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La tribu de los SIN CON

Efectos preposicionales

 

Lo que llamamos humanidad ha vivido durante milenios sometida a diferentes influencias, transformaciones y gustos alimenticios, pero no voy a ser exhaustivos en el tratamiento evolutivo de todas esas cosas. Éste no es el lugar adecuado para ello. Bastarán unas pinceladas a modo de juego reflexivo para tratar la cuestión. Tómatelo así, como un juego, que puedes practicar con la familia o con las amistades… Hasta hace cuatro días, engullíamos alimentos que habían garantizado la supervivencia de tribus y pueblos en los últimos decenios. Entre otros, por ejemplo, comíamos verduras CON sal, mermeladas CON azúcar, café CON cafeína, yogures y leche CON nata, cerveza CON alcohol, chorizos y demás embutidos CON grasa, paellas CON colorantes, pan CON sal,…, y un largo etcétera que tú lectora-lectora puedes completar… Y además, no nos privábamos de: cocinar CON humo, comer pan CON vino, ir a las playas CON sol, fumar tabaco CON nicotina, leer periódicos CON noticias… Admirábamos a personas CON ideales, CON estructura ética personal, CON credibilidad, CON capacidad de decirnos la verdad, CON fundamentos sólidos, CON generosidad, CON valentía, CON compasión, CON espíritu solidario…

También veníamos de toda una existencia reciente “SIN”: Teles SIN color, coches SIN aire acondicionado, comunicaciones terrestres SIN autopistas, SIN autovías, SIN “Ave”, SIN ordenadores personales, SIN móviles, SIN wifi, SIN cobertura, SIN nórdicos, SIN palacios de congresos, SIN mamparas para esperar al autobús, SIN pistas polideportivas… Vivíamos en el “país de SIN y CON” o viceversa.

Ahora, en aras de mejorar la salud de las personas (o eso dicen), las multinacionales alimenticias que controlan, en buena parte, nuestras vidas, a la vez que fabrican alimentos “CON”, llenos de innumerables e innombrables denominaciones lingüísticas (de hecho usan números): colorantes, espesantes, estabilizantes, antioxidantes, emulgentes…, leches CON calcio, CON omega, tienen también una línea de los “SIN” para que nos hagamos a la idea de que podemos optar y contribuir a cuidar más nuestra salud: café SIN cafeína, yogures SIN nata, pastas SIN manteca, embutidos SIN grasas, mermeladas SIN azúcar, bebidas “alcohólicas” SIN alcohol, té SIN teína…

Y eso, en una sociedad que ha pasado de disfrutar de muchos y razonables CON a sobrevivir SIN ellos: trabajadores CON contrato, CON pagas extraordinarias, CON vacaciones pagadas, CON derechos sindicales, CON derecho a la huelga, CON cierta seguridad en el trabajo… han devenido en trabajadores SIN contrato, SIN horario conocido, SIN vivienda, SIN derecho de asociación, SIN vacaciones, SIN ninguna seguridad, SIN empleo… Pasando en un santiamén a habitar un país de SIN vergüenzas, CON mentirosos convulsos, CON ladrones, SIN moral ni ética, CON corruptos profesionales, SIN escrúpulos de ningún tipo, CON fantasmones televisivos, CON defraudadores, CON tontos y tontas de capirote (interesadamente tontos y tontas, claro)

A veces, simplemente, jugando con dos preposiciones, vamos tomando conciencia de en qué país vivimos y comprobamos CON enorme tristeza que nos han dejado en pelotas, SIN amparo legal y, lo que es peor, CON enorme zozobra y casi, casi SIN esperanza.    

 

(Publicado en la página 3 del número 148 de la revista El Gurrión - agosto de 2017)

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