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CABRE (r) OTERAPIA (I)

 Dice Juan Cueto, en un artículo en EPS (8-7-07) que le dijo su médico: “Los organismos vivos, para seguir estando vivos, necesitan producir estrés. Tienes que cabrearte más y continuamente, si no quieres desaparecer por calma total”. Me resultó muy curioso leerlo y me sentí muy reconfortado sabiendo que otros piensan lo que yo he pensado siempre: que el cuerpo necesita cabrearse dos o tres veces al día para mantenerse alerta y en forma: ver un informativo en televisión o echar mano del periódico diario son dos de las acciones que mejor pueden predisponer para esa dosis diaria de cabreo reparador, por ejemplo.  

Con fecha 18 de febrero del corriente se publicó en este blog una entrada que llevaba por título: “Tenemos cien motivos, al menos, para alegrarnos hoy”. Seguro que hay más de cien motivos también  para cabrearse. Por esta vez, me voy a conformar con señalar cincuenta y dejar otros tantos para más adelante. Así que para celebrar que hoy termina julio (ya de por sí cabreante, porque han pasado la mitad de las vacaciones), quiero regalar esta lista de motivos. No obstante, antes de empezar la enumeración, debo decir que, de vez en cuando, con quien primero me cabreo es conmigo mismo, cuando siento no haber estado a la altura conveniente, por acción o por omisión...   

Y además, me cabrean estas otras cincuenta cosas:  

  1. La hipocresía y los hipócritas (en todas sus manifestaciones, versiones y camuflajes); 2. los jefecillos que quieren curar su manifiesta mediocridad acosando a sus subordinadas y subordinados; 3. los que nunca regalaron un minuto de su tiempo, una idea de su repertorio personal, unas palabras amables; 4. los obispos que escriben contra la educación para la ciudadanía “porque adoctrina”, ¿seguro? ¿y ellos que llevan haciendo desde el principio de los tiempos?; 5. los pirómanos que queman los bosques preparando el terreno para una gran tragedia; 6. los que confunden las jornadas interminables de los niños con la conciliación familiar (¡ojo con los concilios!) y los tienen en la escuela desde las ocho de la mañana hasta las seis o las siete de la tarde; 7.  los obispos, curas y otros célibes y castos cuando hablan de matrimonio y sexualidad; 8. los acosadores de todo tipo y condición; 9. los conductores salvajes que cuando provocan un accidente o un atropello casi nunca se matan, pero suelen dejar siempre alguna o varias víctimas con su comportamiento irracional; 10. los que se suicidan después de haber matado a su compañera, ¿por qué no se suicidaron primero y luego ya…?; 11. los que hablan por el móvil a distancia y se les puede seguir la conversación; 12. los que sólo se acuerdan de las maestras y los maestros en vacaciones de verano para recordarles que tienen muchas; 13. los que han elevado a derecho fundamental el que los padres elijan el colegio de sus hijos; 14. los docentes que trabajan en la enseñanza pública y llevan a sus hijos a la privada; 15. los que pasan con la moto haciendo un ruido infernal; 16. todos los que utilizan el mar como vertedero; 17. los que disfrazan la envidia de invisibilidad; 18. los que se cuelan en las colas; 19. los que siempre son los primeros para disfrutar del servicio público recién instalado, pero nunca levantan la mano cuando se piden voluntarios para trabajar; 20. los que jamás hicieron nada si no fue cobrando; 21. los que siempre se sienten con muchos derechos y nunca mencionan las obligaciones a las que deben responder; 22. los que tienen perros y gatos sueltos por la calle; 23. el ex-presidente del Gobierno que se mofa burdamente de las campañas de la DGT (¡inconcebible!); 24. el inventor del pegamento de los rollos de papel higiénico que cada vez que tratas de empezar uno nuevo, te las ves y te las deseas; 25. la “peña” de la paz universal que, en cambio, hace la vida imposible a los del entorno próximo; 26. los que encuentran muy natural que debas aguantar sus excentricidades y manías, pero que se volverían agresivos si tuvieran que aguantar las tuyas; 27. los políticos que mintieron y ocultaron información importante y no se fueron a su casa avergonzados y pidiendo perdón a los ciudadanos; 28. esos mismos políticos a los que no les bastó quedarse, sino que llevan tres años insultando, descalificando y llenando de mierda (¡qué bonita palabra, dice mi amiga Geles y mi amigo José Luis!) las sesiones parlamentarias; 29. los que sólo saben conjugar el verbo “escaquearse” (¡reflexivo, claro!); 30. los fabricantes de coches que podrían echar una mano haciendo que corrieran algo menos; 31. los que no tienen ni el más mínimo comportamiento ecológico ni la mínima sensibilidad medioambiental; 32. los que se enriquecen escandalosamente; 33. los malayos de Marbella y todos los malayos de todas las marbellas; 34. los que se aprovechan de los inmigrantes para forrarse; 35. los que nunca reconocen en los demás los derechos que disfrutan; 36. los maltratadotes; 37. los que emplean la violencia como único argumento para sus reivindicaciones; 38. los terroristas, que desprecian todas las vidas; 39. los que debiendo dimitir no dimiten; 40. los que trepan “subiéndose a las espaldas” de los que tienen alrededor; 41. los que cuando llegan “arriba”, ya no vuelven a mirar para abajo; 42. los que comercian con seres humanos; 43. los que, cuando terminan su paquete de tabaco, lo estrujan en una mano y lo tiran directamente al suelo; 44. los que cuando tienen que elogiar a alguien, empiezan con un “pero” y continúan con un “sin embargo”; 45. los que viven exclusivamente para “salir en las fotos”; 46. los que cercenan la libertad de expresión (véase El Jueves); 47. los que construyen campos de golf en lugares con déficit hídrico; 48. los que tiran la piedra y esconden la mano; 49. los sinvergüenzas y 50. los que cuando lean esta lista dirán que es demagógica… (continuará)

  Bueno, pues aquí dejo esta retahíla de personas y circunstancias que suelen cabrearme. Podría haberme puesto más poético o “salir al exterior”, pero eso ya lo haremos en otra ocasión. Si por casualidad llegas hasta este puerto y lees, te agradeceré que escribas algún comentario señalando qué es lo que a ti te cabrea y así podremos ir ampliando la lista…

12 comentarios

Carlos -

Me ha gustado mucho este post.
A mi me cabrean muchas cosas, casi todas las que habéis dicho.
Pero lo que más me cabrea es que cuanto más envejezco más me cabreo y peor me sientan todas estas cosas. Tengo 35 ¿Irá en aumento?
Creo que de niño no me molestaban tantas cosas...

nig -

Estoy de acuerdo con todo y con todos, por eso se me ha quedado pintada en la cara la sonrisa del que se alegra de compartir sentimientos con mucha buena gente. Tambien soy de las que necesitan un punto de estres para funcionar, pero ahora prefiero pensar en lo que me relaja: las noches de verano, el azul del cielo, del agua y todos los azules de la vida, los reencuentos, las postales de los que se acuerdan de ti en vacaciones,mis hijos disfrutando el verano,leer en bikini,entrar en este blog,las mañanas fresquitas como la de hoy...
Ah! Una cosa que me cabrea mucho en verano es que la gente se "preocupe" por mis vacaciones.
nig

Fina -

¿Hacer una lista con las cosas que más me cabrean?...jajaja...IMPOSIBLE....soy una "cabreona nata", la sangre me hierve con tantas cosas que sería mejor hacer una lista con lo que no me cabrea.

Pero hay una cosa que sí me cabrea un montón: confundir la mala educación con hipocresía...vamos a ver: saludar a alguien que pasa por delante de tus narices aunque te caiga mal.....eso es ducación, lo que sería hipocresía es si le desearas buenos días..:):)...

Pero bueno, cabrearse es sano, y si puedes enfocar tu cabreo hacia algo y soltarlo....fua.....una pasada: un buen grito, una buena patada ....la rabia te sale de dentro y desaparece...durante al menos un instante.

Hasta otra

Guillem Arnau -

Los cincuenta motivos son curiosos para cabrearse. Pero cabrearse puede provocar a veces mal ejemplo: el presidente de Estados Unidos se enfada con España y nos declara la guerra. Espero que os parezca un razonamiento correcto…

José Luis -

Se me ha escapado un mi posesivo que se hace pasar por un mí prononmbre. Va armado con un punto y no lleva acento. Si alguien lo ve, me lo devuelva, por favor.

José Luis -

Yo llevo cabreado varios años, así que mejor espero a otro artículo.

De todos modos, a mi me cabrea la indiferencia, la falta de compromiso, de sensibilidad, de espíritu crítico, de vitalidad, de VIDA, de la sociedad en que creo vivir.

Un saludo.

Julio Labrador -

Me cabrea quien nunca se cabrea y quien, cuando dice estar menos cabreado que nunca, mata a puñaladas a su esposa, a sus hijos, a la suegra y al del butano, y luego se suicida en nombre de la presunta inocencia y de la más que dudosa locura.
Me cabrea que los suicidas dejen una carta para que sus amigos tengan remordimientos.
Me cabrea que los amigos ya no escriban cartas para darte la enhorabuena por no haber cambiado.
Me cabrea que uno ya sólo reciba cartas del banco.
Me cabrea que el banco confíe tanto en mí y me proponga confiar en sus tipos de interés e invertir mi dinero en fondos del tesoro.
Me cabrea que el fondo del mar esté contaminado y que los peces hayan decidido no votar en las próximas elecciones hasta que no se arregle su situación.
Me cabrea la gente que deja la política en manos de los políticos.
Me cabrea que quienes gobiernan no utilicen el corazón en lugar de la cabeza.
Me cabrea que, en lugar de ir a pie a muchas partes, vayamos con el automóvil a cualquier lugar, y que queramos llegar tan pronto que a veces no tengamos ni tiempo de decidir el destino.
Me cabrea que nuestros logros, éxitos y fracasos sean fruto del azar y no de nuestro esfuerzo.
Me cabrea que los triunfadores jueguen con las cartas marcadas.
Me cabrea que los perdedores no tengan su momento de gloria ni las llaves para entrar en el Olimpo de los dioses, y que se juegue con sus emociones y se les diga que lo importante es participar.
Me cabrea que las personas en quienes depositaste tu confianza no te pidan perdón por haberte robado los sueños y por haberte prometido que no te engañarían.
Me cabrea que aquellas personas que ayer parecían simpáticas hoy no te devuelvan el saludo, y respondan con violencia, y pregunten con acritud, y te hagan daño y te hieran tus sentimientos porque no les importa que nunca cicatricen las heridas.
Me cabrea que la antipatía pueda transmitirse genéticamente o a través de los conductos de ventilación.
Me cabrea que la gente no recuerde qué hizo ayer y crea que lo que sucedió hace veinticuatro horas en realidad sucedió hace millones de años.
Me cabrea que la gente beba para ahorrarse el mal trago de aburrirse, y que se despierte con la nauseabunda sensación de que sigue viva, y que parezca siempre dispuesta a terminar la noche con la cabeza metida en el retrete.
Me cabrea que el aburrimiento sea la principal actividad de ocio de la juventud y que, por razones de la edad, uno no pueda ser joven a los noventa años.
Me cabrea que la gente muera sin haber cometido un montón de errores, y sin haber tomado muchas decisiones equivocadas, y sin haber perdido toda clase de oportunidades, y sin poder despedirse.
Me cabrea la gente que se cuela en los tanatorios para estudiar las reacciones de los familiares cuando reciben el pésame.
Me cabrea la gente se cuela en las elecciones porque no cree en la democracia.
Me cabrea la gente que no opina ni vota porque cree que ha opinado demasiadas veces y ha votadas en otras tantas ocasiones y todo sigue igual.
Me cabrea la gente que trafica con las ideologías, y los traficantes de droga que creen que ofrecen un servicio a la sociedad.
Me cabrea que no se prohiba el hambre y la miseria y que cada vez existan más prohibiciones en torno al tabaco y que cada vez resulte más atractivo fumar.
Me cabrea que los parches y chicles de nicotina no nos protejan de las promesas que no se cumplen, las cuales sí perjudican seriamente la salud.
Me cabrea que las personas sanas den conferencias sobre sus dolores y enfermedades y opinen sobre enfermeras, centros hospitalarios, médicos y medicamentos mientras hay gente que muere de un simple resfriado porque no puede pagarse una miserable vacuna.
Me cabrea que los partidos no incluyan en sus programas electorales alguna referencia a la utopía.
Me cabrea quienes utilizan los cojones para defender su punto de vista.
Me cabrea que el vecino, que parecía tan buena persona, que era tan amable y atento, que era tan simpático, vaya al supermercado con un rifle de precisión con mira telescópica y dispare a las cajeras, al yogurt desnatado y a los huevos.
Me cabrea que a la gente le sobre huevos y le falte sentido común.
Me cabrea que la gente gaste todo el dinero en ser desgraciada porque desconoce que ser feliz cuesta muy poco.

Conchi -

Buenos días, Mariano:

¿Qué tal estás? Disfrutando del verano, seguro. A mí todavía me quedan unos días de trabajo hasta las vacaciones.

He leído tu blog y aquí te digo las cosas que me cabrean:
-- La música altísima de algunos coches que parecen discotecas ambulantes y se oye a cientos de metros de distancia.

-- Los dueños de esos perros y gatos que nombras que aunque vayan acompañando a sus mascotas por la calle dejan que se orinen y se caguen (perdón) en cualquier sitio.

-- Los portazos que mucha gente acostumbra a dar, con lo fácil que es sujetar las puertas y cerrar despacio...

Bueno, esto es todo lo que se me ocurre, por ahora.

mercè -

Hay muchas razones para cabrearse, pero yo intento aprender a hacerlo cada vez menos ya que la mayoria de las veces no vale la pena.
De todas formas quiero añadir un par de cosas que a mi personalmente me cabrean mucho: la mentira, en todas sus facetas, y las personas que te hablan sin mirarte a la cara (o a los ojos). Saludos.

Rosa López -

Hola buenas tardes, madre mía que lista tan larga,si me parece que no has dejado ninguna sin decir...
A mí una de las cosas que me llega a cabrear es que te den consejos sobre cualquier tema que se hable sin haberlos pedido. Un saludo ;-(

ana coronas lloret -

la verdad es que me parece una lista muy interesante. Yo, que soy de cabreo fácil (no se a quien me parezco) puedo nombrar alguno después del día tan desastroso que he pasado:
Los que en vez de hacer sus tareas intentan pasar por tontos para otros las tengamos que hacer, los que hacen cosas sin avisarte y luego a la primera de cambio intentan echarte la mierda encima, los que no tienen otra cosa que hacer que dedicarse a buscarte las cosquillas de mil maneras. Bueno no tengo mucho más que decir, pero te repito que me parece curioso el escrito de hoy.
Te has olvidado a los que adquieren casas para aumentar su patrimonio y luego dejan que éstas se caigan.

Besos, ya queda menos para las vacaciones

Carlos Cabanillas -

Si bien reconozco que soy de cabreo difícil, hay una cosa que sobrellevo con mucha dificultad: la prensa rosa, lectores y productores. Aunque, bien pensado, creo que pueden muy bien integrarse en el 49 de tu lista, o en el 1.