je.

Salimos a caminar por la tarde. Le comento a Mercè que “este ya no es mi pueblo”. Algún día reflexionaré sobre eso. Desde la puerta de casa hasta el barranco, habremos visto a más de veinte personas. No he conocido a ninguna… De regreso, hemos parado en Turmo a tomar un helado o un refresco y a pedirles que guarden las chapas de bebidas por unos días. Me he bajado ya una bolsa.

Escribo dos cartas largas, manuscritas a un maestro y una maestra, compañeros de ciclo el pasado curso: David y Marian. Contesto carta inesperada de David, con un mes justo de retraso y le escribo a Marian, a raíz de haber encontrado hoy una colaboración en el libro homenaje a Rafael Andolz que hicimos hace años, en la que se habla de un ciudadano de Arén (José Roy Lloret). Me ha hecho gracia que su segundo apellido sea igual que el primero de Mercè y que, entre otras cosas, modificara una copla popular muy conocida en la zona que decía: “Montañana la galana, partida entre dos barrancs, todas las chicotas guapas, son amigas dels capellans”. Convertir una copla como ésta, llena de gracia, sabor (y algo de razón, tal vez), en otra como la que sigue: “Montañana la galana, de hechura medieval, te muestras en tu pedestal, entre moruna y cristiana”, no parece una gran aportación literaria para la posteridad.

He terminado de leer “Las pequeñas memorias” de Saramago que me regaló Mercè en Lisboa. Lo compró en “A Casa dos Bicos”, la sede de la Fundación José Saramago. Es un libro corto, traducido por Pilar del Río, la última compañera del Nobel portugués. No es de una prosa brillante, pero algunos de sus recuerdos de infancia son universales y perfectamente compartidos por generaciones anteriores y posteriores. Es entretenido.

También estoy leyendo “Republicanos españoles en Midi-Pyrénées. Exilio, historia y memoria”, un compendio de artículos de variada autoría: historiadores, periodistas, militantes políticos, testigos directos…Edición original francesa a cargo de José Jornet, traducido al castellano por Carme Munt y editado con el apoyo de la Generalitat de Catalunya, el Gobierno de Aragón, FEDER, la región Midi-Pyrénées… Los grandes bloques desarrollados llevan estos títulos: La II República; Las mujeres de la república; La Guerra Civil; La Retirada; La actividad cultural y Los refugiado españoles a través de los Departamentos de Midi-Pyrénées. 368 páginas de imágenes y textos que informan y clarifican un convulso tiempo histórico, sobre el que cayó la censura durante mucho tiempo. Hoy podemos saber…

Por la noche estaba en el granero-salón escuchando música, abriendo y cerrando cajas y carpetas, y me han venido a la cabeza las últimas fechas vitales relacionadas con el número 7 (mi número). Me he acordado que la Cruz de José de Calasanz que me entregaron en 2005 estaba numerada. Me he levantado de la silla, he abierto la vitrina, la he sacado del estuche y con ayuda de la lupa he podido ver que es la número ¡21! (¡joder, 3x7). Seguidamente he repasado el día del “emboinamiento” de Aula Libre (14 de junio=7x2); la comida de la promoción de 1974 (1+9+7+4=21) y la velada de homenaje de los antiguos alumnos y alumnas (21 de junio=3x7) y el día de la comida del profesorado en Torrente (27 de junio)… Sigue el “7” muy presente en mi vida…

Día 4. Hemos madrugado más que otros días y hemos salido a caminar. Hemos tomado la carretera de San Vicente y llegado hasta que avistamos el último tramo de subida, con el pueblo en el horizonte próximo. Observamos con disgusto construcciones de dudosa legalidad en medio de terrenos que, posiblemente, no debieran albergarlas… Entre la ida y la vuelta, una hora de caminata matinal, muy agradable y tranquila.

Correos me trae el número 109 de la revista PEONZA (Revista de Literatura Infantil y Juvenil), que se publica trimestralmente en Santander. Como ya había llegado al domicilio de Fraga, ya la había empezado a leer. Muy interesante la entrevista a Luis Sepúlveda, desvelando trazos inimaginables de su vida y muy bueno el artículo de José Luis Polanco “Epopeya de la emigración”. La seguiré leyendo…

Por la tarde, he descubierto en una memoria externa del ordenador en la que tenía grabadas varias películas (no me acordaba) y me he visto “Fahrenheit 451”. Ya hace años que leí el libro, pero no había visto la película. Lo primero que se me ocurre decir es que, es muy probable, que las películas envejezcan mucho antes que los libros. Al finalizar la proyección, he estado ojeando el interior del libro de Ray Bradbury. Podríamos tomar decenas de citas; copio la siguiente, lo que le dice Granger al protagonista, Montag: “Cuando muere, todo el mundo debe dejar algo detrás, decía mi abuelo. Un hijo, un libro, un cuadro, una casa, una pared levantada o un par de zapatos. O un jardín plantado. Algo que tu mano tocará de una modo especial, de modo que tu alma tenga algún sitio a donde ir cuando tú mueras, y cuando la gente mire ese árbol, o esa flor, que tú plantaste, tú estarás allí…” Creo que es un mensaje bonito. Las cosas, los objetos, algunas obras…, cuando las contemplamos, las leemos, nos recuerdan a las personas que las construyeron; es como darles a quienes las crearon, una nueva vida.

He subido al piso un cubo grande lleno de manzanas amarillas que la lluvia y la abundancia han hecho caer de una de las manzaneras del campo. Mañana las pelaremos, aprovecharemos todo lo que se pueda y, mezclada con un poco de melón, haremos un buen recipiente de mermelada. El año pasado ya la hicimos así y salió buenísima. Hoy hemos desayunado tostadas con mantequilla y mermelada de manzana con melón del año pasado, Estaba buenísima.

Son las 10 y media de la noche y creo que hace unos minutos se acaba de fastidiar el reproductor de CDs. No me ha quedado más remedio que tirar de casettes…

 

 

 

 

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