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La palabra amenazada

No conocía a Ivonne Bordelois hasta que estas pasadas navidades recibí un regalo, en forma de libro, desde Argentina. Me lo enviaba SilviaLuz de Luca, con quien hemos desarrollado una estrecha relación epistolar, bloggera y “feisbusera”. El pasado otoño se malogró la primera posibilidad e conocernos en carne mortal. Silvia anduvo de viaje por Europa y llegó a España, pero finalmente, no pudimos encontrarnos, de modo que esa posibilidad sigue en pie y algún día será…

 El libro que me envió Silvia no venía solo; lo acompañaba otro de temática flamenca (pero no sobre el flamenco español, sino sobre la tierra de Flandes), destinado a nuestra amiga común: Anny Anselin. Anny vive en Gante (Bélgica) y allí pudieron conocerse las dos, en ese viaje que he nombrado con anterioridad. Como Anny tiene casa cerca de Labuerda, en Puyarruego; estas pasadas navidades pude hacerle entrega del libro referido.

El caso es que mi regalo se titula “La palabra amenazada”. Es un libro de apenas 140 páginas, dividido en 12 capítulos; un ensayo militante de la poeta, ensayista y lingüista argentina, Ivonne Bordelois (Licenciada en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires; realizó estudios literarios y lingüísticos en La Sorbona; se doctoró en lingüística en el Instituto Tecnológico de Massachussets, teniendo como director de tesis a Noam Chomsky. Dio clase en en Instituto Iberoamericano de la Universidad de Utrech (Holanda); disfrutó de una Beca Guggenheim…) Mujer de sólida formación y ensayista reconocida: su ensayo titulado El país que nos habla recibió el Premio La Nación-Sudamericana.

 Este post de hoy –que tanto he tardado en dar a luz, desde el anterior- va a tener poco de mí y mucho del libro del que estoy hablando. Es una reflexión muy lúcida sobre las palabras, sobre la lengua, sobre la poesía… Ese secuestro que algunos han hecho de las mismas o esa manipulación de su significado. De modo que copiaré algunos fragmentos que me han gustado especialmente y que “marcan tendencia”, indicándonos hacia dónde apunta la serena, pero contundente reflexión que en los distintos capítulos ofrece la profesora Bordelois, quien, por cierto, recuerda: “mis mejores profesores de castellano no fueron los que desempeñaron esa asignatura, sino aquellos que daban a la comunicación verbal con los alumnos ese fervor, esa gracia y esa vivacidad que nos hace amar el lenguaje, por encima de todo. Recuerdo a Margarita Oría, estupenda profesora de matemáticas, que siempre interrumpía sus clases en un momento dado para conversar, simplemente, con nosotros. Eran lecciones de claridad, de intimidad, de juventud, de comunicación. Y aprendíamos matemáticas mejor, a través de una experiencia de lenguaje refrescante y vitalizadota”.

 Aunque las reflexiones que contiene el libro suelen estar ejemplificadas con vivencias de su país –Argentina-, es indudable que pueden generalizarse sin más problemas a otros países del mundo, incluido el nuestro, puesto que las lenguas, las palabras y la comunicación sufren en todas partes las mismas agresiones, parecidos conflictos, iguales perversiones.

Hay una teoría antropológica que dice que accedemos a la humanidad, desde los simios, cuando la postura erecta nos permite desarrollar la maravillosa complejidad de las cuerdas vocales y abre el acceso a la palabra. Quiere decir que nuestro cuerpo está destinado en última instancia al lenguaje: si todo lo inmenso y complejo y deslumbrante y agobiador que nos ocurre no llega a canalizarse y culminar en la palabra, desembocamos necesariamente en la violencia, porque de algún modo lo no expresado crea una presión tal que no puede encauzarse de otra manera. El desprecio y la humillación de la palabra, la ignorancia de la palabra, el silenciamiento y la poda de la palabra, la violencia de la palabra desfigurada en grito, en insulto o en cliché, es la puerta mejor abierta al golpe, la cuchillada o la bomba.

Cuando en los colegios, los patios de recreo son selva de alaridos, blasfemias e insultos, cuando los maestros y profesores no saben o no pueden repartir desde su persona, su gesto y su actitud ese silencio activo y persuasivo donde la palabra encuentra su arranque más profundo y viviente, entonces la educación retrocede en un vano ejercicio formal que reparte diplomas sin alimentar a nadie: otra burocracia más al servicio de la barbarie. Cuando en los medios la propaganda impiadosa nos perfora los oídos y los programas llamados de entretenimiento se vuelven en realidad programas de ensordecimiento, descubrimos que el sistema imperante nos quiere confundidos, nos necesita aturdidos para comprar lo superfluo y ostentoso, para comer chatarra, para adiestrarnos en el descenso de nuestra autoestima, para demoler nuestra capacidad crítica y creativa y sobre todo y ante todo para votar a quien no debemos…”

 Ivonne es ensayista y poeta y su discurso sobre la poesía es digno de ser atendido: “Hay algo particularmente hermoso y natural en la poesía que nace del lenguaje porque el lenguaje nunca se acaba; no hay que salir a buscar o a comprar sus elementos, como lo debe hacer el escultor o el pintor con sus materiales… Y uno de los rasgos más peculiares de la poesía es que, a diferencia de los objetos de la ciencia, que son definidos y definibles rigurosamente, nadie puede definirla a ciencia cierta… Y la poesía debe pasar obligatoriamente por la catarsis del silencio, sobre todo del silencio lector. Antes de escribir un poema, debiéramos asomarnos a escuchar aquellos cien poemas que bordearon o dijeron lo que, acaso sin saberlo, repetiremos defectuosamente. La poesía empieza con la escucha humilde y purificadora, no con explosiones prematuras de un narcisismo mal contenido. Antes de decirnos a nosotros mismos nos han dicho Isaías, Sófocles, Shakespeare, García Lorca, Baudelaire… Personalmente siento que la poesía es aquello que rompe los límites de lo indecible y cambia nuestra lengua, transformándonos a nosotros con ella…

 Sus opiniones, en muchos pasajes son realmente contundentes y señala a quienes entorpecen determinadas prácticas o a quienes cayeron rendidos ante los avances modernos como si fueran la panacea que todo lo cura…: “Muchos de nuestros estudiantes han aprendido inglés por su afán de aprender canciones inglesas y está bien que así sea –aunque mejor aún sería, por cierto, que comprendieran a fondo el sentido de las palabras que cantan, lo cual no siempre es el caso-. Lo malo es que los docentes deserten su vocación de enseñantes y se nieguen a abrir los ojos y los oídos de sus alumnos a las páginas más hermosas de nuestra poesía en lengua española, que es música por sí sola. Los mismos que dicen que los niños no deben aprender de memoria y han desterrado la enseñanza de la poesía en las escuelas –en primer lugar, porque son incapaces de enseñarla- son los que imaginan que la memoria es una propiedad de la computadora, sin entender que la computadora es sólo una simulación de la maravillosa memoria humana. Son los mercaderes de la electrónica y también los empresarios de las fúnebres pompas del lenguaje, los enterradores oficiales del verbo. Hay que denunciarlos, hay que hostigarlos, hay que reemplazarlos. Hay que rescatar la poesía, nuestra espléndida poesía, de las mazmorras a las que la somete una mal llamada cultura sin imaginación y sin amor. Hay que reimplantarla no sólo en los programas escolares sino en los medios masivos de comunicación y en la mente y el corazón de todos los hispanohablantes”.

 En otro momento, podemos leer: “¿Y se puede ser más obtuso que aquellos que impiden, por razones de didáctica actual, el encuentro de los chicos con estas palabras milagrosas? La poesía está allí diciendo: ´Dejen que los chicos se acerquen a mí´, y los celadores del orden global y electrónico, los mismos que distribuyen pornografía a destajo por Internet, no se lo permiten.Una tecnología que impulsa a desplazar toda memoria al depósito de una computadora y destierra el aprendizaje verbal en la superficie de la tierra civilizada es una tecnología que se ensaña con nuestra conciencia lingüística, con sus poderes y placeres, para reemplazarla por el muchas veces vulnerable poderío de la máquina. Alienación de la memoria, esclavitud del mercado computacional: el deslumbramiento y entusiasmo por el innegable proceso que los ´ordenadores´ representan oculta muchas veces la violencia depredadora de esta empresa que no casualmente se acompaña de medidas pedagógicas pretendidamente progresistas, destinadas a recluir y cegar los manantiales del verbo a lo largo y lo ancho de todo el planeta… Parece imposible, en verdad, que los mismos chicos que aprenden sin esfuerzo letras de rock se nieguen ea retener poemas –adecuadamente presentados- de Enrique Banchs, Jorge Luis Borges, María Elena Walsh o Juan Gelman –los nombres que yo escogería para comenzar-, pero por supuesto hay muchos otros…”

 Citas que nos ofrecen otros puntos de vista y otros enfoques desde los que mirar y analizar… Y como el post se alarga y se trataba de ofrecer solamente algunas reflexiones para abrir boca, anoto seguidamente el párrafo final del libro: “… Puede parecer una utopía inocente, una ingenuidad elitista profesar la salvación por la palabra. Mucho más, por cierto, es necesario. En verdad, el lenguaje no nos es suficiente, pero nos es necesario; la palabra sola no puede salvarnos, pero no nos podemos salvar sin la palabra. La derrota de la palabra implica una ceguera letal, un leso crimen de humanidad, un craso fracaso que necesitamos conjurar por todos los medios a nuestro alcance para no descender al infierno que nos proponen nuestro enemigos. Y en el combate con las tinieblas, el hecho de que la luz, la inteligencia, la alegría y el pan de la palabra estén con nosotros, que la veneración por el misterio y la vida de la palabra esté con nosotros, no será ciertamente una de nuestras menores ventajas”.

 Si tienes oportunidad, hazte con un ejemplar de este libro. Es muy apropiado para leer y releer de vez en cuando y, como ya te he dicho y creo haber ejemplificado, contiene reflexiones inteligentes y pone a pensar al lector o a la lectora; en ese sentido, su lectura te abrirá nuevos horizontes en los que pensar y pondrá a prueba tus propias convicciones… (Libros del Zorzal, Buenos Aires – 2005)

4 comentarios

Mariano -

Querida Silvia:

Yo tampoco pensé en escribir un post sobre él antes de leerlo, pero a medida que lo hacía creí que debía dejar constancia de que es un libro inteligente, que invita a pensar. Además, estaba todo el rato de acuerdo con su autora, de modo que, el post salió solo.
A propósito de la climatología, ¡que bonito sería poder hacer un intercambio: recibir unas llamaradas patagónicas, a cambio de unas ráfagas de invierno español y así equilibraríamos ambas temperaturas, je, je!
Un abrazo fuerte, amiga.

Silvia Luz -

Hola Mariano! creo que ni la misma Ivone hubiera hecho una crítica tan buena como ésta del libro. Sabía que te iba a gustar, pero no imaginé que serviría para un post. Muchas gracias por tus palabras y no pierdo las esperanzas de encontrarnos y poder charlar a gusto. Un abrazote desde la calurosa Patagonia.

Mariano -

Y si no lo encuentras, Pilar, (porque no sé si se ha editado en España) te lo puedo prestar sin ningún problema. Un abrazo

Pilar C. -

¡Qué palabras tan necesarias! Buscaré el libro. Gracias