Blogia
gurrion

NUEVA ORLEANS

Es difícil identificar a primera vista cualquiera de las imágenes que reproduce estos días la prensa sobre la tragedia de Nueva Orleáns. Como la mayor parte de la gente que se asoma a las fotografías es de color negro y la masificación que se vislumbra ya está impresa en las retinas como perteneciente a catástrofes conocidas y situadas preferentemente en África, cuesta aceptar que eso pasa en la todopoderosa nación norteamericana. No es posible que cueste menos tiempo viajar desde territorio estadounidense, con aviones cargados de bombas, hacia territorios de Afganistán o de Irak que llegar desde las bases militares de algunos estados norteamericanos hasta zonas de Luisiana, Alabama, Misisipi, Florida, etc. para llevar agua y alimentos, ayuda y esperanza a decenas de miles de personas que se han visto sorprendidas y abandonadas a su suerte, tras el violentísimo huracán Katrina.
Igualmente cuesta aceptar que un mismo país pueda mandar naves espaciales al cosmos o a la estación espacial Internacional, haciendo posible que los tripulantes tornen con salud y tenga zonas tan extensas dejadas de la mano, amenazadas con estos golpes de mar desde siempre y sin planes más contundentes y eficaces de protección. (Hay muy poca diferencia, por no decir ninguna, entre las imágenes que recibíamos el pasado mes de enero del famoso tsunami y las que llegan del sur de los EE.UU).
Viendo los mandatarios que “Dios les ha mandado” (ellos son quienes se creen iluminados o enviados, claro) ya no parece tan rara la desorganización, la tardanza, la ineficacia... A fin de cuentas, en lo más crudo del suceso, sólo se les ocurrió sugerir a las personas afectadas que “rezaran” y así les ha ido... Ahora empezarán a flotar los cuerpos descompuestos o se harán visibles cuando baje el nivel de las aguas y el horror volverá a ser cotidiano y dará la impresión que el maltrecho Tercer Mundo se ha instalado donde presumiblemente se hallaba consolidado el Primero.
Sigo leyendo crónicas periodísticas y no dejo de mover la cabeza de un lado para otro, incrédulamente... Si al menos aprendiéramos algo de estas manifestaciones de las fuerzas de la naturaleza...

0 comentarios